Las fiestas del emigrante en Montijo en los ochenta

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Ahora que se termina el mes de agosto y desaparecen de aquí las familias de montijanos que viven fuera del pueblo, que han venido a la tierra de sus ancestros a pasar unos días, porque sus padres y abuelos se tuvieron que ir a la emigración para poder comer y vivir dignamente, en los años cincuenta y sesenta del pasado siglo, es bueno que recordemos que en los años ochenta el pueblo de Montijo los acogíamos fraternalmente y les dedicábamos una fiesta: la Fiesta del Emigrante.

Comenzamos a realizarlas nada más entrar la primera Corporación Municipal democrática. Desde 1980. En los primeros años la organizábamos a través del PCE y le llamábamos “Fiesta de solidaridad con los compañeros emigrantes”.

Se realizaron en la plaza del pozo del Valle, lugar emblemático y centro de la barriada obrera de ese nombre, en el nuevo campo de futbol La Rosa, donde hoy está el colegio Padre Manjón, y en la plazuela de los Bootello.

Colaboraban en la organización montijanas y montijanos que vivían en el País Vasco, en Cataluña, en el País Valenciano, en Madrid, etc. y estaban acostumbrados a la militancia vecinal, sindical o política. El trabajo organizativo corría a cargo de los militantes del PCE que vivíamos en el pueblo todo el año, y se pedía la colaboración de cantaores de flamenco y músicos de la localidad.

Se instalaban por el Ayuntamiento un escenario, luces y sillas. El PCE adornaba la plaza con banderas y farolillos y montaba una caseta de bebidas, sardinas y pinchos.

El acto central consistía en la intervención de representantes del partido y de montijanos/as que vivían en las distintas regiones del país o en el extranjero. Hay que tener en cuenta que, en aquellos años de la Transición, muchos emigrantes militaban en sindicatos y partidos de izquierdas (PSUC, EPK, CC.OO., etc.).

Después se terminaba con una verbena donde había cantaores y músicos.

Asistía mucha gente y se creaba un ambiente de hermandad y compañerismo, donde se rendía un homenaje a aquellos familiares o amigos que habían tenido que irse a buscarse un porvenir muy lejos de su patria chica.

Octavilla anunciando la fiesta de 1982 celebrada, el 11 de agosto, en el Pozo del Valle. Los cantantes eran: Luís Núñez “Luichi”, Juan Ángel Rugio, cantautor de Cañamero, y Porrita de Mataró, cantaor de flamenco. La verbena estuvo a cargo de la orquesta de Don Benito “Los Castúos”.

En el escenario canta flamenco “El Riguino”. Foto de Manuel Vargas.

En las azoteas de las casas de la plaza del pozo del Valle colgaban las banderas. Foto de Manuel Vargas.

Después fueron pasando las fiestas del emigrante a las Asociaciones de Vecinos (que entonces eran reivindicativas) haciéndolas coincidir con las fiestas de su barriada: al principio de la calle Salmerón, en la plaza de Las Cumbres, etc.. Al final desaparecieron.

Hoy nos encontramos con que vienen en el mes de agosto bastantes familias de aquella primera generación de emigrantes, sus hijos y nietos, que hablan en castellano fino, en catalán o en vasco, que ya no militan en aquellos partidos y que tienen una mentalidad muy diferente de acuerdo con los tiempos que vivimos.

Dice Enric Juliana en su libro “Aquí no hemos venido a estudiar”, publicado por Arpa en el 2020, en la página 335, refiriéndose a Badalona pero que se puede extender a todas las zonas industriales del país: “… se acaba una época. La época militante… Las fábricas se fueron marchando hacia los polígonos industriales. Muchas cerraron… En la nueva economía de los ordenadores sobraban obreros y faltaban profesionales. Informáticos, ingenieros, arquitectos, diseñadores… médicos, enfermeros, maestros y profesores…”

A partir de la página 337 dice: “Las sirenas ya no suenan a las seis de la mañana porque hace ya muchos años que no hay fábricas… Ya no quedan ni uno de los talleres que crecieron como setas en estas calles después del Plan de Estabilización de 1959, cuando las fábricas no dormían y la ciudad se multiplicó por tres… Todo se hace desde casa… y cada quinientos metros un centro de relajación oriental, yoga, taichí, shiatsu, acupuntura, meditación… los salarios han bajado una media del diez por ciento después de la crisis financiera del 2008… y el miedo se ha apoderado de las vidas de mucha gente.

La tecnología rebaja sueldos… El capital ha ganado por goleada… Vuelven los horizontes catastróficos, los grandes miedos… El voto vengativo de la clase obrera que se siente estafada en toda Europa… vuelven ecos del fascismo… Badalona se llenó de pakistaníes… En el barrio donde estaban las fábricas ahora hay enormes almacenes chinos… Y si falla el turismo la embarcación puede naufragar.

Está en juego todo: la Unión Europea, la continuidad del euro, las posibilidades de rehacer el país sobre las bases de una economía productiva… el futuro de las nuevas generaciones y el futuro de la convivencia civil. Puede estar en juego el futuro de la democracia… Una fuerte irrupción de la economía opaca (ilegal) en las zonas más deprimidas de España puede ser el mayor peligro a medio plazo… Existe el riesgo de estrechar los peores lazos posibles con las economías ilegales de Latinoamérica y otras zonas del planeta. Un país embrutecido: este puede ser el fascismo que nos amenace…”

Para terminar, creo que deberían recuperarse aquellas fiestas de homenaje a los que se tuvieron que ir y a sus descendientes, para que no sientan desarraigo, para que sigan amando la patria chica de sus ancestros y vean que aquí los recibimos como nuestros y no se sientan extraños.

Quizás podríamos recuperar a algunos. Montijo está perdiendo población y los necesitamos.

En muchos pueblos de la región extremeña se siguen haciendo, organizadas por los Ayuntamientos, como en Guadiana, Calamonte, Alburquerque, Santa Amalia, Retamal de Llerena, Capilla, Puebla de Sancho Pérez, Nogales, Baños de Montemayor, Táliga, Malpartida de Cáceres, Ceclavín, Mirabel, Santibáñez el Bajo, etc.

¿Y en Montijo por qué no?

Juan Carlos Molano Gragera
Juan Carlos Molano Gragerahttp://historiasdemontijo.com
Cuando estudié la carrera de Ciencias Políticas, en la Universidad Complutense, durante los años 1968/72, tuve algunos maestros como Antonio Elorza Domínguez o Juan Trías Vejarano que me enseñaron a investigar en los archivos para elaborar aspectos de nuestra historia. Aquella semilla se fue desarrollando desde finales de los años setenta cuando volví a vivir a Montijo y continúa viva hasta el día de hoy. Espero continuarla hasta que me fallen las fuerzas y la vista. Y me gustaría que se siguiese leyendo después de “pasar a mejor vida”.

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Cuando estudié la carrera de Ciencias Políticas, en la Universidad Complutense, durante los años 1968/72, tuve algunos maestros como Antonio Elorza Domínguez o Juan Trías Vejarano que me enseñaron a investigar en los archivos para elaborar aspectos de nuestra historia. Aquella semilla se fue desarrollando desde finales de los años setenta cuando volví a vivir a Montijo y continúa viva hasta el día de hoy. Espero continuarla hasta que me fallen las fuerzas y la vista. Y me gustaría que se siguiese leyendo después de “pasar a mejor vida”.

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