Este artículo lo publiqué en mi perfil de facebook en mayo de 2018.
No puedo dejar pasar este mes, en el que se recuerda la revolución de los estudiantes, en París y en toda Europa, sin contar lo que viví durante el año 1968 y que cambió el curso de mi vida para siempre.
Nací y me crié en el seno de las clases medias agrícolas, que habían luchado en el bando franquista durante la guerra civil por miedo a la Reforma Agraria de la II República y a las reivindicaciones laborales de la FNTT-UGT. El conservadurismo y el catolicismo eran los fundamentos ideológicos de aquellas clases. Cuando tenía cuatro años me llevaron a la Escuela Parroquial San José de Montijo, a los nueve al Colegio Salesiano de Puebla de la Calzada, donde hice todo el bachillerato, y de allí pasé a hacer el Preuniversitario al Colegio Salesiano de Utrera. Cuando estudiaba en el colegio de Puebla ya era rebelde a la disciplina autoritaria de los salesianos, pues ese método no iba conmigo. En los cursos 5º y 6º de bachillerato me solían echar de clase de vez en cuando por no mantener el “buen orden” en la clase. Eso mismo me ocurría con la educación autoritaria que nos imponían en la familia, lo que provocaba situaciones de tensión. El ambiente en que pasé mi primera juventud era el típico de aquellos que no pertenecían a la clase obrera en la España rural de principios de los años sesenta, bastante conservador y despreocupado por lo que pasaba en la Extremadura real de aquel tiempo (ya publiqué un libro donde relato aquellos años: “El penúltimo guateque, una pandilla de los sesenta en Montijo”, autoedición, 2015).
Como se me daba bien dibujar, y me gustaba, me animó mi padre a hacer la carrera de Arquitectura porque, por aquellos años, cuando la terminabas ocupabas una buena posición social. Me matriculé en la Escuela Superior de Arquitectura de Sevilla en octubre de 1965, donde el ambiente era bastante elitista. Había que pasar dos cursos selectivos: 1º y 2º; hasta que no aprobabas todas las asignaturas no pasabas al curso siguiente, y después continuar de 3º a 5º sin selectividad. La presión corporativa de los arquitectos bien establecidos no permitía que saliesen muchos jóvenes que les hiciesen la competencia y ello influía en lo difícil que era pasar los dos cursos selectivos.
Mi único hermano entró en el Opus Dei en el año 1963. En el curso 65/66 viví en la Residencia Universitaria de un cura, en el barrio de Los Remedios, en la calle Virgen del Valle que sale de la Plaza de Cuba. Yo iba algunas veces (por indicación de mi hermano) a estudiar a la biblioteca de la Residencia que tenía el Opus Dei en esa plaza, que era muy lujosa y tenía unas estupendas instalaciones. Pero aquél curso no aprobé ninguna asignatura.
En una carta que escribió mi hermano a mis padres, desde Roma donde estudiaba Filosofía y Letras en la Universidad Pontificia, el día 10 de octubre de 1966 decía: “¿Se ha examinado Juan Carlos en septiembre? No se si habrá solucionado lo de la Residencia, pero después de la experiencia del curso pasado yo creo que es mejor que no vuelva a la anterior…”. Pero me fui a vivir a una pensión en la calle Cervantes donde todos los que estaban allí eran estudiantes de Montijo. En otra carta que escribió mi hermano a mis padres el 20 de noviembre decía: “la verdad es que tampoco me ha gustado mucho el sitio donde vive (se refería a la pensión de la calle Alfonso XII), por los compañeros que se ha buscado. En fin, espero que hayan mejorado y se dediquen a estudiar… son mayores que él y tienen que estudiar mucho menos porque están al final de carrera y porque 1º de Arquitectura no se pasa si no se estudia muy seriamente. Además, no me gusta nada eso de que los de Montijo formen un “grupito”, como si les diese miedo abrirse a otras personas. Eso es pueblerinismo y, me duele decirlo, pero creo que no es bueno y menos para él que está ya en la Universidad y tiene que abrirse. Yo le escribí diciéndole que vaya a estudiar a la Residencia de la Obra … A mí me gustaría, sobre todo, que tuviese mucha ilusión y no se desanime…”
Yo iba evolucionando en mi forma de pensar al estar en contacto con el ambiente universitario de Sevilla, que en aquellos años era muy combativo contra la Dictadura. En una carta que escribí a mis padres (que eran franquistas) el día 28 de noviembre de 1966 les decía: “El otro día oímos a Franco por la televisión y, si tiene cosas buenas también hay que decir que esa forma de gobierno que él propone es una Monarquía absolutista, como una Dictadura hereditaria, cosa que no aprobamos en la Universidad y en las escuelas técnicas. Además, las actuaciones de las Cortes nos parecieron vergonzosas, así como la aprobación de una ley por parte del presidente sin someterla a votación entre ellos. Supongo que Eduardo Fausto tendrá estas mismas ideas. Sabemos que a España no le va bien una República, pero tampoco una Monarquía totalitaria. Además creemos que Franco no podrá durar mucho tiempo ya…”
Me estaba refiriendo al proyecto de Ley Orgánica del Estado. El referéndum sobre esta Ley se llevó a cabo el 14 de diciembre de 1966, permitiendo votar a todos los ciudadanos mayores de veintiún años. La nueva denominada «constitución» estipulaba una ligera moderación en los poderes dictatoriales absolutos de Francisco Franco, designando el cargo de presidente del Gobierno de España, siendo este independiente de la jefatura de Estado. Este último debía designar al jefe de Gobierno por cinco años y luego la persona designada debía ser confirmada por las Cortes Generales. No obstante, ambas jefaturas, de Estado y de Gobierno, fueron ocupadas simultáneamente por Franco hasta 1973, cuando entregó la jefatura de Gobierno a Luis Carrero Blanco. La nueva ley orgánica fue aprobada por el 95,6 % de los votantes.
En el curso 67-68 estábamos matriculados en la Escuela de Arquitectos de Sevilla en 1º más de 700, en 2º 120, en el resto había entre 35 y 20 alumnos, los demás habían abandonado. En el verano de 1966 salió la primera promoción de la Escuela: 4 arquitectos solamente. Estas cifras explican claramente la criba que hacían los dirigentes de esta Escuela al servicio del cuerpo cerrado de Arquitectos que había en aquellos años.
Edificio antiguo de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Sevilla.
En junio de 1967 aprobé el Dibujo Técnico, el Artístico y el Álgebra Lineal, pero me estanqué en el Cálculo y la Física que eran los huesos del primer curso. Los que se encontraban en la misma posición solían trasladarse a Valencia donde se había abierto la Escuela en el año 1966 (mi compañero …. Melitón, de Arroyo de San Serván, se fue en octubre de 1967 a seguir las asignaturas que le quedaban de 1º) o pasar a la Escuela de Aparejadores cuya carrera no era tan fuerte como la de arquitecto.
En una carta que escribió mi hermano a mis padres el 2 de julio de 1967 decía: “No se que tal le habrán ido las cosas a Juan Carlos… sé que sus exámenes habrán sido duros. Espero que, al menos, haya aprobado algunas y las demás en septiembre o cuando pueda (si ha puesto todo de su parte no se le puede exigir más)…”. Pero yo estuve todo el verano en Sevilla asistiendo a una academia de Matemáticas y Física pero me volvieron a suspender en septiembre, y me volví a matricular en octubre de 1967 en Arquitectura sin ánimos ni perspectivas.
Ese curso fue políticamente muy activo en la Universidad española, de lucha contra la dictadura, animados por lo que estaba sucediendo en las universidades de EE.UU. y Europa. En aquél ambiente comencé a participar en las movidas que se fueron sucediendo y que me llevaron -en abril de 1968- a matricularme, como alumno libre, en la Facultad de Ciencias Políticas de la Complutense de Madrid.
Leyendo el libro “Subversivos y malditos en la Universidad de Sevilla (1965-1977)”, de Alberto Carrillo-Linares, he vuelto a recordar con nitidez lo que viví en aquél curso 67-68 del despertar del letargo, a caballo entre Sevilla y Madrid. De él tomo una serie de datos, al igual que del libro “La oposición estudiantil al franquismo” de Gregorio Valdevisa (Editorial Síntesis, 2006) y del artículo de Jaime Pastor “Cronología del movimiento estudiantil del 68”, publicado en la revista Viento Sur, que paso a enumerar:
En 1967 nació el embrión del Sindicato Democrático de Estudiantes Universitarios de Sevilla, SDEUS. En una carta de 9 de noviembre de 1967 les decía a mis padres: “En la Escuela hay ahora un gran jaleo pues quieren entrar a formar parte del Sindicato Libre de Estudiantes, que no está representado en el Ministerio y por el que tuvieron tantas huelgas en Barcelona el año pasado. Aquí hasta ese punto no se llega” . A finales de ese año muchas de las acciones en la Universidad se organizaban y coordinaban por el PCE. En el curso 67-68 se formaron en la Universidad de Sevilla las Comisiones de Estudiantes (donde había preeminencia del PCE; entre los organizadores estaban Antonio Bocanegra Martínez estudiante de Derecho, que era del PCE y después se pasó al PT, Ángel Martínez Recio, etc.), se extendieron a varias Facultades y Escuelas. Entre otras acciones se ocupó el Rectorado el día 3 de mayo. En ese año leíamos mucho al marxista Herbert Marcuse.
En diciembre, los delegados de curso y Facultad de Ciencias Políticas y Económicas de Madrid fueron expedientados.
Las clases en la Escuela después de las Navidades empezaron el día 9 de enero de 1968. El 22 de enero de ese año escribía mi hermano desde Pamplona a mis padres: “… los follones contínuos que se están dando en la Universidad española y, especialmente en la de Madrid. Ayer mismo me enteré de que habían cerrado la Facultad de Filosofía y Letras hasta febrero. Por aquí el ambiente no puede ser más tranquilo… Hace unos días vino un universitario de Madrid para informarnos de lo que allí ocurre, pero ni siquiera con ocasión de la reunión para informar hubo el más ligero intento de armar jaleo. La gente está ocupada en las clases y exámenes…” El día 10 de enero de 1968 son sancionados todos los alumnos de esa Facultad con pérdida de matrícula y se produjo el cierre de la misma hasta el 15 de febrero, lo que provocó alteraciones e incidentes en los siguientes días. Tras la vuelta de las vacaciones de Navidad se organizaron paros en las Facultades de Sevilla en solidaridad con los estudiantes represaliados de Madrid. El 18 de enero hubo una huelga en todas las Facultades y una asamblea de distrito. El 14 de febrero se celebró la II Asamblea Abierta en la Facultad de Filosofía y Letras de Sevilla. Los días 27, 28 de febrero y 1 de marzo del 68 se celebró, en esta ciudad, la VI Reunión Coordinadora Preparatoria (RCP) del Sindicato Democrático de Estudiantes, con la asistencia de delegados de muchas Universidades menos los de Madrid porque decían que estaba controlada por el PCE. Fueron detenidos los representantes y se produjo una movilización fuerte de solidaridad en la Universidad de Sevilla. Desde el 1 de marzo se produjeron paros académicos, sentadas, asambleas, cortes de la circulación, etc.
Sentada de estudiantes ante la Universidad de Sevilla en los tiempos actuales.
El autor de este artículo delante de la Facultad de Filosofía y Letras en 1967.
El día 5 de marzo suspendió el Rector, Calderón Quijano, las clases en la Universidad de Sevilla hasta el día 11, se celebró una magna asamblea en la Facultad de Derecho (el Decano era Manuel Clavero Arévalo) a la que asistimos más de 600 estudiantes de Facultades y Escuelas Técnicas (incluida Arquitectura) en la que se decidió la ocupación del Aula Magna de la Facultad de Filosofía y Letras, adonde nos trasladamos los estudiantes. El encierro duró nueve horas hasta que la Junta de Estudiantes aceptó la propuesta del Decano de la Facultad, desalojaron por la noche y la Policía retiró el carné a más de 600. El 6 de marzo fue cerrada la Universidad de Sevilla.
Encierro en el Aula Magna de la Universidad de Valencia, similar al de Sevilla, en 1968.
Carga de los grises en los aledaños de la Universidad de Sevilla. Foto del Centro de Estudios Andaluces.
En marzo se celebró la Semana de Renovación Universitaria. A finales de ese mes vuelven las protestas ante la detención de varios estudiantes en la Escuela de Aparejadores. El día 28 se celebraron asambleas en varias Facultades y Escuelas, entre ellas la de Arquitectura y, a continuación, una Asamblea de Distrito en Derecho que terminó en una manifestación. La Policía Armada de Caballería cargó sobre los estudiantes, igual que los coches cisternas; los estudiantes atacaron con piedras y se encerraron en el recinto universitario donde penetró la Policía Armada a requerimiento del rector. Los enfrentamientos siguieron los días sucesivos, con varios heridos y detenidos, con ocupaciones de distintas Facultades, etc. El Ministro de Gobernación sancionó al estudiante Camilo Tejera como instigador y el Gobierno Civil impuso más de 30 sanciones. El Ministerio de Educación y Ciencia expulsó a 23 estudiantes de diez Facultades y Escuelas Técnicas, descabezando el movimiento de los líderes más significativos: Camilo Tejera, Francisco Montero, A. Bocanegra, R. Senra, Antonio Morillas, C. Martín Govantes, Miguel Gastón, Guillermo Falcet. Al Comité de Estudiantes del PCE pertenecían Bocanegra, Morillas, Gastón, Montero y Falcet. Otros eran “prochinos” del Partido del Trabajo. Yo empecé a sentir simpatías por el Partido Comunista pues me atraía su organización y seriedad. El Sindicato Democrático de Estudiantes Universitarios, SDEU, estaba bastante controlado por gente del PCE. Pero el mayo del 68 desbordó al partido y provocó tensiones internas que terminaron en división. El 26 de marzo fue cesado el Ministro de Educación Lora Tamayo y el 11 de abril fue nombrado en su lugar Villar Palasí, del Opus Dei. El 29 de marzo fue cerrada por tiempo indefinido la Universidad de Madrid (se abrió el 8 de mayo) y la de Sevilla fue también cerrada por la Junta de Gobierno desde el 1 de abril hasta después de Semana Santa (el día 14 fue el Domingo de Resurrección).
Ante tal panorama, después de las vacaciones me fui a Madrid a matricular -como alumno libre- a la Facultad de Ciencias Políticas y Económicas de la Universidad Complutense, que entonces era el foco del movimiento político estudiantil. Voluntariamente me metí en el centro de la revuelta, lo que provocó un gran sofocón a mis padres pues comprendieron que su hijo estaba cambiando. El 27 de mayo de 1968 escribí una carta a mi hermano y le decía lo siguiente: “En cuanto al curso en Sevilla siento desengañarte, pero va bastante mal. Por más que intento entrarme las matemáticas y la física menos me gustan. Además, como te dije en tiempos, las encontraba demasiado técnicas para mis gustos.
El ambiente de la Escuela de Arquitectura y la dificultad de los exámenes me han predispuesto a dejarla. Me dirás que es una idea muy rápida y sin mirar las consecuencias, pero la verdad es que lo he decidido a lo largo de todo el año.
Por otra parte, he visto los planes de estudios de las carreras y he elegido una que es muy bonita y fácil, comparada con la de Arquitectura: la de Ciencias Políticas. Y por ahora pienso coger esa rama. Fui a Madrid y me saqué la matrícula libre. Compré los libros y me estoy preparando un par de asignaturas: Historia Política y Geografía Humana. No se si las podré preparar bien para junio, pero yo las estudio con gusto y pienso examinarme si me da tiempo a acabarlas.
El primer curso no es selectivo y se puede pasar a segundo con tres asignaturas. Tú conocerás esta carrera y sabrás que, aunque está mal considerada en España, es de las más completas que existen. Además conmutan bastantes asignaturas con otras carreras.
Te repito que lo he pensado bastante bien y he preferido un porvenir más seguro aunque menos remunerado. Y además he de decirte que me gusta y, aunque no te lo creas, estoy cambiando bastante de gustos y forma de ser. En casa te lo dirán.
Ahora mis máximas aspiraciones son buscar un Colegio Mayor en Madrid y, a ser posible, cerca de la ciudad universitaria…”
Ese 1 de mayo los estudiantes participaron activamente en la Jornada convocada por CCOO en el marco de la solidaridad con los trabajadores de Standard y Pegaso en Madrid.
Estudiantes manifestándose a la salida de la Facultad de Ciencias, 17 de mayo de 1968. Fotografía cedida por el Archivo Central de la Universidad Complutense de Madrid.´
Foto del Archivo de la Universidad Complutense.
La revuelta de mayo en Madrid, igual que en el resto de las universidades españolas, estaba impulsada por lo que estaba ocurriendo en París. El 10 de mayo hubo una asamblea en la Facultad de Ciencias Políticas y Económicas, el día 16 se suspendió una conferencia de García Calvo en Filosofía y Letras seguida de enfrentamientos entre estudiantes y policías. Ese dia tuvo lugar en Políticas una conferencia con la participación de Alfonso Sastre, Blas de Otero y otros escritores. El sábado 18 de mayo tuvo lugar el famoso recital de Raimon en la Facultad de Políticas y Económicas de Madrid. La manifestación, a la salida del acto, desbordó la capacidad de control policial. El 19 la emisora “clandestina” del PCE La Pirenaica se hacía eco de la gran manifestación de estudiantes madrileños y el posterior choque con la policía: “La policía armada y a caballo cargaron contra los estudiantes, que se refugiaron en el interior de las Facultades, numerosos grupos de estudiantes alcanzaron la calle de Princesa, provocando un embotellamiento al levantar una serie de barricadas. La policía, que volvió a cargar, practicó un centenar de detenciones.”
El reflejo de ese mundo cambiante, donde los jóvenes no nos sentíamos identificados con los valores de nuestros padres, lo veíamos en los temas de Raimon, como en su canción Diguem no; en una de las estrofas cantaba “nosaltres no som d’eixe món”. Estos anhelos motivaron su elección para dar el concierto, por parte de Marta Bizcarrondo y Arturo Mora, delegados del comité actividades culturales del SDEUM. El cantautor Raimon logró cosechar un gran éxito con temas como Al vent, Som, La pedra y A colps.
Estudiantes en la puerta de la Facultad de Ciencias Políticas y Económicas el 18 de mayo de 1968. Fotografía cedida por el Archivo Central de la Universidad Complutense.
Recital de Raimon en el hall de la Facultad. Foto de la agencia EFE.
Hall de la Facultad de Ciencias Políticas y Económicas durante el recital de Raimon. Fotografía cedida por el Archivo Central Complutense.
Ver el documental: https://www.elsaltodiario.com/crimenes-franquismo/tres-muertes-enrique-ruano-crimenes-franquismo-brigada-politico-social
A 25 pesetas la entrada, la recaudación iría a parar a los obreros en huelga de la Pegaso y a los representantes estudiantiles encarcelados en Carabanchel. Seis mil estudiantes abarrotaron el vestíbulo de la Facultad de Políticas y Económicas, un sábado por la tarde. Luís Roncero, hermano de un estudiante de Filología y activista del FRAP (Frente Revolucionario Antifascista y Patriota), llevaba bajo su abrigo una de las pancartas que podemos observar en las imágenes titulada DEMOCRACIA POPULAR. Comenta como “vivió con mucha tensión, con muchos nervios, con mucha ilusión el concierto, al ir cargaditos de octavillas y con la pancarta que pretendíamos colgar”. “…el Estado tenía sus propios agentes, con la Brigada Político Social, con los confidentes, con la policía secreta, es decir, sabíamos que estábamos vigilados dentro de la Facultad”. Clara Ballesteros alternaba entonces la música con su carrera en Ciencias Políticas y Económicas y dice: “Era una época donde teníamos ansías de saber y de ver cosas”. “Una época donde se desarrollaba una actividad cultural muy importante, en los Colegios Mayores, en particular en el San Juan Evangelista, donde podías ver conciertos, obras de teatro, películas que se traían de fuera, con coloquios y debates políticos al finalizar” describe Jaime Pastor, delegado en la facultad de Ciencias Políticas del Sindicato Democrático de Estudiantes (SDEUM) y actual profesor titular en el departamento de Ciencia Política y de la Administración de la UNED. “Una época donde, pese a existir mucha hambre de lecturas, la gente nos pasábamos los libros, las novelas… donde los librillos se pasaban bajo cuerda, una época donde existían librerías con su trastienda” comenta Javier Maestro, actual profesor del departamento de Historia de la Comunicación Social de la Universidad Complutense.
Manifestación tras el recital de Raimon el 18 de mayo de 1968. Fotografía cedida por el Archivo Central Complutense de Madrid.
Ver este vídeo donde canta Raimon recordando aquél recital:
https://www.youtube.com/watch?v=y-sTyTIevlg
Al finalizar el recital, la emisora del PCE “La Pirenaica” comentaba como “durante los embotellamientos provocados por la manifestación de estudiantes, se encontraron con el coche de la princesa Sofía de Grecia. Los estudiantes la reconocieron y profirieron gritos hostiles a la Monarquía. Luís Roncero describe “quedamos muy sorprendidos porque realmente quien iba en el Mercedes era la princesa Sofía y creo que su hermana. Tras los gritos de rigor, ellas permanecieron tranquilas, mantenían una actitud regia, supongo…”
El 29 de mayo es cerrada la Facultad de Filosofía de Madrid tras el intento de proclamar una “Comuna estudiantil”. El día 30 fue ocupada por los estudiantes la Facultad de Ciencias Políticas y Económicas y la policía amenazó con dinamitar la puerta, se terminó con una manifestación en la calle Princesa. En el mes de junio cesaban las luchas pues había que preparar los exámenes para justificarnos ante nuestros padres, que eran los que nos pagaban…
En octubre del 68 fue dividida la carrera “Ciencias Políticas y Sociología” de “Económicas y Empresariales”, y se desplazó la sede de aquella a un edificio junto al palacio de La Moncloa. Allí comenzaría yo el 2º curso de la carrera, simpatizando con el PCE. Leíamos el órgano estudiantil del partido “Vanguardia”.
La Facultad de Ciencias Políticas y Sociología en La Moncloa.
En ese mes de octubre se celebró en la Facultad de Políticas un acto de homenaje al Che Guevara en el primer aniversario de su muerte. El 31 del mismo mes, en protesta contra la prohibición de un homenaje al poeta León Felipe, se celebró una Asamblea en la Facultad de Derecho de Madrid que concluyó con el asalto al decanato y la quema de un retrato de Franco. Después se asaltó el decanato de Económicas. La represión se intensificó contra los representantes del SDEUM.
Se profundizó la división en los sindicatos estudiantiles entre el sector que apostaba por mantener el mismo modelo sindical y aquellos otros que, bajo la influencia del Mayo francés, empezaron a promover otras formas de organización y de lucha (Comités de acción, comités de lucha, comités de curso…). En el primer trimestre del curso 68-69 comenzaron los “juicios críticos y las ocupaciones de cátedras” de profesores conservadores; en la Facultad de Políticas se le hizo a Lostau, Tovar y a la profesora Pernaube, en 1970 se lo hicímos a Fraga Iribarne.
Los delegados de mi Facultad eran Enrique Curiel (del PCE) y Jaime Pastor (trotskista del FLP), el de Derecho José María Mohedano,… En mi curso estaba José Sanromán (Secretario General de la Organización Revolucionaria de Trabajadores), Jorge Verstrynge que entonces era nazi y otros que ocuparon altos cargos políticos en la Transición. Los debates eran muy intensos.
Los militantes del FLP (Frente de Liberación Popular) solían poner carteles revolucionarios en el hall de la Facultad y, al poco, ponían otros enfrente los Guerrilleros de Cristo Rey y los falangistas. Al final terminaban en peleas y entrada de la policía.
Estudiábamos los libros de economía de José Luís Sanpedro, Ramón Tamames, Fuentes Quintana, etc., leíamos todas las obras de Carlos Marx, de Lénin, de Gramsci, de Herbert Marcuse, etc.
Teníamos grandes profesores liberales procedentes de la Institución Libre de Enseñanza como José Antonio Maravall, libertarios como Ángel Facio (director del grupo de teatro independiente “Los goliardos”)… Los maestros que me enseñaron a investigar la historia contemporánea fueron Antonio Elorza, Juan Trías, que eran del PCE, Roberto Mesa Garrido, próximo al PCE, etc. Nuestro referente máximo era Manuel Muñón de Lara que enseñaba en la Universidad francesa de Pau; lo trajeron varias veces a dar conferencias a la Complutense y tenía un gran éxito de afluencia. Los dos primeros libros que publiqué a finales de los años setenta y principios de los ochenta se inspiraron en dos obras del maestro: “Medio siglo de cultura española” (Editorial Tecnos, 1970) e “Historia del movimiento obrero español” que escribió junto a Manuel Núñez de Arenas (Editorial Nova Terra, 1970).
Yo viví en el Colegio Mayor Santiago Apóstol en los cursos 68/69, 69/70, 70/71 y 71/72, estaba en Arguelles, en la calle Donoso Cortés (fue residencia de refugiados nazis tras la II Guerra Mundial y se reunían todos los años allí el día del III Reich), y en el Colegio Mayor Colombiano “Miguel Antonio Caro” en el curso 72/73, situado en la ciudad universitaria en la Avenida de Séneca (el mismo colegio que dirigió desde 1995 a 1999 Cristina Cifuentes). En esos años íbamos los fines de semana al colegio mayor “San Juan Evangelista” a participar en las actividades culturales, pues era el centro de la movida estudiantil del momento.
Tertulias políticas en el Colegio Mayor Miguel Antonio Caro. De pie vemos al autor de este artículo.
La movida en la universidad continuaría en los siguientes años hasta la Transición. El 20 de enero de 1969, con ocasión de la detención de varios miembros del FLP, muere a manos de la policía el estudiante de Derecho Enrique Ruano. Hubo protestas estudiantiles en la mayoría de las universidades, en Madrid nos manifestamos el día 22 desde el campus hasta la Moncloa y al final nos disolvió la policía. En una carta que escribí yo a mis padres el 20 de enero decía: “El trimestre, por ahora, ha empezado bastante tranquilo aquí en Madrid…” No me había enterado aún de lo que había pasado ese día. El día 24 de enero, el Régimen aprobó la declaración de Estado de Excepción en todo el territorio hasta el 25 de marzo y el cierre de universidades iniciando una represión generalizada. Mi padre le escribía a mi hermano el día 30 de enero de 1969: “Por la prensa sabemos que la Universidad de Navarra está tranquila, como varias universidades españolas, pero la de Madrid y Barcelona están dándole que hacer a las autoridades. Hasta el punto de tener que decretar el Gobierno el Estado de Excepción para poder actuar con mano dura. Yo, en estos momentos de tensión internacional universitaria, tengo miedo a las consecuencias, ya que a juzgar por las pruebas de tirar los crucifijos por las ventanas, colocar la bandera roja con la hoz y el martillo, así como destrozar el busto de Franco, eso es obra del comunismo. Y si los gobiernos no lo remedian a tiempo, tal vez mañana sea tarde y, los que hemos conocido su actuación en España, deseamos no volver a conocer tan desastrosa actuación, que tal vez ahora sería aún peor por las represalias, por las culpas de una y otra parte. Yo sólo te digo que, hoy más que nunca, debes procurar no significarte mucho ni destacar en cargos de organizaciones y partidos, que cuando vienen las cosas malas (y yo hoy no las veo nada bien) todos los que se significan o se destacan en partidos y organizaciones son los que llevan la peor parte. De esto me da miedo hablar porque he visto mucho en tres años de guerra civil, y si lo siento es por vosotros pues a mí ya son pocos los años que me quedan de vida y me da igual un poco más o menos. Si lo siento, y no duermo pensando en lo que puede ocurrir de un momento a otro, es por vosotros…”
Mi hermano decía en una carta a mis padres el 12 de febrero de 1969: “… por lo visto se han vuelto a reanudar las clases en Madrid. Voy a ver si escribo a Juan Carlos para que me diga lo que pasa y cómo va el asunto…”. En una carta que escribí a mis padres el 20 de febrero decía: “…Según parece nos van a reanudar las clases a finales de este mes. Ya leeríais por la prensa que mañana abren unas cuantas facultades. La nuestra será cuando acaben los exámenes extraordinarios.
Según me han informado los paisanos, detuvieron a Emilio Vaca Alcántara. El otro día vieron aquí en Madrid a los padres que, supongo, tratarían de comunicarse con él. Nunca he creído que él estuviese metido en política y, por eso, la noticia me ha cogido de sorpresa…”
El 24 de febrero le escribía mi padre a mi hermano: “Juan Carlos dice que la Facultad suya piensan abrirla para el día primero de marzo… al hijo de Pepe Vaca lo han detenido en Madrid. También se dice por aquí que al hijo del Notario manco que había aquí le han salido veinticinco años de cárcel”.
En una carta que escribí a mis padres el 11 de marzo decía: “Mi facultad sigue cerrada y el otro día nos mandaron los programas de las asignaturas diciéndonos de lo que teníamos que examinarnos en junio. Yo sigo viniendo a la Biblioteca Nacional y estoy copiando apuntes de algunas asignaturas…”
En otra carta mía de 23 de marzo decía: “…habréis leído en la prensa que el lunes nos reanudan las clases en la facultad…” Ese mismo día escribía mi padre a mi hermano: “Ayer venía en el periódico que el día 24 abrirán la Facultad de Políticas, pues según se ve es la Facultad más revolucionaria de Madrid. Es una lástima que tu hermano se haya cansado de la de Arquitectura para cambiar a esta pues, yo por lo menos, no le veo porvenir. No sabemos quién le habrá aconsejado…”.
El 3 de abril de 1969 escribía mi hermano a mis padres: “parece una ironía que hayan abierto las Facultades cerradas de Madrid unos días antes de vacaciones….”
En una carta que escribí a mis padres el 20 de abril explicaba los rumores que corrían por la Facultad: “…Decían que estaban transformando la carrera totalmente, no se si para nuestro provecho o para el de ellos; también decían que la iban a meter en la facultad de Derecho. Otros decían que nos mandarían a un pueblo cerca de Madrid que se llama Aravaca…”
De febrero a abril se produce el fin de la fase de “liberalización” tecnocrática de la dictadura. Se cierran editoriales progresistas (Aguilera, Halcón, Ciencia Nueva, Equipo Editorial) y vuelve la censura estricta sobre la prensa.
A mí me gustaba la carrera y leía muchos libros sobre los temas relacionados con las materias de las asignaturas. Mi madre le escribía a mi hermano el 21 de junio de 1969, cuando yo estaba ya en casa de mis padres: “no creas que Juan Carlos tiene mucho tiempo pues el ha cambiado muchísimo. Apenas sale, se pasa todo el día arriba con los libros, dice que es que antes no le gustaba leer y ahora eso le distrae más que nada…”
El día 22 de julio aprobó Franco el nombramiento del príncipe Juan Carlos como su sucesor en la Jefatura del Estado….