Este artículo se publicó en la Revista de Ferias de 1997.
Como sabemos, con la división de los reinos visigodos en la península ibérica, provocada por el ataque de los católicos del norte hacia los arrianos del sur, estos llamaron a los árabes en su ayuda –los que llegaron eran una mezcla de tribus y naciones de Asia Central y del norte de África unidas por la misma religión islámica- a principios del siglo VIII.
Mérida, principal ciudad de estas tierras, fue conquistada por Muza en el año 713. Los habitantes de la comarca de la Vega del Guadiana antes de la llegada de los árabes eran de dos clases: los visigodos, propietarios de latifundios, y los siervos y esclavos que les trabajaban sus tierras y ganados. Los primeros se refugiaron en la ciudad amurallada de Mérida y los segundos permanecieron, en general, en sus aldeas esperando a los nuevos señores.
Guerrero visigodo a la izquierda, árabe a la derecha y beréber arriba. Dibujo tomado del Blog de Sociales 2º de ESO, LA SOCIEDAD ANDALUSÍ.
El lugar de El Montixo durante la dominación árabe (713-1230)
Tanto Bernabé Moreno de Vargas, en 1633, como Vicente Navarro del Castillo, en el último cuarto del siglo XX, dan por sentada la existencia de una aldea (al-qaría en árabe) en tiempos de los visigodos y de los árabes en el Montijo actual (ver notas l y 2).
El escritor romano Tito Livio (59 a. C.–17 d. C.) denominó a nuestra aldea Mentisa en su obra «Historia de Roma desde su fundación», publicada por la Editorial Gredos.
Abd al-Rahmān I (731-788), emir de Cordoba, según Bernabé Moreno de Vargas (Historia de la ciudad de Mérida, página 457) “hizo que viniesen moros de algunos lugares de Andalucía… tengo por cierto que los de Jaén poblaron el sitio del Montijo… y le pusieron este nombre (Mentessa)… y los moros lo corrompieron en Montixo. Expresamente lo dijo Resendio en “Epístola ad Joan”, Vassaeum, folio 998, in 2º tomo.,Hisp. Illust., los moros convertían la S en X. «Mentessa sive Mentissa tu est apud Livium in Mentixam et Montixam». Y Vasseo lo dijo más claro (tomo 1º, capitulo 20), Mentessa…”
De Wikipdia, La Guardia de Jaén, tomamos: “La Guardia de Jaén, la célebre y antigua Mentesa Bastia en la Historia antigua… o simplemente Mentesa ya en época visigoda o incluso Montija (aunque Montija parece referirse a la Mentesa Oretana). En la época árabe La Guardia aparece como Mantïssa…”
Los árabes se apoderaron de las tierras de la Iglesia y de los fugitivos visigodos que huyeron a Mérida y al norte.
Dice Pérez Bustamante: «Los árabes se apropiaron de las vegas y de las regiones fértiles, dejando para los beréberes las comarcas montañosas y pobres» (página 3) . «Los conquistadores mantuvieron el colonato en los latifundios existentes en la época visigoda, y no solían exigir a los cultivadores más de la mitad de la cosecha…» Los árabes eran la clase dirigente y procedían de Siria, península arábica y Yemen, los beréberes procedían del norte de África.
Se mejoró el sistema de irrigación, ya conocido desde los romanos, y se cultivaron toda clase de cereales, frutales, olivos, vides. La ganadería también adquirió un considerable desarrollo. Por estas razones floreció una brillante vida urbana y notables mercados (zocos). La industria era floreciente (de manufacturas, de seda, orfebrería, cueros repujados, tapices, cerámica, papel, azulejos, vidrios, piel, etc.)
La publicación del siglo XVIII «Publicator Salmanticensis» dice que Abderramán repobló la alquería de El Montixo en el año 823. En el 852 se rebelaron los moros de Mérida contra el rey de Córdoba por lo que fueron desterrados a esa ciudad dejando casi despoblada la ciudad.
Juan Antonio Pacheco Paniagua relata que el geógrafo al-Idrísí (1099-1166) describe que “Entre las dos ciudades de Badajoz y Mérida hay un fuerte a la derecha yendo hacia Mérida”, se refería a Lobón cuyo castillo existía en tiempos de Al Ándalus. Nuestra comarca pertenecía a la Kúra (demarcación jurídico-administrativa) de Mérida.
Bruno Franco Moreno nos dice que las al-qarias, asentamientos rurales, se encontraban en zonas cercanas a las vías de comunicación y próximos a las vegas del Guadiana; “el elevado número de este tipo de habitat en la región, así el anónimo denominado como Dikr o Crónica Anónima, viene a cifrar en más de 3.000 las alquerías de la küra de Màrida, «unidas entre sí por plantaciones, arboledas, olivares, viñedos y todo tipo de árboles frutales». Muchas de esas al-qarias están sin identificar por el momento. Algunos historiadores dicen que los árabes le pusieron Mentesa
Dice Moreno de Vargas: «otros que envió de la Andalucía ocuparon, en el término de Mérida, los sitios de … Montijo … y otros que están en su contorno … y aunque en su principio hubiesen sido caserías o cortijos, después se hicieron pueblos formados ..”. (4).
En todos los pueblos o alquerías solían tener pequeñas mezquitas, hospital y escuela de primeras letras. Toleraban con limitaciones a las otras religiones, cristiana y judía. De esta forma, la iglesia montijana de San Isidoro -si existió en esos siglos- pudo ser donde oraban los cristianos o la mezquita donde lo hacían los árabes; la futura Casa de la Encomienda (después palacio de los Condes de Montijo) se construiría sobre una antigua torre árabe-visigoda, una casona de alguna familia prominente de aquellos españoles musulmanes o de un al-qadi o alcalde de la alquería. La palabra alcalde viene del árabe y significa el juez.
Un juez árabe impartiendo justicia. Tomado del blog de la Fundación de Cultura Islámica (FUNCI).
La plaza en donde se ponía el zoco o mercado era la actual de Cervantes, que fue la primitiva Plaza Pública ya que no existía aún la actual Plaza de España; en el Altozano o actual Piquete se encontraba la Silera y la Al-hondiga o Panera.
Dibujo de zoco. Tomado de Webquest Edad Media y Edad Moderna. La vida en al-Ándalus.
En tiempos de los árabes no existía la planificación urbanística, las casas se construían al capricho de los propietarios de los solares, apiñadas, dando como resultado calles estrechas y tortuosas. Las casas apenas si tenían ventanas al exterior y llevaban celosías y patios hacia el interior.
Desde comienzos del siglo IX se desarrollaría un comercio interurbano aprovechando las calzadas romanas, por donde transitaban caravanas de mercaderes con sus bestias de carga, alquiladas a empresas especializadas, en etapas de treinta kilómetros diarios.
La agricultura se vio mejorada gracias a la intensificación del sistema de regadíos, ya existente desde los romanos, uniéndole las novedades técnicas traídas por los árabes, como los sistemas de irrigación utilizados en Mesopotamia -acequias y norias-.
Mientras que en el secano existirá el gran latifundio, en el regadío estará la propiedad fragmentada en manos de campesinos aparceros. Eso es lo que sucedía en la zona de huertas del Encinar y de la Estación gracias a las norias y acequias construidas.
Nos dice José Luís Martín que «… no debe carecer la vega del Guadiana en esta época de cierto relieve demográfico cuando la tropa de Ibn Marwan (cabecilla de la revuelta mozárabe de finales del siglo IX) logra vencer al propio ejército de Córdoba … «(5). Moreno de Vargas dice que en el año 917, el rey de León Don Orduño «llegó con su ejército hasta el Guadiana, des¬truyó y taló sus tierras de Mérida y Badajoz … e hizo grandes estragos y daños». En el siglo XI se creó el reino taifa de Batalyaud (Badajoz) al que pertenecía nuestra comarca. El rey leonés Fernando el Magno, por el año 1040 «corrió con su ejército las tierras de Mérida y Badajoz» (página 346).
Durante los siglos XI y XII llegaron a la península los africanos almorávides, beréberes nómadas del Sahara, islamistas fanáticos intolerantes, y los almohades, del Atlas marroquí.
En el año 1079 durante el reinado de Alfonso VI de Castilla y León hay guerra en la comarca de Mérida y el 25 de octubre de 1086 tuvo lugar la batalla de Zalaca o Sagrajas donde los almorávides detuvieron el avance de los leoneses de Alfonso VI, por lo que retra¬saron la conquista de estas tierras.
Francisco Germán Rodríguez dice, refiriéndose a la villa de Torre Águila que fué saqueada a la llegada de los árabes en el 713 y se abandonó. «Los musulmanes utilizaron este lugar como alquería, sin darle mayor importan¬cia. Poco a poco sus paredes se fueron deteriorando hasta sumirse en la ruina y el olvido … « (6). En estas ruinas ha encontrado bastantes enterramientos árabes de esos siglos.
Pintura denominada «Comiendo». Tomado de COMIDA’S.
Toponímicos que recuerdan la estancia de los árabes en nuestra zona son la denominación de rivera de «la Alcazaba» (de la palabra árabe al-qaçaba o castillo), en la finca de la Muela -entre la Roca y la Nava- está el dolmen que denominan «cueva del moro «, etc.
En Lobón existía una fortaleza árabe, que describiría el visitante árabe AI-Idrisi en 1147, y que debió levantarse durante Abderramán II. Según Vicente Navarro «En el Museo de Badajoz se conserva un candil árabe vidriado, encontrado en las ruinas del castillo» (7). «También se puede sospechar que sea de origen árabe la Al-guijuela, hoy Torremayor».
Continúa Vicente Navarro: «Por tierras montijanas y siguiendo la antigua calzada romana de Mérida a Lisboa, cruzarían las huestes de Muza y Abdelaciq para conquistar a esta última capital y sofocar las posteriores sublevaciones de las ciudades lusitanas. Por aquí cruzaron las diversas expediciones de los Emires y Califas para sofocar rebeliones en el Al-garve y las tropas de Alfonso VI para ser derrotadas en la batalla de Zalaca (Sagrajas) …”.
Los portugueses cristianos tomaron en 1169 el castillo árabe de Lobón y se lo entregaron a los leoneses. Las tierras de Badajoz y Mérida serían entregadas a la Orden de Caballería del Señor Santiago de la Espada en 1171, pero los almohades las reconquis¬taron en 1174, poniendo cerco al castillo de Lobón. Dice Vicente Navarro: «Sofocada la resistencia cris¬tiana en el castillo de Lobón ante el empuje de las tropas musulmanas mandadas por el propio califa Abun Yaqub Yussuf, mandó robustecer la defensa del fuerte y lo puso al mando de fuertes destacamentos de tropas almohades».
José Luís Martín relata como estaba la comarca en 1230 al llegar las tropas castellano-leonesas del rey Alfonso IX: «La vega del Guadiana seguramente no conoció ningún tipo de interrupción en los cultivos debido a la rapidez de la conquista y a que en época musulmana constituía con toda probabilidad la zona más poblada de toda Extremadura … en el año 1255 y ya una década antes, algunos lugares de la ribera como Montijo y Puebla de La Calzada habrían visto crecer notablemente su demografía.» (8)
Esta opinión no coincide con la de Vicente Navarro: «Cuando en febrero de 1230, las huestes castellano-leonesas… se presentaron ante las murallas de la ciudad de Mérida, la comarca la encuentran asolada por la destrucción y el abandono de sus tierras y hogares de los colonos beréberes, sometidas al pillaje de las propias tropas y de las invasoras». (9)
Moreno de Vargas nos dice: «Duró esta población de moros llamada Montijo hasta el año 1228 que se ganó Mérida, y entonces se despobló, porque los moros de los Lugares pequeños huyeron a diversas partes con el miedo que cobraron de la gran victoria que el rey D. Alfonso y los cristianos ganaron de los moros y de su rey Abenhud…. y pocos años después los mismos cris¬tianos poblaron este lugar del Montijo que estaba en el término de Mérida, y lo mismo el de Aldea del Rubio (que es Puebla)… «(9). El rey donó la ciudad de Mérida y sus aldeas en 1229 al arzobispo de Santiago; en el documento de donación no figura la de Montijo ni Lobón.
Los Mudéjares (1230-1502) y Moriscos (1502-1610) montijanos
Epigrafía de un mirador árabe. Tomado de La vida en al-Ándalus. 5.1.
Los reyes cristianos donaron a la Orden militar de Santiago la ciudad de Mérida y su partido quizás si¬guiendo la antigua demarcación musulmana, la kura.
Una Carta Privilegio del rey leonés del 2 de abril de 1275 entregaba a la Orden las aldeas de Mérida, repobladas por gallegos y leoneses. Daniel Rodríguez Blanco nos describe : “¿Cuales eran los lugares con seguridad poblados en el momento en que los santiaguistas ocuparon este territorio?… Por noticias antiguas y la misma toponimia se sabe que en … la comarca de Mérida: Lobón, Aljucen y Montijo…
Muchos lugares de musulmanes fueron abandonados a raíz de la conquista, como es el caso de Montijo, que cita Moreno de Vargas, además del elemental proceso de despoblaci6n que debió sufrir una zona sujeta durante los 50 años anteriores a razzias casi continuadas de ejércitos cristianos…” (11). Pero no es cierto que estas alquerías se quedasen despobladas pues en Al Andalus no todos los que la poblaban eran árabes. Gonzalo Escudero, profesor de Historia de la Universidad Complutense, explica que “la situación en el valle del Duero tras la caída del reino visigodo se había interpretado como un yermo demográfico. Son las célebres tesis “despoblacionistas”, las cuales aseguraban que la invasión islámica, la revuelta de los beréberes asentados en este espacio y la creación de un “desierto estratégico” por parte de los líderes asturianos provocaron que esta área se caracterizase por una carencia de comunidades campesinas que posteriormente, con la expansión de los reinos cristianos hacia el sur, habría sido “repoblada”. Por otra parte, el desarrollo de la arqueología y su paulatina inclusión en la historiografía permitió demostrar que, entre la caída del reino visigodo y el posterior avance expansivo de los contingentes leoneses y castellanos, no existió un vaciamiento poblacional que configurase un “desierto” en este espacio. De esta forma, a lo largo de la década de los ochenta del siglo XX, el debate sobre el vaciamiento demográfico total de la meseta del Duero durante la Alta Edad Media fue poco a poco superándose tras la comprobación de la existencia de una continuidad.”
Alfonso Bullón de Mendoza dice que por el año 1213 se sublevaron los musulmanes españoles que vivían en Al Andalus contra los almohades que eran muy fanáticos. “Recordemos que los habitantes de Al Andalus eran en su mayoría muladíes (muwallad, renegados en español), es decir, descendientes de los hispanorromanos y visigodos que se habían convertido al Islam” (página 46). Con la llegada de los castellanos-leoneses muchos árabes huyeron a Andalucía “aunque una minoría importante quedó como mudéjares” (página 50).
Es decir, que la mayoría de la población que vivía en la España dirigida por los árabes desde el siglo VIII no eran de esa raza; estos tenían la hegemonía del poder pero los descendientes de los romanos y visigodos vivían con ellos, se casaban con ellos y escalaban puestos en esa sociedad. Muchos de los naturales del país se convirtieron al Islam, pero otros conservaron su fe cristiana y vivieron como sometidos. A estos pertenecían los romanos, gallegos, castellanos, aragoneses, godos, etc. La gran masa de la población musulmana en Al Andalus estaba constituida por los hispanos convertidos al Islam. Recibieron el nombre de muladíes, adquiriendo el grado de mawlas o protegidos de los musulmanes originales. Muy pronto surgieron tensiones entre los muladíes, que se sentían musulmanes de segunda clase, y los árabes, sus señores protectores. El otro grupo de naturales de la península eran los mozárabes, que se mantuvieron fieles a su religión cristiana. A pesar de esto, poco a poco fueron adoptando el árabe y las tradiciones orientales aunque con influencias de su propia cultura, creando una sociedad paralela que se definió con el nombre de mozárabe. Por las fuentes árabes se deduce la existencia de importantes comunidades cristianas en Mérida. En momentos de tensión política los mozárabes se adhirieron a sus hermanos de raza, los muladíes, más o menos islamizados. Una vez que fueron repobladas estas aldeas por castella¬no-leoneses, a los árabes que se quedaron a vivir como vasallos o esclavos se les denominó “mudéjares”. Como explica Víctor Chamorro, sobre una población de mudéjares, mozárabes (cristianos que se habían convertido al islamismo durante la dominación árabe) y judíos se repueblan las tierras conquistadas. Los mudéjares, según J. A. García de Cortazar, «se trataba, en general, de una masa de población fundamentalmente rural que optó por acogerse a los pactos de capitulación propuestos por los conquistadores cristianos; incluían, inicialmente, el respeto a sus cos¬tumbres … los mudéjares quedaron relegados a barrios extramuros -la morería-, aislados del resto de la población urbana «, » … la situación social de los mudéjares fué degradándose con el tiempo … se pasó del desprecio y odio popular que evidencian las matanzas de moros en el reino de León entre 1178 y 1230, y por fin en el siglo XIII, a su completo sometimiento, al que contribuyó la condición, en su mayor parte campesina, de los mudéjares habitantes de las áreas reconquistadas ..” (l2). Los mudéjares se dedicaban a la artesanía (zapateros, sastres, herradores, …), a las faenas de huerta y a la construcción llegando a crear un estilo propio que se denominaba por ello “mudejar”. En Montijo vemos la tradición de construcciones mudéjares en el patio antiguo del convento de clarisas y en su ermita, en la desaparecida Casa de la Encomienda, en la planta baja del Pósito y en algunas celosías de terrazas o patios de las casas antiguas, así como en pequeñas casas estrechas con ventanas pequeñas, cornisas y portal de ladrillos.
Patio antiguo del convento de clarisas, de estilo mudéjar. Foto de VISAM.
La Encomienda de Montijo nació sobre el año 1270. En 1480, los Reyes Católicos decretaron un conjunto de medidas tendentes a separar a los moros y judíos del resto de la población cristiana, ordenándoles vivir en calles separadas: las morerías y las juderías. La etapa de cierta tolerancia de sus bienes, costumbres y religiones, que había sucedido hasta entonces, fue seguida de otra de represión. Los Reyes habían creado la Inquisición en 1476 y el tribunal de Llerena en 1485 que lucharía, sobre todo, contra los judíos falsamente conversos y contra los moriscos. El 20 de Marzo de 1483 tuvo lugar la batalla de Málaga contra los moros en la que intervino el Comendador de Montijo Diego de Alvarado y Mexía con las milicias concejiles.
Serían derrotados.
La sublevación de los mudéjares granadinos a principios del siglo XVI provocó que en Castilla fueron obligados a cristianizarse todos los mudéjares a partir de 1502 y se les denominó desde entonces «moriscos». Tenían que decidir entre bautizarse o salir al exiHo, por eso la mayoría aceptó el bautismo aunque no estuvieran convencidos, y tuvieron que cambiarse los nombres.
Según Daniel Rodríguez Blanco había morerías «las del partido de Mérida, que aparecen en las diferentes visitas, y en la de 1503 sobre todo, curiosamente, se localizan en … Lobón … Montijo … que aparecen siendo adoctrinados por los curas … « (13), » … pagan un servicio durante su historia conocida y pechan para ayudar a la guerra de Granada contra sus correligionarios durante el momento en que el conflicto se desarrolla y también más tarde» (página 370), José Luís Martín Martín cita diecisiete «pequeñas morerías» en Extremadura antes del reparto de los moriscos granadinos; entre ellas estaba la de Montijo.
Rodríguez Blanco nos «menciona como centros con las morerías más destacadas a finales del siglo XV… Montijo … los grupos más numerosos se localizaban en las localidades mayores» (14). Contaba Montijo en 1.503 con 300 vecinos, unos 1.200 habitantes. Según Víctor Chammorro «Durante el siglo XV1, y coincidiendo con la aparición de los gremios, se establecen una serie de trabas que impiden el ingreso en los mismos, en calidad de aprendices, a negros, mulatos, descendientes de esclavos, de judíos, moriscos o personas penitenciadas por la Inquisición. Esta medida perjudicaba en gran manera a los moriscos, pueblo que, aparte de su dedicación a la agricultura, poseía una gran tradición artesana…” (15).
Carlos I decretó la Pragmática el 7 de diciembre de 1526 por la que obligaba a la conversión obligatoria de todos los moriscos españoles, prohibiendo sus costumbres, vestidos, nombres, ritos, etc. Desde entonces la religión musulmana dejó de existir oficialmente en el reino español.
En 1556, con el comienzo del reinado de Felipe II, se endurecería la actitud hacia los moriscos, aumentando las prohibiciones hacia ellos mediante un Decreto. Esto provocaría el levantamiento de los moriscos de las Alpujarras de Granada en 1568 que serian reprimidos brutalmente y repartidos por otras zonas del reino (Andalucía occidental, Castilla y Extremadura) mediante un decreto el l de noviembre de 1570. A nuestra región llegarían 7.000, pero se instalarían unos 5.000 ya que morirían sobre el 30% por los malos tratos y las vejaciones a las que se les sometió.
Se les asignaban unos dueños y bastantes de ellos eran esclavos, jornaleros o peones, pues debido a sus conocimientos de la agricultura de regadío se les destinó al sector campesino
Montijo había sido comprado en 1551 por el Marqués de Villanueva del Fresno y convertido en Villa de Señorío. En 1570 llegaban a nuestro pueblo algunos moriscos desde Granada (16). A mediados del siglo XVI tenía Montijo 480 vecinos o cabezas de familias, lo que supondrían unos 2.000 habitantes. Había unas «huertas viejas» desde tiempos de los árabes en las que trabajarían los moriscos a su llegada.
En el Archivo General de Simancas, legajos de la Cámara de Castilla, figura el reparto de moriscos granadinos en el partido de Mérida (1.357 en total): a Montijo se asignaron 4 en 1588-9 y 7 en 1594-5; a Arguijuela (Torremayor) se asignaron 3 en 1594-5; a La Garrovilla 7 en ese año; a Lobón 13 en 1588-9 y 5 en 1594-5; a La Nava de Santiago 3 en 1594-5, etc.
Dibujo de moriscos. Tomado de El Confidencial, edición de 15 de enero de 2019.
Según Vicente Navarro en Montijo : «Para que no estuviesen ociosos se les destinaba a trabajar en el campo, en obras públicas o como esclavos … « (página 63). Los moriscos suponían alrededor del 10% de los habitantes; no se casaban con cristianos y estaban separados de ellos.
La morería de Montijo, Manuel García Cienfuegos nos aclara que «No sabemos documentalmente donde estuvo… el barrio morisco» pero sí existía el Charco del Moro o de los moros (hasta hoy se sigue denominando popularmente calle del moro) que estaba por las actuales calles Clavijo y Alonso Rodríguez; la calle Tenerías y el callejón de las «Huertas Viejas».
Como no se recoge en ningún documento ninguna calle que se denomine «morería» (como sí ocurre con «Judería») pensamos que en esta zona sur extramuros es donde vivían lo moriscos libres, pues los esclavos vivían en casa del Conde o de sus amos. Aparte de trabajar como hortelanos a sueldo, eran sastres, zapateros, carpinteros, tejeros, olleros, esquiladores, etc.
Julio Valdeón nos relata: «Aunque pequeño en número había un grupo integrado por los esclavos… unos, prisioneros de guerra tomados a los musulmanes de Granada, otros, negros de África … se les dedicaba básicamente a los trabajos domésticos» (17).
El momento culminante de la esclavitud se da al final del siglo XVI y va disminuyendo a lo largo del siglo XVII.
Sobre los esclavos en Montijo existe un estudio de Fernando Cortés Cortés (revista ALMINAR. Mayo de 1.980. Nº 15) y otro de Pablo Iglesias Aunión y Manuel Garcia Cienfuegos (Revista de Ferias de 1990) donde se comprueba que, entre 1594 y 1735, se bautizaron 100 esclavos que eran propiedad de la nobleza, de los eclesiásticos y de los cargos del Santo Oficio.
¿Cuántos de éstos eran moriscos? Lo desconocemos.
Los moriscos, aunque se bautizasen no eran cristianos sinceros a pesar de que se les obligaba a asistir a la misa de los domingos y a llevar a sus hijos a la catequesis bajo multa en caso de falta. Como algunos seguían practicando en sus casas el islamismo fueron denun¬ciados a la Inquisición de L1erena.
Felipe III expulsaría a los moriscos de España entre 1609 y 1614. Cuando les expulsaron continuarían en España los esclavos, aunque los amos los obligarían a bautizarse para no perderlos.
Algunos moriscos empezaron a bautizarse después del Decreto de expulsión, para no tener que exiliarse de España, y a cambiar sus nombres árabes y su indumentaria.
Como todos sabemos, existe una leyenda montijana sobre la conversión en 1623 de un moro, que era esclavo del III Conde -Cristóbal Portocarrero y Luna-, con motivo de una procesión para terminar con la sequía existente en aquél momento. Seria bautizado el 15 de agosto con el nombre de Antonio bajo el padrinazgo del Conde. Gracias a su «conversión» pasaría a ser servidor libre, lo que es una muestra de cómo tenían que actuar los moriscos, para quedarse a vivir en su pueblo y no tener que pasar a la inseguridad del exilio, y los amos para no perder su mano de obra gratis.
Cuadro de Frasco Antolin «La conversión del moro» existente en la ermita de Barbaño.
Esos moriscos conversos seguirían trabajando como siervos, ¿Quiénes serán sus descendientes en el Montijo de finales del siglo XX? Es innegable que muchas de las costumbres, creencias, usos, instrumentos y palabras que han llegado a nuestros días son herencia del paso de los árabes por nuestra tierra.
Notas.-
1) Bernabé Moreno de Vargas. “Historia de la ciudad de Merida”. GRAFISUR. 1981. Pagina 458.
2) Vicente Navarro del Castillo. «Montijo. Apuntes históricos de una villa condal». Ayuntamiento de Montijo. 1974. Pág. 21.
3) C. Pérez Bustamante. «Compendio de historia de España ‘». Editorial Atlas. 1967. Pág. 119.
4) Bernabé Moreno de Vargas, obra citada. Pág. 342.
5) José Luis Martín Martín y María Dolores García Oliva. «Historia de Extremadura». Tomo II. Los Tiempos Medievales. Univérsitas Editorial. Pág. 305.
6) Francisco Germán Rodríguez Martín. Revista de Ferias de Montijo 1986.
7) Vicente Navarro del Castillo. «Historia de Mérida y pueblos de su comarca». Tomo 1. Grafícas Boysu. 1992. Pág. 380.
8) José Luis Martín Martín y María Dolores Garda Oliva, obra ci¬tada. Pág. 305.
9) Vicente Navarro del Castillo. «Montijo. Apuntes … «. Pág. 18.
10) Bemabé Moreno de Vargas, obra citada. Pág. 458.
11) Daniel Rodríguez Blanco. «La Orden de Santiago en Extremadura (s. XIV y XV)». Diputación Provincial de Badajoz. 1985. Pág. 60.
12) J. A. Garcia de Cortazar. «La época medieval». Colección de Alfaguara II. 1980. Pág. 205.
13) Daniel Rodríguez Blanco, obra citada. Pág. 365.
14) Ibim.
15) Victor Chamorro. «Historia de Extremadura». Tomo II. Editorial Quasimodo. 1981. Pág. 50.
16) Vicente Navarro del Castillo. «Historia de Mérida y pue¬blos… «. Pág. 16.
17) Julio Valdeón. Historia 16. Extra XVII. Abril 1981