BLAS QUINTANA GRAGERA, un poeta montijano del siglo XX

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Juan Quintana Quintana casó a finales del XIX con la poblanchina Juana Gragera Gragera, pertenecientes ambos a dos familias de propietarios. El matrimonio se iría a vivir a la calle Carreras nª 10 de Montijo, teniendo cinco hijos: Gonzalo, Julio, Elvira, Blas y Pedro Maria.
Blas Quintana Gragera nació el dia 21 de agosto de 1901 en el seno de esa familia de propietarios y será educado, igual que su hermano Pedro Maria, para que tuviese una buena cultura y unas formas refinadas. Daría sus primeros pasos educativos en la prestigiosa escuela privada de D. Eduardo Núñez, “el Chiquito”, especialista en las matemáticas y el lenguaje; estudió el bachillerato en Villafranca de los Barros – Zafra y empezó a estudiar la carrera de Derecho en la Universidad Complutense de Madrid por el año 1919, recien terminada la primera Guerra Mundial; pero no llegó a finalizarla y no por falta de inteligencia sino porque se dió cuenta de que no tenía vocación de abogado.
Pronto se aficionó a la lectura de libros de Literatura, Poesía, Teatro, etc., y tendría inclinación hacia los estudios de contabilidad y fiscales. Llegó a adquirir una cultura integral clásica, florida y decimonónica que se notaba en su forma de expresarse y de estar.
Como sabemos, los años veinte fueron el decenio extremeñista por excelencia donde se escribieron muchos poemas en el habla dialectal. El joven Blas Quintana tuvo una gran influencia de esta corriente de poesía en castúo capitaneada por Gabriel y Galán, Luís Chamizo, etc.
Blas aceptaba los valores y status de su clase, solía vestir impecablemente, siempre con su pajarita al cuello y su pañuelo en el bolsillo de la americana. Era campechano y muy bromista, de un humor fino; un personaje singular y extraordinario. Su círculo de amigos más intimos estará integrado por los hermanos Gómez Rodriguez pertenecientes a otra familia de propietarios y amantes de la poesía, el periodismo, la música y el deporte; también Diego Bautista Gutierrez, Antonio Rodriguez Bautista, Juan Durán Caballero, Félix Lozano padre del famoso futbolista de la selección nacional Diego Lozano.
El padre de Blas -Juan Quintana Quintana-, que era socio de número (accionista) del Círculo de Artesanos “El Progreso”, afilió a sus hijos varones al Casino nada más cumplir la edad reglamentaria. En el año 22 realizaría Blas el Servicio Militar como “cuota”. Su añoranza del pueblo y la familia lo reflejó en una poesía, publicada en el decenario montijano Juventúd Extremeña el 15 de abríl de ese año, titulada “La carta del soldado”.
Durante la Dictadura del general Primo de Rivera (1923-1929) participó la familia Quintana, igual que toda la burguesía local que había pertenecido durante la Restauración a los partidos Conservador y Liberal hasta que fracasó aquél régimen, en las instituciones locales (Gestoras Municipales, Comunidad de Labradores, Casino, Club de Futbol, etc.). La Dictadura potenciaría los intereses de los agricultores mediante la venta de sus productos, a precios elevados, a la Europa en reconstrucción de la posguerra, y relanzaría las obras públicas; su ideología autoritaria, corporativa, católica y monárquica, impregnará a los miembros de las familias beneficiarias del primorriverismo y les influirá para el resto de sus dias. Blas Quintana participó un breve tiempo como concejal en la Gestora Municipal a mediado de los años veinte. Su tío Pedro Quintana Gragera, abogado era el vicepresidente del partido Unión Patriótica.

Por entonces se produjo en el Círculo de Artesanos “El Progreso” un relevo en su dirección, los hijos de los fundadores empezarían a ocupar los puestos relevantes. En la Junta General del 14 de mayo de 1927 sería elegido bibliotecario, con 41 votos, Blas Quintana.

El hecho de que se eligiese para él ese puesto nos indica sus preferencias y aptitudes; completó este servicio del Círculo con libros como la Ley del Timbre, la Contribución sobre Utilidades, el Estatuto Municipal, la Ley de Enjuiciamiento Civíl y la de E. Criminal, el “Viaje en vuelo España-América” de la editorial Espasa Calpe, etc. Suspendería la suscripción de los periódicos: “El Heraldo” y “La Libertad” de Madrid, “La izquierda liberal” de Badajoz, etc., y se suscribirían a los periódicos: “La Nación” y “La Unión”, órganos de la Unión Patriótica de Primo de Rivera, el “ABC”, “El Sol” e “Informaciones” de Madrid, “El Norte de Castilla” de Valladolíd; a las revistas “Hacienda”, “Blanco y Negro”, Revista del Centro de Estudios Extremeños, etc.
Como perdió un libro de la Biblioteca -”Los animales dañinos”- lo compensó donando para ella, en mayo de 1928, estos otros: “Del rey abajo ninguno”, “El alcalde de Zalamea”, “La Sagrada Pasión”, “Don Alvaro de Luna” y “Los caballeros las prefieren rubias”. Esta relación de periódicos, revistas y libros nos indica claramente cuales eran sus lecturas predilectas, que le daban ese gran poso de cultura y de información que poseía.
En la Junta Directiva del Casino, celebrada el 23 de septiembre de 1927, “a petición de Blas Quintana Gragera se nombra una Comisión para la reforma del Reglamento”. Uno de los miembros encargados de ella será su hermano Pedro María, que formaba con otros la oposición radical dentro de este círculo cultural-recreativo. El 8 de diciembre de ese año se elegiría nueva Directiva; para el puesto de bibliotecario obtendría Alfonso Gómez Rodriguez 23 votos y Blas Quintana 14. Alfonso seguiría ocupando ese cargo otros años pero Blas ya no volvería a ocupar puestos de dirección, aunque participaba en los debates de las Juntas Generales. En los años treinta eran socios de número Pedro María y Blas.
El joven Blas Quintana empezó a ayudar a su padre y hermanos en la dirección de sus explotaciones agrarias llevando toda la documentación y la contabilidad. Y en el año 1926 casó con Ana Maqueda Moreno, nacida en el año 1902 en Corte de Peleas e hija del culto propietario de ese pueblo Martín Maqueda. Posteriormente una hermana suya -Adela- sería la esposa del hijo del alcalde montijano primorriverista Francisco Rodriguez Cavero. El padre de Blas les construyó una casa en la calle Carrera nº 18 donde se iría a vivir el matrimonio.
Tendrían tres hijos: Javier, que nació en 1927, Martín, nacido en 1928, y Adela, nacida en 1930 que moriría siendo adolescente en 1944. Blas les escribiría una poesía en julio de 1936: “Tres eran los hijos de Blas”, dedicada a las sabrosas comidas que les cocinaba la doncella de la casa -Isabel “la Campanaria”- y al cansancio que tenían los niños hacia los garbanzos con presas o a las migas por las noches. Blas Quintana se independizó del padre y hermanos como agricultor, explotando sus tierras en “El Cerro Gordo” para lo que se compró maquinarias y aperos de labranza, y empezó la difícil andadura (una aventura para él que había sido hasta ese momento un “señorito” intelectual) …
La llegada de la II República en abríl de 1931 causará un gran temor e incertidumbre en estas familias de propietarios y, tras la desorientación de los primeros tiempos, empezarían a organizar la alternativa política y social. En agosto de 1932 vemos a Blas Quintana fundando la organización patronal agraria “La Unión”, en Montijo, y ocupando el cargo de Secretario, junto a sus amigos Alfonso Gómez Rodriguez, Juan Durán Caballero, Pedro Carretero Moreno y Antonio Pinilla Pinilla; en mayo del 33 continuaba en el mismo puesto de secretario. La Unión tenía que vérselas y negociar con la Sociedad de Obreros Agrícolas-UGT, organización de la Casa del Pueblo muy poderosa en aquellos años de la República que promovió huelgas y movilizaciones con bastante frecuencia.
El dia 20 de diciembre de aquél año 32 ordenó el alcalde socialista de Montijo que se detuviese a quince “elementos derechistas” monárquicos que estaban celebrando una “caldereta” en una vivienda de la calle Mérida, junto a la Casa del Pueblo, pues -según el alcalde- “en la reunión se profirieron gritos subversivos contra el régimen” republicano. Entre estos vecinos estaba Blas Quintana. Este hecho debemos situarlo en que, cuatro meses antes, habia habido la intentona de Golpe de Estado del general Sanjurjo en Sevilla.
El 23 de febrero de 1933 se celebró en Montijo la primera reunión para organizar el nuevo partido de la derecha católica Acción Popular y Agraria, dirigido por el abogado salmantino José Maria Gil Robles. El 29 de marzo constituían en el Salón Menayo el Comité provisional del partido, ocupando el cargo de Vicesecretario Blas Quintana junto a sus amigos Alfonso Gómez, Juan Durán, Pedro Carretero, Antonio Pinilla, Carlos Thomas, etc. (grandes propietarios e industriales). Por lo tanto, Blas sería fundador de la CEDA en Montijo.
Él continuó con sus colaboraciones literarias. El 9 de septiembre de 1933 salía a la calle el periódico montijano “El Avance”, cuyo redactor-jefe era Pedro Maria Quintana, en el que publicará varias poesías Blas; en el nº 1 “Riña de gallos” y en el nº 2 “Greguerías pueblerinas” en prosa. A principios de septiembre de 1934 saldría la revista local “Moysa”, dirigida por el intelectual liberal Rafael Gonzalez-Castell, donde escribían Blas Quintana, su hermano Pedro, Alfonso y José Gómez, etc.
En 1934 volverá a formar parte de la Junta Directiva del Casino junto a otros amigos; entonces eran jugadores entusiastas del parchís. En enero de ese año rechazaría la Junta General por “improcedente y antirreglamentaria”, según Blas Quintana, Pedro María y Alonso Rodriguez, una propuesta para que se diesen 1.000 pts. para remediar el paro obrero en el pueblo. En mayo salía a la calle la revista local “Agla” donde publicaba poesías Blas Quintana.
Tras el triunfo del Frente Popular de izquierdas en las elecciones generales celebradas en febrero de 1936, las derechas comenzaron a preparar un Golpe de Estado contra la República. Por actos violentos sería declarado ilegal el partido Falange Española el dia 14 de marzo. En esa primavera se pasarían muchos miembros de la CEDA a la Falange para ayudar al “Movimiento Nacional” y entre ellos Blas Quintana. En una declaración jurada presentada por Blas a la Corporación Municipal el 20 de noviembre de 1940 (Archivo Municipal de Montijo. Expedientes para depurar las actuaciones de los funcionarios municipales) decía que había sido “miembro de la Falange clandestina en esta población, perteneciendo a la Escuadra mandada por el actual Alcalde Don Pedro Carretero Moreno y contribuyendo con sus cuotas…”, y que había realizado “Propaganda de derechas con colocación de carteles y repartiendo propaganda falangista clandestinamente durante el período socialista”.
Lo que dice Javier Cercas del intelectual falangista Rafael Sánchez Mazas podemos aplicarlo también al caso de Blas: “… .para Sánchez Mazas el fascismo no fue sino un intento político de realizar su poesía, de hacer realidad el mundo que melancólicamente evoca en ella, el mundo abolido, inventado e imposible del Paraíso…”, “para recomponer por la fuerza las seguras jerarquías del antiguo régimen que el viejo igualitarismo democrático y el nuevo y pujante igualitarismo bolchevique amenazaban con aniquilar en toda Europa…” (“Soldados de Salamina”. Tusquets Editores. Barcelona. 2001. Página 82).
Blas Quintana se puso a disposición de la nueva Gestora Municipal “Desde el dia de la liberación de este pueblo, prestando cuántos servicios le fueron encomendados por las Autoridades locales.” (Declaración jurada del 20 de noviembre de 1940).
El 22 de agosto de ese año destituía la Gestora a todos los funcionarios y empleados municipales de izquierdas, entre ellos al Oficial 1º de Intervención Bartolomé Merino Bautista. Habiendo quedada vacante la plaza, el Presidente de la Gestora Francisco Rodriguez Cavero nombró por Decreto a Blas Quintana para ocuparla, el dia 1 de septiembre, que después sería refrendado por la Gestora. Desde ese dia comenzaría a trabajar en el Ayuntamiento a las órdenes del Interventor de Fondos José Gordón Cabezas.
A comienzos de septiembre hubo una reunión en el Ayuntamiento de Montijo entre el Alcalde “nombrado por la autoridad militar” Rodriguez Cavero y la Junta Directiva del Casino en la que propondría aquél cediesen el local para Cuartel de Falange Española. Entre los socios que apoyaron la idea estaban Alonso Rodriguez Rodriguez y Blas Quintana.
Habiendo fallecido el Interventor del Ayuntamiento José Gordón, en octubre de 1938, se procedió a cubrir la plaza de forma interina por concurso interno el dia 27 de dicho mes, adjudicándosela a Blas Quintana que desde entonces trabajaría como Interventor Interino de los Fondos Municipales.
Blas realizaría en 1936 una poesía, en plena guerra, “Tres eran los hijos de Blas Quintana”, otra en 1937 a “La cazadora de José Gomez” y otra en 1938 “José Gómez en prisión”.
Caricatura de Blas realizada por el secretario del Ayuntamiento Rafael González Castell.

En abríl de 1939, acabada la Guerra Civíl, continuó la lucha soterrada en el Casino entre liberales y falangistas; en diciembre de 1939 fue elegido Interventor Blas Quintana y Bibliotecario seguía siendo su amigo Alfonso Gómez desde comienzos del 37. Pero Blas y Alonso García Pizarro se negaron a ocupar los puestos. En mayo habría otra reunión entre el Jefe Local de Falange Miguel Gómez Rodriguez y la Directiva del Casino en la que nacía el “Círculo Cultural del Artesanado”, con un reglamento autoritario adaptado al Nuevo Estado. Alonso Rodriguez Rodriguez será designado presidente y Blas Quintana ocupará un puesto en la directiva que ahora aceptará. Se suscribirían a las revistas “Vértice”, “Guadalupe”, al periódico “El Alcazar”, etc.
En septiembre de 1942 solicitó Blas Quintana a la Corporación Municipal se le instruyese expediente de depuración por “serle útil para intentar su ingreso en el Cuerpo de Interventores…” a lo que accedió el Ayuntamiento en octubre. Los informes del Párroco, del Comandante de Puesto de la Guardia Civíl y del Jefe Local de F.E.T. fueron positivos. Por fin, a principios de junio del 44 aprobaban en Madrid el ingreso de Blas en el Cuerpo de Interventores, cuando tenía 42 años de edad. A partir de entonces ocuparía en el Ayuntamiento de Montijo la plaza vacante de Interventor.

Plaza de España. Foto de VISAM.

Plaza de España. Foto de VISAM.Pero el sueldo era muy escaso y Blas solicitó para su esposa la concesión del despacho de la Lotería Nacional; en el año 1942 conseguiría Ana Maqueda la expendiduría de la Lotería. Blas sentía desde siempre una gran afición por el juego de la Lotería en el que se gastaba bastante dinero y donde ganó varios premios importantes; su compañero inseparable en este juego sería siempre el maestro barbero Bonifacio Melara. También solía jugar en la Bolsa con lo que le tocaba a la Lotería.
Escribía muchos poemas en aquellos años de madurez, dedicados a lo que veía y vivía en su mundo y en su época: a sus amigos, a sus compañeros de trabajo en el Ayuntamiento, a las obras del Plan Badajoz, a la vida rutinaria en Montijo, a la mujer, al amor… Con un estilo refinado, culto, florido y satírico. Sus poesías rezumaban una fina ironía y gran humor, el mismo con el que le gustaba vivir la vida. No publicaba sus poesías en las Revistas de Ferias que dirigían el grupo de Rafael Gonzalez-Castell, escritor y Secretario del Ayuntamiento, ni en libros como hicieran éste o Alfonso Gómez. Conoció y entabló amistad con el famoso escritor gaditano José Maria Pemán.
Pero deseaba cambiar de aires, progresar en su carrera y vivir en una ciudad más grande donde tuviese ambiente cultural. A comienzos de 1946 quedó vacante la plaza de Interventor del Ayuntamiento de Manises y Blas la solicitó. En febrero de ese año fué nombrado Interventor de Fondos de dicha población valenciana, trasladándose a vivir con su familia a la ciudad del Turia. En Valencia cambiaría la vida de Blas y Ana integrándose rápidamente en sus círculos culturales y literarios, frecuentando el Ateneo Valenciano, participando en sus tertúlias, yendo a conciertos y teatros, rodeándose de un grupo de amigos de su mismo nivel (Interventores, Depositarios, el antiguo notario de Montijo Rogelio Varo que vivía en Denia,…). Blas se hizo “de otra forma de ser” nos dice su hijo Jaime. En 1950 se trasladaría al Ayuntamiento de Burjassot, población cercana a Valencia.                                Blas con su esposa Adela en Valencia en el año 1951.

Por el año 1948 hizo una poesía titulada “Ha muerto Pedrito Alonso” dedicada a un gitano muy popular de Montijo, y en 1950 “Poesía dedicada al amigo de la Barrera”.
La transformación de la comarca de Montijo por las obras del Plan Badajoz no gustó a Blas Quintana que añoraba el pueblo tranquilo del secano, pastores y cortijos. Aquél mundo que empezaba a alumbrar no era el suyo. La Concentración Parcelaria del Plan Badajoz le quitaría a Blas una tierra de su propiedad, que habia pertenecido desde hacía mucho tiempo a su familia, lo que le produjo una gran indignación que reflejó en un poema escrito en Valencia -a principios de septiembre de 1958- llamado “Montijana”, que publicaría en el Extraordinario de Feria del HOY. En aquellos años de censura total del Régimen, a los funcionarios les estaba vedado expresar sus opiniones sobre las políticas del Gobierno, por lo que rápidamente se le abriría expediente. Su hermano Julio (concejal y presidente de la Hermandad de Labradores) y su amigo Alfonso Gómez (fiscal) tendrían que ir a Madrid para interceder por él y evitar la sanción administrativa.
El hijo de Blas, Jaime, se iría a ejercer la carrera de Magisterio a Badajoz donde se casó en 1954, y Martín vivía en Las Palmas de Gran Canaria, quedándose sólos Ana y Blas en Valencia. Tras la riada de 1959, donde el matrimonio lo pasaría muy mal, pediría traslado a Montijo al estar vacante la plaza de Interventor tras la jubilación del titular D. Francisco Lorenzo F., lo que consiguió a comienzos de 1960.

Blas Quintana firma como Interventor en la toma de posesión del alcalde Pedro Pinilla Porras, el día 11 de octubre de 1960. Foto de VISAM.

Desde su vuelta al pueblo vivirían Blas y su esposa Ana en Badajoz, en la calle Sepúlveda junto a la plaza de San Andrés. Viajaba de Badajoz a Montijo en autobús todas las semanas, hospedándose de lunes a jueves o viernes en la fonda “La Piscina Seca” sita en la calle Cinco Casas.
En ese tiempo escribiría poesías como “A mis compañeros de trabajo”, “Guerra francoespañola” dedicada al trabajador del Ayuntamiento Sancho Vaca, “La fiesta de la Patrona” publicada en el Extraordinario de Feria del HOY de 1961, …
En esos años llevaba una vida tranquila y rutinaria de funcionario, confeccionaba los Presupuestos Municipales y las Liquidaciones anuales (por entonces el Ayuntamiento tenía liquidez y sólo existía concertado un préstamo con el Banco de Crédito Local), le gustaba tomar sus cafés y sus copas en el Bar España y en el de Aunión, no participaba en actividades ni se le veía por el Casino, se relacionaba poco y no salía por las noches pues se quedaba leyendo en la fonda, paseaba por las tardes por el camino del Cementerio con su amigo Alfonso Gómez o por el de la Estación con el hermano de éste José.
Le faltaban ya muchos familiares y amigos, y la España de entonces era muy diferente a la de su juventúd, él pertenecía a otra época. Seguiría siendo un monárquico convencido partidario de Don Juan de Borbón.
En el año 1967 volvió a publicar una poesía en la Revista de Ferias del pueblo sobre el tema: “El imperio inglés”.
Cumplidos sus setenta años el 21 de agosto de 1971, y treinta y cinco de servicios en ayuntamientos, se jubiló como funcionario. Se fue a vivir definitivamente a Badajoz con su esposa y su hijo Jaime. En esos años escribió la poesía “Vejez” que refleja su estado de ánimo en sus últimos años. En Badajoz falleció el 5 de septiembre de 1978 por causa de un “infarto de miocardio” (acta de defunción del Registro Civíl), a sus setenta y siete años de edad. Así acabó la vida de este culto poeta que formó parte de la “Generación del 27” montijana al lado de Rafael Gonzalez-Castell, Alfonso y José Gómez, Horacio López Daza, Pedro Maria Quintana, Andrés Acevedo …

Algunas poesías de Blas Quintana.-
En el semanario “El Avance” nº 1, del 8 de septiembre de 1933, se publicó la poesía “Riña de gallos”, donde refleja la lucha por el poder entre dos reyes. Nos ha sido facilitada por el Archivo privado de Antonio del Viejo Barrena .-

Clavó el gallo en las entrañas del silencio dos sonoros navajazos de cadencias
y en la cúspide más alta de una choza
con fanfárrias de matón pidiendo guerra
el soberbio emperador ocupa el trono
erecto de airón de su rojiza cresta
escarlata sus dos barbas imperiales
y dos lirios como un chulo en las orejas.

Su majestad imperial bate las palmas
con gallardos aletazos de impaciencia
y el harén queda pendiente de la orden
que orgulloso ha proclamado su excelencia.

Con sus guiños sonnolientos de lujurias
baten alas perezosas las doncellas
maquillando su plumaje con el pico
flirteando con posturas picarescas
para ser la concubina preferida
del sultán más poderoso de la tierra.

La más jóven y más linda del harén,
el bocado predilecto de excelencia,
es violada por un príncipe extranjero
que muy ciego atropellando las fronteras,
presumido y jactancioso de su amor
lanza el guante de su copla postinera
sobre el trono del rival más poderoso
en su misma casa… en su misma tierra.

Blanco es el seductor, negro el agraviado
que recoge el guante con gentíl presteza
y cual cuadra a caballeros, mano a mano,
en el campo del honor miden su fuerza.

Dos golas con sus plumas se fabrican,
la del blanco, blanca; la del negro, negra,
dos floretes lleva el uno a la batalla,
dos floretes lleva el otro a la contienda,
y en tremendas puñaladas se destrozan
dos imperios… dos monarcas… dos realezas…
pues si el blanco es el Rey de sus dominios
es el negro Emperador de aquesta tierra,
y si el uno tiene sangre de sultanes…
de sultanes es la sangre de excelencia…

Salta el negro y en las ancas del rival
más parece va a bordar una pirueta
y en la testa coronada del Rey blanco,
hunde un limpio navajazo su excelencia…
Clavó luego en las entrañas del silencio
dos sonoras puñalas de cadencias
y en los restos de un imperio puso el trono
erecto el airón de su rojiza cresta
escarlata sus dos barbas imperiales
y dos lirios como un chulo en las orejas.

Montijo, 10-1933.

En “El Avance” nº 2, del 17 de septiembre de 1933, se publicó “Greguerías pueblerinas”, un ataque furibundo a aquellas personas que se arriman al poder, dándoles igual el partido que esté en él, para enchufarse en las administraciones públicas y beneficiarse personalmente. Un tema que sigue teniendo desgraciadamente mucha actualidad pues el fenómeno se sigue produciendo. El periódico pertenece al archivo privado de Antonio del Viejo Barrena.

Entre los enchufistas hay una clase (degeneración de la especie) a los que yo llamo de “cuota”.
Los “cuotas” son prestidigitadores formidables que cuando juegan a la política con sus camaradas ligan ¡siempre! siete y media y ganan por la mano…
Por el cordón umbilical de una celestinesca amistad con los enemigos de sus camaradas, mantienen esos fetos de la ambición que se apellidan Intereses Inconfesables.
Los cuotas capitanean a sus correligionarios cuando olfatean triunfos y… honores; mas si por el contrario alguna tormenta amenaza granizada finge clínica y cobardemente viajes, quehaceres o enfermedades para evitar su presencia en los puestos de peligro.
A todos estos carnavalescos personajes les dá la “tontuna” por colocar a sus familiares e íntimos con pingües retribuciones, exigiéndoles sirvan de claque en sus intervenciones en las Asambleas.
El cavernícola es un camarada alegre y sencillo que estornuda irremisiblemente cuando pasa próximo a un enchufista de cuota.
La lectura es el arado de desfonde que barbecha la inteligencia.

La inteligencia de los cuotas es completamente estéril; lo único que produce y muy pobremente es gamarza y avena loca.
Los enchufistas de cuota llaman (con un cinísmo incalificable) loscos exaltados a los pobres campesinos que piden trabajo y pan para sus hijos.
Cuando la desmedida ambición de los cuotas esté satisfecha provocarán pequeñas y contínuas faltas de disciplina en sus asociaciones, para justificar su baja y enarbolar en su abaritonado y patético discurso el gracioso papel de ¡¡¡víctima!!!

En la revista “Agla” nº 2, del 26 de mayo de 1935, se publicó “Becqueriana”. Recogida del archivo privado de Antonio del Viejo Barrena.-

De la alcoba en su débil penumbra
de su esposo tal vez despreciada
una joven cubierto su rostro
lloraba… lloraba…

¡Cuánto beso anidaba en sus labios…!
y en sus labios la risa anidaba…
evocando su sueño adorado
que no supo a tiempo venir a buscarla…

¡Ay …!, pensé: ¡Cuántas pobres mujeres…
lloran tristes su triste añoranza…
esperando a el amor que le diga
sé felíz un segundo mujer desgraciada…!

También en la guerra civíl, el 20 de agosto de 1937, escribió la poesía “Historia de la cazadora de don José Gómez contada por ella misma, cuando su dueño se la dejó olvidada en la torre”, dedicada a su gran amigo y poeta satírico José Gómez Rodriguez.
En la guerra, el Servicio de Escucha de Falange, dirigido por Carlos Thomas Núñez (primo de la esposa de José Gómez), ponía Escuadras de vigilancia en la torre de la Parroquia con una radio-escucha para interceptar a los aviones enemigos. La poesía pertenece al archivo privado de Jaime Quintana Maqueda .-

Yo soy de Gómez Rodriguez,
soy de José en cuerpo y alma,
yo soy más chula que un ocho,
más cañí que una guitarra,
mira si seré flamenca,
soy cazadora y de pana.

Con aire de emperadora
voy por la calle de “Papa”,
cuando voy con don José
yo parezco una sultana.
¡Qué guapo es mi Joselito,
lo llevo metío en el alma!

Tú me hicistes falangista
en las heroicas brigadas
que deshacían los entuertos
en el sector de “La Galga”;
hasta que un dia Carlos Thomas
deshizo mi heroica escuadra
y me enroló en radio escucha
allá en la torre encerrada,
en las altas posesiones
de don Juan Pérez Amaya.

¿Y porqué tanta desdicha?
¿Y porqué desdicha tanta?
por avión más o menos
la cazadora cazada,
siendo la mujer de nadie.
¡Pobre chaqueta de pana!

Ya conocen mis servicios
Benitez, Rios, Quintana,
Luís Sosa y Martín Garay,
Daniel el de la farmacia,
el “Grillo” y Tomás Durán,
Cristobal y el Ordenanza.
Todos gustan mis caricias
allá por las madrugadas.
Noches de insomnios muy tristes,
noches de vino y jarana,
yo soy la novia de todos.
¡Pobre chaqueta de pana!
No te quejes don José
si alguien dice que soy guapa,
más que yo tu eres culpable
de que yo sea mujer mala,
en las altas posesiones
de don Juan Pérez Amaya.

Por el año 1948 escribió “Ha muerto Pedrito Alonso” dedicada al montijano de raza gitana Pedro Alonso, hombre muy bajito que vivía pobremente en la calle Arriba dedicado a acarrear a hombros garrafas de vino de la bodega de Angela Rodriguez a los clientes; era muy querido por todos los vecinos por su gran humanidad. Los que llevaban el cadáver eran dos Guardias Municipales, “La Pitarra Rinconete” era la bodega de Angela Rodriguez Rodriguez situada en el rincón de la calle Acinco entrando por la plaza de Santa Clara.
La poesía nos ha sido recordada de memoria por Máxima Domínguez.-

Es noche de restricciones,
reina la sombra en el pueblo
y el navajazo de un grito
ha sonado en el silencio.

Un hombre indeciso corre
por la calle de Teléfono,
“el Chambo” y Simón San Juan
van en su auxilio, a su encuentro,
conduciendo un cadáver,
uno a los pies, otro al cuello.

Pasan por los soportales
de la plaza, del Ayuntamiento,
y “el Chambo” enciende las ocho palmas
que adornan nuestro Paseo,
con velones gigantes
que muy pronto apaga el viento.

¡Ha muerto Pedrito Alonso!
¡Pedrito Alonso se ha muerto!
y ha muerto en el mes de octubre
cuando ya no hay vinos buenos.

La “Pitarra Rinconete”
sufraga los gastos del entierro,
con su arcón de caoba,
con herrajes de oro viejo,
y una carroza de Luís XV
con cuatro caballos negros.

Hay indulgencias plenarias
por prelados extranjeros,
misa córpore in sepulto
y otra después del sepelio.

Porque ha muerto Pedrito Alonso,
el hombre mejor del pueblo,
y ha muerto en el mes de octubre
cuando ya no hay vinos buenos.

En Valencia escribió en castúo, en septiembre de 1958, la poesía “Montijana”. Aquél verano habia venido Blas al pueblo y lo encontró muy transformado debido a las obras del Plan Badajoz. La poesía era una crítica feroz contra el Plan, que le habia quitado las tierras de sus antepasados, y una añoranza de la sociedad anterior a las obras de regadío donde la naturaleza estaba limpia y no contaminada. Critíca la emigración forzosa de muchos montijanos a tierras lejanas y a la pléyade de burócratas que se aprovechaban del Régimen.
El párroco ya no era D. Juan Pérez Amaya sino D. José Zambrano Blanco, de Fuente del Maestre; era alcalde de Montijo por entonces el natural de Quintana de la Serena José de Tena, funcionario de la Hermandad Sindical de Labradores y Ganaderos. La publicación de esta poesía le costaría un conflicto con el Régimen a pesar de que Blas era un hombre adicto a él. La copia que trascribimos pertenece al archivo privado de Antonio del Viejo Barrena y al de Jaime Quintana.-

Como er pájaro emigrante vuerve ar nío
ar barrunto del instinto y der tempero,
orientao por los altos campanarios
oteando en el espacio vuervo ar pueblo.

Voy buscando aquella Charca de los Bueyes,
er camino de la Roca, er Mataero,
voy buscando las antiguas amistaes
y mu triste voy buscando los recuerdos…

Ya no encuentro ni rastrojos ni posíos,
ya no encuentro ni pastores ni borregos,
donde paren las cochinas hay acequias,
donde duermen las ovejas hay un pueblo,
y la basta ciringoncia de canales
con su férrea dictadura der cemento
atenaza la conciencia campesina
que suspira con dolor llena de mieo…
que suspira por las santas libertaes
de su encina, de su olivo, der barbecho.

Ya no existe nuestro Cura en la Parroquia,
por que er Cura que yo he visto no es er mesmo,
los Ceviles que yo he visto en la su Casa,
er que pone er Telégrama, er der Correo,
er que manda en er Juzgao y er der Banco,
hoy son hombres de otras tierras, de mu lejos,
que engañando a los de casa los jecharon
y los nuestros jato al hombro obedecieron…

Y otra nueva langostá cayó en los campos
de escribientes, de Arquitectos, de Ingenieros,
y toitos con su coche y con su Arradio
y toitos con su Amoto y traje nuevo
destrozaron en dos dias los suores
de mi madre, de mi padre, de mi aguelo,
endispués de endirgarnos por la esparda
la ruina de la tierra jecha riego.

Que ni froncia de la farta que jacían
esos rimos de tomates y pimientos
por que crian los muchachos medio enclenques
endebluchos, jalamíos, medio enfermos,
sin la pringue der mondongo en las matanzas,
sin tocino, sin morcilla, sin er queso,
que jinchaban las acequias de las tetas
donde maman los cachorros extremeños…

Pero… ¡córcholis! si ayer… mesmamente ayer,me fuí como siempre pal Ayuntamiento…
y ¿a que no atináis quién es el Arcarde?
¡pues también! ¡también el Arcarde es forastero!
¡y los chupatintas que paecen Menistros!
paecen Menistros mandando en lo nuestro…
que esgracia… que esgracia… que esgracia tan grande…
que triste… que triste… que triste está er pueblo…

Si nuestro Caudillo de la España supiera…
¡¡¡ Enseguía!!! enseguía consentía toito ésto… !

Blas Quintana Gragera
Para servir a Dios y a Vd.
¡Viva Franco! ¡Arriba España!

Existe otro texto de la misma poesía, firmada por Blas en Montijo en septiembre de 1963, “autocensurada” y titulada “Poesía festiva. Montijana” donde hace variaciones en algunas estrofas.

A principio de los sesenta le dedicaría Blas una poesía satírica a su compañero de trabajo Sancho Vaca titulada “Guerra francoespañola”. Este nombre puede deberse a que el hecho sucediese el 2 de mayo, Fiesta de la Independencia. La poesía pertenece al archivo privado de Manuel Alonso Dominguez .-

Era un tal Vaca Gragera
oriundo de Lobón,
es mutilado de guerra
y enfermo del corazón.
tiene aficiones de caza
y es dueño de un perdigón,
allá en tierras de Mendoza
con su viejo escopetón
cayó en las redes de un guarda
que al juzgado le llevó.

Pasen los señores, pasen,
a escuchar la narración,
de este invicto mutilado
defendiendo con tesón
las fronteras de su patria
contra un francés invasor.

Era a mediados de abríl,
un dia lluvioso y tristón,
por un lado Dios y Sancho
que avanza con su pendón,
con sus huestes victoriosas
buscando a un francés traidor.

El mariscal de La Charca
una emboscada tendió,
parapetado en trincheras,
al medio un gran mostrador,
La Charca tira con vasos
de un vinillo peleón,
con monedas lucha Vaca
valiente en verdad ¡Vive Dios!

…………………………………….
en aquél campo de honor
el invicto y fiel Don Sancho
ante cobardes triunfó,
Vaca aprisiona unos vasos
y un ¡Viva España! lanzó,
no fué uno solo, recoño,
ni tampoco fueron dos.

¡Guerra! gritaba Don Sancho,
La Charca ¡guerra! gritó,
y entre el agua y entre el cieno
como un hábil pescador
……………………………………………..
y la paz de los valientes
en tierra de nadie firmó.

Cuatro guardias los llevaban
por la gran plaza mayor,
Vaca grita ¡Viva España!
ellos el kirieleison,
lo lanzan sobre un camastro,
rígido Sancho quedó,
restos gloriosos de un mártir
que como un héroe murió.

¡Una oración feligreses!
la rezaora imploró,
una oración por Don Sancho,
que ha muerto mirando a Dios,
porque ha muerto panza arriba
sobre un mísero jergón.

En el extraordinario de la Feria de Montijo del diario HOY, del año 1961, publicó Blas la poesía “El dia de la Patrona” escrita en castúo. En ella ensalza al nuevo alcalde Pedro Pinilla Porras. Pertenece al archivo privado de Jaime Quintana .-

Para el insigne maestro, mi distinguido amigo, Don José Maria Pemán.

Era un día mu grande er de nuestra Patrona;
retumbó en er chozo el reló der mi gallo,
eché en las alforjas dos quesos pal ama,
recogí los pollos y encerré el mi guarro;
saqué un cubo dagua, me lavé los ojos,
y en el agua mesma, endispués de pensalo,
me lavé los pies otra vez este año,
porque yo no sé si era er queso er queolía
o el oló salía de mis zapatos.

Le puse a mi rucia la jáquima nueva,
tomé carrerilla como hace er muchacho;
la burra, mu tuna, arzando er pescuezo,
mempujó una mijina y queé sentao;
entallé er cabresto con la pierna izquierda,
saqué la petaca y eché mi cigarro;
cogí er mecherino que truje de Zafra,
y encendí er pitillo, que estaba apagao.

La burra, mu astuta, se para un ratino
y escucha dun burro su ronco reclamo,
que entre las acequias de los regueríos
retiembla y se pierde roando… roando…
y aluego anda lista y como una coqueta
presume de guapa y de nueva ante er macho,
y yo miro ar pueblo que ya echa su jumo,
que sube tan arto como er campanario.

Las calles mu limpias, regás y barrías;
¡qué arcarde más güeno tenemos hogaño!
La gente va loca entrando y saliendo,
como los cochinos buscando er dornajo,
y allí sólo reina el enreo y la mentira
y no ves a un hombre con cara donrao…
A mí me lo dijo mi padre hace tiempo:
si quiés ver arguno vas ar camposanto,
y no te se ocurra buscar en er nuevo,
tú te vas ar viejo… pué que encuentres argo…

Después ví la plaza. ¡Qué maja que estaba!
sin la fea y mugrienta taberna dantaño
donde er pobre apura un vasillo de vino
y engaña a la jambre er garbanzo tostao.

¡Qué jembras que había!, ¡qué jembras tan guapas!,
¡qué caras!, ¡qué cuerpos!, ¡qué cuerpos, Dios santo!
Yo vide a una rubia con er pecho juera,
¡mi madre, qué teta mamaba er muchacho!
con er pico rosa como las palomas,
mu blanca, llenita de cintas y lazos,
y er crío se reía como un angelote,
cogiendo una nueva que tie de recambio…
Y ar probe te endirgan dos tetas mu lacias,
resecas, renegras, coló der tabaco,
sin leche siguiera, porque pasan jambre,
y er pico es lo mesmo que er pico dun pato.

La vida es asina, un tute de cartas,
los trunfos pal rico; pa tí, er cuatro bastos.
Ya te pues rascá la cabeza mu serio,
que aunque des mil güertas parriba o pabajo
y quias jarreá muchas veces al burro,
el burro está sordo… y el burro ¡clavao!

Pa no sentí penas me dije: ¡Blasillo!,
ya no quiero esperá que allegue er tu santo
porque hoy es er dia de la feria ¡y ahora!
¡¡ ay, ahora mesmito yo a tí temborracho !!


Publicado en la Revista de Ferias de 2002.


Juan Carlos Molano Gragera
Juan Carlos Molano Gragerahttp://historiasdemontijo.com
Cuando estudié la carrera de Ciencias Políticas, en la Universidad Complutense, durante los años 1968/72, tuve algunos maestros como Antonio Elorza Domínguez o Juan Trías Vejarano que me enseñaron a investigar en los archivos para elaborar aspectos de nuestra historia. Aquella semilla se fue desarrollando desde finales de los años setenta cuando volví a vivir a Montijo y continúa viva hasta el día de hoy. Espero continuarla hasta que me fallen las fuerzas y la vista. Y me gustaría que se siguiese leyendo después de “pasar a mejor vida”.

Autor

Cuando estudié la carrera de Ciencias Políticas, en la Universidad Complutense, durante los años 1968/72, tuve algunos maestros como Antonio Elorza Domínguez o Juan Trías Vejarano que me enseñaron a investigar en los archivos para elaborar aspectos de nuestra historia. Aquella semilla se fue desarrollando desde finales de los años setenta cuando volví a vivir a Montijo y continúa viva hasta el día de hoy. Espero continuarla hasta que me fallen las fuerzas y la vista. Y me gustaría que se siguiese leyendo después de “pasar a mejor vida”.

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