Los Vila. Unos valencianos en Montijo

-

Agradezco a Mary Arrobas Vila, Mary Nieves Vila Molano, Paqui y Luís Vila Jerez, los datos que me han trnasmitido oralmente de su familia y las fotos que me han proporcionado. Sin ellos no se podría haber realizado este estudio.                                               A Montijo llegaron en el siglo XX varias familias valencianas a buscar una vida mejor, como Manuel Polo Onteniente, alpargatero y cordelero, los hermanos Enrique y Antonio Peris, Rómulo Pellicer, maestro de escuelas, Francisco Cutanda, profesor y agricultor, Alejandro Santamans, empleado de fábrica, los hermanos Moreno Fox, etc., pero aquí nos vamos a centrar exclusivamente en los Vila.

La importancia del carbón para el desarrollo industrial del último cuarto del siglo XIX

En el último cuarto del siglo XIX se produjo en España, y en la zona del Levante que tenía una larga tradición artesana y comercial, un desarrollo industrual acelerado. Las máquinas de vapor se impusieron en las industrias, en el ferrocarríl, en los barcos, etc. Para su movimiento se usaba -sobre todo- el carbón mineral.  En el artículo “El carbón mineral, motor de la industrialización valenciana” publicado en lasprovincias.es el día 24 de octubre de 2015 y escrito por Beatriz Lledó, decía entre otras cosas: “… El desarrollo de la industria valenciana a principios del siglo XX no habría sido posible sin el carbón. El consumo de esta energía fósil creció a partir de la segunda mitad del XIX impulsado por la Revolución Industrial. Con él se alimentaban las máquinas de vapor y era indispensable para la siderurgia, que proporcionaba hierro para las nuevas máquinas a partir del coque. La demanda se disparó como fuente de energía para el ferrocarril, para los barcos de vapor y para las fábricas de gas para el alumbrado. También para uso doméstico. «El carbón posibilitó el desarrollo de la industria valenciana del XX. La industria textil de Alcoi y sus alrededores no se entiende sin este combustible y lo mismo ocurre, por ejemplo, con la industria cerámica en Castellón. Además, la minería ha tenido una influencia extraordinaria en la sociedad y su desarrollo», afirma Luis Oria Ingeniero de Minas y profesor asociado del departamento de Ingenieria del Terreno de la Universitat Politècnica de València …

«La extracción del lignito en las minas de la Comunitat fluctuó siempre según las demandas de carbón de la época, teniendo alguna etapa floreciente coincidiendo con la Primera Guerra Mundial o la Guerra Civil. El carbón inglés, de un alto poder calorífico y gran calidad fue siempre el enemigo a batir. El que se extraía en tierras valencianas tenía un bajo poder calorífico y, por tanto, no era apto para muchas aplicaciones», valora José Manuel Sanchis, administrador del blog Mineralogía Topográfica Ibérica…

«Durante la Gran Guerra europea (1914-1918)… al cortarse de golpe la importación de carbones británicos, las fábricas españolas necesitaban todo el carbón disponible, aunque fuera escaso y de menor calidad», asevera en su estudio Ripollés. El desabastecimiento de carbón afectó también, por ejemplo, al trenet de Valencia, que tuvo obligado a reducir drásticamente el servicio para «economizar carbón»…”

Aparte del carbón mineral se utilizaba el carbón vegetal como combustible para uso doméstico e industrial, en la metalurgia del hierro y en la forja para producir acero. En la comunidad valenciana el oficio de carbonero venía de muy antiguo. Tomamos del artículo “Los oficios de la Valencia antigua” publicado en Valencia Bonita el 30 de diciembre de 2015 lo siguiente: “La vida del carbonero de monte era muy dura. Debía estar vigilando constantemente la combustión, observando el color del humo y tapando los agujeros. Una tormenta podía echarlo todo a perder. Si todo marchaba bien, la operación solía durar tres o cuatro días. A falta de alguna cueva o abrigo natural, el carbonero tenía que fabricarse una pequeña choza donde pasar las frías noches y allí, en la soledad del monte, lejos de su familia, comía su frugal comida. Cuando el carbonero creía que el carbón estaba en su punto, se ahogaba la carbonera, se sacaba el carbón y se extendía durante otros dos o tres días para que se enfriase. Finalizada esta última operación, se cargaba a lomos de caballerías y, por estrechos senderos preparados para ello, se llevaba hasta los caminos, donde esperaban los carros para cargar y traer el carbón al pueblo. Se solía hacer muchos viajes de carga y descarga.

Carbonero valenciano en 1870.

La venta del carbón de monte ya se encontraba regulada en el siglo XVII en el Reino de Valencia, donde la figura del mustaçaf (oficial municipal que hacía cumplir las medidas higiénico-sanitarias, vigilancia de pesos, calidad de productos, etc…) obligaba al vendedor de carbón a vigilar el peso, indicar el tipo de leña, etc.

Postal de Navidad del carbonero valenciano en los años 20 del siglo XX.

A mediados del pasado siglo XX, se vería desplazado por el petróleo y, posteriormente, por la electricidad y por la clásica bombona de gas butano…“

La gran influencia del pensamiento republicano de Blasco Ibañez en Valencia a finales del siglo XIX y comienzos del XX

El novelista y periodista Vicente Blasco Ibañez fundó en el año 1889 el periódico “La Bandera Federal”, puesto que el perteneció al principio al Partido Republicano Federal. Su periódico se convirtió en elemento aglutinador de la corriente blasquista, defendiendo las tres ideas claves de Blasco: Democracia, Federalismo y República.

En 1894, al morir La Bandera Federal, Blasco lbáñez inspirará el periódico “El Pueblo”, coincidiendo con su época de mayor capacidad de actuación política. No será el órgano oficial de ningún partido sino del propio Blasco, del valencianismo progresista, que de alguna manera ve acabada su carrera política con la muerte, en 1906, de este periódico. Gracias a El Pueblo, Blasco consigue siete actas de diputado durante doce años.

Cartel del periódico republicano El Pueblo, pintado por Sorolla. Publicado en El País el día 21 de septiembre de 2021 en el artículo “Los carteles, una ventana a la modernidad del siglo XX”.

El Partido de la Unión Republicana Autonomista (PURA) de Blaco Ibañez fue la fuerza republicana hegemónica en la ciudad de Valencia desde 1898 hasta 1934. De Wikyppedia tomamos: “… Nacida como una formación de ideología republicana, fue creado en 1908 como una escisión de la Unión Republicana, debido a las diferencias entre Vicente Blasco Ibáñez, Nicolás Salmerón y Alejandro Lerroux. Su ideología se basaba en el blasquismo y se denominaba autonomista para diferenciarse orgánicamente del Partido Radical de Lerroux… Durante la Segunda República Española, adoptó un programa político a la derecha del republicanismo y se vinculó nuevamente al Partido Radical…”

El pueblo de Vallada

En el suroeste de la provincia de Valencia existe un pequeño pueblo llamado Vallada, donde existe un arroyo llamado La Saraella que tiene sal. Como la necesidad era mucha los vecinos de este pueblo eran muy negociantes y emprendedores, fabricaban sillones con mimbre y los exportaban a toda España y Europa. Las fiestas patronales las dedicaban a San Bartolomé el día 24 de agosto donde bajan el santo desde la ermita del Cristo a la parroquia, “la vaixá y la puyá” la bajada y la subida… De Wijypedia tomamos los siguientes datos de esta población:

El relieve lo configuran fundamentalmente el río Cañoles y su valle abierto en dirección SO-NE, siguiendo la dirección marcada por la Serra Grossa, que flanquea el valle por la parte meridional con orientación prebética y la Serra de Enguera, situada en la parte septentrional, último eslabón del poderoso Macizo Cretácico del Caroche…

Desde Valencia se accede en la actualidad a esta localidad a través de la A-7. También cuenta con estación de ferrocarril de la línea C-2 de Cercanías Valencia (RENFE) …

Los daños ocasionados por las catástrofes naturales que padecería Vallada y su término en la segunda mitad del siglo XIX, y las reformas y mejoras en el interior del casco urbano resumirían un siglo en el que la tendencia alcista de la población se concretaría en los 2.791 habitantes con que contaría Vallada en el último año del siglo.”

De la página web del Ayuntamiento recogemos: “… La economía radica básicamente en la fabricación de manufacturas del mueble, mimbre, rattán, junco y cestería, cuyas manufacturas van destinadas generalmente a países europeos. En la agricultura predominan como cultivos de secano los olivos, los cereales, los almendros y los frutales. Los cítricos y distintas variedades de frutales, ocupan los cultivos de regadío.

Por último, destaca el terreno forestal, que ocupa una superficie de 2.793 Has.”

Imagen antigua de Vallada. Tomada de todocolección.

EL APELLIDO VILA

Del blog vaquero2016 tomamos estos datos:

Inicialmente proviene del latín Villa, mismo que tiene que ver con el núcleo de población que es más pequeño que una ciudad, lo que en tiempos antiguos significaba casa predial, o casa de campo.

Es por esto que el apellido Vila, ha sido encontrado como parte de diversos topónimos a lo largo y ancho de la Península.

Se trata pues, de un apellido que en sí mismo define un lugar de origen, así como de propiedad o de residencia, con respecto al personaje que fue portando al apellido.

Origen del apellido

Cabe señalar que se trata de un apellido meramente Catalán y no cuenta con derivados, si bien es cierto algunos estudiosos los relacionaban con el apellido Vilá, las fuentes documentales históricas han demostrado que Vilà es un derivado de Vilar, y no tiene nada que ver con la evolución del apellido Vila.

Escudo

El escudo de armas del apellido Vila muestra un fondo de azur, en el que aparece una villa de plata que se aclara en sable.

En el pueblo de Vallada es un apellido muy usual.

Y en ese pueblo vivían en el último cuarto del siglo XIX los hermanos Vila Peris (Severino, José Ramón, María, Catalina, …), se dedicaban a la compra y venta de carbón vegetal y otros productos que llevaban a venderlos a Valencia. Como eran muy emprendedores y arrojados el negocio fue aumentando poco a poco. En uno de esos viajes a finales del siglo XIX iban el padre de los hermanos Vila Peris con un par de trabajadores ayudantes, al regreso hacia el pueblo les asaltaron unos bandidos y mataron al padre. Pero después se descubrió que los asaltantes habían sido sus trabajadores para quedarse con el dinero de la venta. Los hermanos Vila Peris se quedaron huérfanos nombrando al mayor, Severino, que había nacido en el año 1875 (el año de la restauración monárquica de Alfonso XII) como responsable del negocio.

Severino Vila Peris fue a Marruecos cuando estaba haciendo el Servicio Militar a finales del siglo XIX. Cuando trasladaban a los soldados en el tren hacia Algeciras fue a saludarlo su madre a la Estación, era en el mes de diciembre, hacía mucho frio y el tren se retrasó varias horas. Llegaron los soldados a Algeciras y después los trasladaron a Melilla. A los pocos días le comunicaron a Severino que su madre había muerto de pulmonía provocada por el tremendo frío que pasó en la Estación de Vallada.

Como se quedó huérfano de los dos padres y era el encargado de la familia lo licenciaron para poder regresar a su pueblo.

Severino se casó con Francisca Saez Aparis, hija de … Saez y de Adelaida Aparis, nació en 1873, tenía dos hermanas: Adelaida y Luisa Saez Aparis. Una de ellas vivió siempre en Vallada y no hablaba castellano, solamente valenciá.

Severino y Francisca tuvieron allí los primeros seis hijos: Severino, Nieves, María, José, Emilio y Francisca que fue el último hijo que nació en 1909 en Vallada.

Los hermanos formaron una sociedad para explotar el negocio del carbón, desde la compra a carboneros en el campo, el traslado a Valencia y la venta en la ciudad del Turia en los domicilios y las industrias de hierro y metalúrgicas. Como cada día tenían más demanda y por la zona no había suficiente carbón, decidieron que uno de los hermanos tenía que trasladarse a las zonas de monte de La Mancha y Extremadura para encargarse de la compra a gran escala del carbón. Y le tocó a Severino que era muy inteligente y emprendedor.

Otro hermano permaneció en Vallada y otro se fue a Valencia para encargarse de la venta del producto. Otros primos se dedicaron a la compra-venta de naranjas y los propietarios del Arroz la Fallera también era primo de los Vila.

Severino se desplazó a La Mancha, al pequeño pueblo de Veredas, que está junto a la estación de ferrocarril de Brazatortas y al arroyo Carboneras. Pero no veía mucho negocio en la zona y se vino en 1911 a Extremadura, a Montijo, porque estaba cerca de la sierra sin descuajar de San Pedro, rica en árboles autóctonos como la encina o el alcornoque, y tenía estación de ferrocarril.

La familia Vila-Saez se fue a vivir a una casa de “la Colonia de la Estación” que estaba junto a esta y a la fábrica Electro-harinera, con el fin de vivir junto a las montañas de carbón que tenía Severino en el terreno aledaño a la estación para cargarlas en los trenes.

Casas donde vivieron los Vila. Foto de María José Soltero López.

Debido a ese contacto con los trenes el hijo José Vila Saez se hizo factor y trabajó siempre en la RENFE.

En 1912 nació en Montijo el séptimo hijo de Severino y Francisca: Luís. Los hijos le hablaban al padre de Usted.

Severino y Francisca hablaban siempre en casa en valenciá porque eran amantes de su cultura y tradiciones valencianas. Sus hijos Severino, Nieves y Emilio también hablaban el valenciá.

Severino y sus hijos mayores compraban leña en La Roca de la Sierra, Puebla de Obando, Villar del Rey, Alburquerque, San Vicente de Alcántara, Valencia de Alcántara, etc., la desbrozaban con cuadrillas de portugueses -integradas por 30 o 40 trabajadores- y hacían el carbón con carboneros de esos pueblos de la sierra de San Pedro. Se quedaban a dormir en chozos. Después lo trasladaban en carretas hasta la Estación de Montijo, lo cargaban en vagones de tren y los trasladaban a Valencia para venderlo.

Un año hubo una gran tormenta y el agua arrastró a parte del carbón que llegó, por los arroyos, hasta el rio Guadiana.

El negocio fue progresando poco a poco cogiendo un gran volumen debido a la demanda que tenían de Valencia. Severino era amigo de los industriales de Montijo: Fernando Barbaño, … Olmedo, Vicente Parees Quirós, Cristobal Sánchez, etc.

La familia Vila por el año 1920, de pie de izquierda a derecha vemos a Nieves, Emilio, Severino hijo, Paca, Pepe y María. Sentados Francisca madre, Luís y Severino padre. Foto cedida por Maria Arrobas Vila.

Emilio quiso estudiar desde pequeño y su padre lo puso a hacer el Bachillerato con el sacerdote Ignacio Llanos, se iba a examinar al Instituto de Badajoz como libre. Cuando acabó se fue a estudiar la carrera de Medicina a la Universidad de Valencia, licenciándose. Después se quedó a trabajar y vivir en Oliva donde formó su familia (tuvo tres hijos que viven aún).

Pepe Vila en el Servicio Militar a principios de los años veinte. Foto de M. Olivenza, Badajoz, cedida por María Arrobas Vila.

Caldereta de comerciantes e industriales en el horno del maestro Cristóbal Sánchez García, en el año 1924. Vemos a Severino Vila Sáez sentado a la derecha con gorra.y unas castañuelas en las manos.

Del Libro “Album histórico del futbol en Montijo” escrito por Rafael Cruz Moreno y Francisco Polo Romano, editado por la Diputación en el año 2001, recogemos estos datos:

Cuando se creó el primer Club Deportivo Montijo allá por el año 1922 formaron parte de la primera directiva Pepe Vila y Modesto Sáez (¿sería primo de los Vila?) entre otros, que además jugaban al futbol en el equipo. Pepe Vila fue el segundo presidente del Club. Para desplazarse a jugar con el militar de Mérida en el año 1924 Pepe Vila, que jugó en este encuentro, fletó un tren especial en el que fueron más de 600 montijanos. Quedaron campeones regionales.

Luís Vila también era muy aficionado al futbol y jugaba muy bien. Comenzó a jugar cuando se fundó en febrero de 1932 el Montijo Futbol Club, fue su capitán, y continuaron hasta la guerra civil. En el año 1948 era directivo de la Unión Deportiva Montijo.

Luís Vila, capitán del Montijo F.C.

Delante a la derecha vemos a Luís Vila con camiseta clara y pantalón negro en un encuentro con un equipo portugués.

Paca sentada y María con una cesta de flores. Foto cedida por María Arrobas Vila.

María Vila Saez. Foto cedida por su hija María Arrobas Vila.

En el cerro de San Gregorio con las amigas. Abajo en el centro vemos a Nieves y Paca Vila.

La fábrica de baldosas hidráulicas

Al comienzo de los años 30 Severino Vila Peris y sus hijos pensaron que había que diversificar el negocio. Como Valencia era la región de España donde existían más fábricas de baldosas hidráulicas, se desplazaron a estudiar este tipo de industria, compraron maquinaria moderna y se trajeron a un pariente de Valencia que estaba formado en este oficio para utilizarlas: el padre de Enrique y Antoñé Peris. Esta familia se quedó a vivir en Montijo. Más tarde montaría Enrique una fábrica de baldosas y piedra artificial.                                       En el periódico de Badajoz La Libertad del día 16 de agosto de 1932 dedicado a “Montijo comercial” se anunciaba “SEVERINO VILA PERIS. Fábrica de baldosas hidráulicas. Cementos. Montijo”. Y en el mismo periódico del 8 de septiembre de 1932 se anunciaba: “SEVERINO VILA PERIS. Fábrica de baldosas hidráulicas. Cementos. Carbones. Montijo”. Lo que indica que habían diversificado el negocio, continuaban con el carbón vegetal pero habían abierto una fábrica de baldosas hidráulicas. También se anunciaba el que se iba a casar con su hija María: “AGUSTÍN ARROBAS. Fabricante y exportador de vinos, anisados y licores. Teléfonos 15 y 45. Montijo”. Es decir, que utilizaba en conjunto el teléfono de los Vila.

En una revista montijana “MOYSA”, dirigida por Rafael González Castell, de 1934, se anunciaban así: “SEVERINO VILA PERIS. Fábrica de baldosines, almacén de maderas, carbones vegetales. Teléfono 15, Montijo”.

–En las elecciones locales del 12 de abril de 1931 se presentó en Montijo, igual que en el resto del país, una conjunción republicano-socialista. Parte de ella era la Unión Republicana, integrada por montijanos de clase media progresistas, que estaba encabezada por Pedro María Quintana Gragera, seguido de Agustín Arrobas Olmedo, esposo de María Vila Saez, industrial de vinos y licores. Pedro María rechazó el cargo de primer Teniente de Alcalde y lo ocupó Agustín.

El Partido Republicano Radical, de centro derecha, dirigido en España por Alejandro Lerroux, se organizó en Montijo en abril de 1932. La atracción de las clases medias hacia este partido para parar democráticamente a la izquierda llegó también a este pueblo.                   Leemos en el periódico de Badajoz La Libertad el 13 de abril de 1932 que el domingo 10 de abril se organizó una primera reunión para «agrupar a las fuerzas radicales de la población. Con la asistencia de los señores don Severino Vila Peris, don José Domínguez, don Hipólito Guisado, don Manuel Zúñiga, don Emilio Gragera, don Diego Redondo, don Vicente Parees Quirós, don Alejandro Gragera, don Francisco del Viejo Quintana, don Alfonso Barco y Barco, don Cristóbal Sánchez García, don Sócrates Codes, don Teodomiro Cayetano Molano, don José Fernández Arias (presidente de la Sociedad de Agricultores La Unión), don Juan Bautista Gragera, don Julio Tienza, don Juan Ramos, don Pedro María Quintana y don Juan Antonio Codes… “.                                                                              Pero Severino no ocupó ningún cargo en el comité local ni en el Ayuntamiento porque el se dedicaba completamente a sus negocios.                                    José Vila Saez, factor de la RENFE, era socialista en la República y la Columna Madrid golpista se lo llevó a la plaza de toros de Badajoz el día 13 de agosto de 1936 para fusilarlo. La familia Vila intercedió ante el Jefe Local de la Falange, Alfonso Gragera Barragán, y este consiguió un salvoconducto para que lo pusiesen en libertad.                                                                    Severino Vila Peris guardaba el dinero del negocio en casa pues en Montijo no había bancos, solamente la Banca Porras familiar. Durante la guerra civil, y con el fin de que no se lo pudiesen robar, lo metía en las cubiertas de las bicicletas. Tenía Severino una radio en casa y escuchaban atentos el transcurso de la guerra.  Al acabar esta se puso en venta la finca El Cincho, en el término municipal de Badajoz, por donde atravesaba el antiguo Camino de La Roca, lindaba al oeste con La Encinosa y la ribera del Lurianilla, al este con La Alcazabilla y la ribera del mismo nombre. Los Cinchos pertenecían a la familia Olmedo. En el periódico La Libertad del 16 de marzo de 1933 (página 7) leemos Agustín Arrobas Olmedo tenía “su finca El Cincho” por la que pagaba impuestos. 

Cartel publicitario de la bodega de Agustín Arrobas, publicado por Manuel G. Cienfuegos en su facebook.

El Cincho estaba dividido en tres partes: el Cincho de Arriba, el Cincho de Enmedio y el Cincho de Abajo. Severino Vila compró el de Enmedio al morir la propietaria Milagros Olmedo. Era una finca de más de 400 has., los Olmedo pusieron precio y Severino se presentó con el dinero en metálico, cosa muy difícil al acabar la guerra civil, y la compró por unas 200.000 pesetas, lo que era bastante dinero en ese momento de carestía y privaciones.                                                Le dijo a su amigo Vicente Parees que comprase otro de los Cinchos que también se vendía, para no dejárselo ir, y poco después le daría el dinero Severino y así juntaría las dos fincas. Vicente lo compró pero cuando Severino le dijo que ya tenía el dinero aquél no quiso realizar la operación.                                                                Después se fue Severino a la feria de ganado de Mérida, compró más de 200 ovejas y se las llevó andando hasta la finca. Por el cortijo de La Torre se les hizo de noche y se quedaron a dormir en el campo, con la mala suerte de que bajaron una piara de lobos de la sierra de San Pedro (que entonces los había) y mataron a unas 30 ovejas.

Cosechando en El Cincho. A la derecha vemos a Pepe y a continuación Emilio. Foto cedida por María Arrobas Vila.

La familia Vila se trasladó a vivir a la calle López de Ayala a una casa de alquiler frente a Miguel Gómez Rodríguez (numero 78), hasta que compraron otra en la misma calle número 48, un solar de más de 500 metros cuadrados, la reformaron y prepararon, casa que continúa siendo de la familia. Cuando venían los de la familia Vila de Valencia a asuntos de negocios se quedaban a vivir en la casa.

Aparte de esta casa Severino compró otras dos en la misma calle, enfrente de la suya, números 41 y 45. Luís vivía también en la calle López de Ayala en una casa de la familia de su esposa Luisa Jerez.  María vivió enfrente de la casa de los padres.

Arriba vemos a Victorina Arrobas Vila, María, Severino y Nieves. Abajo Agustín Arrobas Olmedo y Pepe. Foto cedida por María Arrobas Vila.

También compró una nave en la calle Sagunto frente al colegio de las Eras, un terreno en Los Charcos de la Puebla, conocido como “huerta de los Vila” (en una publicación provincial de las industrias de Montijo de 1950-51 figuraba Severino Vila con un horno de tejas y ladrillos), olivares en Las Cabezas y antes de Torremayor, tierra en El Peñón, etc.

Severino padecía del estómago y cenaba todas las noches sémola dulce, los nietos apuraban el plato con fruición.

Las fábricas de baldosas hidráulicas en Valencia

Del blog: http://comercioshistoricosdevalencia.blogspot.com recogemos el artículo, publicado el 4 de septiembre de 3014, “Fábrica de baldosas hidráulicas, piedra artificial y cerámica La Valenciana de Juan Martín. Calle Llano de Zaidía nº 3”, escrito por Enrique Ibáñez y Gumer Fernández : “En el tránsito del siglo XIX al siglo XX establece… y hace que persista hasta al menos los años sesenta del siglo XX…

El desarrollo de las baldosas hidráulicas , que está a caballo entre la producción preindustrial y la época industrial viene aparejado con las invenciones en las nuevas técnicas constructivas y decorativas que se dieron a lo largo del siglo XIX . En especial con el invento del cemento llamado Portland patentado por Joseph Aspdin y James Parker en 1824, o la mejora del cemento moderno efectuada por Isaac Johnson en 1845 mediante la mezcla de caliza y arcilla y calentadas a alta temperatura. el último invento que beneficiará el desarrollo de la fabricación de baldosas hidráulicas será la invención de la prensa hidráulica en 1868.
La baldosa hidráulica era un producto de carácer decorativo y funcional que se elaboraba en las siguientes fases:

1.- En una capa de 3 mm se realizaba la cara decorativa de la baldosa que mediante una trepa o molde se añade una solución de marmolina, cemento blanco y pigmentos. Esta será la capa decorativa.
2.- Luego se añade dos capas: una capa compuesta de cemento que absorbe la humedad y otra capa de cemento y arena que provoca la adherencia al suelo o pared. Estas dos capas hacen una baldosa de un grosor de unos dos 2 centímetros de espesor y con varias medidas estándar aunque solían ser de 20 x 20 ctms.
3.- EL compactado de la pieza se hace por medio de la prensa hidráulica.
4.- El fraguado se conseguía sumergiendo las piezas en agua durante 24 horas.
5.- Por último se producía el secado de las piezas al aire libre durante 28 días. Así se producía en serie un material de construcción relativamente económico y que no precisaba de la cocción en
horno como ocurría con la cerámica…”

Prensa hidráulica. Foto tomada del artículo “Las antiguas fábricas de mosaico hidráulico en Navarra” de Francisco Hernández Duque.

Del estudio “La baldosa hidráulica en España. Algunos aspectos de su expansión industrial y evolución estética (1867-1960)” escrito por Antonio Bravo-Nieto tomamos este gráfico:

Se ve claramente que en la provincia de Valencia era donde había más industrias de este especialidad: 43. En Badajoz sólo 7.

Anuncio de una fábrica de baldosas hidráulicas de Valencia.

Los Vila abrieron la fábrica de baldosas hidráulicas a comienzos de los años 30 en la calle Puerta del Sol número 15 de Montijo. La arena para fabricarlas la traían del rio Guadiana, pero todos los inviernos había inundaciones por lo que compró Severino un olivar en Los Arenales para llevar desde allí la arena.

En la revista de Ferias de 1948 se anunciaban: “LUÍS VILA SAEZ. Fábrica de baldosines, almacén de maderas. Puerta del Sol 15, Montijo”.

Tenían un catálogo de baldosas para que los clientes eligiesen el modelo que preferían. Para fabricar las baldosas se utilizaban moldes y “trepas”.

Molde y trepa. Foto tomada de “Patrimonio industrial y actividad constructiva de Málaga: la baldosa hidráulica y la piedra artificial” escrito por Francisco J. Rodríguez Marín. 2014.

Los Vila propusieron al Ayuntamiento que les vendiese un terreno frente a la Estación, en el Ejido de los Bueyes, para construir un corralón almacén, lo que les fue aprobado en junio de 1951, siendo alcalde Lucas Rodilla Picón, cuando sacó el Municipio todo el terreno para la instalación de industrias. Le vendieron dos solares de 2.444 metros cuadrados.

A mediados de los años 50 trasladaron la fábrica a la calle Concepción Arenal número 18, quedándose el otro local como almacén de materiales de construcción. La matrícula de la fábrica estaba a nombre de Luís y el almacén a nombre de su hermano Severino.

En las Revistas de Ferias de 1956 y 57 se anunciaban así: “LUIS VILA SAEZ. Fábrica de baldosines. Almacén de maderas y materiales para la construcción. Viguetas de cemento “V.O.C.”. Tubos y materiales de fibro-cemento y semi-gres. Tejas planas de Alicante. Calle Concepción Arenal 18, Montijo. Teléfono 114”.

Luís compró un solar enfrente de la fábrica donde se construyó el Cine Emperatriz de verano.

Luís fue el que se quedó con el negocio de la fábrica y Severino con el almacén de materiales.

Los trabajadores de la fábrica eran Vicente Cabezudo, Pedro Rodao y otro apellidado Mendoza. Luís Vila Jerez, hijo del dueño, colaboraba cobrando facturas cuando venía de vacaciones al pueblo.

Alfombra para salón de baldosas hidráulicas, fabricadas por los Vila en los años cincuenta. Fotos de María José Soltero López.

Las alfombras costaban caras porque se llevaban mucha mano de obra, en cada jornada se fabricaban sólo 2 o 3 metros cuadrados.

La familia Vila en los años 50. Arriba María Arrobas, Nieves, María y Pepe. Abajo Francisca y Severino. Foto cedida por María Arrobas Vila.

Las baldosas más baratas eran las blancas y rojas, que costaban en los años sesenta 60 pesetas el metro cuadrado mientras las alfombras costaban 150 o 160 pesetas.

Con la implantación del terrazo se acabó la baldosa hidráulica pues era mucho más económica y muy resistente.

Al comenzar la emigración de muchas familias hacia el norte de España o a Europa, en los años 60, le dejaron a deber a Luís bastante dinero y ello le perjudicó enormemente. En la revista de Ferias de 1966 se anunciaba así: “VILA, fábrica de baldosines, almacén de maderas, materiales de construcción. Concepción Arenal 18, teléfono 114, Montijo”.

Severino Vila Peris murió en Montijo en el año 1958, a los 83 años de edad, y Francisca Saez Aparis en 1966, a los 93 años. Todos los hijos murieron longevos, con 88 o 89 años de edad, menos Nieves que murió de cáncer a los 68.

La fábrica de baldosas cerró a mediados de los años 70. Los Vila vendieron la finca El Cincho en el año 1988 a uno de Almendralejo. Muchos de los descendientes de los Vila se quedaron a vivir en Montijo.

-Un caso similar al descrito lo recoge Julián Chaves Palacio en su libro “Tragedia y represión en Navidad”, editado por la Diputación Provincial de Cáceres, 2008, a partir de la página 249: el del matrimonio integrado por Ricardo Vila Maset y Rafaela Brú Casanova. Dice Julián:

Un matrimonio que había llegado a Cáceres procedente del municipio valenciano de Canals, al parecer animados por un empresario levantino interesado en adquirir chatarra para su industria. Desde tierras extremeñas le mandarían restos de hierro usado mediante envíos en tren… Así comenzaron su negocio que pronto se vio incrementado con la recepción de cerámica procedente de Manises (Valencia) que ponían a la venta.

Posteriormente se trasladó a la capital cacereña, procedente de esa misma zona de España, la hermana de Rafaela: Asunción Brú Casanova… y pusieron una frutería… En este caso el proceso era inverso: recibían la fruta de Valencia.

Negocio que constituía una novedad pues en Cáceres no existían tiendas de ese tipo… Una empresa familiar floreciente… pudieron abrir un almacén, compraron vehículos para el transporte… y expandieron los puntos de venta en otras zonas de la provincia…

Ricardo Vila Maset, al que se le conocía, al igual que a toda su familia, como “los Valencianos”… su sentimiento laico e identificación con la República… unas personas cultas y abiertas, que les gustaba leer y que tenían en su domicilio las principales obras de su admirado paisano Blaco Ibañez…”

 

Juan Carlos Molano Gragera
Juan Carlos Molano Gragerahttp://historiasdemontijo.com
Cuando estudié la carrera de Ciencias Políticas, en la Universidad Complutense, durante los años 1968/72, tuve algunos maestros como Antonio Elorza Domínguez o Juan Trías Vejarano que me enseñaron a investigar en los archivos para elaborar aspectos de nuestra historia. Aquella semilla se fue desarrollando desde finales de los años setenta cuando volví a vivir a Montijo y continúa viva hasta el día de hoy. Espero continuarla hasta que me fallen las fuerzas y la vista. Y me gustaría que se siguiese leyendo después de “pasar a mejor vida”.

Autor

Cuando estudié la carrera de Ciencias Políticas, en la Universidad Complutense, durante los años 1968/72, tuve algunos maestros como Antonio Elorza Domínguez o Juan Trías Vejarano que me enseñaron a investigar en los archivos para elaborar aspectos de nuestra historia. Aquella semilla se fue desarrollando desde finales de los años setenta cuando volví a vivir a Montijo y continúa viva hasta el día de hoy. Espero continuarla hasta que me fallen las fuerzas y la vista. Y me gustaría que se siguiese leyendo después de “pasar a mejor vida”.

Compártelo

Entradas recientes

Categorías populares

Suscríbete

Suscríbete y recibirás notificación de las nuevas entradas del Blog


Loading

error: Content is protected !!