La afición por el jazz en el Montijo de los años veinte y treinta

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La Original Dixieland Jass Band grabó en 1917 en EE.UU. las primeras grabaciones sonoras de la historia del jazz. En los años veinte del siglo XX comienzan a llegar a España estilos musicales que inventaron los afro-americanos en aquél país y se extendieron como la pólvora por todo su territorio, propagándose también en España a través de los gramófonos, las radios y el cine sonoro a partir de finales de esa década. Esos estilos, estridentes y frenéticos, exóticos y rompedores, chocaban con los tradicionales de aquí (la zarzuela, el cuplé, el flamenco, los bailes clásicos). Lógicamente quienes aceptaron y absorbieron en primer lugar estos gustos fueron los más cultos y adinerados que solían viajar al extranjero y los estudiantes de las universidades elitistas del momento.
El jazz estilo Nueva Orleáns se transmite en la primera década del siglo, el Dixieland en la de los años diez, el jazz de Chicago y Nueva Cork en la de los años veinte y el swing y el fox trot en la de los treinta.
Javier Yuste nos explica en su artículo “Un siglo de jazz en España”, publicado en El Cultural el 28 de noviembre de 2013:“…Durante la Gran Guerra (la I Guerra Mundial) un buen número de afroamericanos se alistó al ejército estadounidense. Muchos de ellos viajaron a Europa en compañía de su fusil y armados con su trompeta. Eran músicos de jazz y tuvieron un gran impacto en el Viejo Continente. “Muchos se quedaron o volvieron para hacer giras. De esta manera se introdujo el jazz también en España”, comenta Jorge García. “Al principio era música para bailar y los primeros músicos venían como orquestas. Además, el impacto visual que producía en aquella época un hombre de raza negra tocando la batería era enorme, un reclamo muy importante”.
El jazz se convirtió de esta manera en un fenómeno en los años 20 en España. Los primeros en interesarse fueron las clases altas, aunque prendió rápidamente en todos los estratos. Barcelona y Madrid fueron los principales focos y, en el norte, se popularizaba en balnearios y casinos donde las clases pudientes trataban de estar a la última moda de París. “Pronto se realizó una adaptación española del jazz pero también se incorporaron ritmos como el fox trot a revistas y zarzuelas que se popularizaban por todo el país”, explica García.
Intelectuales como Jorge Guillen, Luis Cernuda, Federico García Lorca y Ramón Gómez de la Serna sucumbieron al poder de seducción del jazz, escribiendo sobre él, aunque es cierto que otros sectores se mostraban más críticos ante una música que consideraban capaz de excitar los más bajos instintos y de destruir nuestras tradiciones populares.
Durante los años 30, con el fenómeno asentado ya en España, los aficionados se organizan en Hot Clubs (clubs de aficionados al jazz), imitando el modelo francés. “Organizan conciertos en teatros, realizan programas de radio, editan revistas…”, explica Jorge García…

Banda de King Oliver-Chicago. 1923                                       Banda de King Oliver. Chicago 1923.jpg
En octubre de 1927 se estrenó en EE.UU. la película El cantor de jazz (The Jazz Singer), considerada la primera película sonora de la historia del cine, que hizo tambalear todos los planes del momento del cine mudo. En España se iniciaría el cine sonoro a finales de los años veinte y en Montijo a comienzos de los treinta.

Las fiestas de jazz en EE.UU.
Los jóvenes de buena posición celebraban fiestas privadas donde bailaban los ritmos de jazz, bebían alcohol, fumaban, etc. hasta altas horas de la madrugada. Este tipo de fiestas se fue pasando en los años veinte a Europa y a España con el nombre de “fiestas americanas” organizadas por estudiantes de las universidades de Madrid o Barcelona…                          Una fiesta americana representada en una película de la época.
En estas fiestas se bailaba los estilos dixiland, fox trot, charlestón, etc.
Fred Astaire y Ginger Rogers bailando un fox trot. Foto publicada en el blog Estilo Rus, de Rus Martínez Cantero el 2 de julio de 2013.
Alrededor de estas corrientes musicales aparecieron prototipos de mujeres que iban liberándose de los atavismos tradicionales como las que estudiamos a continuación.


Las flapper
Tomado de Wikipedia: “Es un anglicismo que se utilizaba en los años 1920 para referirse a un nuevo estilo de vida de mujeres jóvenes que usaban faldas cortas, no llevaban corsé, lucían un corte de cabello especial (denominado bob cut) y escuchaban música no convencional para esa época (jazz), que también bailaban. Las flappers usaban mucho maquillaje, bebían licores fuertes, fumaban, conducían, con frecuencia a mucha velocidad, y tenían otras conductas similares a las de un hombre, y que eran un desafío a las leyes o contrarias a lo que se consideraba en ese entonces socialmente correcto. Las flappers tienen sus orígenes en un período de liberalismo social, turbulencias políticas y aumento de los intercambios culturales transatlánticos que siguió al final de la Primera Guerra Mundial, así como la exportación de jazz americano a la cultura europea… Se cortan el cabello a lo Garçonne (mujeres andróginas), y sus trajes se vuelven sencillos para poder ir a trabajar y caminar rápido… La moda ya no la dictaba la aristocracia sino las actrices de las películas de cine y los artistas, pintores, escritores, que buscaban nuevas formas… Escritores y artistas estadounidenses como F. Scott Fitzgerald, John Held Jr. y Anita Loos popularizaron esta moda y actitud social en sus obras, dando la imagen de que las flappers eran mujeres independientes y atractivas. La actriz Clara Bow es citada con frecuencia como ejemplo de flapper típica…

Las flapper. Foto publicada en Periodistas en español.com, artículo de Francisco R. Pastoriza “Felices años veinte” el 24 de enero de 2020.
La primera aparición de la palabra y la imagen de una flapper en los Estados Unidos provenía de la popular película de Olive Thomas de 1920 The Flapper. Esta fue la primera película en los Estados Unidos que retrataba el modo de vivir de las flappers que pronto se haría moda en los años 20…
Forma de vestir
…Además de su irreverente comportamiento, las flappers son conocidas por su estilo a la hora de vestir, que en gran medida surgió como resultado de los estilos musicales de jazz y la divulgación del baile que las acompañaban. Llamado «garçonne» en francés («chico» con un sufijo en femenino), las flappers buscaban un aspecto masculino. Se popularizó un corte de pelo simétrico llamado bob cut, donde el flequillo es recto cayendo por encima de las cejas, y el largo puede tener una longitud cortado desde la altura de las mejillas o hasta los hombros, reduciéndose en la nuca de forma diagonal. Fue sustituido más tarde por el corte Shingle bob («corte tablilla») o Eton crop. El primero se introdujo en 1924, muy parecido al bob cut pero más corto y sin flequillo, generalmente muy engominado para pegarlo lo máximo posible a la cabeza. El segundo, acreditado a Joséphine Baker, es reconocido por ser liso por la raíz y a la altura de las orejas lleno de rizos, muy popular en la década de los años 1920 porque era ideal para llevar con sombreros cloché. Las flapper se teñían el cabello de negro azabache o de rubio platino, y algunas veces, de rojo intenso, aunque no era tan popular debido a las viejas supersticiones que había sobre los pelirrojos.… las flappers usaban sujetadores y fajas que moldeaban una figura sin formas, reduciendo pechos y caderas, dando una imagen más infantil, frágil y de efebo, que al mismo tiempo recordaba el aire varonil ya mencionado de las flappers. La faja, que llegaba a mitad del muslo, llevaba liguero para sujetar las medias de seda negra o blanca. Las flappers llevaban (por encima de dichos sujetadores y fajas, o a veces sin nada por debajo) vestidos rectos y con amplios escotes sujetos solo con tirantes, dejando totalmente al descubierto los brazos, generalmente con cinturones colgando de la cadera para acentuar levemente el cuerpo menudo y esbelto entre las holgadas prendas. Las faldas tenían el corte justo por debajo de las rodillas hasta 1927, permitiendo un elegante y provocador vuelo que dejaba ver las rodillas considerablemente cuando una flapper bailaba o caminaba. Las flappers solían maquillarse las rodillas para que resaltasen cuando se mostrasen fugazmente en los movimientos de la falda. Los accesorios se convirtieron en una parte muy importante del vestir. Por lo general consistía en piezas de joyas de moda Art Decó, con muchas capas de collares de perlas. Los guantes largos, los bolsos para la calle, sombreros, estolas de pelo, anillos, broches y zapatos con tacones altos eran complementos que no podían faltar en una flapper… Los sombreros cloché eran también muy comunes entre las flappers. De copa hemisférica, cuerpo cilíndrico y pequeña ala recta con pliegue a un lado, estaba realizado por el entrecruzamiento de cintas de seda. …
Fin de la era flapper
A pesar de su popularidad, el estilo de vida flapper y su imagen no pudo sobrevivir al Crack del 29 y la posterior Gran Depresión. Esta actitud llena de vida y hedonista simplemente no pudo encontrar su lugar en mitad de los problemas económicos de los años 30. Más específicamente, dicha década trajo una reacción conservadora y una revitalización religiosa que erradicó los estilos de vida liberal y las modas de los años 20… “

¿Y en Montijo como se introdujo el gusto por los ritmos del jazz?
En un pueblo rural, alejado de las grandes ciudades progresistas, donde la cultura era bastante baja y las ideas predominantes conservadoras, había sectores de la juventud, de las clases altas y medias, que querían romper con aquél corsé y fueron inclinándose por gustos musicales y estéticos procedentes de los EE.UU. y París. Esos grupos de jóvenes, apoyados por algunos empresarios abiertos hacia las nuevas tendencias, empezaron a organizar las llamadas “fiestas americanas” donde se oía y bailaba el ritmo frenético del jazz. Aquello era rompedor y escandaloso en aquella sociedad atrasada y alejada…
Plaza de la Constitución a principio de los años veinte. Foto de María Arrobas Vila.
El ambiente musical en Montijo lo marcaba el Teatro Calderón, desde su inauguración en 1905, donde actuaron los principales artistas del cuplé, la zarzuela, la lírica, la Opera Flamenca, las varietés… En los Carnavales o fin de año organizaban distinguidos Bailes de Sociedad…

Cuando se proyectaban películas de cine mudo en el Calderón, desde el año 1914 a 1932 tocaba Dª. Rafaela Guisado con el piano música de ragtime.
“Ragtime (ragged-time, «tiempo rasgado») es un género musical estadounidense que se popularizó a finales del siglo XIX derivado de la marcha, caracterizado por una melodía sincopada y un ritmo acentuado en los tiempos impares (primer y tercero). Entre sus raíces aparecen elementos de marcha en el estilo de John Philip Sousa y de ritmos provenientes de la música africana. Es una de las primeras formas musicales verdaderamente estadounidenses y una de las influencias en el desarrollo del jazz. Su principal compositor fue Scott Joplin, quien saltó a la fama tras la publicación en 1899 del Maple Leaf Rag, el cual, junto con otros éxitos posteriores, contribuyó a definir la forma conocida como ragtime clásico, con una armonía, estructura y métrica particular, en contraste con las formas más primitivas de ragtime caracterizadas por una mayor flexibilidad.” (tomado de Wikipedia)

                                          La pianista Rafaela Guisado Donoso.
Los salones y casinos donde hacían las fiestas eran los siguientes:
El Nuevo Reinado, de gusto modernista, se abrió a finales del siglo XIX en lo que hoy es el comercio de Agudo. Desde principios de siglo XX tocaba el piano Francisco Pajuelo “gran pianista”. Leemos en la revista Gente Nueva al final de la Feria de 1920 “…el tercer día de feria se organizó por un puñado de jóvenes entusiastas de la danza un grandioso baile en el espacioso salón de Pajuelo”. En ese año había una sociedad de bailes organizada por jóvenes que se denominaba “El Paraíso bailable”. Por los años veinte regentaba el Nuevo Reinado “el tío Jorge” y tocaba su hija Isabel Jorge el piano, había terminado la carrera en el Conservatorio de Madrid, donde había oído y aprendido los nuevos ritmos que venían de EE.UU. y de París, por ello se le llamaba popularmente “el baile de la Jorge”.

                El Salón Nuevo Reinado en los años veinte. Foto de Antonio Agudo Conde.
En la planta alta de Nuevo Reinado se jugaba al billar, entre otros. Vemos en el centro a Cecilio Rodríguez en los años treinta. Foto de Ángel Rodríguez Bautista.

El Salón de Menayo denominado Salón de las Bellas Artes, que estaba donde hoy está la tienda de ropa de la misma familia, lo regentaba Bartolomé Menayo. Su hija Manuela, que era pianista, había estudiado en el Conservatorio de Madrid donde había oído y aprendido los nuevos ritmos venidos de EE.UU. y París, tocaba con su orquesta de jazz-band. Se le conocía como “baile de la perita”…

La pianista y vocalista Manuela Menayo y su Jazz Band en el Salón de Menayo en los años 30 acompñada por saxo tenor, saxo barítono, trompeta con sordina, violín y jazz-band (batería). Foto de Oscar Menayo.

En Gente Nueva del 6 de junio de 1920 decían: “Para muy en breve está anunciada en esta localidad la estrepitosa apertura de una gran academia de baile internacional, que será dirigida por un conocido chico “bien” de la alta sociedad montijana… el pollo tiene la gracia por arrobas…”, es decir que se apellidaba Arrobas. Continuaba abierta en 1922.

¿Quiénes eran las flappers y los niños-pera de Montijo? ¿Había realmente flappers en Montijo?
Los Capote, los Rodríguez, los Gómez, los Mendoza, los Valdivia, los Pinilla, los Quintana, los Gragera Barragán, los Vila, los Jerez, … Estudiaban en las universidades de Salamanca, la Central de Madrid, la de los agustinos de El Escorial (esta entidad remonta sus orígenes a Felipe II. Formalmente erigido como Real Colegio de Estudios Superiores en 1892 por la Reina Regente María Cristina de Habsburgo y Lorena, ha sido dirigido por la orden de los Agustinos desde su fundación), …

Los fundadores del Club Deportivo de Montijo eran también aficionados a los bailes americanos. De arriba a abajo y de izquierda a derecha: Juan de los Ríos, Esteban Pérez, Miguel Gómez, Manuel Carretero Feria, Modesto Sáez, Pedro Menayo y Pepe Vila. Foto de Elena Lòpez.Jóvenes montijanas de la alta sociedad en los años treinta vestidas a la moda flappers. Vemos entre otras a Petra Jerez, las hermanas Rodríguez, Eulalia Pinilla ….. Foto de Ángel Rodríguez Bautista.

                       Jóvenes montijanas de los años treinta. Foto de Isabel Capote.

Jóvenes montijanas en el Cerro de San Gregorio a finales de los años veinte (cuando existían aún las rocas), vemos a las hermanas Durán Caballero, hermanas Rodríguez, hermanas Molano Calvo, Cipriano Gallardo, …. Vila, etc.

Grupo de jóvenes montijanos –aficionados a la danza americana- en San Isidro, durante la II República, acompañados por la orquesta que tocaba en Barbaño. Vemos entre otros a Ramón Melara, José Luís Calero, Cecilio y Antonio Rodríguez. Foto de Ángel Rodríguez Bautista.
La Estudiantina de Dª. Rafaela Guisado … que actuaban en los Carnavales… tenía también un coro de chicas jóvenes que bailaban danzas modernas, entre otras. Lo integraban la cantante Inesita Moreno “con su preciosa voz”, Amalia Torres, Dolores Núñez, Cipriana Gallardo, María de los Ríos, Eulogia Menayo, Agustina Menayo, Consuelo Sánchez, Josefina Garay, Josefina Cabezas, … Cantaban, entre otras, la canción compuesta por Dª Rafaela “Chicas modernas” que comenzaba así: “Somos chicas modernas/ de un modernismo ideal,/ no cosemos ni planchamos,/ paseamos nada más.// Si un pollo pera nos sigue,/ nos burlamos por demás,/ de sus muchas idioteces/ y su facha desgarvá.
Estribillo: Ja, ja, ja, que risa que nos causan,/ Ja, ja, ja, que gracia que nos dan,/ Ja, ja, ja, nos miran por delante,/ Ja, ja, ja, nos miran por detrás.
Con nuestras gafas oscuras/ no dejamos de observar/ el efecto que causamos/ con nuestra marcha triunfal.// A los viejos producimos/ sorpresa muy natural,/ las señoras nos critican/ que es una barbaridad”… (y continuaba)

La Estudiantina de Carnaval dirigida por Dª. Rafaela Guisado actuando en el Teatro Calderón a comienzo de los años treinta. Estos jóvenes eran aficionados a la música americana. Foto de Ángel Rodríguez Bautista.
Eran el coro de jóvenes de Dª. Rafaela vestidas de Pierrot. Vemos a Eulogia Menayo, Dolores Núñez, Ana Garay, María Ríos, Cipriano Gallardo, Amalia Torres, la hermana de Manuela Menayo, Manolita Garay y su hermana ….

Durante la II República tocaba con Rafaela Guisado en el Casino León Mena el clarinete y “jazz-band” o batería que fue una innovación en la España de los años veinte…
Se organizaban también fiestas particulares donde se oían y bailaban danzas americanas. El 16 de julio de 1932 organizó una fiesta Carmencita Sánchez. Decía Pedro María Quintana el día 21 en La Libertad: “A los acordes de una orquesta de negros, desde un disco de gramófono, se entrega la juventud a las delicias del baile. La fiesta terminó de madrugada”. Daba la noticia de que venían de Madrid Manuela Menayo y la señora de David Kriales, profesor de violín de la Orquesta Sinfónica de Madrid.

En 1927 abrió el maestro de obras Modesto Cabezas el Salón Moderno, que supuso una apertura a las nuevas corrientes musicales y artísticas, por lo que era un salón menos rígido y clásico que el Calderón. En el Salón Moderno se bailaba el fox trot con el cuarteto de Isabel Jorge, que tocaba el piano, Vera y Calle el violín, y ….. Mora el jazz-band. El fox trot – o trote del zorro- es una danza suave y progresiva caracterizada por movimientos largos y continuos que fluyen a través de la pista de baile. Se baila con música de big band (generalmente vocal). Desarrollado en la década de 1910, el fox trot alcanzó su apogeo en la década de 1930.

Isabel Jorge y una orquestina formada por Rodrigo Sánchez, Vicente Labado y el sobrino de Isabel, durante la guerra civil.

El día 24 de julio de 1932 se celebró en el Salón Moderno una verbena donde se adjudicaron premios para las parejas que mejor bailaron, entre ellos el “fox americano” a Catalina Campos y Andrés Cortés.
En agosto de 1932 organizó un grupo de jóvenes (Cristóbal Durán, Mariano Serrano y Juan Rodríguez) “haciéndose eco de los deseos manifestados por muchas chicas” –decía Pedro María Quintana en la Libertad el día 5- un baile por invitación en el Salón Moderno. “…El patio del Salón Moderno estaba adornado con farolillos a la veneciana y en el medio un tablado a la americana para la orquesta… la noche herida en su silencio por el “jazz”… Se ha despertado una gran afición al baile de arte, baile de gracia, rítmico y espectacular. En el se distinguen Félix Gutiérrez, Bartolomé Rodríguez, Hipólito Gragera (que estudiaba Derecho en Madrid), Antonio Sánchez y otros. La orquesta está compuesta por la pianista señorita Isabel Jorge, los violines señores Vera y Calle y el Sr. Mora con el jazz-band. Gustaron extraordinariamente. Se adjudicaron tres premios… La fiesta terminó a las tres de la madrugada. Resultó preciosa”. Entre los asistentes cita a Manolina Aunión, Paca Durán, Angelita Rodríguez, Cipriana Gallardo, María Álvarez, Nieves Vila, Manolo del Viejo, Polo Moreno, José Martínez, Diego Cabezas…

En febrero de 1933 se celebraron bailes de Carnaval. Decía Pedro María el día 4: “… en casa de D. Bartolomé Menayo por un grupo de jóvenes contratados para estos días y otro en casa de D. Diego Durán por niños “bien” (se refería al salón “El 33” en la plaza de Sagasta).
El día 15 de abril de 1933 se celebró un baile en el Salón Moderno, la orquesta era la de Isabel Jorge acompañada por Pedro del Viejo Rodríguez, saxofón, Virginio López Rodríguez, trombón, Diego Gutiérrez Rodríguez, clarinete, Francisco Álvarez Delgado, trompeta (todos eran de Montijo y tocaban en la Banda de Música) y Vera al violín.
En La Libertad del 5 de julio de 1933 escribía Pedro M. Quintana: “Después de terminar con notas de sobresaliente la carrera de profesora de piano, la distinguida y culta señorita Manolita Menayo ha obtenido el segundo premio entre las 26 concursantes en el Conservatorio de Música.
Muy de veras felicitamos a sus padres y hermanos por el triunfo que en sí supone, aunque no es de extrañar en una joven de tan relevantes aptitudes como las que posee tan encantadora señorita. Yo, por mi parte, no puedo por menos que rendirme ante tu belleza y simpatía…”

En los cines de Montijo empezó a finales de 1932 el cine sonoro, algunas de las películas eran comedias musicales norteamericanas, que tenían mucho éxito entre los jóvenes montijanos. Un ejemplo, en el Cine Calderón se proyectó la película “Un plato a la americana” (realizada en 1930 por la Fox) el día 23 de abril de 1933, con música fox-trot y blues. Intérpretes Orquesta The Charleston Chasers (1ª obra) — Orquesta Rudy Marlow (2ª obra).

Las Garçonnes
Tmado de Wikipedia:“Es una palabra francesa nacida en los años 1920 en París para referirse a un nuevo tipo de mujeres que reivindicando los derechos de la mujer y la igualdad de género adoptaron una figura andrógina, rebelándose contra los conceptos tradicionales y estrictos de la feminidad que había hasta entonces. Así comenzaron a aparecer siluetas más «masculinas», acompañadas del cabello corto como el estilo bob cut o el Shingle bob y embutidas en esmoquin o en traje y corbata. Las garçonnes tienen sus orígenes en un período de liberalismo social, turbulencias políticas y aumento de los intercambios culturales transatlánticos que siguió al final de la Primera Guerra Mundial en Francia, con más auge en París, extendiéndose hacia Estados Unidos, así como el movimiento de las flapper que venía desde Estados Unidos hasta Francia…”

La moda Garçonne también llegó a Montijo aunque de tapadillo.

Montijana vestida de “pichi” en Carnaval en los años treinta. Fotos de Isabel Capote.
                        Disfrazadas de pichi y de aldeana a finales de 1931. Foto de VISAN.

Estos datos los hemos obtenido de las revistas montijanas “Juventud Extremeña”, “Gente Nueva”, “Agla”, “El avance”, “Moysa”, las revistas de Ferias desde 1929, … periódicos “La Libertad” y “La Vanguardia” de Badajoz…

Publicado en la Revista de Ferias de 2.018.

Juan Carlos Molano Gragera
Juan Carlos Molano Gragerahttp://historiasdemontijo.com
Cuando estudié la carrera de Ciencias Políticas, en la Universidad Complutense, durante los años 1968/72, tuve algunos maestros como Antonio Elorza Domínguez o Juan Trías Vejarano que me enseñaron a investigar en los archivos para elaborar aspectos de nuestra historia. Aquella semilla se fue desarrollando desde finales de los años setenta cuando volví a vivir a Montijo y continúa viva hasta el día de hoy. Espero continuarla hasta que me fallen las fuerzas y la vista. Y me gustaría que se siguiese leyendo después de “pasar a mejor vida”.

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Cuando estudié la carrera de Ciencias Políticas, en la Universidad Complutense, durante los años 1968/72, tuve algunos maestros como Antonio Elorza Domínguez o Juan Trías Vejarano que me enseñaron a investigar en los archivos para elaborar aspectos de nuestra historia. Aquella semilla se fue desarrollando desde finales de los años setenta cuando volví a vivir a Montijo y continúa viva hasta el día de hoy. Espero continuarla hasta que me fallen las fuerzas y la vista. Y me gustaría que se siguiese leyendo después de “pasar a mejor vida”.

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