Este artículo se publicó en la revista “La Opinión de las Vegas Bajas”, números 8 al 11, desde la primera quincena de junio a la segunda quincena de julio del año 2.000. Ahora lo amplío.
Mi agradecimiento más sincero a ese gran entusiasta de la Banda de Música que fue Juan Aunión, dueño del bar Aunión en la Plaza Mayor, por los datos que me transmitió allá por el final de la década de los años setenta del pasado siglo. También a Rodrigo Rodríguez, maestro zapatero, que formó parte también muchos años en la Banda.
Nuestro pueblo ha tenido una gran tradición musical. Podríamos remontarnos a la época romana y a la sala de música de los baños de la villa de Torreáguila, a las fiestas musicales en la Casa de la Encomienda, a los saraos organizados por los Condes de Montijo y a las fiestas populares organizadas por el Concejo, donde tocaban panderos, flautas, guitarras, etc.
Podríamos hablar de la música sacra de la Parroquia de San Pedro con sus organistas y coros, de las soirés o veladas musicales por las tardes en las casonas de la burguesía montijana del siglo XIX, de los salones de baile y las academias de danza a finales de ese siglo y principios del XX, etc.
Hoy nos vamos a centrar solamente en una modalidad de la música, aquella que surge con fuerza a mediados del siglo XIX, producto de la sociedad liberal y de los avances de la fabricación de instrumentos musicales. Nos referimos a las Bandas, llamadas así porque estaban compuestas por muchos hombres –por aquellos tiempos no dejaban participar a las mujeres- que tocaban en las plazas de los pueblos y ciudades o haciendo pasacalles interpretando en movimiento pasodobles, zarzuelas y marchas militares. Un fenómeno que se da a través de la historia de estas bandas es que existe un encadenamiento entre unas y otras, por el motivo de que algunos músicos continúan en las siguientes una vez que se disuelve la banda donde tocaban. También hay que destacar que sólo se permitía permanecer a ellas a los hombres, estando vetadas a las mujeres hasta finales del siglo XX.
Los orígenes de las bandas de música en España
Joaquín Grau Murcia, Coronel Músico, profesor de Grado Superior en Dirección de Orquesta, Composición, Pedagogía Musical y Bombardino, Académico de la Real Academia de Bellas Artes Santa María de La Arrixaca de Murcia, dice en su artículo «El origen de nuestras bandas de música y de sus sociedades musicales», publicado el 13 de mayo de 2.020 en www.nuestrasbandasdemusica.com : “El fenómeno del origen de las actuales bandas de música, en cuanto a disposición instrumental, … hay que situarlo a principios del siglo XIX, durante la guerra de la Independencia. Fueron las bandas de música de los ejércitos napoleónicos sus antecedentes. Estas agrupaciones instrumentales estaban compuestas de una sección de instrumentos de viento; Oboes, Flautas, Clarinetes, Trompetas, Cornetas, Trombones y Serpentones; y otra de percusión; Cajas, Tambores, Bombos y Platillos, estos dos últimos tomados de las bandas de guerra jenízaras del ejército otomano. Estos conjuntos nacieron, a su vez, en los días de la revolución francesa, finales del siglo XVIII. Época en la que se fomentaron con el fin de amenizar los grandes fastos de la joven república… a mediados del siglo XIX, se integran las familias de los saxofones y saxhorns, (Fliscorno, Omnoven, Bombardino y Bajo) debidas al constructor belga Adolfo Sax, incorporación a mediados del pasado siglo de los instrumentos de cuerda frotada, Violoncelo y Contrabajo, con el fin de dulcificar y dar fluidez a las sonoridades del registro grave de la banda… Los regimientos de Infantería españoles tomaron como modelo de sus agrupaciones musicales, aquel que poseían los franceses y durante todo el siglo XIX fueron a la zaga, imitándoles en cuanto a su organización y uso. No se limitaban estos conjuntos instrumentales militares a interpretar música marcial… con el fin de amenizar los momentos de asueto, festivos y lúdicos de la tropa y con el tiempo, el de los lugareños de las localidades en los que estaban acantonados. Estas circunstancias animaron a algunos vecinos aficionados a la música de ciertos lugares, a constituirse en agrupaciones musicales semejantes a las bandas de música militar en cuanto a estructura instrumental e incluso adoptando un tipo de vestimenta, vigente hasta hace unas décadas, inspirada en los uniformes militares. Una vez constituidas, algunas corporaciones municipales y otras instituciones de condición pública o privada, les prestaron su apoyo. Así es como vieron la luz la mayor parte de las bandas de música civiles municipales, tanto profesionales como amateurs. … en el caso de las bandas de entidad privada, en sus comienzos han sido músicos retirados o en activo provenientes del ámbito militar, dan fe de de tal influencia. La fundación de las primeras sociedades musicales, como instituciones legales dadas de alta en un registro civil, datan de la última década del siglo XIX y primeras del XX…”
La Ley de Asociaciones de 1887, del liberal Sagasta, amparaba entre otras la creación de las sociedades musicales, por lo que no fue algo espontáneo y de libre iniciativa sino un imperativo legal.
Es decir, al principio existían solamente las bandas de los regimientos de infantería y en las grandes ciudades.
El día 30 de mayo de 1829 organizó el Conde de Torrefresno un sarao en su cortijo del Condado con la presencia del Infante D. Francisco de Borbón, hijo del rey Fernando VII, “amenizando el baile la banda del Regimiento de Aragón”.
Del blog del Ministerio de Defensa, Instituto de Historia y Cultura Militar, recogemos una noticia del 17de diciembre de 2.018 donde se dice: “El Regimiento Aragón nº 17 fue creado en la ciudad de Zaragoza por órdenes de Felipe V con el nombre de “Regimiento de Aragón»… En 1814 y estando previsto el destino del regimiento a ultramar, se crea otro Regimiento al que se le dio igual denominación, pero al ser suspendido el embarque del Regimiento primitivo, ambos quedan en la Península con los nombres de «Regimiento de Aragón“ y “Regimiento de Aragón expedicionario». En 1820 se refunden los dos Regimientos en uno con el nombre de «Regimiento de Aragón». Las reformas de Fernando VII en 1823 convierten al Regimiento en Batallones de línea con los nombres de «Batallón nº 53” y «Batallón nº 54»,disolviéndose ese mismo año. En 1824 se organiza el «Regimiento 2º de Ligeros” que recoge el historial del antiguo regimiento Aragón. En 1826 se le da el nombre de «Regimiento de Voluntarios de Aragón nº 2», pasando en 1841 a ser de línea con la denominación de «Regimiento de Voluntarios de Aragón nº 21″…”
Pero desde mediados del siglo XIX van apareciendo bandas civiles en muchas poblaciones extremeñas. En el año 1851 se funda la primera banda de música de Extremadura: la Sociedad Filarmónica de Olivenza. La Banda Municipal de Música de Badajoz fue fundada en el año 1867. En la página web de la Banda de Música de Fuente de Cantos leemos: “La primera noticia documentada sobre la existencia de una banda de música en Fuente de Cantos se remonta a 1878… Estamos en una época propicia para las bandas de música, que utilizan los regidores de las ciudades y pueblos para amenizar las fiestas, dar brillantez a los oficios religiosos, hacer más llevaderas las largas noches de verano y, muy importante, posibilitar una actividad formativa, a través de la música, a los jóvenes, pero sólo al género masculino, puesto que las mujeres estuvieron apartadas de las bandas hasta el último tramo del siglo XX. Con este espíritu y aquellos objetivos nació en 1851 la primera banda de Extremadura, la Sociedad Filarmónica de Olivenza, y en las décadas siguientes todas las poblaciones de cierto relieve irían organizando sus propias bandas.” El 17 de agosto de 1891 se celebró en Badajoz el Certamen de Bandas Civiles, donde concurrieron gran número de bandas de la provincia y de Portugal. En 1893 existía ya la Banda Municipal de Mérida.
Las primeras bandas de Montijo
Serían los artesanos de Montijo, de mentalidad liberal progresista, los que en la segunda mitad del siglo XIX irán creando las bandas de música civiles. Como consecuencia de la industrialización, las economías artesanales sufrieron una grave crisis por lo que tendrían que ayudarse con otras actividades artísticas que les proporcionasen ingresos complementarios. En Montijo tenemos noticias, por los Libros de Actas del Ayuntamiento, de la existencia de una banda que tocaba en el año 1875 en las fiestas, después de la I República. Así, el día 12 de abril de dicho año se celebró una verbena por la proclamación como rey de Alfonso XII, y “una orquesta tocaba la Marcha Real”.
Manuel García Cienfuegos dice en su artículo “El Pósito en Montijo”:
“… el informe de Pascual Madoz, del año 1846, señala: “Un pósito, cuya panera se hizo en 1789, la que por su obra y capacidad es uno de los mejores de la población”.
Domingo Capilla, en 1865, solicita el edificio del Pósito para organizar bailes de máscaras en el Carnaval. Estas solicitudes serían una constante, pues las actas municipales recogen las que también hicieron Manuel Abaditos y Fernando Barrena, entre otros, para bailes de Carnaval.
… las Actas Municipales ofrecen noticias relacionadas con las agrupaciones musicales, que se localizan en las fechas tratadas, al solicitar el edificio del Pósito para bailes en los Carnavales. Así, aparece la Banda de Música y Sociedad Filarmónica, conociéndose algunos de los músicos: Teodoro Rodríguez, Juan Marín, José Rodríguez, Rodrigo Rico Melara, Pedro Dorado y Fernando Rodríguez. También se tiene conocimiento de la Sociedad Musical Infantil que dirigía Manuel González Romero.
En 1882 se deniega una solicitud presentada por Joaquín Sánchez Barragán que pedía el local para establecer un teatro, dar bailes, exposiciones de figuras de cera y varios espectáculos…»
A Montijo llegó a mediados de los años ochenta, contratado por la parroquia de San Pedro como maestro organista, Antonio Guisado Fernández y, desde el primer momento, comenzaría a dar clases de solfeo e instrumentos musicales por las casas de la burguesía y a los jóvenes artesanos. Formó un coro de niñas en la parroquia y una Banda Infantil de niños varones, dirigía su orquesta en los salones de baile… Todas estas actividades eran complementarias de su profesión de maestro organista de San Pedro. Este músico sería el maestro de las futuras generaciones en nuestro pueblo.
Antonio Guisado dirigiendo su coro parroquial de niñas (muchas pertenecían a la familia de los Rodríguez) a finales del siglo XIX. Foto de Magdalena Alonso Rodríguez.
En 1886 tuvo lugar una fiesta en la Plaza de la Constitución (hoy de España) el día 19 de marzo. El ayuntamiento ordenó “que la banda dé un concierto en la Plaza por el nacimiento de Alfonso XIII”, pero no sabemos aún quiénes integraban la banda de “el maestro Antonio el organista”.
El Gobierno liberal de Sagasta aprobaría el día 30 de junio de 1887 una Ley de Asociaciones que potenció el surgimiento de muchos colectivos por todos los pueblos. Entre ellos las asociaciones recreativas y musicales.
En Montijo se creó, a principios de la década de los noventa del siglo XIX, la Sociedad «Los Artesanos”, que era una sociedad de bailes dirigida por Andrés Garay Rodríguez, propietario de un taller de zapatería en la calle de Arcos, músico, filántropo y republicano. Organizaban «bailes de sociedad» en las fiestas. En 1895 fundaron Antonio Guisado y Andrés Garay una Academia de Música; los dos formaron sociedad para gestionar la banda y la academia.
A finales del siglo XIX se formó “la charanga del tío Rodríguez”, artesano que vivía en la calle Alameda. A principios del siglo XX existía también “la charanga del maestro Juan Marín”, esquilador, integrada por artesanos adultos. Tocaban en los bailes y en la Plaza. A comienzos del siglo XX tocaba la banda juvenil de Antonio Guisado Fernández en las procesiones, en los bailes del Pósito (actual Conservatorio de Música), en la inauguración del Círculo de Artesanos “El Progreso” en 1900 y en las verbenas.
La banda de Antonio Guisado y Andrés Garay a comienzos del siglo XX. Andrés es el primero sentado a la izquierda, Antonio es el segundo sentado a la izquierda, Rodrigo Rico es el primero de pie a la derecha. Foto cedida por la nieta de Andrés.
Formaban parte de esa banda Rodrigo Rico Melara (zapatero que había nacido en 1869), Eduardo Cordero (carpintero), Luís González (carpintero), Pedro… (cordelero), etc. El 23 de abril de 1905 murió Antonio Guisado.
Por el año 1907 o 1908 formó el maestro zapatero Rodrigo Rico Melara, alumno de Antonio Guisado como hemos visto, una banda integrada por sus hijos y los que habían tocado en la anterior, que se le conocía popularmente como “la banda de Rodrigo Melara y sus cachorros”. Como tenía varios hijos y no podían vivir de su taller puso en práctica esta experiencia en la que tocaban, además de sus hijos Antonio, Francisco y José Rico Castillo (zapateros), Benito Durán (zapatero), Diego Durán (pescadero), Bernardo Gabardino (herrero), Andrés Gabardino (carpintero), Pedro Domínguez (herrero), José Domínguez (carpintero-navajero), Rodrigo Sánchez (albañil), Tomás Acevedo (carpintero) y Diego Lechón (albañil).
Vemos a Rodrigo Rico arriba, el tercero desde la izquierda; a la derecha su hijo Antonio Rico.
El director de la banda era Rafael Trasmonte Viñuelas, organista de la parroquia tras la muerte en 1905 de Antonio Guisado y esposo de su hija Rafaela desde 1911. Tocaban en las fiestas, procesiones, misas cantadas y haciendo pasacalles los domingos para atraer a los vecinos al cine mudo del Teatro Calderón, contratados por el empresario Álvaro Torres.
Esta banda desapareció a mediados de los años veinte.
La influencia de las bandas militares de Badajoz en la creación de bandas de artesanos en Montijo
En Badajoz existían a finales del siglo XIX dos bandas militares importantes que ejercieron una gran influencia en la extensión de esta modalidad musical en Montijo. -Por Real Orden de 10 de diciembre de 1883 se destinó el Regimiento de Infantería “Castilla” Nº 16 a Badajoz, desde Leganés, ocupando el acuartelamiento de San Francisco el Grande. -También estuvo el Regimiento de Infantería “Gravelinas” Nº 41, llamado Regimiento Baleares hasta el Real Decreto de 31 de mayo de 1899. Por la reforma de Manuel Azaña de 1931 se unificó con el Castilla Nº 16.
Los oficiales del Regimiento Castilla con su uniforme blanco, en la guerra de Cuba en el año 1895.
La Banda del Regimiento Castilla actuando en la Feria de Montijo a principios del siglo XX. Encima del pozo instalaba el ayuntamiento un tablado para los conciertos. Foto publicada en una revista de Badajoz.
Manuel García Cienfuegos publicaba en el blog Extremadura militar, de Álvaro Meléndez, el día 27 de agosto de 2.017, el artículo “Noticias sobre los Regimientos Gravelinas y Castilla 16 en las actas municipales de Montijo” donde decía:
“… en 1895, en las sesiones del 24 de noviembre y 15 de diciembre, se daba cuenta de los obsequios realizados a su paso por la estación de ferrocarril a los batallones de los Regimientos de “Castilla” y “Baleares” que marcharon en operaciones militares a la isla de Cuba… la Banda del Regimiento “Gravelinas” fue contratada para la Feria y Fiestas Patronales de los años 1919, 1920 y 1921.
En el año 1919 el acuerdo municipal describe: “Seguidamente manifestó el Sr. Presidente que el costo de la Banda de música del Regimiento “Gravelinas” que ha actuado en los festejos de feria, con inclusión de hospedaje, manutención, transportes y cantidad en que fue contratada asciende en su totalidad a mil cuatrocientas cuarenta y nueve pesetas con treinta céntimos”.
En 1920, el Ayuntamiento de Montijo solicita al coronel del Regimiento “Gravelinas” que: “para dar mayor amenidad a la parte de los festejos musicales en las dianas y recorridos, venga con la sección de música dos tambores y tres cornetas” .
… la Corporación Municipal de Montijo acordó el 13 de agosto de 1921 “que teniendo en cuenta la Corporación por las circunstancias que atraviesa la nación con los reveses sufridos por el Ejército en la Campaña de Marruecos y lo poco a propósito que son para festejos y diversiones públicas, se acordó por unanimidad suprimir todas los oficiales que venían acordados con motivo de la feria de esta villa en el mes próximo y festividad de la Patrona comunicándose así al Coronel Jefe del Regto. Infa. de “Gravelinas” dejando sin efecto la contrata de la banda de música de dicho Regimiento que se tenía realizada para los mismos” .
Dos años después, el Consistorio Municipal aprueba, el 4 de agosto de 1923, contratar la Banda de Música del Regimiento “Castilla” para los días de la Feria y Fiestas Patronales de Ntra. Señora de Barbaño, 7 al 10 de septiembre, por la cantidad de mil pesetas y gastos de viaje y estancia. Aportaron donativos para paliar los gastos la Mayordomía de la Virgen de Barbaño, Comunidad de Labradores, Sociedad de Recreo ‘El Progreso’, Jorge Pérez del Bosque y Antonio Castillo…”
Leemos también en el acta del pleno del 14 de julio de 1924 que se aprobó “la contrata de la banda de música del Regimiento de Castilla para los festejos de la próxima Feria de esta villa» con las mismas condiciones que el año pasado, o sea, 1.000 pesetas, los gastos de locomoción, el hospedaje y la manutención, lo que era bastante dinero para aquella época.
Las bandas militares eran muy vistosas por sus uniformes blancos, su riqueza instrumental (las integraban 35 profesores) y la diversidad de los estilos musicales que interpretaban. Los vecinos acudían masivamente a la Estación del tren a esperarlos y al llegar la banda hacían un pasacalle por la carretera y por la calle López de Ayala hasta la plaza. Era un evento muy sonado en el pueblo.
Manuel García Cienfuegos dice en su artículo “Casa-Cuartel de la Guardia Civil de Montijo”, publicado el día 5 de junio de 2020, que el 25 de abril de 1915 tuvo lugar una acto solemne de donación de la Bandera Nacional al cuartel de la Guardia Civíl, “amenizando una orquesta de aficionados de esta población, dirigida por Francisco González Piñero…”. Desconocemos que «Don Paco Piñero» como se le conocía dirigiese una orquesta por esos años.
Cienfuegos nos habla también en su artículo “Al aire de la Banda de Música de Don Rafael Melgarejo, fundada en 1928 en la Casa del Pueblo”, publicado en la página web de la Real Asociación Española de Cronistas Oficiales, de “… la Sociedad Filarmónica y la Sociedad Infantil que dirigía Manuel González Romero que tocaban y animaban fiestas y bailes en el antiguo edificio del Pósito…”
La banda de música de la Casa del Pueblo
La Casa del Pueblo de Montijo realizaba muchas actividades culturales por los años veinte con el fin de formar a los trabajadores al margen de la mentalidad de los patronos y burgueses. En el año 1928 trajeron a una compañía de comedias dirigida por Rafael Melgarejo, músico. Los socios del Centro Obrero Blas Rodríguez Facundo y Aniceto Martín le propusieron formar una banda de música, lo que fue acogido favorablemente por Rafael. Al poco comenzó a dar clases de solfeo a los alumnos Blas Rodríguez Facundo (zapatero), Aniceto Martín (zapatero), Juan Aunión (carpintero), Diego Gutiérrez (carpintero), Diego Rodríguez (zapatero), Juan Pérez, José Facundo (zapatero), Manuel del Viejo y Pedro del Viejo (carpinteros hijos de Bartolomé del Viejo), Maximiliano Arrobas (dependiente de comercio), Diego González (panadero), Francisco Álvarez (herrador), ……… Rodríguez Polo (zapatero), Virginio López, Pedro Rodríguez, etc.
Vemos a Rafael Melgarejo abajo en el centro con batuta. Foto de Barrera, Mérida.
Las edades de los alumnos oscilaban entre los doce y los veinticinco años, la media era de veinte. Algunos ya tocaban en las bandas existentes anteriormente. Al terminar las primeras nociones de solfeo se compraron los instrumentos (20 o 25) por mediación de un fiador, Teodosio Candado. Se abrió una suscripción pública al efecto que sería iniciada por la aportación de los alumnos con 10 pesetas cada uno. Iban por las casas del pueblo pidiendo. Pero el resultado de la colecta fue poco fructífero obteniendo dinero escasamente para abonar el primer plazo de la factura. Para acabar de pagar los instrumentos tendrían que salir a tocar por los pueblos sin estar bien preparados aún. En el Salón Moderno tocaron en las Ferias cobrando 50 pesetas cada noche, y organizaron una verbena en la carretera de la Puebla (donde hoy está el Bazar China) en el verano de 1929, gracias a lo cual podrían salir de las deudas. A continuación empezaron a tocar en las procesiones y en las ferias de los pueblos de la comarca –comenzando por la de Torremayor en 1930 y la de Puebla de la Calzada- desplazándose para ello en dos carros de mulas. En ese año se compraron el uniforme con mucho sacrificio gracias a los ingresos que obtenían, que era de color azul marino, camisa blanca, gorra de plato, correajes e insignias metálicas que representaban una lira. Se los confeccionó Catalina Facundo, modista de la calle Acinco.
La Agrupación Musical de Montijo, conocida como “la Banda de la Casa del Pueblo”, iría tomando fuerza por lo que decidieron que, como Rafael Melgarejo ya no podía enseñarles nada más, debían contratar a un director más formado profesionalmente. Al llegar la II República en abril de 1931 el ministro de Defensa Manuel Azaña había jubilado anticipadamente a muchos militares, por lo que habían aparecido en los periódicos de Badajoz unos anuncios de varios músicos de la banda del Regimiento de Infantería Castilla Nº 16 ofreciéndose para dirigir en los pueblos las bandas de música. Antonio Rico Castillo había servido en ese Regimiento y conocía al músico militar Andrés Mena López, natural de Zafra, tenía por entonces unos treinta años y era Músico de 1ª Flautista. Los alumnos mayores de la banda de Montijo se desplazaron con Antonio Rico a contratarlo. Andrés aceptó las condiciones y desde ese momento dirigiría la banda por 8 o 10.000 pesetas al mes. Ese dinero se abonaba con lo que cobraban por los conciertos en los pueblos. Cada músico le pagaban diez pesetas al mes. D. Andrés comenzó su andadura cambiando totalmente las costumbres defectuosas y los vicios musicales de cada miembro de la banda; se afinaron los instrumentos correctamente, se trajeron otros más modernos como el clarinete de sistema, el bajo de cilindro, etc. con el fin de completar los 25 o 30 necesarios para una banda reglamentaria. De esta forma se iría construyendo una banda “en toda la regla”, en la que empezaron a descollar algunos músicos como Diego González Gómez, Francisco Álvarez (trompeta), Juan Aunión (requinto), Antonio Rico Castillo (bajo), Francisco García Núñez (saxofón), Pedro del Viejo Rodríguez (saxofón), Virginio López Rodríguez (trombón), Diego Gutiérrez Rodríguez ( clarinete), Francisco Álvarez Delgado (trompeta)…
Vemos a Andrés Mena abajo en el centro, a la derecha a Antonio Rico. Foto publicada por Manuel G. Cienfuegos en la Revista de Ferias de 2001.
Pedro Trejo Delgado. Vemos los detalles del uniforme, sus galones en el brazo indicaban que era músico de 1ª, las insignias con la lira, la gorra de plato, los correajes, etc.
D. Andrés iría equilibrando las desigualdades de aprendizaje de los músicos, acoplándolos al conjunto. Después empezarían viajando por los pueblos de la comarca: Villar del Rey, La Nava de Santiago, La Roca de la Sierra, Cordobilla de Lácara, Puebla de la Calzada, etc. Los 1º de Mayo acompañaban a la manifestación organizada por la Casa del Pueblo, interpretando marchas alusivas como La Marsellesa, La Internacional, etc. pues era en ese centro de la calle Mérida nº 37 donde ensayaban todas las noches y guardaban sus instrumentos. En el año 1934 ya se encontraba el grupo bien organizado y con gran perfección. Con motivo del fallecimiento en Badajoz de un miembro de la banda, Virginio López, en el mes de agosto, se desplazaron a la capital para tocar en su entierro, cosa insólita en aquellos tiempos, y que impresionó fuertemente a la ciudadanía pacense. Por ello salieron a felicitarles los miembros de la banda del Regimiento Castilla.
La Agrupación Musical se convierte en Banda Municipal
Desde que comenzó la Corporación republicana en abril de 1931 se hicieron gestiones para que la Agrupación pasase a ser Banda Municipal como ya existía en otras poblaciones. Pero, por falta de presupuestos, la Corporación de izquierdas se negó a acordarlo. Cuando en octubre de 1934 destituyó el Gobernador Civil a aquella y estableció una Gestora integrada por los partidos de derechas P. Republicano Radical y la CEDA, dirigida por Pedro Miguel Rodríguez, la dirección de la banda a través de miembros de derechas que la integraban hablaron con la Gestora. Al poco les propuso el concejal Pedro Carretero Moreno convertir la Agrupación Musical, que así se llamaba, en Banda Municipal, dependiente directamente del Ayuntamiento. Tendrían unas negociaciones y se llegó al acuerdo. De esta forma nació la BANDA MUNICIPAL DE MONTIJO. El ayuntamiento les compró el instrumental y los uniformes que serían propiedad de aquél; el local para los ensayos se trasladó a la antigua sala de la carne de los sótanos de la Plaza de Abastos que sería acondicionado; se aprobó un Reglamento donde se concretaba todo lo relacionado con la organización de la banda. Las categorías dentro de los músicos eran: Educandos, Músicos de 3ª, de 2ª y de 1ª, Subdirector y Director. Existían plazas limitadas en cada categoría y, al quedar vacante alguna, era cubierta por el Director entre los de inferior categoría. Los músicos serían incluidos en la nómina del Ayuntamiento, pagándole a los educandos o aprendices 9 pesetas al mes, a los músicos de 1ª 16’50 y a los de 2ª y 3ª 11. El Subdirector Antonio Rico Castillo cobraba algo más y el Director Andrés Mena López unas 11.000 pesetas. Había un Archivero que era el encargado de guardar en un arcón los uniformes y los elementos de la banda. Cuando se marchaba algún miembro tenía que entregar el uniforme y el instrumento que era entregado al que le reemplazaba. El método de iniciación a la música que utilizaba D. Andrés era el Hilarión Eslava. Los educandos eran por entonces los siguientes: Julián Rico Gómez, Francisco Barril, Teodoro Rodríguez, Joaquín Fernández Barrena, Pedro López Rodríguez (que había nacido en octubre de 1921), Manuel Estevez Garrido, Luís Caballero Núñez, Diego Caballero Núñez, … Más tarde entrarían Juan y Luís Roque, Antonio Calle Escobar, Teodoro Lázaro, Inocente Casero, Gabriel Acevedo Gómez “el chambo”, Rodrigo Sánchez, Francisco Barrena, … quienes después irían ascendiendo de categoría. La banda estaba integrada en aquellos años por 35 miembros, que era el número reglamentario de las bandas militares, lo que nos da una idea de la importancia de la misma. Tenían obligación de tocar en todas las fiestas del pueblo y dar conciertos los domingos por la tarde en el quiosco del Paseo. El resto del tiempo podían dedicarlo a tocar en los pueblos y quedarse con las ganancias; fueron a Bancarrota, Higuera la Real, etc.
En 1935 se convocó en Zafra, pueblo de D. Andrés Mena, para la Feria de San Miguel a principios de octubre, un “Concurso Provincial de Bandas de Música”. D. Andrés le encantó la idea de participar en él y comenzó a preparar concienzudamente a la de Montijo. A las 7 de la mañana se reunían todos los días en el Campo de Futbol de tablas, que estaba frente al Matadero en la calle Barbaño, para ensayar marcando el paso. Confeccionaron un banderín de color morado con el escudo de Montijo rodeado por la inscripción “Banda Municipal de Montijo” por un lado y la lira por el otro, y se prepararon los uniformes para hacerlos más vistosos. Al concurso se presentarían cinco bandas, las mejores de la provincia. Las militares tocaron fuera de concurso como exhibición. El primer premio fue para la banda de Montijo, que interpretó el pasodoble “El Fallero”, por ello les hicieron entrega de la “Batuta de Plata” y 500 pesetas en metálico. El éxito fue clamoroso, llegando las mujeres a coger en hombros al benjamín de la banda Francisco Barril. Con la restitución de la Corporación izquierdista en Montijo tras el triunfo del Frente Popular, en febrero de 1936, continuó la banda siendo Municipal. Un acto muy emotivo y donde participó muchísima gente fue la manifestación del 1º de Mayo de ese año.
La Banda encabezando la manifestación del 1º de mayo de 1936 por la calle Alameda. Vemos a D. Andrés Mena de espalda dirigiendo. Foto de ANSAMA.
La Banda encabezando la manifestación del 1º de Mayo saliendo de la calle Ibáñez Marín. Vemos a D. Andrés Mena delante. Foto de ANSAMA.
De esta época gloriosa se pasó al período de la Guerra Civil en el que sufriría la banda una violenta depuración de sus miembros de ideología izquierdista, como Juan Gómez, …. del Viejo, Andrés Bautista,etc. Para llenar estos huecos entraron nuevos alumnos. Rodrigo Rico Melara, zapatero y músico, organizador de aquella banda de principios de siglo, de 67 años, y padre del Subdirector de la Banda Antonio Rico Castillo, estuvo preso en el Convento de las clarisas en los días posteriores al golpe de Estado del 18 de julio de 1936 hasta la toma del pueblo por la Columna de Juan Yagüe el 13 de agosto junto a 56 derechistas montijanos. D. Andrés Mena, como era militar, fue llamado a filas, pero sus discípulos comenzaron a pedir firmas entre los vecinos de Montijo para impedir que se fuese al frente, cosa que consiguieron por intermediación de personas influyentes de la derecha, y la banda siguió tocando dirigida por él.
La Banda de Música durante la Dictadura
Durante la Guerra Civil serían llamados los miembros de la banda de Montijo a Mérida para reforzar la de esa ciudad e intervenir en actos políticos como agregados de aquella. Para esas ocasiones los vestían con el uniforme de Falange. Una vez requisada la Casa del Pueblo de Montijo tras la ocupación del pueblo por los golpistas, las nuevas autoridades trasladaron a la Banda de Música al pequeño teatro que allí existía y en él ensayaban. D. Andrés daba clases de solfeo todas las tardes a los Educandos y, a continuación ensayaba con instrumentos a los músicos.
El quiosco de la música en el año 1942 preparado para un concierto. Foto de Cecilio Rodríguez.
Después de la guerra comenzaron a salir de nuevo a los pueblos de la comarca a tocar, cosechando grandes éxitos. El repertorio que llevaban era amplísimo: pasodobles como “La Giralda” o “Sevilla”, selecciones musicales, valses, zarzuelas como “El sitio de Zaragoza”, “La batalla de Inkerman”, “Luisa Fernanda”, “”La Gran Vía”, “Gigantes y cabezudos”, etc., marchas de procesiones, marchas fúnebres, pasacalles como “Los Voluntarios”, etc. Pero el problema de la banda consistía en la inestabilidad de muchos jóvenes que se marchaban a cumplir el servicio militar, se casaban o se iban a la emigración. En los años cuarenta continuaron reponiendo las bajas cubriéndolas con buenos instrumentistas como José Caballero, Alfonso Romero, los hermanos Arias, Carlos Pérez, etc. A mediados de los años cuarenta, al comprar Antonio Tienza Calvo el edificio de la antigua Casa del Pueblo, volvió la banda a ensayar a los bajos de la Plaza de Abastos.
La Banda tocando en la procesión del Resucitado, en el año 1948, por la plaza de España. Vemos a Antonio Rico tocando «el pito gordo» y delante a Toribio Rodríguez con el bombo. Foto publicada por Manuel G. Cienfuegos.
Cuando trajeron una réplica de la Virgen de Fátima a Montijo, el día 12 de julio de 1949, salió el pueblo a recibirla a la carretera de Don Carlos. La Banda encabezaba la comitiva, vemos delante a D. Andrés Mena. Foto de VISAM.
La situación de penuria económica del país era enorme y los músicos tenían que buscarse la vida como podían. A mediados de los años cincuenta se extendió la moda, proveniente de América, de formar orquestas privadas para amenizar los bailes y salas de fiestas; muchos de los integrantes de la banda de Montijo entraron en varias sin abandonar ésta. Recordemos al Quinteto Plexo-Glass dirigido por Rafaela Guisado a finales de los años cuarenta, la Orquesta Iglesias, la Fox, la popular Orquesta Monty; y en Badajoz la Cerezo, la Casino o la Montecarlo donde tocaban músicos de la banda de Montijo. Otros se fueron a tocar a los circos o con Antonio Machín.
La banda con los nuevos uniformes grises en los años cincuenta. Foto de VISAM.
De nuevo se convierte en Agrupación privada
Cuando era secretario del Ayuntamiento Juan Mahillo Santos, hombre austero y parco en los gastos, convenció a la Corporación para que dejase la Banda de ser Municipal y se convirtiese en sociedad privada, por lo que pasó de nuevo a “Agrupación Artística Musical”. A partir de entonces comenzó el declive de la banda motivado por la diferencia entre la gratificación que les pagaba el Ayuntamiento a los músicos (175 pesetas al mes a los de 1ª, 125 a los de 2ª) y lo que ganaban en las orquestas comerciales.
La Banda en la traída de la Virgen de Barbaño de la ermita, en los años 50, por la calle Mérida. Foto de El Tesoro cedida por Francisco del Viejo Carretero.
La banda tocando en una procesión en los años 50, pasando por la casa del Navegante. Foto de VISAM.
El derribo del Paseo de la plaza de España y del quiosco, en 1959, supuso un duro golpe para la banda que tendría que tocar, a partir de entonces, bajo los soportales del ayuntamiento, en el jardín de la plaza o en el “semi-quiosco” que construyeron en el Parque, con una escasa asistencia de público. D. Andrés Mena se fue desanimando al ver el decaimiento de su obra y la desbandada de los músicos más antiguos y experimentados. Murió el día 26 de junio de 1961 dejando atrás una gran labor al enseñar musicalmente a un par de generaciones de Montijo.
A partir de entonces la banda tenía los días contados. Le sustituyó como director el que había sido Subdirector: Antonio Rico Castillo. En los años sesenta entraron nuevos valores en la banda, como Ángel Acevedo, José Marín, Juan el panadero, Miguel Madruga, Antonio Enríquez, Jacinto Sánchez, …… Amante, Antonio el molletero, Dámaso Estévez, etc. De Valdelacalzada vinieron dos a integrarse en la banda, otros dos de Puebla de la Calzada y algunos más de los pueblos cercanos. Tenía entonces la banda catorce o quince miembros.
La Banda en una fiesta en el atrio de la parroquia por los años 60, vemos en el centro al director Antonio Rico. Foto de VISAM.
La Banda en la puerta del semisótano, debajo de la Plaza de Abastos, donde ensayaban. Foto publicada por Manuel G. Cienfuegos.
La Banda de Música amenizando una corrida toros, en la plaza portátil «El Toreo», por los años 60. De pie, delante de la banda, vemos a Antonio Rico. Foto de VISAM.
Los bailes dieron paso a las discotecas, pues se ambientaban con tocadiscos y suprimían los gastos de las orquestas, con ello se alejaba la juventud de su afición hacia las bandas o conjuntos musicales. Aparte de este fenómeno, la indisciplina y el desconcierto acabó con la Agrupación Artística Musical de Montijo en el año 1967.
La Banda en sus últimos tiempos. Foto de Alfonso.
La Banda durante la Transición democratica
Con la llegada de los ayuntamientos democráticos a Montijo volvió a potenciarse la banda. Siendo concejal de Cultura Dámaso Estévez, antiguo músico de aquella, se puso en contacto con los músicos que vivían en el pueblo encabezados por Pedro López Rodríguez y se llegó al acuerdo en 1981 de revivir la Agrupación Musical. Tras algunas reuniones se nombró director a Pedro López Rodríguez.
Sus miembros jóvenes recibían enseñanzas gratuitas en la Escuela Municipal de Música que había abierto el Ayuntamiento. Se reagruparon a muchos músicos que habían pertenecido a las bandas anteriores y se completó con nuevos. En el mes de noviembre de 1982, por acuerdo del pleno del ayuntamiento, pasó a ser de nuevo Banda Municipal de Música de Montijo comenzando su nueva andadura a principios de 1983 integrada por quince miembros.
A medida que avanzaba la década de los ochenta fue tomando gran impulso reforzada en el Conservatorio de Música de nuestro pueblo. En abril de 1988 contrató el Ayuntamiento a un nuevo director: Santiago Méndez González, que había estudiado la carrera de música en el Conservatorio Superior de Madrid. La profesionalidad y renovación de la banda avanzó enormemente. Pero en los últimos años volvió a convertirse en Agrupación Musical “Andrés Mena”, desligándose del Ayuntamiento. No me extiendo en esta época más reciente porque ya se han publicado varios artículos que estudian detalladamente su transcurrir hasta la actualidad.