El Montijo de los Alumbrados a finales del siglo XVI

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Este artículo fue publicado en la Revista de Ferias de 1997.

En primer lugar debo aclarar que este pequeño trabajo ha sido recogido de los estudios realizados por Álvaro Huerga -Historia de los Alumbrados-, Víctor Chamorro -Historia de Extremadura. Tomo II- y Tomás Pérez Marín -Historia Rural de Extremadura-. Mi único esfuerzo ha sido situar este fenómeno de reformismo religioso en Montijo, pues hasta el presente ningún historiador de la vida de nuestro pueblo ha referido dicho acontecimiento cultural.

Para comprender el famoso suceso de los Alumbrados extremeños debemos situarnos por el año 1570, en la Europa Moderna del Renacimiento, de ruptura con la religión medieval, de apertura a una nueva concepción del mundo donde el hombre será el centro de todo, la vuelta al arte y las costumbres romanas.
En Extremadura era muy difícil romper con los corsés impuestos por los sectores dominantes: los señores feudales y la institución eclesiástica, que tenían un poderoso brazo de control sobre teorías o corrientes que rompiesen su status y seguridad, la Santa Inquisición.
Pero sobre el año arriba indicado se extiende por el bajo clero de la Extremadura meridional una corriente religiosa denominada »Los Alumbrados», heredera de los priscianialistas, una interpretación reformada del catolicismo, iniciada -según su represor fray Alonso de la Fuente– por jesuitas, muchos de los cuales eran de procedencia judeoconversa -recordemos que los judíos que no quisieron abandonar sus hogares en 1492 tuvieron que convertirse al cristianismo-.

Pintura publicada en Historia General, artículo de José Manuel Breval «Los Jesuitas, orígenes e historia».

La primera vez que se les denominó «Alumbrados» fue a un franciscano de Ocaña «alumbrado con las tinieblas de Satanás» que predicaba tener relaciones carnales con mujeres virtuosas. Pues esta corriente participa mas de lo carnal que de la heterodoxia religiosa. Según Víctor Chamorro -página 197- «Al igual que los priscinialistas gozan pública fama de virtuosos. Como ellos, desprecian las jerarquías, se entregan a la oración mental, se rodean de mujeres, y consiguen que su doctrina prenda en determinadas cabezas jerárquicas, que les protegen. Son gnósticos que se atribuyen conocer, sólo ellos, los caminos de la virtud verdadera, así como la verdadera forma de orar. Las afiliadas a esta secta -beatas y teatinas¬ visten sayal pardo y llevan toca… «, pero para el obseso fray Alonso de la Fuente «Gustan sus Maestros de jóvenes doncellas por ser las viejas duras de cerviz. No visten ropas de lana ni duermen encima de la lana pues alegan que cría piojos y es cosa indecente a la vida religiosa. Apartan a las jóvenes de estar con sus padres, a las casadas con sus maridos, y a los esclavos de servir a sus amos… Respecto a las casadas las ordenan que no deleiten cuando el marido les reclama el débito sexual.
Inculcan sus beatas que no deben llorar a los muertos ni siquiera cuando se trate de padres o hermanos. Inducen a las beatas a que no profesen de monjas, pues éstas no conocen qué es el amor de Dios y todo en ellas se reduce a rezar verbalmente. Las ense¬ñan a que recen mentalmente un par de veces al día … y que se corten los cabellos pues estos son la raíz del mundo –del pecado-. Los maestros de esta secta afirman que una persona puede comulgar por otra y por los difuntos… «. Fray Alonso criticaba que apartasen a los esclavos de servir a los amos por lo que demostraba que justificaba la esclavitud.
Los maestros confesores colocaban sus manos sobre las cabezas de las penitentes y les preguntaban qué sentían. A continuación «venía sobre ellas un movimiento tan grande que las derribaba al suelo y caían mortecinas « -página 189-.
Según el Edicto de Fe de Zafra de 25 de julio de 1574 los Alumbrados defendían «sola la oración mental está en precepto divino, y con ella se cumple con todo lo demás… y que la oración vocal importa muy poco; y que los siervos de Dios no han de trabajar ni ocuparse en ejercicios corporales; y que no se ha de obedecer a Prelados ni padre ni superior … «. Sus beatas, aunque no entraban como monjas, hacían voto de no casarse y de vivir fuera de la Religión, no podían ver imágenes de santos ni oír sermones salvo los de sus maestros.
En la página 198 leemos: «las beatas huyen de comunicarse con la gente, viven mortecinas, sin color, quebrantadas a causa de las sensa¬ciones … cuando estas mujeres se encuentran en el templo dan la impresión de estar absortas o adormecidas y muchas de ellas caen en tierra … Tales mujeres sollozan horriblemente, padecen sudores y temblores … Comulgando matan el hambre física de la misma manera que si co¬miesen pan y carne … Se trata de un Dios sensible al que se sienten entrar en el alma hinchán¬dose ésta … » . A esta enfermedad se le conoce hoy por anorexia.
El principal cabeza de este grupo era el padre Hernándo Álvarez. Otro destacado maestro era Cristóbal Chamizo, y tenían a bastantes clérigos con ellos. La central del grupo estaba en Zafra, donde había una clerecía muy preparada y progresista, integrada en gran parte por judíos conversos. En Talavera la Real estaba uno de los principales Alumbrados, el padre Alonso Tojal, que tenía bastantes beatas a su cargo.
Pero esta corriente religiosa se fue a topar con Fray Alonso de la Fuente. Había nacido en Fuente del Maestre en 1533, hijo y nieto de estrictos caballeros de la Orden de Santiago, «cristiano viejo» pues, ingresó en la Orden de los Dominicos -que se distinguían por sus con¬tiendas teológicas escoláticas contra los heterodoxos-. Una sobrina suya era alumbrada, lo que le marcó para el resto de sus días y le convirtió en el principal enemigo de ese grupo. Empezaría a visitar pueblos de la Baja Extremadura, hasta veintiocho -entre los que se cita a Montijo- para recoger testimonios y denuncias sobre posibles Alumbrados, y recogería los mismos en unos Memoriales que entregó al Inquisidor Mayor Arzobispo de Toledo.

                              Predicador dominico. Tomado de alamy stock photo.

Este enviará al Inquisidor Montoya quien comenzó el proceso con el Edicto de Fe de Zafra en 1574. El Auto de Fe definitivo fue en Llerena el 14 de junio de 1579 donde condena¬ran a 19 Alumbrados.


 Miniatura con figuras en plomo que representa el Auto de Fe celebrado en Llerena el 14 de junio de 1579. Propiedad del Ayuntamiento de Llerena.                                       

Uno de ellos era Hernando Álvarez, vecino de Bancarrota, de procedencia judía, se le condenó por mantener relaciones carnales con sus beatas … Se les torturó en el potro, se les degradó sus hábitos y se les mandó a galeras.
Relata Víctor Chamorro en la página 198 que el cura de Fuente del Arco asegura que mantener relaciones con mujeres decentes «no era tanto pecado como con una mujer burdiana, y con una hermosa no era tanto pecado como con una fea». El clérigo de Guadalcanal decía «que el pecado de la carne no tocaba al alma, y que la carne lo hace y la carne lo ha de pagar».
Francisco García, vecino de Montijo dice «que no es pecado yacer carnalmente con mu¬jer si por ello se paga una cantidad»…
Entre los diecinueve Alumbrados condenados había bastantes mujeres; como siempre se cebaban con los más débiles del momento. María Sánchez, de Fuente del Maestre,
«dixo no ser pecado echarse carnalmente encima de los hombres, que antes era bendición». Elvira González, de Nogales, condenada en 1582, decía que la Inquisición condenó a los Alumbrados «por niñerías y dichos de bobitas».

                                          Grabado de Francisco de Goya «Aquellos polvos».
Fray Alonso de la Fuente era tomado por loco e iluminado y él mismo lo reconocía:
«… se mofaban del consejo e hicieron burla de mí…», «… y que la misma Inquisición hacía burla de las cosas que yo trataba». «… me tenían por hombre loco y desvariado y sin ninguna modestia… «. Al final lo desterraron al convento dominico de Palma del Río donde murió a la edad de 59 años.

Girolamo Savonarola, 1452 – 1498. Fraile dominico italiano predicando contra la inmoralidad y el lujo que tientan a pecar. Tomado de alamy stock photo.

¿COMO AFECTO EL FENÓMENO DE LOS ALUMBRADOS EN MONilJO?
El Montijo del reinado de Felipe II tenía, en 1594, 562 vecinos o padres de familia , era propiedad del II Señor de Montijo Cristóbal Portocarrero y Osorio, Caballero de la Orden de Santiago -su hijo fray Pedro Portocarrero era franciscano, obispo de Cuenca e Inquisidor general hasta 1600 en que murió-. Eran Comendadores de la Orden de Santiago Juan Bautista de Tasis en 1583 y Pedro Pimentel en 1587. En 1591 murió el II Señor y le sucedió su hijo Juan Manuel Portocarrero, I Conde de Montijo.
En 1569 se iniciaron los pleitos con Mérida sobre el disfrute de los aprovechamientos de las dehesas. El reparto de los moriscos de Granada por las regiones españolas a finales de 1570 afectó a Montijo pues en 1589 había cuatro y en 1594 siete.
Felipe II invadió Portugal en 1580 y, por ello, los pueblos limítrofes como Montijo tuvieron que trabajar duramente para abastecer a las tropas. En la primavera de 1581 hubo una epidemia de cólera en la que murieron un cuarto de sus habitantes. Otra aportación que tuvieron que hacer los veci¬nos fue la construcción de la parroquia de San Pedro, que se terminaría en 1574.

                                «Las rinde el sueño», grabado de Francisco de Goya.

En nuestro pueblo existía la Inquisición desde que se estableció en Llerena en 1485. Los autos de fe se hacían en aquella ciudad que era la sede de la Santa Inquisición. En Montijo había varios judíos conversos desde que en 1492 tuvieron que salir de España, aquellos eran los que se negaron a hacerlo. Lo sabemos por el proceso de la Inquisición de Llerena de 1563-68 a la judería de Alburquerque: «… en 1566 con otros núcleos en Badajoz, Montijo y Lobón «.
Los cargos civiles de la Inquisición los detentaban los hidalgos, que estaban exentos de pago de impuestos y tenían otras prebendas. El Alguacil Mayor de la Inquisición en Montijo, en 1600, era Juan Esteban Bejarano.

   Ilustración de Capuz sobre el tribunal de la Inquisición juzgando a Alumbrados. / RACAL

En una obra escrita por el jesuita padre Pedro de León a finales del siglo XVI titulada
«Primera parte del compendio de lo que toca al fruto de las pláticas y doctrinas en las plazas y lugares públicos y de las misiones» se narra la visita realizada en 1592 a Lobón, Puebla de la Calzada y Montijo para realizar misiones. Iba acompañado por otro jesuita, el padre Pedro Tercero, y relatan cómo eran las mujeres campesinas entonces: «… las mujeres de esta tierra son medio hombres en sus hechos y dichos. Van a cavar y a segar el campo y traen mejor un haz de leña muy grande a cuestas que un hombre, ni dicam que una bestia. En pasando de cuarenta años ellas mismas dicen de sí: ésta hombre pedazos de segar o de cavar y otras: está hombre molido de parir y criar. Parecía que sabían que homo es de ambos géneros. No digo otros vocablos por no detenerme y porque son ridículos, como para maldecir a otros, yo te enrepespito, yo te endo¬no, yo te encandelo, válgase el chisquel de Judas y los diablos hagan de tí un mesón, y te bailen y te canten, y te enrepespiten…”
Se nota que estos jesuitas no conocían las necesidades del campesinado de la época ni tenían contacto habitual con las mujeres del pueblo. Pero en el Montijo de mediados del siglo XVI existían otra mujeres, las menos, que llevaban otra vida.
Desde el primer tercio del siglo existían las «terciarias fransciscanas» que se enclaustraban voluntariamente en sus casas dedicándose a la oración, profesando la regla y el hábito pardo franciscano. «A las que llevaban este género de vida se les llamaba beatas» -según Vicente Navarro del Castillo en su libro «Montijo. Apuntes históricos de una villa condal», página 125-. En 1583 les dejaría una casa Marina Sánchez en la calle Santa Ana para fundar un Beaterio.
Esta beata vivía sola en su casa, «llevaba una vida de oración y penitencia, y se alimentaba de unas hierbecitas que le había proporcionado el Señor y nacían en su corral. Con ellas y un poco de pan se encontraba tan satisfecha. Las hierbecitas eran jaramagos». Al morir pidió Marina que la enterrasen debajo de la puerta del Perdón de la Iglesia de San Pedro.
Estas beatas montijanas «Vestían … con manto y hábito de estameña como los usados por las religiosas clarisas. Hacían diariamente dos horas de oración mental … Ayunaban desde la festividad de Todos los Santos hasta la Natividad … Tomaban disciplina en el Adviento… Comulgaban cuatro días en semana y algunas todos los días … Todas cuantas eran admitidas como beatas debían estar limpias de toda sospecha y no tener mezcla de mora o judía… « -según Vicente Navarro-.

                   «El sueño de la razón produce monstruos», grabado de Francisco de Goya.

Tomás Pérez Marín nos relata en su obra «Historia rural de Extremadura «, página 11, el viaje de los padres jesuitas sevillanos en 1592:
«describe su estancia en Lobón y en Montijo como una experiencia traumática; acompañados por el padre Pedro Tercero, ambos tropiezan con una sociedad muy diferente a la andaluza… en toda la descripción aparecen la indiferencia, la hostilidad silenciosa y domesticada, el escarmiento y el miedo. Nos hallamos en un espacio señorializado por la Orden Militar de Santiago, dominado por el poderoso tribunal de la Inquisición de Llerena, asustado por el escarmiento dado a los alumbrados, amedrentado por la confusión de
hábitos externos y mentales que comenzaban a demostrar la excepcionalidad de los métodos empleados por los jesuitas, y receloso hasta el punto de aplicar el silencio como respuesta al deseo misionero. Ni los curas de Lobón y de Montijo salieron a recibirles. Nadie se atrevió a darles posada … los corrillos de las calles y plazas enmudecieron a su paso y cuando se decidieron a actuar ante las demandas de hospedaje de los misioneros, enviaron a un criado de la justicia a buscar alguna posada adonde no hubiese mujeres … el rechazo inicial de la sociedad extremeña a la actividad jesuítica se explica por la confusión que identifica desde la perspectiva social a los jesuitas con los alumbrados, y también por las dificultades de relación entre los misioneros y un pueblo poco instruido. La Extremadura que se describe, situada a la raya de Portugal, es una tierra muy falta de doctrina que se le revela a los jesuitas como una sociedad basta y bronca, que ni es castellana ni portugue¬sa y con la que es muy difícil de entenderse»
Esta era la impresión que se llevaban los dos jesuitas sevillanos del Montijo de finales del XVI, que era tan pesimista como la que describió José Cadalso en 1774, tras pasar una temporada en Montijo.


Juan Carlos Molano Gragera
Juan Carlos Molano Gragerahttp://historiasdemontijo.com
Cuando estudié la carrera de Ciencias Políticas, en la Universidad Complutense, durante los años 1968/72, tuve algunos maestros como Antonio Elorza Domínguez o Juan Trías Vejarano que me enseñaron a investigar en los archivos para elaborar aspectos de nuestra historia. Aquella semilla se fue desarrollando desde finales de los años setenta cuando volví a vivir a Montijo y continúa viva hasta el día de hoy. Espero continuarla hasta que me fallen las fuerzas y la vista. Y me gustaría que se siguiese leyendo después de “pasar a mejor vida”.

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Cuando estudié la carrera de Ciencias Políticas, en la Universidad Complutense, durante los años 1968/72, tuve algunos maestros como Antonio Elorza Domínguez o Juan Trías Vejarano que me enseñaron a investigar en los archivos para elaborar aspectos de nuestra historia. Aquella semilla se fue desarrollando desde finales de los años setenta cuando volví a vivir a Montijo y continúa viva hasta el día de hoy. Espero continuarla hasta que me fallen las fuerzas y la vista. Y me gustaría que se siguiese leyendo después de “pasar a mejor vida”.

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