RAFAELA GUISADO DONOSO. Pianista, profesora de música y compositora de Montijo

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INTRODUCCIÓN
Este estudio lo publiqué en un libro en mayo del 2002, impreso en Gráficas Álvarez.
Rafaela Guisado, injustamente olvidada en el pueblo que le vio nacer. Ya en la Revista de Ferias del 2001 publicaba su antiguo alumno Manuel Regalado un artículo sentido y reivindicativo sobre esta figura, igual que el que escribiera Isabel M. Pajuelo en la de 1989.
Ya no podemos recoger de su propia voz sus ideas y recuerdos, sus anhelos y sentimientos. Pero lo hemos suplido hablando con un grupo de alumnos y admiradores: Manuel Regalado, Isabel Martínez Pajuelo, Antonia Gómez Núñez, Diego Gutiérrez, Pedro Gragera, Obdulia Quintana, Margarita y Ana Gonzalez-Castell, María del Viejo Guzmán; a ellos les debo lo que se recoge a continuación, incluidas las fotos y las canciones que transcribimos en el Anexo, y quiero darles las gracias profundamente. Tampoco puedo olvidar a Pedro Gutiérrez, músico, que ha armonizado pacientemente las partituras de las canciones recogidas, ni a Adolfo Calero que ha realizado desinteresadamente la maquetación y preimpresión.
Confieso de antemano no haber hablado nunca con Rafaela Guisado aunque sí pude escucharla muchas veces, desde bien niño, tocando en su casa el piano (que se oía desde la mía recorriendo sus notas la calle Peñas) o enseñando el solfeo. A tres primas mías les enseñó y en muchas ocasiones nos tocaban en su piano las canciones que aprendieron con Doña Rafaela.
Siempre recordaré con anhelo -de algo que debería repetirse- aquellos cafés-conciertos del Casino donde Dª. Rafaela interpretaba en el viejo piano, magistralmente, piezas conocidas acompañada por grandes músicos.
¡Qué tesón! ¡Qué persistencia tenia esta mujer para extender el bello arte de la música entre sus convecinos! Pudo haber triunfado fuera de Montijo, artistas famosos le propusieron que se fuese en sus compañías, pero siempre rechazó irse del pueblo pues podían más sus sentimientos.
Y aquí se fue convirtiendo poco a poco en una institución, imprescindible en todos los actos de carácter cultural y benéfico. Hablar de música en el Montijo de 1905 a 1975 es hablar de Rafaela Guisado.
Son varias las generaciones a las que enseñó y marcó en ese campo del arte. Su trabajo y esfuerzos merecieron la pena, ella plantó la semilla y con los años fue creciendo el fruto; ahí están para demostrarlo la Coral, los Coros del Príncipe de Asturias, Agla, el Conservatorio de Música, muchos maestros y profesores, etc. etc.
Por ello tenemos la obligación de explicarles a los niños y jóvenes de hoy, y del futuro, quién fue y qué hizo esa gran mujer que se llamó Rafaela Guisado Donoso.

I. Panorama musical a finales del siglo XIX
Con el establecimiento en España del régimen de la Restauración a partir de 1874, obra del político liberal-conservador Canovas del Castillo, comenzará una etapa de desarrollo industrial, comercial y agrícola, según los parámetros del liberalismo económico. Era el reinado de Alfonso XII.
En Extremadura se consolidará como clase hegemónica la burguesía agraria, beneficiaria de las desamortizaciones de las tierras de la Iglesia y los Concejos a mediados del siglo XIX. Esta clase introducirá la cultura europea de la época, corrientes de transición entre el Romanticismo y el Modernismo. En el terreno musical, la ópera italiana y los bailes franceses o austríacos (valses, polcas, rigodón, fox-trop, etc.).
La ópera se trata de una representación teatral cantada, acompañada por una orquesta, donde se conjugan la acción escénica, el canto, la música instrumental, la danza y las artes plásticas en los decorados majestuosos. En la segunda mitad del siglo XIX destacaban los compositores siguientes: el alemán Wagner, el italiano Verdi (romántico), los franceses Berlioz, Bizet, Massenat. Entre los seguidores del alemán destacaría Joseph Strauss y entre los del italiano Puccini y Mascagni.
En los salones de las casas de la burguesía se celebraban por las tardes, a la hora del té, reuniones sociales en las que se tocaba el piano y el violín (instrumentos caros y de difícil aprendizaje) y se cantaba ópera. En aquellos años se empezarían a fabricar los pianos en grandes cantidades, debido a la gran demanda existente en España.
En España se popularizaría en el siglo XIX la zarzuela, género genuinamente español en el que -a través de un argumento dramático- se alterna el canto y la declamación. Podía ser en tres actos (la zarzuela grande) o el género chico (que representaba sátiras de la actualidad). Los principales compositores fueron: Arrieta, Barbieri, Gaztambide, Vives, Guridi, Sorozábal,… En cuanto a los bailes, se extenderían a principios del siglo XX el chotis, el tango, el pasodoble.
Los salones y casinos eran los centros recreativos en donde se organizaban los días de fiesta los “bailes de sociedad”, en los que se separaban las distintas clases sociales sin mezclarse nunca.
Entre los sectores populares gustarían, a finales del XIX, además de la zarzuela, las tonadillas, las canciones folklóricas y el flamenco. Era el costumbrismo regionalista, recopilado en Extremadura por Francisco Rodriguez Marín, en 1881, en sus “Cantos populares españoles”, o por la revista de Fregenal de la Sierra “El Folk-lore Frexnense y Bético-Extremeño” durante los años 1883 y 1884.
Los artesanos, clase social en decadencia por culpa de la mecanización de la industria y los trabajos en cadena, se inclinaban por la organización de bandas de música integradas por instrumentos de viento.
En las iglesias se seguían tocando los órganos acompañados por coros de jovencitas.

Llega a Montijo Antonio Guisado

En este ambiente musical de finales del XIX vendrá a Montijo, contratado por la parroquia de San Pedro, el organista Antonio Guisado Fernández.
Había nacido, en el año 1863 durante el reinado de Isabel II, en Don Benito. Su padre se llamaba Eusebio Guisado Ramos y su madre Rafaela Fernández, también naturales de Don Benito (1). Había aprendido en la familia a tocar el órgano y el piano, y había desarrollado una gran actividad relacionada con la música religiosa y popular, siendo muy conocido en los ambientes eclesiásticos.
Se casaría con Juliana Donoso Aponte, natural del vecino pueblo de La Haba, que nació en 1868, hija de Antonio Donoso Romero y de Paula Aponte Martín.
Y a mediados de los años ochenta se trasladarían a Montijo, al ofrecérsele a Antonio un contrato por la Parroquia de San Pedro. En este pueblo viviría el matrimonio en la calle de Arcos.
En Montijo desarrollaría enseguida una amplia actividad relacionada con la música motivada, aparte de por su gran vocación, por la necesidad de atraer ingresos económicos para la familia ya que el sueldo de organista era muy escaso.
El salario de los organistas de la parroquia de San Pedro eran los siguientes: en 1828 le pagarian al que estaba entonces 1248 reales por 14 recibos (variaba la gratificación según la ceremonia religiosa de que se tratase), en 1829 le pagaron 892 reales por 10 recibos, en 1830: 1070 reales por 12 recibos, en 1857: 533 reales y 12 maravedíes por 4 recibos. No existen en el Archivo Parroquial los libros de cuentas de los años en que estuvo de organista Antonio Guisado, por lo que no podemos saber exactamente cuándo empezó a trabajar aquí y cuánto le pagaban (2).
Como en el resto del país, las familias adineradas montijanas de la época (los Valdivia, los Mendoza, los Bootello, los Thomas-Carbonell, los G. Piñero, los Codes, los Rodríguez, los Núñez, los Capote, los Pinilla, etc.) tenían a gala poseer buenos pianos donde tocaban algunos de sus miembros (Eulogia Codes, Fernando Mendoza presumía de haber aprendido con el célebre músico Granados, …)
Antonio Guisado comenzaría a dar clases, por las casas de estas familias, enseñando a muchos de sus hijos e hijas.
Para acompañarle en la Iglesia de San Pedro, en las misas cantadas, novenas, etc., creó un Coro de niñas, integrado por hijas de la burguesia y de las clases medias. Para ello les enseñaría solfeo y canto.

                                     D. Antonio Guisado con su coro de niñas.
En Montijo existía en aquellos años de finales del siglo XIX una Banda de Música -dirigida por el maestro zapatero Andrés Garay Rodríguez, vecino de calle de Antonio Guisado- que tocaba en las verbenas de la Plaza y en los bailes populares. El día de San José, de 1886, darían un concierto en la Plaza, organizado por el Ayuntamiento, para celebrar el nacimiento de Alfonso XIII. Antonio Guisado empezaría a colaborar con ellos, dirigiéndolos y perfeccionándolos.
Pero tenían pocos miembros y necesitaban formar una cantera con niños a los que se les moldease y enseñase desde el principio de forma más técnica y perfecta; para ello pensaron en abrir una academia. En la revista local “La Cotorra”, de 13 de octubre de 1895, leemos que “los profesores de música D. Antonio Guisado y D. Andrés Garay han fundado una academia donde pueden aprender gratuitamente el divino arte cuantos jóvenes lo deseen.
En la sociedad de nuestros días, tan inclinada al positivismo, apenas si se comprende haya quien, rechazando toda idea de dinero, se dedique con afán a sembrar el bien entre sus semejantes.
El pensamiento de los Sres. Garay y Guisado es digno de ser acogido con entusiasmo”.
Antonio Guisado era contratado también por los dueños de los salones y casinos de baile en las fiestas. Leemos en “La Cotorra”, del 10 de marzo de 1895, al seudónimo Un ex-novio: “Tuvimos el gusto de aplaudir la excelente música hábilmente dirigida por el reputado maestro Sr. Guisado”, en el salón de Nicasio Prieto (especializado en las clases medias). Seguramente dirigía la banda de música pues el articulista no habla de que tocase sino de “dirigida”.
A finales de siglo XIX existían en Montijo otros pianistas como doña Carmen Sanz, que tocaba en los salones de baile de la alta sociedad como “La Unión” (donde hoy está el Casino, regentado por Fernando Mantellés), en Carnavales, Domingo de Gloria, San Antonio, Feria, Navidad, etc. Decía también Un ex-novio en “La Cotorra”, del 3 de marzo de 1895, que “la incansable señora doña Carmen Sanz hizo gala de su singular maestría y grandes conocimientos musicales, llenando su difícil cometido cual hubiera podido hacerlo la más consumada profesora… Un aplauso para la señora pianista”.
En los bailes organizados por la Sociedad “Los Artesanos”, dirigida por el citado Andrés Garay Rodríguez, tocaba el piano Casimiro Álvarez. A finales de siglo regentaba un salón en la Plaza (donde hoy se encuentra el comercio de Agudo) el pianista Diego Fernández; allí tocaba Casimiro Álvarez. Este salón se traspasaría a principios del siglo XX, pasando a ser el “baile de Pajuelo” donde tocaba el pianista Francisco Pajuelo. Seguramente eran alumnos de Antonio Guisado o de Carmen Sanz.
En Mérida creaba en 1897 el Círculo de Artesanos (situado en la calle Cipriano G. Piñero), una “Sociedad Lírica Dramática de Aficionados”, que representaban en el Teatro “Ponce de León”. Su principal actor era Alfonso Bohoyo Rodríguez. Este grupo hacia de vez en cuando funciones con fines benéficos.
Fruto de la academia que fundaran en 1895, crearía Antonio Guisado una Banda Infantil de Música, masculina, integrada por Eduardo Cordero (carpintero), Luís González (carpintero), Rodrigo Rico Melara (zapatero), Pedro el cordelero, etc., que tocaba en las fiestas, procesiones, Velá de Santa Clara, bailes de “El Pósito” (el salón de los obreros y las domésticas) y actos públicos.
El día 18 de abril de 1900 hubo una gran manifestación para celebrar el fin del pleito con Mérida, por el aprovechamiento de los pastos de las dehesas de aquella ciudad, organizada por el Ayuntamiento y las sociedades. En ella tocaría la Banda Infantil del “Sr. Antonio el organista” como se le conocía popularmente. El 14 de agosto del mismo año tocaría también en la inauguración del Círculo de Artesanos “El Progreso”, situado entonces en la plaza de Cipriano G. Piñero nº 18.
La directiva del Casino compraría, a finales de ese año, un piano que costaría 1.800 pts. Durante el primer año de existencia del Círculo era contratada, para dar conciertos los domingos, Doña Carmen Sanz -quien cobraba 10 pts. por sesión, gratificación bastante considerable si tenemos en cuenta que el jornal de un trabajador agrícola o de un camarero era por entonces de 1 peseta- pero, a partir de agosto de 1901, le sustituiría Antonio Guisado, no sabemos si por fallecimiento o por traslado del pueblo de la gran pianista.
Según los Libros Mayores del Casino, Antonio cobraba lo mismo que aquella por cada concierto; en el mes de septiembre cobraría el “Profesor de piano” 60 pts.; en febrero de 1902 pagarían “a Antonio Guisado, pianista, 28’50 Pts.”; en el mes de marzo “al organista 27’50 pts.”; durante todo el año 1902 cobraba 10 pts. por cada sesión…

II. Nacimiento e infancia de Rafaela Guisado
El único hijo nacido del matrimonio Antonio Guisado-Juliana Donoso fue Rafaela Vicenta, el día 19 de julio de 1889, a las 21 horas, poniéndosele el nombre de la abuela paterna. El Presbítero Coadjutor D. Fernando Núñez la bautizó el día 29 de ese mes y sería su madrina Marina Sánchez Bravo (3).
Rafaela recibiría una intensa formación religiosa que le guiaría toda su vida. La convivencia, a diario, con los sacerdotes y los cultos de la parroquia de San Pedro serán un condicionante muy poderoso para ella.
Admiradora de su padre, se inclinó desde el primer momento por todo lo relacionado con la música. Era una niña prodigio con el piano, tocándolo de forma intuitiva sentada en su silla cigüeña porque no le alcanzaban las piernas en un taburete clásico. Empezaría, lógicamente, tocando piececitas fáciles.
Manuel Regalado describe una anécdota sucedida en 1892: “A los tres años ya tocaba, por lo que su precocidad fué conociéndose en el ámbito de la alta burguesia montijana, hasta que un miembro de una de las familias más acomodadas de la localidad (Dª. Pepa Carbonell) invitó a sus padres a que la llevaran a su domicilio con el fin de comprobar un caso tan curioso. La pusieron ante el piano y cuando intentó poner las manos en el teclado se le vinieron abajo. Lo que en principio parecía un fracaso no fúe mas que un descuido de los progenitores al no tener en cuenta que la pequeña sólo alcanzaba las teclas sentada en una de aquellas sillas llamadas “cigüeña” y, en este caso, la acomodaron en un taburete normal”.
Se refiere a la familia de los Thomas que vivían en “la Casa Grande” de la plaza de San Antonio.
Pero, por falta de recursos económicos, no podría estudiar nunca en Conservatorios, pues en aquellos años no existía aún el de Badajoz y tenían que irse los jóvenes que querían estudiar la carrera de música al de Madrid.
Formaría parte desde muy pequeña del Coro de niñas de la parroquia de San Pedro, dirigido por su padre, donde modelaría su voz y aprendería todo lo relativo a la coordinación y acoplamiento de las voces.

Manuel Rodríguez Pérez recogió una noticia publicada en un periódico de Badajoz que dice:

«Enero de 1903.– Los señores condes de la Torre del Fresno se han hecho cargo de la educación completa y especialmente musical de la niña Rafaela Guisado Donoso, natural de Montijo. Parece ser que el generoso conde ha descubierto en Rafaela Guisado dotes felices para el cultivo de la música y ha solicitado y ha obtenido de los modestos padres de la niña el consiguiente permiso para tomarla a su cuidado en el propio hogar. Un talento mas que la espléndida generosidad de los condes de la Torre del Fresno rasgo de esta naturaleza».

Nos cuenta Manuel Regalado: “Conocida sus aptitudes fuera del entorno montijano, un marqués de Badajoz la tomó bajo su protección, poniéndole dos profesores particulares de música y formación cultural, adquiriendo unos conocimientos que en aquella época, en un país atrasado y con una tasa de analfabetismo muy alta, se podían considerar bastante adelantados…
A los doce años sus conocimientos musicales no estaban a la altura del profesor, pero el piano lo tocaba ya mejor que él.” (4)
El profesor de piano era de los más famosos de la capital, y el de cultura general le enseñaría una base importante para defenderse en la vida.
En 1901 representaba la Sociedad Lírica Dramática de Mérida, en aquella ciudad, las zarzuelas “Los Rancheros” y “De P.P. y W.” Tenían un coro de hombres.
Cuando apenas tenía quince años, Rafaela sufriría un gran golpe en su tierna adolescencia: el fallecimiento de su padre el 23 de abril de 1905. Antonio Guisado murió muy joven, a los cuarenta y dos años, en la casa de la calle de Arcos, a las 18 horas, a consecuencia de una laringitis tuberculosa. El entierro y los actos religiosos fueron realizados gratuitamente por la Parroquia al ser “dependiente” de la misma (5).
Inmediatamente dejaría Rafaela los estudios de música que estaba recibiendo en Badajoz y volvería a Montijo para ayudar al sustento de su madre que era ama de casa. A tal fin, tendría que ponerse a dar clases de solfeo y piano por las casas de las familias pudientes y a tocar en conciertos y bailes (siempre con la presencia de su madre), a los dieciséis años de edad. No solamente daba clases a los niños de Montijo sino que se desplazaba a Puebla de la Calzada y venían a su casa desde Lobón, La Garrovilla, etc.
Una de las primeras alumnas que tendría sería Antonia Amaya G. Piñero, hija del célebre médico D. Esteban Amaya, nacida en 1897 y vecina de calle de Rafaela. Y gracias a esas clases, cuando tenía Antonia quince años ya tocaba muy bien; sería una “alumna ventajosa” según la profesora. También le dio clases Rafael Trasmonte.

Para situarnos en el ambiente existente por entonces diremos que, en el año 1907, representó la compañía dirigida por José Domínguez, en el Teatro “Ponce de León” de Mérida, la obra de los hermanos Álvarez Quintero “El genio alegre”. También había en esa ciudad una compañía de aficionados integrada por Alfonso Bohoyo Rodríguez, renovador del teatro emeritense, y los Srs. Alegre, Carrasco y González, que representaron la zarzuela “El puñao de rosas”. El profesor de música Chacón dirigió “unos coros deliciosos” y bailó la joven A. Tomás.

Rafaela tenía grandes facultades para tocar el piano o el armonium; ella no se limitaba a tocar fríamente las partituras sino que las interpretaba y le daba su sello personal, le transmitía sus sentimientos. Dice Manuel Regalado: “Fué profesora de música, pero mi opinión es que, muy por encima de esta faceta, sobresalió como pianista de méritos muy reconocidos y con una capacidad asombrosa para la repentización. En ella no había dificultades a la hora de tocar a primera vista, lo hacia con la misma facilidad como cualquier persona se pone a leer. Más difícil aún, lo repentizaba incluso transportándolo a otros tonos.” (6)
Cualquier obra, por difícil que fuese, la interpretaba a primera vista, de repente.

Su personalidad
En el aspecto humano, Rafaela era una buena persona, muy humanitaria y desinteresada; estaba dedicada a servir y hacer el bien. No se negaba nunca a hacer un favor al que se lo pidiese; era muy sentimental y “dolida” por los sufrimientos ajenos. Cada vez que se le llamaba para que colaborase en un acto benéfico o caritativo se ponía en movimiento rápidamente.
Era muy religiosa, por devoción y no por obligación.
Tenía mucho temperamento, era muy inteligente y fina, no se le escapaba ningún detalle y siempre estaba pendiente de todo; le gustaba hacer bien las cosas en las que colaboraba.
Tenía una presencia de gran señora. Carecía de bienes pues no tenia más medios económicos que el fruto de sus clases (cobraba bien poco) y sus conciertos. Todo lo que pudo juntar en su vida fueron dos casas en la calle Peñas y una en Esteban Amaya.

Rafaela profesora de música
Su faceta de educadora, de varias generaciones de montijanas y montijanos -en el bello arte de la música, en sus variantes de solfeo, canto, coros, piano y danza- la recogen muy bien algunos alumnos. Sólo enseñaba el instrumento de piano.
Impartía el 1º método y el 2º método de solfeo. En esta segunda fase empezaban las clases de piano.
Compró un piano que era de la época del emperador Napoleón III, esposo de Eugenia de Montijo; encima de la tapa tenía una placa acristalada donde se leía su marca y “Napoleón III”. Llevaba dos candelabros arriba para poder ver cuando no existía aún la luz eléctrica. Antes tuvo otro piano pero lo vendió.
Isabel Martínez Pajuelo dice: “Dª. Rafaela ha sido una de las personas que más ha contribuido a aumentar la afición musical de la juventud montijana.
Siempre la recuerdo dando clases de música a niños de todas las edades, pero mis primeros contactos con ella los tuve ya en mi juventud, cuando la afición a la música, a los coros y a las necesidades de mi profesión, me empujaron a buscar sus enseñanzas.
Al principio comenzamos con el solfeo, pero poco a poco íbamos incorporando a las clases pequeñas canciones infantiles que, más tarde, enseñaría a los niños que han ido pasando por mi mano…. Ahora que han transcurrido los años y mis conocimientos musicales han aumentado, he comprendido lo que esta mujer significa para mí. Ella descubrió y avivó esa afición a la música y a los coros que llevaba dentro. Me animó y ayudó a dar los primeros pasos. Sus clases eran de una gran variedad porque, junto a la aridez y dificultad del solfeo, ponía tal entusiasmo, cariño y jovialidad, que el tiempo transcurría a su lado casi sin darme cuenta…” (7).
Incluso por el año 1929 dio clases a una niña sorda de la familia Capote. Ésta aprendía compás sin tono musical como si estuviera leyendo.

En 1905, el mismo año en que falleció Antonio Guisado, sucedería un acontecimiento muy importante para la cultura en Montijo: la apertura del Teatro Calderón de la Barca. Desde ese momento comenzarían a traer compañías de zarzuelas, coplas y variedades, que desarrollarían una gran afición entre el vecindario hacia estos gustos musicales. Y Rafaela Guisado tocaría muchas veces contratada por esas compañías.
También se daban funciones benéficas, a cargo de grupos aficionados al teatro, donde no podían faltar los “fines de fiesta” musicales dirigidos siempre por doña Rafaela, de forma desinteresada.

Entra en su vida Rafael Trasmonte
En sustitución de su padre vendría a Montijo en 1905, contratado por la parroquia, el organista Rafael Trasmonte Viñuela. Era natural de Villafranca de los Barros donde había nacido en 1882. Sus padres eran Antonio Trasmonte Díaz y Maria del Pilar Viñuela López, naturales también de ese pueblo de Tierra de Barros (8).
Rafael tocaba el órgano y cantaba. Comenzaría, nada más llegar al pueblo, a realizar muchas actividades relacionadas con la música, por los mismos motivos pecuniarios y vocacionales que Antonio Guisado. Por el año 1907 o 1908 empezaría a dirigir la “Banda de Música de Rodrigo Melara y sus cachorros”, creada por el maestro zapatero Rodrigo Rico Melara con sus hijos y los restos de la banda infantil de Antonio Guisado. Tocaban en las procesiones, misas cantadas, fiestas y, desde 1914 en que se puso en marcha el Cinematógrafo o cine mudo, los domingos por las mañanas atrayendo a los niños hacia el Teatro-cine Calderón. Desaparecería esta Banda a mediado de los años veinte.
Rafael se haría socio del Círculo de Artesanos, nada mas llegar al pueblo, pero el 31 de enero de 1906 se dio de baja; volvería a darse de alta pero en diciembre de 1909 volvió a pedir la baja. Desconocemos los motivos.
Como en el Casino estaban sin pianista, en 1909 se ofreció Diego Fernández a trabajar como mozo del ambigú (ya no llevaba el salón de la Plaza) y a dar conciertos gratis los domingos, pero la Directiva no lo aceptó.
Desde 1909 empezaría Rafael Trasmonte a tocar el piano en el Casino en los conciertos de los domingos por las tardes; sólo daba uno al mes. En septiembre de ese año le pagaban 10 pts. por un concierto, y en 1913 seguía cobrando lo mismo según los Libros Mayores del Círculo de Artesanos.
Desde que llegó al pueblo Rafael simpatizaría con Rafaela Guisado pues compartían vocación y gustos; de esta amistad y colaboración surgiría el amor.

III. Rafaela forma su propia familia
En el mes de las flores, el 3 de mayo de 1911 los casaba, en la parroquia de San Pedro, el párroco D. Juan Pérez Amaya. Rafael tenia veintinueve años y Rafaela veintiuno (9). No tendrían ningún hijo.
Rafael empezaría a beber convirtiéndose en un enfermo alcohólico…

En los años diez a los treinta desarrolla una gran actividad musical.-
Como dijimos arriba, en 1914 comenzaría el Cinematógrafo. En el Teatro-cine Calderón empezaría a dar proyecciones de películas (los jueves y domingos) el empresario Álvaro Torres, quien contrató a Rafaela Guisado para que tocase el piano como música de fondo. Y allí seguiría hasta que en 1933 se creó el cine sonoro.
En los años diez organizó el empresario de teatro Nicasio Prieto Guzmán un grupo aficionado que representaban dramas fuertes, como “El arcediano de San Gil”, con fines benéficos y caritativos, en el Teatro Calderón. Doña Rafaela hacía los fines de fiesta musicales. Esta experiencia duraría sólo dos o tres años.
En los Fines de Fiesta se realizaban escenografías muy vistosas (decorados y trajes) donde cantaban y danzaban jóvenes montijanos. Rafaela realizaba casi siempre composiciones para el caso.
En diciembre de 1920 se efectuaría una “Función Patriótica” en el Calderón, organizada por el Ayuntamiento, con el fin de recaudar fondos para el Aguinaldo del Soldado de la costosa guerra de Marruecos. Doña Rafaela dirigió la obra de teatro “El drama de la botica”, el entremés de los hermanos Álvarez Quintero “Juanillo el de Morales” y el juguete de Muñoz Seca “A prima fija”, con su Fin de Fiesta, interpretados por un grupo aficionado.
En 1921 había en la ciudad de Mérida una profesora de piano, llamada Lucía Fernández de Tres-Palacios, que se anunciaba así: “Desea dar lecciones a domicilio y ofrece su casa”.
En la década de los años veinte surge una pléyade de buenos pianistas, fruto de las enseñanzas de Da. Rafaela, algunos de los cuales continuarían estudiando en el Conservatorio de Madrid. Veamos algunos ejemplos: tocaba el piano en el baile de “la tia Marina” su nieto Arturo “patiquín” que más adelante regentaría el salón. En el casino de Ginés tocaba el piano, por el año 1922, su hijo Luisito Ginés. Por los años veinte regentaba el Salón Nuevo Reinado (hoy comercio de Agudo) el “tio Jorge” donde tocaba el piano su hija Isabel Jorge, que terminaría la carrera en el Conservatorio de Madrid y llegaría a ser una gran pianista. En el salón de Bartolomé Menayo, junto a la Casa del Navegante, tocaba el piano su hija Manuela Menayo que estudió también en el Conservatorio de Madrid. Inés Núñez, hija de la citada Eulogia Codes, era también una buena pianista pero sólo tocaba en su casa, etc.

                                             Rafaela en su casa en el año 1925.

En los años veinte organizó Rafaela un grupo infantil de danzas folklóricas que, a finales de esa década, formaban ya un grupo de jovencitas muy bien acompasadas y entrenadas, que bailaban números folklóricos y modernos. A mediados de esa década formaría el Club Deportivo Montijo un grupo de teatro para obtener fondos para el club que representaban en el Calderón. Actuaban los directivos y llevaban como fin de fiesta al Coro y Danzas de “lindas jóvenes” de doña Rafaela (Inesita Moreno, Emilia Alvarado, Amalia Torres, Ana y Manolita Garay (hijas del citado Andrés Garay), Dolores Núñez, Cipriana Gallardo, Maria Ríos, la hermana de Manuela Menayo, la esposa de Pedro Menayo, la esposa de Hipólito Moreno, …) que cantaban las zarzuelas “La rosa del azafrán”, “La Parrala”, “Chotis madrileño”, etc.
En los mismos años era contratada Rafaela, de tarde en tarde, por el Círculo de Artesanos para dar conciertos. En el periódico local “Juventud Extremeña”, de 25 de abril de 1922, nos relata el seudónimo Ilusionista los bailes del Domingo de Gloria: “llegamos al Progreso… Las deliciosas y sutiles manos de la insigne profesora Da. Rafaela Guisado rellenando el ámbito de dulce melodía y armoniosa vibración”.
El día 4 de septiembre de 1927 acordó la directiva del Casino contratar de forma permanente a un cuarteto de músicos para dar conciertos los domingos por las tardes y bailes en las fiestas. A tal fin comprarían, en 1929, un piano nuevo “Cussó Sephas” por 3944 pesetas, modelo 3, Diseño 9, con teclado de marfil.
La directora del grupo era Rafaela Guisado y sus músicos: Andrés Mena (flauta, flamante director de la Banda de Música de la Casa del Pueblo), Joaquín Macedo (gran violinista de Badajoz) y Antonio Calle (violín).
En julio de 1927 tocó en los bailes del Casino el pianista montijano Bartolomé Rodríguez Mena, por lo que le pagarían 50 pts., y en febrero de 1928 daría otro concierto; en agosto de ese año se daría de baja total en la sociedad Rafael Trasmonte; en diciembre de 1930 pidió Antonio Naharro que le dejasen tocar el piano en el Casino, a la hora del café, pero la directiva se lo denegó.
La importancia que tenía para Rafaela la música lo expresó claramente en un artículo que se publicó en la revista emeritense “El Noticiero de los Lunes” en el año 1925. Empezaba así: “La música. Nada más grato para mí que hablar o escribir acerca de este divino arte.
Música… Tu nombre sólo es dulce melodía que embriaga el alma, elevándola a regiones superiores y ultraterrenas. Cuando resbalando tus notas cadenciosas cual el murmullo de cristalina fuente en noche callada y silenciosa, esparces tus sonidos, haces sentir a mi alma las más grandes sensaciones de placer y de ensueño…”

De vez en cuando salía Rafaela a actuar fuera de Montijo. En 192… daría un concierto en el Liceo de Mérida acompañada por el joven violinista emeritense Ernesto Zancada Alarcón. En este acto interpretaría obras de Granados, Chopín, Weber, Behetoven, Liszt, Usandiaga, J. Monastino, Ch. Beriot y Sidrey Smith, obteniendo un gran éxito.
En esos años tocó Dª Rafaela un concierto “a cuatro manos” (con dos pianos), en Mérida, acompañando al célebre pianista de fama nacional Ruiz Díaz, de Fregenal de la Sierra. Obtuvieron también un gran éxito.
Ruiz Díaz decía de ella: “La quiero como una hermana” y la admiraba como pianista.
A finales de los años veinte traería la Comunidad de Labradores al célebre padre Tortosa, orador, para dar conferencias religiosas a los agricultores y familiares durante nueve días. Rafaela participó en estos actos.
En el año 30 tenía ya la Diputación Provincial una Academia de Artes e Industrias, una de cuyas Secciones era la Artístico-musical, donde daban clases de solfeo (hasta 3º), violín (hasta 2º), piano (sólo 1º), armonía y canto.
En julio de 1931, al principio de la II República, representarían un domingo los aficionados al teatro en Montijo la obra de los hermanos Álvarez Quintero “Doña Clarines”, en el Calderón de la Barca. Al final, el Coro femenino dirigido por Rafaela Guisado (Cipriana Gallardo, Maria de los Ríos, Eulogia Menayo, Amalia Torres, Consuelo Sánchez, Dolores Núñez, Josefina Garay, Agustina Menayo, Josefina Cabezas e Inés Moreno) cantarían “La parranda”, “La moza zamorana”, “Mi mantón verbenero”, etc.
Destacaba entre todas Inés Moreno “con su preciosa voz” potente.
En las Ferias de 1931, según Andrés Acevedo en el periódico “La Voz Extremeña” del 16 de septiembre: “De entre todos los espectáculos merecen reseñarse los del Teatro Calderón de la Barca por la compañía de zarzuelas Esteve Lorente y los conciertos del Casino a cargo del notable cuarteto integrado por doña Rafaela Guisado de Trasmonte, profesora de piano, Joaquín Macedo, violín, Antonio Pato, violín, y Andrés Mena, flauta y saxofón.
La actuación de este cuarteto constituye un indiscutible acierto de la Comisión… El público en general se mostró correcto, pero no dejamos de consignar nuestra protesta contra quienes asisten a estos actos a coquetear (lo mismo ellos que ellas) sin el respeto debido al demás público, que no va más que a escuchar”.
La compañía Esteve Lorente interpretaba zarzuelas como: “La Dolorosa” de Juan José Lorente y música del maestro Serrano, “La parranda” del maestro Alonso, “Luisa Fernanda”, etc.
En el periódico de Badajoz “La Libertad”, Pedro Maria Quintana hablaba de “la insigne y eminente profesora de piano doña Rafaela Guisado…”
En las Ferias de 1932 tocarían en el Círculo de Artesanos, en los matinés, conciertos y bailes de noche, el cuarteto integrado por doña Rafaela, Joaquín Macedo, Andrés Mena y … Sosa (violín y violoncelo). Decía Pedro M. Quintana en “La Libertad”: “La nota simpática y digna de sincero elogio ha corrido a cargo del Círculo de Artesanos El Progreso en la organización de los festejos.
Con motivo de los conciertos y bailes, que han sido amenizados por el excelente cuarteto que dirige la notable y eximia profesora doña Rafaela Guisado de Trasmonte, se han visto sus salones abarrotados de público a todas horas, especialmente en las de concierto; los bailes han constituido un éxito formidable.
Felicito desde estas columnas a la directora por su acierto…” y le volvía a echar la reprimenda a los que iban sin interesarles la música, formando escándalo y cuchicheos.
En los Carnavales también actuaba el cuarteto en el Casino, siendo famosos sus bailes de máscaras.
Rafaela participaría en la creación de la revista local “AGLA”, en el año 33. A mediados de abril de ese año organizaría la Sociedad Patronal “La Unión” un baile, con motivo del traslado de su sede al Salón de Menayo; decía el periódico “La Libertad” del dia 24 que el baile fué “amenizado por la excelsa profesora de piano doña Rafaela Guisado”.
Otro discípulo destacado de Rafaela a principio de los años treinta fué Alonso Durán Azuela, hijo de Diego Durán Acevedo dueño del bar “El 33”. Leemos a Andrés Acevedo en “La Voz Extremeña” del 15 de julio de 1932: “el ya notable pianista Alonso Durán Azuela, que a sus once años se revela como un consumado profesor del difícil arte de nuestra inimitable Rafaela Guisado, poniendo a prueba su resistencia en la piececita de dos horas y cuarto. Nosotros le felicitamos”.
En 1933 daría un concierto de piano en el Casino el “precoz artista montijano” Alonsito Durán.

Queremos hacer un paréntesis para hablar de otro músico que vivió muchos años en Montijo: Fernando de Alvarado.
Había nacido en Badajoz, desde muy pequeño tuvo inclinaciones por la música, aprendió a tocar el piano, la flauta, la ocarina y el rabel; a los siete años ya dió un concierto de piano en Portugal.
Repentizaba enseguida las partituras, sus hermanos también tocaban el violín y la flauta. Había venido siendo pequeño a Montijo y dió clases de piano, era simultáneo de Rafaela Guisado. Compuso varias canciones
Estudió la carrera de Magisterio; en Valencia de las Torres ejercería varios años la profesión de maestro siendo también su alcalde durante once años.
Al inaugurarse el Colegio de las Eras en 1932 vino destinado a él dando clases de matemáticas, fué director del Colegio. Posteriormente sería directora del mismo su esposa que también era maestra (vivían en las casas de los maestros).
Al abrirse las Escuelas de Formación Profesional “Virgen de Barbaño” aprobó las oposiciones y entró de profesor de matemáticas y dibujo técnico.
Cuando Rafaela Guisado no podía tocar con su coro de chicas en la iglesia de San Antonio, los ensayaba y acompañaba Fernando de Alvarado.
Se jubilaría en el año 1957. Su hijos Fernando y Emilia continuaron la vocación del magisterio y ella la de la música, entrando en el coro de Dª. Rafaela cuando tenía doce años en la inmediata posguerra.

En los años de la República tocaba en los bailes del Salón Moderno Isabel Jorge con su cuarteto integrado por: Vera (violín), Calle (Violín) y Mora (jazz-band). En julio de 1933 tocaba allí “la joven y excelsa pianista Isabelita Jorge” dirigiendo su cuarteto, como también ocurriera en 1932.
En la Feria de Mérida de 1933 se inaugurarían los Festivales de Teatro Clásico en el Teatro Romano, promovidos por Cipriano Rivas Cherif, a cuyo acto asistió el Presidente de la República Manuel Azaña. Pondrían trenes especiales en los que asistieron varios montijanos y montijanas. En la feria emeritense de 1934 actuarían, los días 3 y 5 de septiembre, Margarita Xirgu y Enrique Borrás representando las obras “Medea” y “Electra”; esta última con la presencia del presidente de la República.
En las Ferias de 1934 tocaba de nuevo en el Casino, según el seudónimo K.CH.T. en la revista local “Moysa” nº 1, “la orquesta que dirige la eximia pianista, gloria de nuestra patria chica, doña Rafaela Guisado, compuesta por los eminentes profesores don Joaquín Macedo (violín), don Andrés Mena (saxofón y flauta) y don León Mena (clarinete y jazz band)”.
En 1935 se estrenaba en el Teatro-Cine Calderón la película “Violetas imperiales”, donde Raquel Meller interpretaba a la violetera que profetizó a Eugenia de Montijo que llegaría a ser emperatriz. Sus cuplés se cantarían y tocarían mucho en nuestro pueblo a partir de ese momento.
En abril de 1936 dio Rafaela Guisado dos conciertos en el Círculo de Artesanos por los que le pagarían 22’50 pts.; en junio se le pagaría 15 pts.

IV. Duros golpes en la vida de Rafaela a finales de los treinta
Por el año 1933 compraría el matrimonio Trasmonte-Guisado una casa en la calle Peñas nº 4 al maestro zapatero Julián Guzmán. Más tarde comprarían otra colindante (el nº 2).
Como a la mayoría de los españoles y montijanos, la guerra civil le supondría a Rafaela Guisado una etapa muy dura, económica y emocionalmente. Por sus profundas ideas religiosas y por el círculo de amistades en el que siempre se movió se colocaría desde el primer momento al lado del bando nacionalista.
Las clases de solfeo y piano se verían muy reducidas en esos años en los que la gente no tenia humor para dedicarse al bello arte de la música. A ello se añadiría que, en septiembre del 36, seria incautado el edificio del Círculo de Artesanos por Falange Española para destinarlo a Cuartel, y tendrían que trasladarse a una casa suprimiéndose los conciertos y bailes. Hasta que no terminó la guerra civil no volvieron a reanudarse los mismos.
Por todo ello, esos casi tres años serían de una gran penuria para Rafaela.
Pero, por si fuera poco, las cosas se les complicaron mucho más: el día 2 de mayo de 1937 fallecería su madre Juliana Donoso Aponte, a consecuencia de una hemorragia cerebral, a los sesenta y nueve años de edad, en la casa donde vivía desde hacía muchos años -y que era propiedad de Rafaela- en la calle Peñas nº 2 (10).
Y a los dos años -el 28 de junio de 1939- a Rafael Trasmonte le cortarían una pierna y moriría a los cincuenta y siete años de edad, a consecuencia de una tuberculosis pulmonar.
Tanto en el caso de la madre como del esposo, comunicará las defunciones al Juez municipal el amigo Martín Carretero Garay, carpintero (11).
Rafaela quedaba totalmente sola, sin ninguna familia en Montijo, en aquellos duros años de la posguerra, de hambre, frío y falta de recursos. Buscó la compañía y el apoyo de su gran amiga Obdulia Merino, que también vivía sola, y de la sobrina de ésta Obdulia Quintana; ellas serían su familia desde entonces. En Badajoz vivía su primo Manuel Núñez, célebre músico y pianista, recopilador de canciones folklóricas extremeñas, compositor, director de la Banda de Música del Hospicio y de los Coros y Danzas de la Sección Femenina de la capital, profesor de música en el Colegio del Santo Ángel, en el Instituto Zurbarán y después en el Bárbara de Braganza, y fundador de la Orquesta “Montecarlo”. Dª Rafaela lo admiraba mucho.
En esos momentos, Rafaela tuvo que demostrar aquellos pensamientos que escribió en 1925 acerca de la música: “Tu influjo es poderoso. Sabes también infundir fortaleza y valor, y en las horas angustiosas de lucha encarnizada en que el enemigo de guerra nos ataca con saña inaudita, imprimes en las vibrantes notas de una marcha militar el grito de venganza que anima y da valor a los espíritus más medrosos y vacilantes que desprecian su vida ante la sola idea de vencer o morir…
Para las heridas del alma es un bálsamo suave, y así, en la soledad del templo en que esparce sus dulces melodías, eleva al alma sobre sus miserias hacia lo infinito, olvidándonos de que existimos en este árido destierro, para sólo saturarnos de un gozo celestial y divino…” (12).
Ese vacío interior lo llenó vertiéndose hacia el exterior, hacia su amada música y hacia la caridad cristiana; se dedicaría mucho a la parroquia, tocando el armonium en las misas, novenas a la Virgen de Barbaño y a la de los Dolores, jueves eucarísticos, etc. Siempre colaboró en las funciones benéficas organizadas por el Cuadro Artístico- Cultural de las Juventudes de Acción Católica, en los festivales infantiles con los niños de las Escuelas Nacionales, en los belenes vivientes por Navidad, etc. Y trataba de enseñar a sus alumnos y amistades la formación cristiana que había aprendido a lo largo de su vida (antes de empezar las clases por las mañanas cantaba con las alumnas “Oh Corazón Divino de Jesús”).
Afortunadamente se ha conservado un cuaderno de música manuscrito (antes de 1914) por Dª. Rafaela en su juventud, donde escribió correctamente las partituras que después tocaba en los conciertos y fines de fiesta, que nos muestran sus gustos y preferencias.
Las piezas que se recogen en él son: pasodoble para piano “Jerez seco”, “Vals de salón” (para piano), coro de barquilleros en la zarzuela “Agua, azucarillos y aguardientes” (allegro modesto), fantasía sobre motivos de la ópera “Marta” (allegro modesto, allegro gracioso y allegro vivo), coro de murmuradoras de la zarzuela “El mantón de Manila” (tempo de vals lento), “Pilar” (mazurca para piano), “Danza Indiana” para piano por Alfredo Mosquera, “Josefina” (polka para salón), “La Deliciosa” (mazurka para piano), Jota de los Ratas en la zarzuela “La Gran Via” (allegreto), pasodoble en la zarzuela “Cádiz” del maestro Chueca, pasodoble “Los vinos del Canito” por A. G., “La bella Anita” (andante, mazurka), “¡Adiós Mercedes! (polka para piano), “Sevillanas del Guerra”, Canción del Pito de la zarzuela “Viva mi niña”, pasodoble de la zarzuela en un acto “La Chacina”, pasodoble “Las trincheras”, pasodoble flamenco “La Giralda”, intermendo del cuarto acto de la ópera “Carmen”, pasodoble de la zarzuela “Tambor de Granadero”, pasodoble “El Recreo”, mazurka “El abanico”, pasodoble flamenco “Machaquito”, y “Marcha turca” para piano.
En los años de posguerra enseñó también piano Isabel Jorge hasta que se fué a vivir fuera de Montijo.

Los fines de fiesta en el Calderón
Durante la guerra civil organizaba la Gestora Municipal “Funciones Patrióticas”, a beneficio del Ejército nacionalista, donde intervenía doña Rafaela y su esposo (hasta que falleció). Se conservan aún copias de los Himnos del Nacional-socialismo y el “Jovenenza” italiano firmados por Rafael, pues en esos actos había que tocar al final los himnos de “las naciones hermanas” (Alemania, Italia, Portugal y Marruecos). En una ocasión cantarían Emilia Alvarado y un joven la marcha “Banderita española”.
A principios de 1937 se representaba en Mérida, por la Agrupación Artística Emeritense y a beneficio de Auxilio Social, la obra “Las Brujas”; fué dirigida por su autor Luís Chamizo y era el principal intérprete Alfonso Bohoyo. El día de la Cruz de Mayo del mismo año se celebró, en el Teatro Calderón de Montijo, una representación de “Las Brujas”, a cargo de la Compañia “Enguidanos”, a beneficio de Auxilio Social.
El 13 de agosto de ese año, aniversario de la toma del pueblo por las tropas nacionalistas, habría por la noche un triduo de acción de gracias -en la Parroquia- donde cantaría un Coro de señoritas dirigido por doña Rafaela.
Al terminar la guerra civil se estrenarían en España, y Montijo, una serie de películas musicales-costumbristas producidas por CIFESA como: “Suspiros de España” interpretada por Estrellita Castro y Miguel Ligero; “El genio alegre”, basada en la obra de los hermanos Álvarez Quintero, dirigida por Fernando Delgado e interpretada por Leocadia Alba y Antonio Vico; “La tonta del bote”, basada en la obra de Pilar Millán Astray y dirigida por Gonzalo Delgrás, …
Durante esos años de hambre y penurias, los montijanos se olvidaban de sus problemas asistiendo a los cines para ver grandes dramones, o las películas costumbristas que citamos arriba, que repercutirán en los gustos del momento.
El día 12 de octubre de 1939, Fiesta de la Raza, se hizo una función benéfico-patriótica en el Calderón que dirigió el maestro-músico Fernando de Alvarado. Los niños de los Colegios Nacionales cantaron, actuó Margarita Gonzalez-Castell , Emilia Alvarado y Juan Pablo Sánchez Montes cantaron la pieza de zarzuela “Banderita española” (vestida ella con un traje largo y mantilla y él de soldado), etc.
Así, en diciembre de 1939 se proyectó en el Teatro-cine Calderón “Mariquilla Terremoto”, de la productora y distribuidora “Nacional” CIFESA, basada en la obra de los hermanos Álvarez-Quintero, dirigida por Benito Perojo e interpretada por Estrellita Castro; en 1940 se proyectó la película de CIFESA “La reina mora”, escrita por los hermanos Alvarez Quintero y basada en la zarzuela del maestro Serrano, interpretada por Pedro Terol, Raquel Rodrigo y Maria Arias; el 28 de abril del mismo año se proyectó en el Cine Calderón “La Dolores”, de CIFESA, dirigida por Florian Rey e interpretada por Conchita Piquer y Manuel Luna; el 10 de noviembre del 40 se proyectaría en el mismo cine “La marquesona”, de CIFESA, interpretada por Pastora Imperio; el dia 24 de noviembre del mismo año se estrenó en el Salón Cinema Moderno “La gitanilla”, interpretada por Estrellita Castro; etc.
En la inmediata posguerra vinieron a Montijo compañías teatros, zarzuelas y variedades, muy desarticuladas pues con la guerra se habían deshecho las que existían en España con anterioridad. Recordemos algunas:
A principios de los 40 se instalaría una Compañía de zarzuelas ambulante, en la plaza de los Bootello, que permanecería unos dos meses. El director era barítono, …Querol, y su esposa tiple (que estaba embarazada con lo que se prestaba a los comentarios jocosos del público). Les acompañaban un tenor, un pianista y tres músicos. Estos últimos subían de vez en cuando al escenario a hacer los coros y se quedaba sólo el pianista tocando. En una ocasión cantaría el tenor en San Antonio, un “Ave Maria”, acompañando al coro que dirigía el padre Bernabé.
En el año 40 se hizo una función en el Calderón y para el fin de fiesta Dª. Rafaela compuso la canción “Lavanderas”. La interpretaron Elisa Pinilla, Ana Capote, … vestidas de lavanderas, con un pañuelo en la cabeza, refajo, mandíl, etc., llevaban tablas de lavar y cestos con ropa (ver la canción en el Anexo).
También se instaló por entonces, en la plaza de Cervantes, el “Teatro Pepe Wanden” permaneciendo una larga temporada. El director -Pepe Wanden- era un gran actor, igual que su padre; actuaban además la esposa, el hijo mayor y otros actores. Representaron en el Teatro Calderón “Don Juan Tenorio”, “Tierra baja” y obras cómicas.
Por el año 1943 vendría al Calderón la compañía de la famosa Lina Llegros y por el 47 la de Mary Delgado. Ellas eran también actrices de cine y se hospedaban en la Fonda de Menayo, en la actual plaza del Rey.
Vendría la Compañía de Variedades “Relámpago internacional” que llevaba una gran puesta en escena (lujosa escenografía, cambio incesante de decorados, etc.).

Volviendo a las actividades de Rafaela, el 8 de septiembre de 1940 habría misa solemne, en la parroquia de San Pedro, “cantada por el Coro de señoritas que dirige la profesora doña Rafaela Guisado”, según el HOY del dia 13.
El 1 de abril de 1941, Día de la Victoria, se organizaría una función benéfica en el Teatro Calderón, con el fin de recaudar fondos para Auxilio Social. Se representó la obra “Morena Clara” de los hermanos Álvarez Quintero. Trabajaron: Inés Moreno (que hacía el papel de la gitana protagonista), José Luís Calero (de fiscal), Cecilio Rodríguez (de Regalito), Amalia Torres (de madre del fiscal), Luisa Hurtado, Antonia Rodríguez, Alejandrina Quintana, Maria Sánchez, Rómulo Pellicer, Francisco Gragera Tejeda, Bartolomé Gómez Lavado, Francisco Guerra, Justo Hernández,… El director de escena era Rafael González-Castell, el apuntador Muro Bautista y el traspunte Ramón Leal. Doña Rafaela Guisado “y Orquesta” amenizaron los entreactos.
Los comercios donaban muchos regalos que eran rifados, al final de las funciones, previa venta de papeletas entre el público.
El 8 de septiembre de 1941 habría misa solemne oficiada por D. Juan Pérez Amaya y “cantada maravillosamente por el Coro de señoritas que dirige la profesora doña Rafaela Guisado” , según el HOY del dia 13. El 14 del mismo mes habría misa cantada, en la ermita de Jesús, a cargo de “distinguidas jóvenes de la localidad”.
El Coro estaba integrado por: Inés Moreno (tiple), Emilia Alvarado (tiple), Magdalena Alonso (contraalto), Juana del Viejo (tiple), Isabel Moreno, Juana Gutierrez, Matilde Agreda, Isabel Pinilla, Cipriana Gallardo, Maria Gaspar, Consuelo Molano, …
El coro solían cantar mucho la misa de Pio X y otra gregoriana.
El dia 1 de octubre de ese año, Dia del Caudillo, habría una función a beneficio de la División Azul. Se celebraría un Festival Infantil en el Teatro Calderón -según el HOY del día 5- “bajo la dirección de doña Amalia Torres de Leal y de la notable pianista doña Rafaela Guisado de Trasmonte, sobre un guión titulado “Radio Montijo” compuesto por don Rafael González-Castell, interpretado por el Cuadro Artístico local, formado por las monísimas niñas Agueda Villalobos, Obdulia Quintana, Evangelista Acevedo, Conchita y Margarita Gonzalez-Castell, Juanita Pérez, Amalia Guisado, Josefina Carretero, Teodora Caballero, Gumersinda Román, Josefina González y Victorina, haciendo una representación de consumados artistas”.
La obra consistía en cuatro actos cortos. La escenografía era muy vistosa. En uno de los actos salían varias chicas vestidas de muñecas, con trajes de tarlatana rosas, azules,…, de unas cajas grandes. Concha González-Castell y las otras iban cantando, al salir de las cajas, una canción: “Yo tenía una muñeca”, compuesta por Rafaela Guisado (ver el Anexo). Otro de los actos consistía en que iban dos Flechas femeninas (Agueda Villalobos y Evangelista Acevedo) por un camino y se les apareció la Virgen (Margarita González-Castell) entablando un diálogo…
Asistirían las autoridades y se llenó el teatro, teniendo que repetir todos los coros. Al final se rezó unas preces al Sagrado Corazón de Jesús, “que presidía la velada”, y se interpretaron el Himno Nacional y el “Cara al Sol”.
En esos años de posguerra actuaban también Luisa Thomas, Pedro Acevedo, Luisa Jerez, etc., quienes representaron una comedia de Carlos Arniches. Por los años 1941-1943 cantaron en fines de fiesta Antonio Agudo, Guillermo Marín y Emilia Alvarado la opereta cómica “Sin novedad Señora Baronesa”; Agueda Villalobos “Tengo miedo de la luna”; Agueda y Ana González-Castell “Pedro Romero”,… todos ellos dirigidos por Rafaela Guisado.
En esos años se hacían muchos teatros entre grupos de amigos que representaban en algunas casas, para obtener fondos con fines benéficos (Hermandad de San Vicente de Paúl, para los niños pobres, etc.).
Rafaela continuó sus contactos con su primo, y gran músico de Badajoz, Manuel Núñez. El dia 18 de mayo de 1942 tuvo lugar allí un Concurso Provincial de Coros de la Sección Femenina, en el que participaba su primo dirigiendo los de Badajoz. El jurado lo formaron: Bonifacio Gil (músico famoso y recopilador de cantares tradicionales extremeños), Ana Gil (Delegada Provincial de la Sección Femenina), Joaquín Macedo (el gran violinista y compañero de doña Rafaela en los conciertos del Casino) y García Moreno Rodríguez (Jefe Provincial del Movimiento). Ganaron los Coros de Manuel Núñez.
En los años 1942 y 43 se realizarían teatros infantiles en Montijo, organizado por las Escuelas Nacionales, con fines benéficos. Actuaban Ricardo Marín, … También se cantó en el Teatro Calderón, tras una obra corta, la popular canción de Celia Gámez “Doña Maria Manuela” dirigida por Rafaela Guisado; hacía de Doña Maria Manuela (madre de Eugenia de Montijo) Luciana Ramos, de Eugenia: Obdulia Quintana y de su hermana Paca: Concha González-Castell.
Maria Reyes cantó en otro fin de fiesta por entonces la canción “Eugenia de Montijo” que estaba muy en boga.
La misa del Gallo de la parroquia de Montijo, de 24 de diciembre de 1943, fué “cantada magníficamente por distinguidas señoritas de Acción Católica” dirigidas por Dª. Rafaela.

Representando la obra «La casa de Quirós» en 1944, en el Teatro Calderón, los actores Casimiro Rubio y Francisco Villalobos. Foto de Francisco Villalobos.

El 16 de junio de 1944 fallecía Joaquín Álvarez Quintero, último superviviente de los célebres hermanos autores de sainetes cómico-costumbristas. El 14 de agosto se representaba en una función teatral, realizada en el López de Ayala de Badajoz, la estampa extremeña “Cortijeros”, escrita por Antonio García Orio-Zabala, un escritor novel por entonces, y música del gran violinista Joaquín Macedo. Los decorados eran modernísimos y tuvo mucho éxito. Éste se repetiría en el Liceo de Mérida el día 4 de septiembre. No tenemos constancia de que se representase en Montijo.

En el novenario de ese año dedicado a la Virgen de Barbaño, anterior a la Feria, “Desde el coro actuó maravillosamente el grupo de distinguidas señoritas que dirige la profesora de piano doña Rafaela Guisado” (HOY del 15 de septiembre).
En el año 1944 representó el Cuadro Artístico local, en el Calderón, el sainete graciosísimo de Carlos Arniches “La casa de Quirós”. Dirigió Amalia Torres y trabajaron: Francisco Villalobos Lozano (que era el principal actor y representó al marqués dueño de la casa), José Luís Calero (que hacía de galán), Juan de los Ríos (que era un experto en meter “morcillas”), Casimiro Rubio (que hacía de cazurro), Justo Ágreda, Bartolomé Gómez Lavado (hacía de galán), Matilde Ágreda, Enriqueta Ríos, Emilia Alvarado, Poli Acevedo, Marina Real, Dolores Tienza, Guillermo Marín, Joaquín Fernández, Alejandro…, Luís… el director de BANESTO que hacía de sacerdote. Francisco Gragera Tejeda se encargó del maquillaje y los vestuarios.
El fin de fiesta fue dirigido por Dª. Rafaela, que tocaba acompañada por varios músicos; en él cantarían una zambra compuesta por ella (ver el Anexo) con una escenografía muy bonita: empezaba con el escenario a oscuras y una lumbre en el centro, alrededor de ella dormían ocho gitanos y ocho gitanas errantes, poco a poco iba naciendo el día y comenzaban a desperezarse, después cantaban y bailaban la zambra. La interpretaban: Marina Real, Emilia Alvarado, Dolores Tienza, Enriqueta y Antonia Ríos, Matilde Agreda, Simo Mirón, Francisco Gragera, Bartol Gómez Lavado, Casimiro Rubio,…
También cantaron el “Tiro-riro” (ver el Anexo) Emilia Alvarado, Inés Moreno, Marina Real, Matilde Agreda, Dolores Tienza (que se calló a mitad de la representación al romperse una tabla del escenario), Consuelo y Rosa Molano, …, vestidas con camisas blancas, corpiños negros, refajos extremeños, pañuelos al hombro, medias blancas, zapatillas de cáñamo blancas con cintas rojas y sombreros redondos con pañuelos de seda colgando. Tocaban panderetas.
Representarían la obra también en Guareña, patria chica de Luís Chamizo. En el fin de fiesta cantarían la zambra y sin ensayar previamente, Francisco Villalobos y Marina Real la canción “Las espigadoras”, de la zarzuela “La rosa del azafrán”, acompañados al piano por Dª. Rafaela.
El mismo grupo de actores representarían posteriormente la obra “La locura de Don Juan” en el Teatro Calderón. Francisco Villalobos hacía de D. Juan, Guillermo Marín de mayordomo, Dolores Tienza de doncella, etc.
El fin de fiesta, como siempre, estuvo dirigido por doña Rafaela, donde cantarían el pasacalle creado por ella, tanto la música como la letra, “Modistilla”, y el “Tiro-riro”.
El coro era mixto de mujeres y hombres; En “Modistilla” primero cantaban una estrofa ellos (que representaban a estudiantes) y después les contestaban ellas (que representaban a modistillas). Intervinieron Emilia Alvarado, Inés Moreno, Dolores Tienza, Casimiro Rubio, … Emilia Alvarado cantaba una “Nana gitana” muy bonita que no era de Rafaela Guisado. Pero ésta sí compuso la zambra “Currilla Vargas” que cantaba Inés Moreno (ver el Anexo).
La escenografía representaba unas calles de ciudad y tenía unas esquinas, tras las cuales asomaban sus cabezas los estudiantes, al final, despidiéndose de ellas. Ellos vestían trajes de chaqueta, capas y bombines; ellas trajes blancos con aros de alambre en su interior, lazos azules y abanicos.
Marina Real cantaría la zambra, compuesta por Dª. Rafaela.
José Luís Calero (maestro y delegado local de la Vicesecretaría de Educación Popular de FET) tenía muy buena voz y cantó en algunas ocasiones, haciendo dúo, con Inés Moreno (otra gran cantante del coro de Dª Rafaela) la zarzuela “La del manojo de rosas”.
Inés le cantaría, en una ocasión, a Dª. Rafaela la canción “La casita de papel” y la profesora hizo la partitura de oído con gran facilidad. Doña Rafaela le decía con sorna a Inés: “La Alvarado y tú me echáis el coro abajo”.
Emilia Alvarado, que tenía una voz muy fina y cantaba muy bien, interpretó en una ocasión -dirigida por Dª. Rafaela- la opereta cómica del maestro Jacinto Guerrero “¡Cinco minutos nada menos!”, que había sido estrenada a principios de 1944 en Madrid y donde la cupletista Maruja Tomás cantaba, entre otras, el pasodoble “La Montijo y sus dragones”. Esta famosa cupletista de los cuarenta, que no nació en nuestro pueblo, rodó en 1943 la película dirigida por Florián Rey “El secreto de Ana Maria” y era conocida aquí por las revistas y radios pero nunca vino a actuar a Montijo.
Aunque Emilia Alvarado ejercía de maestra fuera de Montijo y sólo venía los fines de semana, por lo que no podía ensayar los teatros, interpretó por el año 1945 la obra “La fuente de los amores” en la que actuaron también Antonio Agudo, Rodrigo Capote, …
El 20 de octubre de 1945 decía el HOY: “Velada artística en Montijo. Subvencionado por el Círculo Cultural del Artesanado, ha actuado con extraordinario éxito en el salón de la referida entidad el famoso tenor extremeño don Manuel Paredes, acompañado al piano por la eminente profesora Guisado. El público numeroso, que llenaba completamente el salón, premió con nutridos aplausos la magnífica interpretación que dió a las partituras, destacándose “Rigoletto”, “Los gavilanes” y “La Dolorosa”, muchas de las cuales hubo de repetir, terminando con “El Club de los tenorios”.”
En el año 46 se realizaría un teatro infantil dirigido por Dª. Amalia Torres. Un coro de niñas de 5 a 7 años perteneciente a la Escuela Unitaria de Párvulos de Dª. Matilde …., que estaba instalada en la calle de Arcos nº …, cantaron y bailaron “Con mis faldas de percal” (ver el Anexo). El coro de niñas estaba integrado por Josefina del Viejo, Mary Colino, Anita Hernández, Paqui Vila, Maria Luisa Acevedo, Adita y Angelines Durán, Manolita Arrobas, las hermanas García, …
En un fin de fiesta al final de la obra “La fuente de los amores”, representada en el Salón Moderno por el año 1947, cantaría un coro de jovencitas (Felisa Gómez Lavado, Poli Acevedo, …) una canción realizada por Dª Rafaela: “Somos chiquillas modernas” (ver el Anexo). El baile era muy vistoso, los vestuarios corrieron a cargo de Luís Arnela y Francisco Gragera.
También por el año 1947 se representaría en el Calderón el folletón “Amor y sacrificio” dirigido por Dª. Amalia Torres. Los ensayos se hacían en su casa pero el piano lo tocaba Dª. Rafaela. Para el fin de fiesta compuso ésta la canción “Somos marineros” (ver el Anexo). Bailaba esta pieza muy bien Emilio Macarro.
Por el año 1948-49 se haría un teatro en el Salón Moderno dirigido por Dª. Amalia Torres. En el fin de fiesta dirigido por Rafaela Guisado cantó una “Nana” Teresa Pérez, otra alumna suya de piano y música.
En 1949 se estrenaría la superproducción española, realizada en los estudios CEA, “Eugenia de Montijo” con música del maestro Joaquín Turina, dirigida por José López Rubio e interpretada por Amparito Rivelles, Mariano Asquerino, Jesús Tordesillas, Fernando Rey, Luís Peña, etc. Sus canciones se repetirían en las radios y se cantarían mucho en nuestro pueblo en esos años.
Dª. Rafaela acompañaría algunas veces a grandes artistas cuando venían al Teatro Calderón; así, en 1955 vendría Estrellita Castro con su compañia (en la que cantaba entre otros Jorge Sepúlveda). Como no traía orquesta contratarían a Dª. Rafaela.
Cuando cantó su primera misa el sacerdote montijano Pedro Gragera, en la ermita de Santa Clara, cantaría el coro de Dª. Rafaela.
El nuevo párroco D. José Zambrano Blanco organizó un Coro formado por jóvenes varones: Francisco Fuentes, … Les acompañaba al armonium el organista Francisco García. Antonio Gómez-Bravo los llevaría, en una ocasión, a cantar a Campanario.
Ella no quiso nunca dirigir los Coros y Danzas de la Sección Femenina de F.E.T. de las J.O.N.S. En la década de los cincuenta seguiría colaborando con el Cuadro Artístico-Cultural de Acción Católica: en 1950 representaron “La fuente de los amores”, en 1951 dirigieron Rafaela Guisado y el párroco José Zambrano la zarzuela en un acto “La estatua de Pablo Anchoa” con actores exclusivamente varones (Manuel Regalado, Julio Gragera, Miguel Cienfuegos, Antonio Rodríguez López, …), no hubo fin de fiesta. Los ensayos se realizaron en casa de Dª. Rafaela; en 1952 “Más allá del baile”; en 1953 “El genio alegre”; en …. “Murió hace quince años” interpretada por: Manuel Regalado, J. Álvarez, Pini Estévez, Manola González, Mariano García, Andrés Garay, Diego Gallardo, Carmina Sánchez, Emilia Gómez, Santiago Iglesias, Juan Durán Barroca y Francisco Rubio. El fin de fiesta con bailes regionales lo dirigió Rafaela.
En diciembre de 1953 representarían “La fuente de los amores” y, en el fin de fiesta, cantarían la zarzuela “Alma de Dios” Ana González-Castell (como tenía una voz grave Dª. Rafaela arregló la partitura para adaptársela a ella), Manuel Regalado,…
En el año 1952 llegó a Montijo un sacerdote joven y “moderno”, D. Antonio Bayón, quien organizó un coro en el que cantaban: las hermanas de los Santos, Mary Reyes, Rosa y Consuelo Molano, Anita Hernández, Ana González-Castell, Manola González, Caty González, Petry Campos, … Les acompañaba al armonium Dª. Rafaela Guisado.
D. Antonio Bayón dirigió la obra de teatro “Murió hace quince años” donde actuaron Manuel Regalado, Juan Durán Barroca, Pini Estévez, una hija de Juan de los Ríos, … D. Antonio se trasladó fuera de Montijo en 1955, continuando esta labor el sacerdote D. Pedro Gragera a partir de junio del 56.
Por el año 53-54 representó un grupo de jóvenes montijanos la obra “La princesa de los Arrallanes” en el Calderón, dirigida por Amalia Torres. Trabajaron: Matilde Ágreda, Rosa y Consuelo Molano, Maria del Viejo, Margarita y Ana Gonzalez-Castell, Encarnita …, una sobrina de Amalia Torres, Juan Durán Barroca, Antonio … (trabajador de las Colonias), …
En el fin de fiesta cantaron y bailaron la “Jota extremeña” dirigidos por Dª. Rafaela. Habían comenzado a ensayar (en casa de Rosa y Consuelo Molano), a la par que la anterior, la canción “Violetas imperiales” -de J.M. Arozamena y F. López- pero no se pudo representar; poco antes se había estrenado una película con este nombre interpretada por Luís Mariano y estaba muy de moda.
El Frente de Juventudes organizó un cuadro artístico, estrenando en 1954 el sainete cómico en un sólo acto: “Parada y fonda”, en el que actuaban Manuel Regalado, … Corredera, un dependiente de Antonio Agudo, etc., y dirigido por ellos mismos. Lo representaron en el Teatro Calderón con fines benéficos. El fin de fiesta estuvo a cargo de los famosos Coros y Danzas de Badajoz dirigidos por Manuel Núñez; no tocó Doña Rafaela.
Rafaela solía tocar y enseñar a sus coros algunas canciones de su primo Manuel Núñez, como “El Tiro-riro” y la “Samba del Hongo” (ver el Anexo), muy pegadizas y alegres.
Manuel Regalado nos cuenta: “Recuerdo que, siendo adolescente, formé parte de un coro de gente mayor y que, en un acto religioso, cantábamos una misa a tres o cuatro voces…Se trataba de la Segunda Pontifical de Perosi para coro y órgano. El organista al servicio de la parroquia no quiso comprometerse, tal vez por encontrar dificultades.
D. José Zambrano recurrió a Dª. Rafaela y con las partituras la acompañamos a su casa con el fin de que fuera conociéndolas. Sin embargo, nos contestó que no le hacian falta, que cuando tuviéramos todo preparado y las voces bien acopladas que le avisáramos.
Asé se hizo. Llegó el día, se sentó con toda tranquilidad, puso el papel en el atril y, como si se tratara de un juego de niños, sonaron los primeros acordes.
En otra ocasión vino al teatro López de Ayala de Badajoz la compañía de Carmen Amaya, una de las bailaoras de más carácter de todas las épocas. El destino quiso jugarle una mala pasada y el pianista que traían se puso repentinamente enfermo, lo que les acarreó cierta confusión.
Sin pérdida de tiempo se pusieron a buscar por toda la ciudad a otro para que pudiera suplirle. Nadie quería responsabilizarse a preparar un programa en tan escaso tiempo. Se lo dijeron a un primo de Dª. Rafaela, D. Manuel Núñez, pianista con la carrera terminada en el Conservatorio de Madrid, muy conocido por su vinculación con las primeras agrupaciones de Coros y Danzas.
Les recomendó que no se cansaran de buscar pues en toda la provincia posiblemente la única persona que podría sacarles del apuro era una prima suya que vivía en Montijo.
Sin falta de tiempo se pusieron en camino, le expusieron la situación y muy segura de sí misma, sin saber con que dificultades se iba a encontrar, les dijo que no se afligiesen que con estar en el teatro a la hora de la función le bastaba. ¡Insólito!
Tuvo contratos muy ventajosos pero ella jamás quiso salir de su entorno.” (13).

Los conciertos en el Casino
En abril de 1939 volvería Rafaela a dar conciertos en el Casino cobrando por ello 25’15 pts. y ya continuaría en adelante, de forma ininterrumpida, cotizando la empresa por su “Agrupación Musical” de 4 miembros, al Sindicato Provincial de Espectáculos (que presidía el músico F.E. Cerezo).
En diciembre cobraría 100’15 pts. por tocar en cuatro bailes, en enero de 1940 cobró 10’15 pts. por un concierto, en junio de 1942 percibió 50 pts., en septiembre de 1943: 500 pts. por los días de Feria, en octubre 35 pts. por baile en la Fiesta de la Raza, …
En las Ferias de 1941 habría conciertos, interpretados “por la orquesta que dirige doña Rafaela Guisado. Cosechó infinitos aplausos por numeroso público que acudió a las horas indicadas” según el HOY del dia 19.
Tocaban con ella Andrés Mena López (saxo tenor y flauta), Pedro López (saxofón), Antonio Calle (saxofón). Cuando se fué Pedro López a la Orquesta Casino de Badajoz le sustituiría Diego Gutiérrez Rodríguez (saxo alto), entrando también Francisco Álvarez García (trompeta).
Durante todos los años cuarenta tocaría el cuarteto dirigido por doña Rafaela en los bailes del Casino. En 1948 le pagaban ya a la orquesta 1675 pts. al mes. En las Ferias de ese año y del siguiente tocaba el “Quinteto Plexi-Glass. Sinfónico y de Jazz. Directora Da. Rafaela Guisado de Trasmonte”.
En el cincuentenario de la fundación del Círculo de Artesanos, el dia 28 de julio de 1950, hablaba el presidente Antonio del Viejo Barrena de “la eximia profesora de piano Doña Rafaela Guisado de Trasmonte, que tan acertadamente dirige en la actualidad la Orquesta de este Círculo”. En las Ferias de ese año, el mismo quinteto daba en el Casino: cafés-conciertos de 15’30 a 17’30 horas, vermuts de 20’30 a 22’30 y bailes de 24 a 2’45 de la madrugada.
Por las Ferias de 1952,“En todos los conciertos actuará un sexteto dirigido por la eminente profesora doña Rafaela Guisado de Trasmonte. En los bailes sólo actuará un Quinteto”; por ellos cobrarían 2614’50 pts.
En 1954 seguían percibiendo las 1675 al mes. Tenemos constancia, por los contratos firmados con el Círculo de Artesanos, que siguió dando conciertos hasta 1960. En 1958 cobraban 87’65 pts. cada músico por concierto, 350’60 al mes.
En febrero de 1959 dejaría de tocar D. Andrés Mena continuando los otros tres hasta los primeros años de los sesenta en que, al cambiar las modas musicales (nacimiento de la televisión, los güateques en las casas, los pick-up o tocadiscos) y mermar los ingresos del Casino, dejaron de realizarse los conciertos.
En los cafés-conciertos solían tocar al principio y al final dos o tres pasodobles y algunos números de “música ligera”. En medio dos o tres fragmentos de zarzuela: “El barberillo de Lavapies”, “La Revoltosa”, “La tempestad”, “Alma de Dios”, “La verbena de la Paloma”, “La del manojo de rosas”, “La canción del olvido”, etc.
Algunas veces tocaban en otros pueblos cosechando triunfos y algunos trofeos. Antonio Gómez-Bravo Donoso (natural de Campanario que llegó a Montijo en junio de 1944, era un gran enamorado de la música clásica y la zarzuela) los llevaría a actuar al Casino de su pueblo en las Ferias. Para ello se trasladaron en el tren Doña Rafaela y su grupo acompañados por Antonio.
Por los años cincuenta exigió el Sindicato de Espectáculos que los músicos que tocasen en bailes públicos tenían que sacarse un carnet oficial; para ello debían ir a examinarse a Badajoz, donde se les ponía un teórico y una interpretación de los instrumentos que ellos tocaban. Los músicos de Montijo se desplazaron a examinarse , entre ellos Dª. Rafaela que no tenia la carrera.
Para la interpretación del instrumento les concedían un tiempo con el fin de que se estudiasen la partitura, pero Rafaela -como tenía una gran facilidad para repentizar- le diría al tribunal ingenuamente: “si quieren Vds. la puedo interpretar ahora mismo” lo que les molestó, pues pensaban que era un acto de pedantería por su parte. Le dijeron: “Bueno, si Vd. se atreve toquelá”.
Ella empezaría a interpretar el piano magistralmente y, a los primeros compases, le dirían: “Vale, vale, vale…” , y no la dejaron acabar la pieza.
En los años cincuenta organizó el padre franciscano Bernabé un coro de niños en las Escuelas de San Antonio, que cantaban en Navidad y en la fiesta de S. Antonio.
Una costumbre tradicional de Doña Rafaela era que, cuando pasaba por su casa la procesión del Corpus Cristi, abría las puertas y ventanas y tocaba, en el piano de la sala, el Himno Nacional.
En 1962 vendería el párroco D. José Zambrano las campanas de la parroquia porque -según él- no sonaban bien; para comprar otras nuevas comenzaría una colecta pública. A tal fin, en las Navidades se realizaría un espectáculo Artístico-Benéfico, en el teatro Calderón, a cargo de las J.A.C.E. y la O.J.E. Representaron la obra “¡El alcalde de Retortijo!”, donde cantaban zarzuelas “el dúo lírico” integrado por Evelio Bautista y Manuel Regalado (éste con el nervisiosismo se quedó sin voz) acompañados por Doña Rafaela al piano.
Cuando se exigió en los años sesenta, para hacer la carrera de Magisterio, estudiar música, Dª. Rafaela enseñaría a muchos estudiantes montijanos esa asignatura. Primero les enseñaba el solfeo y después a ponerle letras a la música.
El piano era un instrumento que estaba en declive por entonces, debido al furor de la moda anglosajona hacia las guitarras eléctricas y las baterías introducida por las radios y la televisión.
Los padres llevaban a sus hijas a que aprendiesen a tocar el piano pero a ellas no les atraía este instrumento y, al poco tiempo, lo abandonaban. Algunos pianos terminarían metidos en las despensas, cuartos trasteros o carboneras de las casas. Muchas familias montijanas conservan aún sus pianos de los tiempos en que aprendieron a tocarlo con Dª. Rafaela.
A finales de los sesenta tenía ya pocos alumnos porque estaba cansada de tantos años de práctica educativa de la música. Seguía con un coro de chicas en la parroquia, integrado por Isabel Martínez Pajuelo, Gloria Guisado, Ana González-Castell, … que cantaban en Navidad (villancicos de Dª. Rafaela y de su primo Manuel Núñez), en Semana Santa, en la Virgen del Pilar, etc. Ella también cantaba.
Su casa fue el precedente del Conservatorio Elemental de Música de Montijo. Algunos de sus alumnos se examinaban, por libre, en el de Badajoz; otros seguirían haciendo la carrera en el Superior de Madrid y ejercerían después como profesores, como es el caso de Antonia Gómez Núñez quien reconoce que todo lo que es en su vida profesional se lo debe a Dª. Rafaela.

V. Rafaela Guisado compositora
Otra faceta muy importante de esta gran artista fue la de componer. Además de interpretar y tocar las partituras, solía crear de vez en cuando ella misma. Las quedó escritas en papel “guarro” grueso aunque algunas se perdieron para siempre.
Rafaela estaba muy orgullosa de sus composiciones y tenía una muletilla con sus alumnas. Cuando cantaban una de ellas les solía preguntar: “¿Le gusta?”, y al contestarle afirmativamente les decía: “Pues es música y letra de una servidora”.
Creaba fragmentos de zarzuela, himnos, coplas, villancicos, y hasta esquets publicitarios para las radios. Dice Manuel Regalado: “Compuso canciones a las que ponía la letra, que se estrenaban en aquellas funciones de teatro que se daban para recaudar fondos con fines benéficos. La música del himno de la Virgen de Barbaño se le debe a ella, aunque la letra fue del sacerdote D. Juan Gómez Villares, tío del también sacerdote D. Pedro Gragera.
También compuso el himno de la antigua Escuela de Artes y Oficios, la música para promocionar un determinado producto para lavar la ropa y especialmente son dignos de mención sus villancicos, sencillos en apariencia, pero de una inspiración enorme.” (14).
Como vimos arriba, para los fines de fiesta de las funciones benéficas. compuso varias canciones como el pasacalle “Modistilla”, “Lavandera”, “Somos marineros” (que tocaba mucho en el Casino), “Somos chiquillas modernas”, zambras gitanas, …
A mediados de los años veinte se publicaba en una revista: “La Romería”, Canción Montijana, letra de J. Tegeda y música de Ofrebla. No sabemos si este seudónimo respondía a la identidad de Dª. Rafaela.
Compuso una canción infantil, que cantaba y bailaba un coro de niñas de unos cinco años, “Con mi falda de percal” (ver el Anexo).
También compondría himnos, como el de la Escuela de Formación Profesional “Virgen de Barbaño”, por encargo de su director D. Antonio López a mediados de los años cuarenta. Tanto la letra como la música eran originales de Dª. Rafaela (ver el Anexo) y se cantaba en los cuarenta y cincuenta.
Pieza destacada, que se sigue cantando, es el “Himno a la Virgen de Barbaño”. Había dos himnos anteriores, el primero se cantaba desde principios de siglo y se llamaba “Cándida flor, pura Maria”, con la música del himno de la Virgen de Guadalupe (de Bustamante); el segundo fué recopilado por Dª. Amalia Torres y le transcribió la partitura el párroco Sánchez Salguero (que dirigía el coro de Fregenal de la Sierra): “Salve madre del verbo encarnado…”
Pero en 1957, el párroco D. Juan Gómez Villares quiso cambiarlo para que fuese totalmente diferente a aquellos; él escribiría la letra y le encargaría a Dª. Rafaela que compusiese la música, cosa que hizo (ver el Anexo).
Las más famosas composiciones suyas son los villancicos o cantos tradicionales de Navidad donde hay unas partes para ser cantadas por coros y otras por los solistas. Las estrofas eran muy bonitas; doña Rafaela tenía una gran capacidad para escribir las letras.
Rafaela, en los villancicos expresaba su amor de madre; aquél amor imposible que no pudo tener en su familia lo vertía hacia el Niño Jesús. También le servían para aguijonear a las conciencias de sus vecinos, para que fuesen generosos y solidarios con los más necesitados de pan, abrigo y calor.
Por los años cincuenta, en las Navidades cantaban villancicos el coro dirigido por Dª. Rafaela. Lo integraban pocas chicas: Inés Moreno, Emilia Alvarado, Magdalena Alonso, … Cada una tenía una tesitura o altura de voz y cantaban una parte del villancico por separado; formaban unas voces excelentes (Inés muy potente, Emilia muy fina, Magdalena grave); les acompañaba con el armonium Dª. Rafaela.
Eran muy alegres pues se acompañaban con panderetas, panderos y zambombas, sin que desvalorizara para nada sus preciosas voces. En la misa del gallo cantaban en el coro de la parroquia de San Pedro y el día de Navidad en la misa de San Antonio.
Muchos vecinos acudían sólo por oír este bello espectáculo musical. A principios de los años sesenta cantarían por última vez, cuando ya se había desecho el coro por haberse casado las integrantes o haberse ido a vivir a Madrid.
También cantaba ese coro en la Novena de la Virgen de Barbaño; para ésta compondría Dª. Rafaela canciones, como una que comenzaba: “Virgen Santa de Barbaño, vienes …”
Nos cuenta Isabel Martínez Pajuelo: “Hoy he conseguido recopilar la mayor parte de sus composiciones musicales, destacando sobre todo sus maravillosos villancicos.” Entre ellos cabe destacar:
“Canción de cuna”, “Vamos a Belén”, “¡Ay! niño amado”, “La mulita y el buey”, “El pajarito”, “Pastores venid”, “Al más bello niño”, “Venid con amor pastorcitos”, “¡Ay! que alegría!”, “Madre, a la puerta hay un niño”, … Aunque están realizados para dos voces, algunos de ellos pueden armonizarse a cuatro voces.
“Pero entre todos seguramente el más llamativo y alegre sea “El pajarito” -continúa Isabel- que forma parte del disco “Lo que hay que oír” editado por la Junta de Extremadura en 1987.
Todos estos villancicos y muchos más… han sido interpretados por el Coro del Colegio Público “Príncipe de Asturias”, que actualmente dirijo, y que los ha llevado por toda la región a través de las Muestras de Villancicos Extremeños que organiza y patrocina la Consejería de Cultura de la Junta de Extremadura con la colaboración de la Excma. Diputación de Badajoz, causando gran admiración, tanto a nivel popular como a cotas musicales más altas…” (15).
Todos sus villancicos han ido quedando finalistas, desde 1972, en estas Muestras (ahora son Provinciales y las organiza la Diputación) realizadas en distintas poblaciones. El público le aplaude mucho porque son alegres y “jacarandosos”.
Otra faceta de su creatividad se desarrolló en una coplilla publicitaria, encargada por el droguero Pedro Juan Cortés para anunciar sus productos “PEJUCO” a mediados de los años cincuenta. La tocaban en los cafes-conciertos del Casino hasta principio de los sesenta. La canción se llamaba “Luna y Sol”, y la cantaban los músicos de su cuarteto acompañados al piano por Dª. Rafaela. Tanto la letra como la música eran originales de ella (la reproducimos en el Anexo). También se pasaba por Radio Extremadura Emisora Sindical de Badajoz.

VI. Su última etapa
Doña Rafaela continuaría con su actividad en la ancianidad, a pesar de tener sus facultades bastante mermadas, enseñando a muy pocos alumnos en su casa de la calle Peñas como Manuel Regalado, García Capote, Clemente …, Gloria del Viejo (ya no iba por las casas como antes y no quería tener muchas pues se cansaba), tocando el armonium y dirigiendo el coro de la parroquia de San Pedro hasta el último momento, ayudando a campañas benéficas y caritativas, asistiendo a eventos culturales. En el ocaso de su vida se fué centrando en la religión y en las actividades de la Iglesia.
En su casa reunió una cantidad grande de partituras musicales. Le gustaba mucho tocar las Sonatas de Behetoven y la zarzuela “La verbena de la Paloma”. Cuando cantó su primera misa Pedro Macarro vendría a cantar un sacerdote del Coro de Cantores del Seminario de Badajoz. Posteriormente se trasladaron a casa de Dª. Rafaela y le pidieron que les tocase la Sontata Nº 8, “Patética”, de Behetoven. Y sin ningún problema la tocó de memoria.
En el invierno de 1972 le harían un homenaje sus antiguos alumnos en el Bar España. Las alumnas más antiguas que participaron en este acto serían Casimira Codes, Eulalia y Elisa Pinilla.

                                                      Foto de Isabel Pajuelo.

                                                     Foto de Isabel Pajuelo.

  Dª. Rafaela con el conjunto Los Dandys en el homenaje. Foto publicada por Manuel García Cienfuegos.

Pero empezarían a hacerle mella los dolores cervicales, casi continuos, y la pérdida de la vista. Y como veía muy mal las partituras le costaba bastante trabajo repentizarlas. Poco a poco fue perdiendo las ganas de tocar.

                                                   Con Obdulia Quintana.
Muy unida a su inseparable amiga Obdulia Merino. Una grave enfermedad empezaría a minarla teniendo que ser ingresada en un Hospital de Sevilla y de ahí pasaría al Hospital Provincial de Badajoz, a una gran sala de beneficencia para diez o doce enfermos. Un final poco digno para una persona que tanto hizo por sus convecinos.
Fallecería en la noche del día 8 de febrero de 1975 por una insuficiencia vascular cerebral, trombosis, a los 85 años de edad, “habiendo recibido los Santos Sacramentos” (16). El entierro lo oficiaría el párroco D. José Zambrano Blanco y sería un gran acontecimiento en Montijo.
Rafaela, en su legado testamentario, nombraba albacea al coadjutor D. Pedro Gragera y, por consejo de éste, donaba al Obispado dos de las casas que tenia en propiedad (las de la calle Peñas nº 2 y 4) con la condición de que se destinasen a viviendas de los Coadjutores y ofreciesen oraciones por su alma, y la de la calle Esteban Amaya nº 15 a Obdulia Quintana. El piano con el que daba clases a sus alumnos lo donaría al convento de Clarisas y el que tenia en la sala de la derecha a Obdulia Quintana.

ANEXO

CANCIONES COMPUESTAS POR RAFAELA GUISADO

1.Canciones para los Fines de Fiesta

“La Modistilla”
Pasodoble canción. Letra recogida por Manuel Regalado y armonizada por Pedro Gutiérrez.
Ellas:
Cuando voy al taller
luciendo este palmito
que Dios me dio al nacer
tan juncal y bonito,
me persiguen ansiosos
muchachos estudiantes
que me dicen galantes
esta copla al pasar:

Ellos: (estribillo)
Modistilla, garbosilla,
menuda gracia y finura,
dame tu corazoncito
que te quiero con locura,
pues somos estudiantes
y queremos, anhelantes,
admirar vuestra grandeza
y belleza deslumbrante.

Ellas:
Al mirar el reloj
se marchan decididos,
pensando que por mí
su lección han perdido.
Y entre chanzas y risas
caminan presurosos
y al volver la esquina
me repiten gozosos:

Ellos: (estribillo)…


“Lavandera”
Recogida por Emilia Alvarado y armonizada por Pedro Gutierrez.

Lavandera fué mi madre,
porque así lo quiso Dios,
lavandera fué mi madre
y lavandera soy yo.

Jabón le doy a la ropa,
jabón y venga jabón,
jabón le doy a la ropa,
jabón y un buen restregón.

………………………. (continúa)


“Chicas modernas”
Canción pasodoble, letra recogida por Manuel Regalado e Hipólita Acevedo, partitura recogida por Teresa Pérez y armonizada por Pedro Gutiérrez.
Somos chiquillas modernas
de un modernismo ideal,
no cosemos ni planchamos,
paseamos nada más.

Si un pollo pera nos sigue,
nos burlamos por demás,
de sus muchas idioteces
y su facha desgarvá.

Estribillo:
Ja, ja, ja, que risa que nos causan,
ja, ja, ja, que gracia que nos dan,
ja, ja, ja, nos miran por delante,
ja, ja, ja, nos miran por detrás.

Con nuestras gafas oscuras
no dejamos de observar
el efecto que causamos
con nuestra marcha triunfal.

A los viejos producimos
sorpresa muy natural,
las señoras nos critican
que es una barbaridad.

Estribillo: ……

Pero así no nos casamos,
es una fatalidad,
cambiaremos nuestras vidas
y, así, a coser y a planchar.

Final:
Ja, ja, ja, ya no nos causa risa,
ja, ja, ja, ya gracia no nos da,
ja, ja, ja, no nos miran por delante,
ja, ja, ja, no nos miran por detrás.


“Somos marineros”
Letra recogida por Manuel Regalado e Hipólita Acevedo y armonizada por Pedro Gutiérrez:
Somos marineros,
venimos del mar,
buscando tan sólo
quién nos quiera amar.

Muy suave es la brisa,
muy dulce el amor,
cuando a nuestro barco
mece la ilusión.

Estribillo:
Boba, boga, boga, boga buen remero,
que al compás yo quiero
cantarte mi amor

Cuando a nuestro barco
sigue un tiburón
se agita a su vista
nuestro corazón.

Nos invade el miedo,
nos causa terror
y así se hace calma
en el escuadrón.

Estribillo: …..


Zambra
Recogida por Maria del Viejo y armonizada por Pedro Gutiérrez.
Yo soy gitana de rasa,
nieta del rey faraón,
que va llenita e pena
por su desgrasia en amó.

Yo tuvo un novio juncal,
por él perdí la rasón.
Me enamoró, me abandonó,
por no tené corasón.

Voy por er mundo roando
como una desgrasiaíta,
mi corasón va sangrando
lleno de puñalaítas.
Mi corasón va sangrando
lleno de puñalaítas.

……………………………..
no entoavía te escurras,
no pienses en mí
que …………………. (continúa)


“Currilla Vargas”
Recogida por Emilia Alvarado y armonizada por Pedro Gutierrez.

Soy Currilla Vargas
la probe gitana
que a sus churumbeles
toíto se lo gana.

Voy por los caminos
cantando y bailando
y mi pandereta
voy siempre tocando.

Voy por los caminos
con mis churumbeles,
arrastrando el hambre
y sucios caireles.

Recitado:
Dame un dinerillo,
man que esté mu puerco,
man que se me pegue
a toíto el cuerpo.

Dameló gitano
y no me lo niegues,
pa que mi marío
a mí no me peque.

…………………………..(continúa otra estrofa cantada)


“Samba del Hongo”
Canción de Manuel Núñez, recogida por Teresa Pérez.
I
Estribillo:
Ay que ver, ay que ver,
las cosas que ve el que vive.
Ay que ver, ay que ver,
las cosas que ahora se ven.

Dicen con gran seriedad
muchas personas formales
que es el hongo
medicina que cura todos los males,
y dicen los boticarios
que ésto es una gran desgracia,
pues por causa de este hongo
van a cerrar las farmacias.
Estribillo…

II
Yo conozco una muchacha
que es más buena que una malva,
pero tiene la desgracia
de que es un poquito calva.
Después de tomar el hongo
le empezó el pelo a salir,
pero le salió un bigote
como el de un guardia civíl.
Estribillo…

III
Don Camilo Ruíz tenía
la naríz descomunal,
empezó a tomar el hongo
par ponerla normal,
y vió con gran alegría
que se le empezó a encoger,
y ahora tiene la naríz
como un perro Pekinés.
Estribillo…

IV
En el pueblo del Montijo
todo el mundo toma el hongo,
lo mismo que en Badajoz,
en La Lapa y el Congo.
Con el hongo ya no existe
calentura ni infección,
se acabó la tosferina,
la gripe y el sarampión.
Estribillo…

V
Ayer en la calle Porras
una vieja a mí me dijo
que es una exageración
tanto baile en el Montijo.
Si la vieja toma el hongo
formalmente yo aseguro
que la veremos muy pronto
bailando en “El Cuello Duro”
Estribillo:

Es el hongo en toda España
medicina general
y además es muy barato
pues no cuesta ni un real.
Por eso en Almendralejo
lo toman todos los dias
y ya prefieren el hongo
al melón y la sandía.
Estribillo…


“Tiro-riro”
Canción de Manuel Núñez, recogida por Maria del Viejo y armonizada por Pedro Gutierrez.
Arriba con el tiro-riro rí,
abajo con el tiro-riro ró,
este baile portugués que está de moda
en la tierra lusitana se bailó.

Benigna de Portugal,
rapazas portuguesiñas,
desde Guadiana hasta Algarve
hasta orillitas del Miño,
bailan un lindo compás
del tiro-riro famoso,
por ser tan lindo y tan bello,
por ser tan bueno y gracioso.

Con el tiro-riro,
tiro-riro de mi amor,
con el tiro-riro riro
y este baile es un primor.
(se repite la estrofa)


“Yo tenía una muñeca”
Recogida por Maria del Viejo y armonizada por Pedro Gutiérrez.
Yo tenía una muñeca
que dice mamá y papá,
con el gorro puesto así
y el vestido puesto asá.

Estribillo:
Rataplan, cataplan, plan plan,
rataplan, cataplan, plan plan,
rataplan, rataplan,
mucha felicidad.
…………………………(continúa)


“Con mis faldas de percal”
Letra recogida por Manuel Regalado y Paqui Vila y armonizada por Pedro Gutiérrez:

Ahora sí que estoy contenta,
tengo faldas de percal,
ahora sí que estoy contenta,
y las llevo sin cesar.

Danza que danza todo el dia,
siempre llena de alegría,
trinque trinquete,
trinque trincó, (pausa) sí señor.

Mi faldita es la falda má bonita,
¡ay! (pausa) sí señor.
Danza que danza todo el dia.

La, la (pausa) la, ra, la.


2.Himnos
“Himno de la Escuela de Artes y Oficios”
Letra recopilada por Manuel Regalado y armonizada por Pedro Gutiérrez:

Adelante, marchemos valientes,
practicando las Artes y Oficios,
venceremos la holganza y el vicio,
y honraremos a la España triunfal.

Por patrona tenemos la Virgen,
nuestros pasos nos libra de daños
si invocamos “Virgen de Barbaño”,
con su fuerza podemos luchar.

Con tu manto seremos cubiertos
si mostramos que somos tus hijos,
ya que tanto quieres a Montijo
con tu ayuda sabremos triunfar.

Hoy nuestros cantos vienen sonoros,
resuenan fuertes.
Digamos todos: ¡loor al trabajo!,
¡loor a la Escuela!,
gloria a la Patria que es madre nuestra.


“Himno de la Virgen de Barbaño”
Letra de Juan Gómez Villares recopilada por Pedro Gragera:

¡Viva la Virgen de Barbaño!
¡Viva la Madre Celestial!
Quiere reinar en el Montijo,
y ella en Montijo reinará.

Bajando desde el Cielo a la llanura,
dijiste: “Yo en Montijo reinaré”.
Y el pueblo montijano entusiasmado,
te responde con fe:

¡Viva la Virgen de Barbaño!
¡Viva la Madre celestial!
Quiere reinar en el Montijo,
y ella en Montijo reinará.

Tu corazón de Madre, también dijo:
“Sus penas y trabajo aliviaré”.
Y el pueblo montijano entusiasmado,
te responde con fe:

¡Viva la Virgen de Barbaño!
¡Viva la Madre celestial!
Quiere reinar en en el Montijo,
y ella en Montijo reinará.


3.Canción publicitaria
“Luna y Sol”
Letra recogida por Manuel Regalado e Hipólita Acevedo y armonizada por Pedro Gutiérrez:
Si quieres lavar la ropa
no lo dudes un momento,
compra productos “PEJUCO”
y lograrás un portento.

Por muy poquito dinero
adquirirás un gran don,
si lavas con “Luna y Sol”
lana, seda y algodón.

Estribillo:
Chiqui compra Sol,
Chiqui compra Luna,
y así no llevarás encima
mancha alguna.

Aunque el sol está muy alto
y la luna no lo envidia,
“PEJUCO” los ha bajado
y los mezcla de perilla.

Si quieres echar el guante
a un chico de posición
lavarás con “Luna y Sol”
lana, seda y algodón.

Estribillo: …….


4.Villancicos
Recopilados por Antonia Gómez Núñez e Isabel Martínez Pajuelo.

“El pajarito”
Yo vengo del monte
por ver a un zagal,
traigo un pajarito
que sabe cantar.
Veréis que bien canta,
que lindo que es,
sus trinos graciosos
os va a complacer.

Pues canta bien mío,
pues canta leal
al Recién Nacido
que está en el Portal.

Atended, escuchad…

¡Qué lindo, que bello,
qué gloria nos da!
Prosigue cantando
al Rey Celestial.

Vamos todos al Portal
a ver a Jesús
que nos ha nacido,
a ofrecerle nuestro amor,
nuestra gratitúd
con esta canción.
Vamos…

Dime Niño hermoso
¿qué quieres comer?
quieres pasas, higos,
quieres leche y miel,
quieres nectar puro,
qué quieres beber,
en blanda cunita
te quieres mecer?
Doncella hermosa,
Gloria de Israel,
dame, dame al Niño,
que lo quiero ver.


“Vamos a Belén”
Vamos a Belén
que yo quiero ver
a la Madre Virgen
y al Niño también.

Y quiero adorarle
y besarle el pie,
y también decirle
que muero por él,
que muero por él.

La, la, la, la, la, la
la, la, la, la, la
la, la, la, la, la, la
la, la, la, la, la.

Entre frias pajas,
la mula y el buey,
ha nacido el Niño,
pero un Niño Rey,
de rubios cabellos,
de morena piel.

“Canción de cuna”
Resuene el pandero
que es dia de alegría,
que ha tenido un niño
la Virgen María.

Dormido entre pajas
tirita de frio.
¡Ay! ven que te cante
niñito mio.
Ea, ea, ea,
ea, ea, ez.

Su madre le besa
y le da calor,
su padre le mima (bis)
con tierna emoción.

¡Ay! niño precioso
toma el corazón.
¡Ay! que yo me muero,
me muero de amor.
Ea, ea, ea.

Resuenen sonajas,
repiquen panderos.
Cantad muy alegres (bis)
que brilla un lucero.

Con suave murmullo
yo te cantaré,
para que duermas
oh mi dulce bien.
Ea, ea, ea.

“¡Ay que alegría!”
¡Ay! que alegría
tiene Maria,
¡ay! que alegría
tiene José,
porque ha nacido
la Luz del dia,
y en su regazo
le han de mecer.

Veníd pastores,
tocad tambores,
tocad platillos,
tocad rabel.
Porque ha nacido
un lindo niño
como el armiño,
Dios de Israel.

“¡Ay Niño amado!”
El que quiera belleza
venga a tu rostro,
quien quiera luz del cielo
venga a tus ojos.
¡ay Niño amado!
Ay niño amado,
y el que quiera dulzura
venga a tus labios,
venga a tus labios.

Por el valle de rosas
de tus mejillas
corren dos arroyuelos
de lagrimitas,
déjame, deja,
déjame, deja,
que ellas la sed apaguen
que ma atormentan.

En vano te disfrazas
y escondes Niño,
los ángeles del Cielo
te han conocido,
tan solo el hombre,
tan solo el hombre,
por más que te descubras
no te conoce.

Madre, a la puerta está un niño
más hermoso que el sol bello
diciendo que tiene frio,
porque el pobre viene en cuero.

Pues dile que entre
se calentará
porque en esta tierra
ya no hay caridad.

Mi padre es del cielo,
mi madre también,
yo bajé a la tierra
para padecer.

Entró el Niño y se sentó
y apenas se calentaba
le preguntó la mujer:
¿De qué tierra y de qué Patria?
……………………………….(continúa)


“La mulita y el buey”
La mulita y el buey
están de rodillas,
adorando un pesebre
de maravilla.

Hay un Niño entre pajas,
muerto de frio,
porque tu corazón
no le da abrigo.

No peques más,
no peques más,
para el frio del Niño
poder calmar.

¿Qué llevamos al Niño
por aguinaldo?
Yo llevo una cestita
llena de nardos,
yo un borreguito blanco
con muchos rizos,
yo le obsequio con miel,
besos y abrazos.

Todos postrados
con oraciones,
ofrezcamos al Niño
los corazones.
Demoslé abrigo de caridad
y desde el Cielo sonreirá.

Ya vienen los tres Reyes
en caravana,
a adorar al Mesías
que está en las pajas,
una estrella les guia
desde el Oriente,
y le traen a porfía
ricos presentes.

Los pastores bailaban
con alegría
viendo que sus presentes
les ofrecían.
Yo quiero mucho al Niño,
por eso canto,
yo lo estrecho en mi pecho
con entusiasmo.

Todos postrados con oraciones
ofrezcamos al Niño
los corazones.

Demoslé abrigo de caridad
y desde el Cielo sonreirá.


“A la puerta hay un Niño”
Madre, a la puerta hay un Niño
más hermoso que el sol bello
diciendo que tiene frio
porque el pobre viene en cueros.

Pues dile que entre,
se calentará,
porque en esta tierra
ya no hay caridad.

Entró el Niño y se sentó,
y apenas se calentaba
le preguntó la mujer:
¿de qué tierra y de qué patria?
Mi padre es del Cielo, mi madre también,
yo bajé a la tierra para padecer.


“Pastorcito”
Recogida por Emilia Alvarado y armonizada por Pedro Gutierrez.

– Pastorcito, pastorcillo,
¿dónde tan de prisa vas?

– A buscar al Niño Dios
que ha nacido en un portal.
Yo llevar quisiera al niño
una prenda de mi afán.

– Ven conmigo compañero
y te llevaré al portal.
¿Qué será?
Lo verás.

Estribillo:
Llevaremos al niño cariño,
llevaremos al niño amor,
proclamándole Rey de los Reyes
y del mundo felíz salvador.


“Duerme”
Recogida por Emilia Alvarado y armonizada por Pedro Gutierrez.

“Veníd pastorcillos”
Recogida por Emilia Alvarado y armonizada por Pedro Gutierrez.

Nota.- Las partituras, realizadas por Pedro Gutierrez, no las hemos puesto aquí.                Los interesados en ellas tienen que ver el libro en papel.


NOTAS DE PIE DE PÁGINA

1) Archivo Parroquial de San Pedro. Libros sacramentales. Libro de Defunciones nº 10, caja 40, folio 234 vuelto./ Registro Civil de Montijo. Certificados de Defunciones.
2) Archivo Parroquial de San Pedro. Libros de Colecturías.
3) Archivo Parroquial de San Pedro. Libros sacramentales. Libro de bautismos nº 32, folio 130.
4) Revista de Ferias de Montijo 2001. Edita Excmo. Ayuntamiento. Página 75.
5) Archivo Parroquial de San Pedro. Libro de Defunciones nº 10, caja 40, folio 234 vuelto./ Registro Civil de Montijo. Certificados de Defunciones.
6) Revista de Ferias de Montijo 2001. Edita Excmo. Ayuntamiento. Página 74.
7) Revista de Ferias de Montijo 1989. Edita Excmo. Ayuntamiento. Página 159.
8) Archivo Parroquial de San Pedro. Libro de Defunciones nº 13, caja 42, folio 283 vuelto./ Registro Civil de Montijo. Certificados de Defunciones.
9) Archivo Parroquial de San Pedro. Libro de matrimonios nº 13, folio 235 vuelto.
10) Registro Civil de Montijo. Certificados de Defunciones.
11) Registro Civil de Montijo. Certificados de Defunciones.
12) Revista “El Noticiero del Lunes”. Mérida. 1925. Página 60.
13) Revista de Ferias de Montijo 2001. Edita Excmo. Ayuntamiento. Página 77.
14) Revista de Ferias de Montijo 2001. Edita Excmo. Ayuntamiento. Página 75.
15) Revista de Ferias de Montijo 1989. Edita Excmo. Ayuntamiento. Página 159.
16) Archivo Parroquial de San Pedro. Registros Sacramentales. Libro de defunciones nº 17. Folio 125 vuelto.


FUENTES

– Entrevistas personales con Manuel Regalado del Viejo, Isabel Martínez Pajuelo, Antonia Gómez Núñez, Pedro Gragera, Diego Gutiérrez Rodríguez.
– Revistas de Ferias de Montijo. Editadas por el Ayuntamiento desde 1929. Archivo Municipal.
– Revista “El Noticiero del Lunes”. Mérida. 1925. Archivo privado.
– Periódico “La Libertad” de Badajoz. Hemeroteca de la Real Sociedad Económica de Amigos del País. Badajoz.
– Periódico “La Voz Extremeña”. Hemeroteca Municipal de Madrid. Centro Cultural Conde-Duque.
– Diario “HOY”. Hemeroteca de la Real Sociedad Económica de Amigos del País. Badajoz.


























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Juan Carlos Molano Gragera
Juan Carlos Molano Gragerahttp://historiasdemontijo.com
Cuando estudié la carrera de Ciencias Políticas, en la Universidad Complutense, durante los años 1968/72, tuve algunos maestros como Antonio Elorza Domínguez o Juan Trías Vejarano que me enseñaron a investigar en los archivos para elaborar aspectos de nuestra historia. Aquella semilla se fue desarrollando desde finales de los años setenta cuando volví a vivir a Montijo y continúa viva hasta el día de hoy. Espero continuarla hasta que me fallen las fuerzas y la vista. Y me gustaría que se siguiese leyendo después de “pasar a mejor vida”.

Autor

Cuando estudié la carrera de Ciencias Políticas, en la Universidad Complutense, durante los años 1968/72, tuve algunos maestros como Antonio Elorza Domínguez o Juan Trías Vejarano que me enseñaron a investigar en los archivos para elaborar aspectos de nuestra historia. Aquella semilla se fue desarrollando desde finales de los años setenta cuando volví a vivir a Montijo y continúa viva hasta el día de hoy. Espero continuarla hasta que me fallen las fuerzas y la vista. Y me gustaría que se siguiese leyendo después de “pasar a mejor vida”.

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