Pedro Diaz Cabezudo, emigrante en Cataluña y regreso a Montijo. Una vida forjada a golpes.

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ÍNDICE
Introducción
Capítulo I. Infancia y juventúd en Montijo
Capítulo II. Emigración a Cataluña
Capítulo III. Vuelta a las raíces

Introducción
Un día me vino Pedro para pedirme que le recogiese su historia, “que es muy dura porque me han dado muchos golpes” me decía. El había leído mis libros sobre otras personas de Montijo que lo habían pasado muy mal, como el alcalde Miguel Merino, Joaquina Charro, su tía Juana Gallego Coco, etc. y, como ya se encontraba sólo y jubilado en su pueblo natal, quería quedar constancia de lo que ha vivido y sufrido para ofrecérselo a familiares y amigos.
A mí me pareció muy bien porque la mayor parte de las biografías que se publican son sobre personajes triunfadores, poderosos, vencedores. Pero raras veces sobre los de abajo, gente sencilla del pueblo.
En el verano de 2016 publicamos este librito que Pedro repartió gratuitamente entre sus familiares y amigos de Montijo, Cataluña y Baleares. Lo enmaquetó e imprimió Dionisio Sánchez, Infinito Estudio.

La historia que contamos aquí es la misma que podríamos contar de muchos montijanos y montijanas que tuvieron la desgracia de ser hijos de los vencidos en la Guerra Civil, que tuvieron que sufrir en los años cuarenta y cincuenta muchas calamidades y privaciones porque sus padres no podían ofrecerles nada. El trabajo era muy escaso, el pueblo estaba muy atrasado y subdesarrollado y el dominio por parte de los vencederos sobre los obreros era absoluto.
Miseria, humillaciones y represión; esa fue la primera parte de su vida, la infancia y la juventud, en un pueblo de la España rural; y eso es lo que recogemos en el primer capítulo.

Harto de aguantar tanta explotación y humillaciones se decidió un buen día, cuando tenía 23 años, a emigrar a la España en desarrollo, donde había mucho trabajo y bastante menos caciquismo, donde los trabajadores se estaban organizando en sindicatos (las Comisiones Obreras) para conseguir mejoras de las condiciones laborales. Y eso es lo que recogemos en el capítulo segundo.
Esa historia es la misma de tantos españoles que tuvieron que emigrar desde las regiones atrasadas a Cataluña, País Vasco, Madrid, etc. a finales de los cincuenta y en los sesenta.
En Cataluña pasó por varias empresas y puestos de trabajo, unas veces con mejores condiciones laborales y económicas y otras con peores. Pero, a partir de la crisis económica de 1973, a mediados de los años setenta comenzaron a cerrar muchas fábricas y empresas, los despidos masivos se repetían a diario. Y comenzó una fase difícil.
Pero Pedro supo remontar, se casó y se preparó culturalmente y entró a trabajar en el Ayuntamiento donde vivía: Mollet del Vallés. Gracias a ello pudo vivir bien hasta su jubilación.
Después de su etapa laboral, y como Encarna y Pedro no tenían hijos, pensó que quería volver al pueblo que le vio nacer y donde tenía sus raíces: Montijo. Y eso es lo que recogemos en el capítulo tercero, desde el año 2002 hasta la actualidad en que continúa viviendo y añorando aquellos años de plenitud.


Capítulo I. Infancia y juventud en Montijo
Pedro nació en Montijo el día 4 de abril de 1937, en plena guerra civil, cuando aún se oían las descargas de los fusiles al amanecer junto a las paredes del cementerio. Su abuelo paterno se llamaba Juan Diaz González, ganadero en Puebla de la Calzada, allí se casó y murió joven.
Los abuelos maternos eran Manuel Cabezudo Gragera, ganadero en la finca La Cuba de la familia Mateo, y Catalina Cano Concepción. Vivían en la calle Bailén nº 18, barrio humilde denominado en el siglo XIX El Cotorrillo y conocido en el XX como El Vallonal.
Su padre se llamaba Pedro Diaz Gallego, que era zapatero de profesión y huérfano desde bien pequeño (la madre murió en el parto) y tuvo de ama de cría a la esposa de Luciano «el margarito». Fue a la escuela privada de Angel Huertas Cadenas, en la plaza de los Piñero, que era socialista. El padre de Pedro perteneció a las Juventudes Socialistas, fusilaron a su prima Juana Gallego Coco que era abanderada de la Casa del Pueblo, estuvo durante la guerra civil en el frente republicano pero al final, cuando veían que estaba perdida por la República, se pasó su unidad al bando franquista; después sufrió represión en los Batallones de Trabajadores.
Su esposa había sido criada de Clementina Tejeda, esposa de Toribio Gragera Gonzaléz-Piñero, terratenientes que vivían en la calle Esteban Amaya. Cuando se fue a casar le quería comprar Clementina el ajuar, pero Pedro dijo que no lo aceptase por dignidad. Vivían entonces en la calle Cardenal Portocarrero. Cuando se terminó el Plan Badajoz solicitaron tres veces una parcela de tierra de regadío, pero las tres veces se la denegaron, igual que a su hermano Juan Diaz Gallego.
Pedro Diaz Cabezudo fue a la Escuela Nacional Padre Manjón, que estaba detrás de la Iglesia de San Pedro, con el maestro D. Pablo Sánchez; éste le castigaba bastante porque escribía con la izquierda, era zurdo. Pedro tenía muy buena memoria, pero un día le protestó a D. Pablo cuando le obligaba a citar, como un papagayo, la lista de los reyes godos. A los siete años le dijo el padre que tenía que dejar la escuela para empezar a trabajar.
En los años cuarenta, durante la posguerra, en Montijo sólo había hambre y miseria entre las clases populares. Ningún trabajador se atrevía a reivindicar por aquellos años aumento de sueldo a los patronos, dueños absolutos en el nuevo Régimen. Había que pasar por todas ya que, como había mucho paro, cuando se despedía a un trabajador había muchos obreros esperando para entrar. Pedir una mejora de las condiciones laborales por entonces equivalía a hacerse sospechoso y eran muy pocos los que se atrevían a significarse. La conducta del trabajador se la entregaba el patrón al Sindicato vertical en un sobre lacrado y era archivada en el historial de esa persona. Cuando ocurría algún conflicto se miraban estos informes para proceder contra el trabajador y hacerle la vida imposible.
Los padres tenían que llevar a sus hijas adolescentes a casa de los ricos para que las mantuvieran trabajando como doncellas y criadas.


Familia terrateniente montijana, los Thomas, en su cortijo de Morante con sus sirvientes. Foto de la familia Bauzá Thomas.

El paseo de la Plaza de España en los años cincuenta. Las calles eran de piedra y no había alcantarillado ni agua corriente. Foto de VISAM.

Cuando Pedro tenía cinco años y se encontraba en el Piquete vió, el 20 de noviembre de 1942, a los «balillas» del Frente de Juventudes que desfilaban uniformados con sus trompetas y tambores, por la calle Reyes Católicos, y detrás las Centurias de Falange que iban a inaugurar la Cruz de los Caídos del parque, y se fue detrás de la comitiva y en el acto del parque le quitó el abrigo una mujer vestida de negro. Sería una viuda de los represaliados durante la guerra civil; era un ejemplo de las necesidades que había entre los perdedores.

La calle del Conde estaba de tierra y piedras en los años cuarenta. Al fondo a la izquierda, de color oscuro, vemos la casa de los Alarcón; cuando Pedro era niño iba con Juan Antonio Mate a tocar la campanilla del portón de la casa y salía el dueño con una vara para pegarles. Foto cedida por Presentación Alva‎.

Pedro Diaz Cabezudo trabajó por primera vez a los siete años de edad, en 1944, en la huerta de Pedro Álvarez, en Manoteras de las Dehesillas, y allí aprendió a segar alfalfa para las vacas y a ayudarles en las faenas del campo, a injertar olivos, etc. Le pagaban 25 pesetas al día regando durante 12 horas.
El 23 de diciembre de 1949 se dictó un decreto del Ministerio de Agricultura por el que se aprobó el Plan General de Colonización de la zona regable del canal de Montijo. Desde aquél momento, la organización social y económica de la comarca sufrió una transformación grande. Posteriormente, la orden conjunta de los Ministerios de Agricultura y Obras Públicas de 8 de septiembre de 1950 se encargaría de desmenuzar el plan trazado por el Decreto.

Decía Juan Mahillo Santos, secretario del Ayuntamiento, en la revista de Ferias de 1957 (página 19): “Montijo es una población que, allá por el año 1950, contaba con más de 12.000 habitantes y con un término municipal escaso, gangrenado por el latifundio y el minifundio, con sistemas de explotación rudimentarios y arcaicos, donde un gañán era suficiente para el cultivo de varias hectáreas, con una industria sin importancia de clase alguna y con un comercio sin vida. Todo ello nos llevaría necesariamente al paro obrero…”
La churrería y el cafetín de Pedro Dorado, frente a la Plaza de Abastos, por los años cincuenta. En la fachada de la parroquia de San Pedro leemos el rótulo “José Antonio Primo de Rivera”. Foto de VISAM.


Inauguración de un tramo del Canal de Montijo “por las autoridades civiles, militares y eclesiásticas” del Régimen. En medio vemos al obispo de Badajoz José María Alcaraz y Alenda. Al fondo, entre la arboleda, el Cementerio Municipal de Montijo. Foto de VISAM.


Trabajadores de la cantera de San Gregorio, a pico y pala. Foto cedida por María José Ojalvo Martínez.

Cuando Pedro tenía diecisiete años, en 1954, trabajó de jornalero y segador en los cortijos del rico hacendado D. Emilio Vaca (en la Pijotilla, en el Machal) con varios jóvenes de Montijo: Pedro Holgado Sánchez, Julian Cerezo, etc. Después lo hicieron fijo. El encargado de D. Emilio le dijo en una ocasión que le llevase desde el cortijo de La Pijotilla a su casa un carro de cebada a las cuatro de la tarde (en pleno verano), a lo que Pedro se negó. El encargado, que no estaba acostumbrado a que le replicasen, le dijo airado “lo vas a pasar muy mal” y Pedro le dijo “¿Qué, me vas a aplicar la pena de muerte?”.
Dormían en un jergón de pajas en el cortijo La Pijotilla, donde no había ninguna higiene, los jergones estaban llenos de chinches y el suelo de cucarañas. Pedro estaba harto de aquella situación, pidió la cuenta y se fue.
El padre de Pedro, como había vivido la represión de la guerra civil y de la posguerra, no quería que su hijo se metiese en política ni se significase como un rebelde.
Los años cincuenta eran en la comarca de las Vegas Bajas del Guadiana la etapa de las obras del Plan Badajoz, había mucho trabajo en la construcción de los pueblos nuevos y de las redes de alcantarillado y de distribución del agua potable. Muchas empresas se dedicaban a construir dichas obras. Era en esos años alcalde de Montijo José de Tena Hidalgo, natural de Quintana de la Serena, que antes había sido secretario de la Hermandad Sindical de Labradores y Ganaderos.
Tres grandes obras, de competencia del Ayuntamiento de Montijo, fueron incluidas en el Plan Badajoz: las de alcantarillado, captación, traída y distribución de agua potable y la de urbanización. En los primeros días de 1.956 comenzaron las obras de traída de aguas y estaba proyectado que acabasen al comienzo del siguiente año. Su coste sería de algo más de 15 millones de pesetas.                            Funcionarios y técnicos dependientes de la Confederación Hidrográfica del Guadiana recorrían las calles para levantar el plano taquimétrico de la población y los datos precisos para dar comienzo a las obras. El delegado de la empresa constructora era el ayudante de Obras Públicas Enrique López Briceño.Las aguas las traerían de Los Canchales, preveían una dotación de 100 litros por habitante y día.                                                                                                                                                                                                  La obra de saneamiento constaba de dos colectores, un emisario y un aliviadero, los dos primeros irían a desaguar al arroyo Cabrillas, próximo a Puebla de la Calzada. La longitud de los tubos para la distribución de las aguas era de 16.377’50 metros. Hay que resaltar las molestias que las obras ocasionaron a los vecinos agravadas por las excesivas lluvias que no permitían efectuar los trabajos con la rapidez deseada.
En el año 1957 se hallaban prácticamente acabadas las de saneamiento y distribución de aguas. En ese año tenía el pueblo 15.624 habitantes.
Lo que después sería la Avenida Emperatriz, conocida como la Rambla, de tierra. Por el medio se nota la zanja de la red de alcantarillado recien construída en 1957. Foto de VISAM.Vemos a Pedro a la derecha con José Holgado Sánchez, en el Paseo durante las Ferias de 1955. En el paseo no se mezclaban las clases, la gente «bien» se llamaban «los de la perra gorda» y los trabajadores paseaban por el otro lado, eran“los de la perra chica”. 

A la derecha de la foto vemos a Pedro, con sus amigos Diego Cardoso López y Eugenio …. en unas Ferias, junto a la taberna La Parra, en el Piquete, a mediados de los años cincuenta.

Cuando tenía Pedro 17 años y ocho meses, Diego Cardoso López lo buscó para trabajar en las obras de traída del agua potable a Montijo, en la empresa de Luís Pradillo Francés (trabajó en las Colonias Penitenciarias de Montijo donde estuvieron los presos republicanos desde 1940 a 1945 construyendo el canal para regar las Vegas Bajas y la presa de Montijo). Como era menor de edad tuvo que sacarse el “crítico de menores” para que le permitiesen trabajar; el médico falangista D. José Ruiz Parejo le firmó la conformidad.

El trabajo era entonces “a pico y pala”, daban doce horas al día para obtener primas (a destajo). Los peones ganaban 240 pesetas a la semana de salario base y los oficiales 75 más.
En una ocasión, por el año 1956, venían Pedro y otro compañero de trabajo –Lucas Corzo Charro, sobrino de Joaquina Charro, fusilada durante la guerra civil- desde la calle Peñas, en la que estaban haciendo arquetas (se habían bebido una botella de vino) hacia la calle Carreras a hacer un pozo y pasaron por la puerta del Casino (Centro Cultural del Artesanado) en la Plaza de España. Uno de los señores que estaba sentado era el presidente: Alonso Rodríguez Rodríguez (llevaba puesta la camisa azul de Falange) miembro de una de las familias poderosas del pueblo desde el siglo XIX, se burló de ellos y les dijo que “estaban haciendo un circo”. Lucas le replicó, se entabló una fuerte discusión y empezó a darle “estacazos” a Alonso (le tapó el yugo y las flechas con el cemento del pico). Pedro lo sujetó para que no llegara a mayores. Muchos vecinos que estaban en el Paseo empezaron a mirar el incidente y a comentar las consecuencias que podría traer la agresión a un señor tan principal. Según Pedro, los mismos trabajadores se reían de los dos que estaban enzarzados en la reyerta.
El conserje del Casino telefoneó a la Guardia Civil y llegaron dos parejas al rato dirigidas por el guardia Antonio Lozano. Éste preguntó a Pedro qué había sucedido y lo convenció, por lo que no se los llevaron presos al cuartel, porque dijo Lozano qué el no podía cometer una injusticia ya que el culpable era Alonso Rodríguez.


Los señores solían sentarse en la puerta del Casino. Vemos en la primera fila, el segundo empezando por la derecha, a Toribio Gragera Gonzalez-Piñero. Detrás de él con camisa azul el alcalde. Foto de Francisco Gragera Tejeda.

A la derecha haciendo plaza (esperando los trabajadores a que viniesen los patronos a contratarlos) en la fachada de Teresa Thómas (Casa del Navegante), junto al Casino de los señores, en los años cincuenta. Foto de VISAM.

El contratista Luís Pradillo, que era una persona tolerante y abierta, les aconsejó que no se metieran nunca con los vecinos y tuvieran respeto, aunque tuviesen que aguantar impertinencias.
Ese era el ambiente de opresión de los trabajadores durante el franquismo que enfadaba poderosamente a los jóvenes, hijos de las familias vencidas durante la guerra civil. Pedro no estaba en absoluto de acuerdo con aquél ambiente caciquíl que reinaba en Montijo.
En el año 1958 se fue a hacer el Servicio Militar a Madrid, cuando tenía 21 años, a Campamento, en el cuartel de Artillería; estuvo de corneta en la banda militar.
Cuando venía de permiso al pueblo trabajaba en la fábrica Electro-Harinera, de Toribio Gragera González-Piñero, hombre poderoso en Montijo en aquellos años del franquismo. Cargaban sacos de harina a los vagones del tren, dos vagones diarios de 40 toneladas cada uno (la fábrica estaba junto a la Estación del ferrocarril), tenían que echarse al hombro sacos de cien kilos y como Pedro pesaba entonces sesenta le parecía un trabajo inhumano. Toribio le dijo “¿cuántos años tienes?”, Pedro le contestó que 21 y él le dijo “¿Y con 21 no puedes, qué pasa que no eres capaz de cargar con los sacos?”, a lo que Pedro le contestó malhumorado.
Al poco se despidió y se fue con su amigo Pedro Quintana, que era maestro de obras, a trabajar en las obras de acometida de las aguas en Guadiana del Caudillo. Pedro tenía tres meses de permiso en el Servicio Militar. En Guadiana ganaba 52 duros al día (260 pesetas) más tres pesetas por kilómetro recorrido en bicicleta. Allí estuvo hasta octubre.


Foto de la construcción de Guadiana del Caudillo tomada de la página www.guadianadelcaudillo.es.
 
En junio de 1959 se aprobó por el gobierno del Opus Dei el Plan de Estabilización Económica para intentar el crecimiento de la economía del país. Gracias a la liberalización entrarían en el país capitales extranjeros, comenzaría el turismo y saldrían las remesas de emigrantes a Europa. Con estos capitales comenzaría el desarrollo del país. El paro disminuiría por las inversiones en la industria y por la emigración desde las zonas rurales a las desarrolladas.
El gobierno pidió la entrada en el Mercado Común Europeo en febrero de 1.962, pero éste lo rechazó. En ese año tendrían lugar una serie de huelgas obreras en Asturias y en las zonas industriales, promovidas por las clandestinas Comisiones Obreras.
En Montijo desapareció el paro obrero solamente en los años en que se estaban realizando las obras del Plan Badajoz, pero se veía venir que –una vez terminadas éstas- volvería el problema con toda su crudeza si no se ponía remedio desde aquél instante.
Montijo se dejó pasar el momento de su industrialización sin que se pusiesen los medios para ir a buscar industrias (sólo se trajo la de Felipe Corchero). La oligarquía local siguió su política de impedir la ubicación de industrias en nuestro pueblo con el fin de mantener una población obrera excedentaria, lo que mantendría los salarios bajos. Los trabajadores jóvenes estaban cansados de que se les explotase y humillase, sin tener ninguna perspectiva, y empezaron a emigrar a las zonas industriales de España y a Europa a principio de los años sesenta.
Si vemos la evolución de la población de Montijo, según el Instituto Nacional de Estadística, comprobamos que en el año 1.950 tenía: 12.100 habitantes, en 1.960: 14.961, en 1.970: 12.530 (había perdido más de 2.400 habitantes en una década).La fábrica de Corchero fue un revulsivo en la comarca. Por primera vez entraron a trabajar muchas mujeres en la industria, aunque el sistema laboral era muy autoritario. Foto de Emilio Macarro Julian.

Capítulo II. Emigración a Cataluña
Al terminar el Servicio Militar, Pedro Diaz pidió permiso a su padre para irse a trabajar a Cataluña, lo que hizo en 1960.
Primero trabajó en la empresa Coromina Serrano, en Sádaba provincia de Zaragoza, que pertenece a la comarca de las Cinco Villas y tiene una población de 1.666 habitantes. Construían la entrada del túnel del Moncayo como encofradores.

Vemos a Pedro a la izquierda con otros compañeros, Diego … que era de Fregenal de la Sierra, y Antonio Llano de Montijo, en la Plaza de Sádaba viendo el encierro de vaquillas de las Fiestas Mayores de 1960.
En la tercera semana de agosto tienen lugar las Fiestas Mayores en honor a San José, patrón de la localidad. Los encierros por el casco antiguo y la suelta de vaquillas en la plaza de toros son los protagonistas de estos actos festivos. La saca congrega a gran cantidad de visitantes. Las vaquillas son conducidas desde el monte a los corrales con la pericia de los caballistas.

Con ocasión de venir de Sádaba a Montijo a ver a la familia, Pedro se enteró de una excursión de trabajadores que salía para ir a trabajar a Barcelona, con una empresa constructora de Puebla de la Calzada que realizaba la traída de aguas en la ciudad condal: “La Internacional”, que tenía las oficinas en Breda, provincia de Gerona. Iban con Pedro Manuel y Angel Piñero, Demetrio y Antonio Barroso, etc., quince vecinos de Montijo y Puebla. Les obligaron a excavar unos túneles, pero ellos se negaron pues no tenían experiencia en ese tipo de trabajos; para presionarlos la empresa les retuvo los documentos de identidad y enviaron a una pareja de la Guardia Civil a la fonda donde pernoctaban para que fuesen a trabajar a los túneles. Pedro y otros compañeros se fueron a Montmeló a trabajar con la empresa “La Brisa” donde construyeron, a destajo, los cimientos y los primeros encofrados de la fábrica alemana de cervezas Henkel Ibérica S.A.
Montmeló es un municipio industrial perteneciente a la provincia de Barcelona. Está situado a unos 20 km al norte de la capital, a orillas del rio Besós, en el Vallés Oriental.
El término municipal de Montmeló, de escasa extensión territorial (4,11 km²) se extiende por el valle bajo del Congost y su confluencia con la riera del Mogent, que juntan, al unirse, el Besós, río que conforma el límite meridional del término. Atraviesa el término municipal y el núcleo urbano una carretera que conduce a Granollers. Tenía una población de 8.835 habitantes en el 2015.

Henkel Ibérica S.A. situada en el Vial norte, 2 Pol. Ind. Concentració Industrial La Vallesana (Riera Marsá),  Montornés del Vallés (Barcelona). Alli trabajaban los hermanos de Pedro: Manuel y Josefa Díaz Cabezudo.
En la empresa STARLUX de Montmeló trabajó el padre de Pedro, primero construyéndola como encofrador y después de portero. Foto tomada de www.todocolección.net
Pedro y sus compañeros de Montijo se fueron posteriormente a trabajar a Granollers, a una cantera de piedras de mina, Can Riera, que exportaban a Bélgica. Allí estuvo Pedro un año con los hermanos Barroso, los Piñero, etc.
Granollers es la capital y ciudad más poblada de la comarca del Vallés Oriental, en la provincia de Barcelona. Tenía una población de 59.930 en el año 2014. Los años cuarenta fueron en esta población años de carencias y de recesión económica y hasta 1952 no se suprimió el racionamiento de los productos de primera necesidad. Entre 1956 y 1975 hubo un crecimiento demográfico muy destacado, a causa principalmente de la llegada de personas procedentes del resto de España y del aumento de la natalidad, que propició un importante incremento del parque de viviendas y el desarrollo de la trama urbana. Por otro lado, la crisis del textil de mitad de los años 60 dio paso a una industria más diversificada, una de las características destacadas de la economía granollerense. La muerte de Franco, en noviembre de 1975, comportó la legalización de varios partidos políticos que concurrieron a las primeras elecciones generales de 1977, primero, y a las municipales de 1979, después, que ganó Rafael Ballús, del PSC, que fue alcalde hasta 1986, cuando fue sustituido por Josep Pujadas. El 1988 se constituyó en Granollers el Consejo Comarcal del Vallés Oriental, cuyo primer presidente fue Josep Serratusell, de CiU.
A principios de los años noventa tuvo lugar el escombro de la antigua Foneria de Can Trullàs y el cierre definitivo de la fábrica de Roca Umbert, las naves de la cual serían cedidas al Ayuntamiento.

Vemos a Pedro a la izquierda, paseando por Granollers en el año 1961. Entonces trabajaban en la cantera del río.

Los compañeros de la cantera de piedra de Vilanova de la Roca, en las Ferias de Granollers en el año 1962. Desde la izquierda vemos a los hermanos Manuel y Juan …., Juan Diaz, Pedro Diaz. El de la derecha era el dueño de la cantera … Borbón.

De aquella cantera de Granollers se fueron y Pedro trabajó como autónomo, en 1962, para sacar arena en el cruce donde se unen el rio Tena y el Besós, entre Martorelles, Sant Fost de Campsentelles y Mollet del Vallés. Ganaban 40 pesetas por metro cúbico de arena extraída, 500 pesetas de jornal; tenían que pagarle al Ayuntamiento 200 pesetas por la autorización de extracción en su propiedad. Pedro estuvo cuatro años trabajando allí como autónomo, su hermano Juan trabajaba con él, además de un primo hermano, el montijano Alonso Lechón y otros. En una ocasión tuvieron un incidente con la Guardia Civil porque les dijeron que estaban cogiendo piedras ilegalmente, pero ellos demostraron que pagaban al Ayuntamiento.

Con los compañeros de la cantera del río Besós, en el año 1964. Pedro es el del sombrero y el de la derecha su hermano Juan.

En la Plaza de Cataluña de Barcelona, con su hermano Juan, en el centro, y su primo.
Tiraban barrenos a mano para sacar las piedras. Cuando se accidentaban o enfermaban tenían que ir a una clínica privada de San Adriá de Besós. San Adriá es una ciudad del área urbana de Barcelona, en la comarca del Barcelonés, situada en la desembocadura del río Besós, entre Barcelona y Badalona. Tenía una población de 35.814 en el año 2015.

Vemos a Pedro a la derecha con su hermano Juan en Granollers, a mediado de los años sesenta.

En Granollers viven aún los hermanos de Pedro: Francisca y Narciso.
Por aquellos años se estaban construyendo fábricas en la comarca debido al despegue de los Planes de Desarrollo del Gobierno del Opus Dei. Pedro y sus compañeros se fueron a trabajar a la fábrica de muebles La Saide Pla de Montmeló, aunque perteneciá a Montorné del Vallés. El empresario le propuso a Pedro que, como los Sindicatos verticales obligaban a que todas las empresas tuvieran delegados, se metiese de Vocal, pero Pedro le dijo, siguiendo el consejo de su padre, “de política no me hablen”. Y al final aceptó porque su compañero Santiago Gallego Quintana, de Don Benito, le dijo “vamos a aceptar para poder seguir trabajando”.

Con los compañeros de La Saide Pla a mediados de los añso sesenta. Pedro es el segundo por la derecha, con gafas.

Pedro iba a Montijo de vacaciones a ver a la familia. En la foto lo vemos en la Plaza de España a mediado de los años sesenta.

La plaza de España de Montijo en los años sesenta. Foto de VISAM.

En la Festa Major de San Celoni, que se celebran a principios de septiembre, conoció a Encarnación Camuñas de Mármol, oriunda de Cabra, Córdoba (su padre era Manuel y su madre Aurelia); quedaron fuertemente prendados.
San Celoni es un municipio perteneciente a la provincia de Barcelona, en la comarca Vallés Oriental y es la población principal de la comarca natural del Baix Montseny.
Tenía en el año 2014: 17.251 habitantes.

Pedro volvió a ver a Encarna en Granollers, siguieron viéndose y se enamoraron. Pedro se desplazó a Breda a pedirle la mano de Encarna a su hermano mayor, Cristóbal, pues -como eran huérfanos- él hacía de responsable. Trabajaba de Jefe de la Estación del tren. Pedro le prometió que la cuidaría toda su vida y le proporcionaría lo mejor, y así lo hizo hasta el día en que ella falleció. Pedro iba con su coche a verla a menudo. En navidades le invitaron a Pedro a pasar la Noche Buena en la casa de ellos y allí se juntó con la familia de ella. Al día siguiente se fueron Pedro y Encarna al cine de San Celoni, cuando llegaron a casa de ella les comunicó la hija pequeña de Cristóbal que su padre había sufrido un accidente con un TALGO, debido a que había hielo en las vías del tren. Con motivo de ello falleció. Ésto afectó mucho a Encarna.

A la izquierda vemos a Cristóbal Camuñas de Mármol y a su señora Paquita. En la boda de la hermana de ésta y Julian Oreja.

Breda es un municipio de la comarca de La Selva, en la provincia de Gerona, situado al sur de la comarca entre el Montseny y el Montnegre. Diversas rieras recorren el municipio: la riera de Breda, la del Repiaix. Tenía 3.751 habitantes en el año 2014.

Allí se casaron Pedro y Encarnación el 22 de febrero de 1972, tuvieron que adelantar la boda por la muerte de Cristóbal y no la celebraron con fiesta. Alquilaron un piso en Monmelot y allí vivieron durante dos años. Posteriormente el matrimonio se fue a vivir a Mollet del Vallés en el año 1974, a la calle Cantapiqué, compraron un piso que les costó unas 470.000 pesetas. La madre de Pedro compró otro piso arriba con el fin de estar acompañada.

Mollet es un municipio de la comarca del Vallés Oriental, en la provincia de Barcelona. Contaba con 51.719 habitantes en el año 2015. Pedro trabajaba en La Saide Pla con una máquina encoladora de formica (le enseñó a usarla un ingeniero) como Oficial de 1ª, ganaba más de 60.000 pesetas al mes. Todos los trabajadores de la empresa eran emigrantes: extremeños, andaluces, gallegos, salmantinos, etc. Fabricaban muebles de diseño para los hoteles de las zonas turísticas.

Encarna y Pedro el día de su boda vestidos de riguroso luto.

A ella le concedieron la minuta de 5.000 pesetas por casarse. A Pedro no se la dieron porque no lo tenían dado de alta en la Seguridad Social.

En las bodas de los hermanos de Pedro: Juan y Manuela, en la plaza de Montmeló, en agosto de 1972. En medio vemos a los padres.

En el parque de Mollet del Vallés.

Encarnación trabajaba en la fábrica textil La Inasa, que estaba pegando a San Celoni, pero Pedro le dijo que dejase de trabajar. En La Saíde Pla no tenían dados de alta en la Seguridad Social a Pedro y a sus compañeros, Comisiones Obreras actuaba en la comarca, Pedro se afilió a CC.OO. y era delegado sindical en la empresa, habló con un abogado laboralista suyo, …. Garagallo, que era también miembro del PSUC en Montcada, quién le informó que la mitad de la plantilla de esa empresa estaba sin dar de alta, les ayudó a presentar una denuncia contra la empresa y ganaron. Ello motivó una fuerte multa al empresario además de tener que pagar lo atrasado. El empresario le dijo a Pedro que se habían cargado a la empresa por denunciarlo, que era “un comunista” y que lo iba a pasar muy mal porque él movería sus hilos.

Pedro le contestó que ellos sólo reclamaron sus derechos y “ahora sí que soy comunista, Vd. es el que me ha obligado a ello”. Otros trabajadores de una fábrica de formica de la localidad se adhirieron a su justa reivindicación. La solidaridad entre los trabajadores por aquellos años era enorme y se movilizaban con mucha facilidad. La fábrica sancionada se cerró durante la Transición, cuando era presidente del Gobierno Adolfo Suarez; Pedro y sus compañeros tuvieron que ir al Fondo de Garantía Salarial para conseguir una indemnización. Por aquellos años, como consecuencia de la crisis de 1973, empezaron a cerrar muchas fábricas.
Pedro se sacó por entonces el Graduado Escolar en Barcelona con un cura obrero, que le aconsejó que lo hiciese para poder trabajar en los Ayuntamientos, y le dio clases.

Los montijanos Gutiérrez Pérez (su familia eran conocidos como Gardaba) vivían en la calle Huertas de Montijo. Pedro tenía una gran amistad con ellos, fue a Montijo con su esposa por el año 1972, realizó una visita a la casa y preguntó por un hijo de la que vivía en ella Hipólito Bautista Sánchez, que estaba en Sóller, Mallorca. La madre (Teresa Sánchez) le dio la dirección y Pedro le escribió posteriormente. Se reanudó la amistad y, por el año 75-76, fue Pedro a verlo a Mallorca en unas vacaciones. Recorrieron toda la isla en el coche de Pedro. Otros años volvieron a estar con ellos en Sóller.

Un golpe terrible que marcó a Pedro para el resto de su vida sucedió el día 30 de noviembre 1974. Tuvieron que ir la familia a Montijo a ver a una tía de Pedro que se estaba muriendo pero, como no ocurrió rápidamente, la madre quiso quedarse con ella y Pedro, su padre y su hermano tuvieron que regresar a Cataluña para seguir trabajando. Su hermano se había acostado tarde. Viajaron por la noche, conducía Pedro el SIMCA 1000, al pasar el límite de Extremadura Pedro cogió un bordillo y su hermano le pidió que le dejase conducir el coche, a la altura de Talavera de la Reina estaban arreglando la carretera y había un escalón en el asfalto, de pronto se encontraron con un coche que venía hacia ellos por el mismo carril y chocaron frontalmente.
Pedro salió despedido, pero el padre y el hermano murieron en el acto. Pedro sufrió fractura del parital izquierdo, en la cabeza, lo que le mantuvo varios días sin conocimiento en el hospital de Talavera y estuvo más de cuarenta días de baja sin poder trabajar en la fábrica Saide. Su padre y hermano fueron enterrados en el cementerio de Talavera de la Reina.La tumba familiar le costó a su madre 180.000 pesetas.

Otros golpes que recibieron Pedro y Encarna fueron que ella tuvo dos abortos, uno de ellos cuando el accidente de coches donde fallecieron el padre y el hermano de Pedro y otro cuando iban de viaje, un verano, a Málaga a ver la familia de ella, en Torredongimeno (Jaén). Hacía mucho calor, tuvieron que sacarla del coche y sobre una manta derramó mucha sangre y tuvo el aborto atendida por la madre de Pedro que les acompañaba. Un médico la entaponó y en Málaga intentaron resolver el asunto, le hicieron un raspado, pero nunca más pudo tener hijos.

En la boda de su hemana Paquita, en Montmeló, en el año 1975. Pedro es el segundo por la derecha.

Pedro (arriba en el centro con gafas) con toda la familia en La Llagosta, Barcelona, en el año 1975, en un bautizo de un sobrino.
La Llagosta es un municipio reducido territorialmente hablando. Su extensión de terreno consta de 3,01 km² y es el término municipal más pequeño de la comarca del Vallés Oriental. Tenía 12.000 habitantes.

A pesar del duro golpe que recibió Pedro con el accidente de 1974, continuó en la lucha sindical dentro de Comisiones Obreras.
Transcribimos a continuación una breve historia de las Comisiones Obreras en Cataluña escrita por Laura Fages Hernández, el 26 marzo de 2015, en Cultius Culturals.-
CCOO: 50 años de historia de Catalunya
El 20 de noviembre de 1964 un grupo de trabajadores, de mujeres y hombres, de diferentes empresas se reunieron en el teatro anexo a la iglesia de Sant Medir, en Sants, barrio situado en Barcelona. Con este acto desafiaron la falta de libertades que imponía la dictadura franquista de entonces, siendo este, el comienzo de lo que hoy conocemos como Comisiones Obreras de Catalunya (CCOO). La historia de Cataluña, desde 1964, no se puede contar sin hablar de CCOO. Ya en la década de los 60 y 70, CCOO, se organizó como un movimiento sociopolítico para conseguir organizaciones estables en los diferentes sectores económicos. Su estrategia fue la de inserirse dentro del sindicato vertical franquista, la única «herramienta» laboral legal diluida entre la patronal. En esa época las personas que pertenecían a la organización eran perseguidas y encarceladas por el régimen del general Franco, eran encarceladas por apoyar las libertades y derechos que aquella dictadura no reconocía. Cabe destacar su misma ilegalización o el proceso que se conoció como «1001», donde se encarcelaron los proncipales dirigentes sindicales. Cuando la transición política llegó a España el movimiento sociopolítico de Comisiones Obreras pasó a ser una confederación sindical. En paralelo a como se hizo en Catalunya, donde se definió como un sindicato de clases y general. Durante ese tiempo fue parte esencial para la organización de luchas en defensa de los derechos laborales, nacionales y sociales, reclamando la amnistía, la democracia y la lucha desde los puestos de trabajo para conseguir que fueran justos e igualitarios. Seguramente no habría democracia en este país sin el papel de todos los movimientos, entre los cuales cabe destacar el sindical, porqué no debemos olvidar que Franco murió en la cama, pero el franquismo murió en la calle a través de las luchas sociales en las que CCOO jugó un papel fundamental…”
En la sacristía de la iglesia de Mollet del Vallés hacían Pedro y demás compañeros reuniones clandestinas del sindicato CC.OO. para estudiar y acordar sus reivindicaciones.

Durante la Transición, Pedro Diaz comenzó a colaborar con el PSUC (Partit Socialista Unificat de Catalunya) y actuaba como Interventor en las elecciones, por la comarca. Los empresarios los castigaban cuando veían que estaban afiliados al partido de los comunistas y los despedían de las empresas. En las primeras elecciones municipales de la democracia, celebradas en abril de 1979, saldría elegida alcaldesa de Mollet del Vallés la militante del PSUC Anna Bosch y Pareras, en coalición con el Partido Socialista. Realizarían muchos servicios públicos, parques, viviendas sociales, etc. y le dieron un vuelco a la ciudad.

Pedro continuaba trabajando en la fábrica de muebles y ganaba bastante. Otros trabajadores menos afortunados o especializados les tenían envidia y decían que eran unos vendidos a la empresa. La fábrica dio en crisis y aprobó el cierre, Pedro y sus compañeros se encerraron en ella para impedirlo, pero al final los despidieron y les abonaron indemnizaciones por beneficios. A los represaliados no les volvían a dar trabajo en la comarca.

Transcribimos una biografía de la alcaldesa Anna Bosch i Pareras tomada de CC.OO.-
“Dirigente de Comisiones Obreras y el PSUC durante la clandestinidad y las primeras elecciones, gobernó la ciudad de Mollet de 1979 a 1983. Nacida en 1950 en una familia humilde del pueblo de Figaró, a los 14 años empezó a trabajar en la industria textil donde conectó con el movimiento sindical de Comisiones Obreras. Compaginando su actividad clandestina con el trabajo en diversas industrias, y posteriormente en la Caixa d’Estalvis de Sabadell, cursó el bachillerato en Barcelona y se licenció en geografía e historia en la Universitat Autònoma de Barcelona. Tras una breve militancia en el Partit Socialista d’Alliberament Nacional (PSAN), en 1972 se trasladó a vivir a Mollet donde ingresó en el Partit Socialista Unificat de Catalunya (PSUC) y se convirtió en una dirigente obrera y del movimiento democrático de l’Assemblea de Catalunya del Vallès Oriental. En 1977 fue elegida para el Comité Central, y desestimó formar parte de los primeros puestos de la candidatura del PSUC a las elecciones generales para encabezar la lista a la alcaldía de Mollet en las municipales de 1979, que resultó la más votada.
Con sólo 28 años se convirtió en la primera alcaldesa de una ciudad industrial de Cataluña, que entonces albergaba unos 40.000 habitantes, presidiendo un gobierno de coalición del PSUC, PSC y CDC. Entre los logros de su mandato destacan el primer Plan de Ordenación Urbana de 1981, que recibiría exaequo el Premio Nacional de Urbanismo, y la negociación con el Institut Català del Sòl para lograr el abandono del proyecto de una Ciudad Satélite en el entorno de Gallecs y su preservación como espacio agrícola singular. Aunque al inicio sus relaciones con los ecologistas que ocuparon las masies no estuvieron exentas de tensiones, la Comissió Cívica de Gallecs ha rendido público homenaje a su labor para poner los cimientos de la conservación de ese espacio agrario protegido. Las encuestas le otorgaban unos niveles de popularidad muy altos, pero en 1983 rechazó encabezar de nuevo la candidatura del PSUC porque las luchas internas en este partido le impidieron mantener en la lista a personas de su confianza. Sintiéndose extraña a las formas de entender y practicar la política institucional que se consolidaron con la transición, abandonó el PSUC y regresó a su puesto de trabajo mientras seguía militando en Comisiones Obreras hasta 1990.
A partir de entonces evolucionó hacia el ecologismo, el feminismo y el pacifismo donde su actividad y reflexión han dejado una profunda huella. En 1991 organizó la primera Iniciativa Legislativa Popular para el cierre de las centrales nucleares y participó en la creación de Acció Ecologista, que posteriormente se integraría en la federación catalana de Ecologistas en Acción. En 1992 impulsó junto al movimiento vecinal y ecologista la Audiencia Pública «Barcelona Estalvia Energia», de la que saldrían importantes iniciativas como la ordenanza solar de Barcelona que ha sido premiada por la Unión Europea.
En sus últimos años realizó una intensa labor de reflexión ecofeminista que dio lugar al libro Malabaristas de la vida (2003) y a diversas contribuciones al Anuario de Movimientos Sociales, en estrecho contacto con Cristina Carrasco, economista feminista, mujeres de Ca la Dona y del colectivo de la revista En Pie de Paz. También formó parte del grupo asesor del Institut Català de les Dones del primer gobierno tripartito de la Generalitat de Catalunya. Tras volver a su pueblo natal de Figaró, se integró en el grupo ecologista dedicado a la preservación de uno de los cursos de agua en mejor estado ecológico de la región metropolitana, impulsó el proceso de la Agenda 21 local, y colaboró en la singular experiencia de presupuestos participativos que en el 2006 mereció el premio de la Generalitat de Catalunya a la innovación democrática. Su último acto público fue el solemne «Voto» del pueblo de Figaró por la sostenibilidad en el 2007. Tras vivir casi dos décadas con una enfermedad incurable, ha muerto en paz el 5 de enero del 2009 rodeada de sus familiares, amigos y vecinos. El miércoles 7 de enero tuvo lugar una ceremonia civil de despedida en el pueblo de Figaró, al que asistieron cerca de cuatrocientas personas.”

Foto de Anna tomada en1980.

En la foto de abajo vemos a l’alcaldessa de Mollet del Vallès, Anna Bosch, amb el president de la Generalitat, Jordi Pujol, i el conseller d’Obres Públiques, Josep Maria Cullell, durant l’acte inaugural del parc de la Plana Lledó, el 9 de juny de 1982. (Fotografia: Arxiu Municipal de Mollet del Vallès). Foto del archivo familiar de Anna. En ese parque trabajó Pedro de Auxiliar de la Policía.
La alcaldesa hablando durante el acto de inauguración del parque. Detrás de ella vemos al secretario general del PSUC Antoni Gutierrez y a la derecha al Presidente de la Generalitat Pujol.

OLYMPUS DIGITAL CAMERA     Vista panorámica de Mollet del Vallés

El Ayuntamiento de izquierdas PSUC-PSC de Mollet del Vallés tenía prioridad, a la hora de seleccionar el personal para ocupar las plazas vacantes, hacia los trabajadores represaliados por las empresas por motivos sindicales o políticos. Un mando de la Guardia Civil fue a hablar con la alcaldesa para que metiese en el Ayuntamiento a varios guardias que se habían prejubilado, pero el gobierno municipal no atendió sus ruegos.
Pedro fue nombrado el día 8 de julio de 1982 por el Ayuntamiento de Mollet del Vallés Auxiliar de Policía contratado, al cargo del parque de la Plana Lledó, para evitar entre otras cosas el consumo de drogas. En ese puesto estuvo durante siete años, hasta el 1989. En una ocasión cogieron a jóvenes drogadictos rompiendo farolas, los detuvieron y aquellos los amenazaron de muerte. Pedro continuó reivindicando con el sindicato CC.OO. sus derechos laborales; ganaba unas 50.000 pesetas al mes.



Encarna y Pedro en La Diada, en los años ochenta.

A la alcaldesa Anna Bosch le siguió en la alcaldía de Mollet del Vallés Carme Coll, del mismo partido PSUC. En estos primeros años se aprueba el Plan General de Urbanismo, que permite planificar el futuro de la ciudad, se detiene el proyecto de la macrociudad en Gallecs, se recuperan tradiciones y fiestas, se avanza en la implantación del catalán en la escuela y las clases de adultos hasta que los años ochenta se completa la red de centros escolares públicos. 
En 1987 Montserrat Tura, del PSC, es elegida alcaldesa, cargo que ejerce hasta 2003. A principios de los años noventa se inaugura la Biblioteca Can Mulà, las pistas de atletismo y la Escuela de Música. La ciudad ya ha superado los 40.000 habitantes. En 1992 Mollet es la subsede de tiro de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos, las instalaciones se convierten después en la Escuela de Policía de Cataluña (actualmente, el Instituto de Seguridad Pública). En 1993 se conmemora el Milenario de la ciudad, en 1994 nace el Centre d’Estudis Molletans, en 1995 salen por primera vez en la Fiesta Mayor las Colles de Morats y Torrats, a principios de 1996 se inaugura el nuevo Mercado Municipal y en 1999 el Museo Abelló abre sus puertas. La construcción de la variante de la N-152 en 1990, facilita la transformación física de una buena parte de Mollet. La Illa de Can Mulà y Can Fàbregas son ejemplos de densidad y mezcla de usos.

En 1989 pasaría Pedro Diaz al puesto de Oficial 1º de Jardinería mediante un concurso, donde aprobaron cuatro, y estuvo desempeñando el puesto hasta que se jubiló -con 63 años- en el año 2.000, cuando estaba de alcaldesa por el PSC Montserrat, la hermana de Jordi Solé Turá. Ella le pidió a Pedro que continuase hasta la edad reglamentaria pero él no aceptó. El Ayuntamiento le dio 3 millones de pesetas por jubilarse antes de los 65 años (tuvo que pagar 500.000 a Hacienda) y le hicieron un homenaje.

Encarna y Pedro junto a la catedral de Barcelona en el año 2.000.

Capítulo III. Vuelta a las raíces, regreso a Montijo

Pedro y Encarna se trasladaron a vivir a Montijo en el año 2002 a la casa de los abuelos de aquél, en la calle Bailén nº 18 (la casa era propiedad de uno de Almendralejo y Pedro la compró en cinco millones de pesetas). La restauraron para ponerla al día y vendieron el piso de Mollet del Vallés.
Su amigo y paisano Pedro Gutierrez Pérez, que vivía en Felanítx, al sureste de Mallorca, le dijo cuando Pedro le informó que iba a volver a Montijo: “¿Pero cómo vas a volver a esa ratonera?”. Pedro le dijo que volvía al pueblo porque allí estaban enterrados sus ancestros y quería recordar sus raices.
Encarnación enfermó con un cancer de mama en el año 2006 y falleció en el año 2007. Era el último golpe, durísimo, que recibió Pedro.
Vemos a Pedro apoyando la lucha de la “Plataforma contra el paro, contra los desahucios y por el empleo” el día 11 de noviembre de 2013 en la Plaza de Montijo.
Pedro continuó viviendo, sólo y añorando aquellos años de Cataluña, en su pueblo natal. Y quiso contar su historia, aunque le ha costado recordar algunos golpes durísimos que ha sufrido en su vida, para que sus familiares y amigos lo recuerden y sepan que los llevaba muy dentro, que no los olvidaría hasta el final de sus días.
Falleció hace más de un año, sólo y habiendo dejado constancia de lo que luchó para poder sobrevivir.

Juan Carlos Molano Gragera
Juan Carlos Molano Gragerahttp://historiasdemontijo.com
Cuando estudié la carrera de Ciencias Políticas, en la Universidad Complutense, durante los años 1968/72, tuve algunos maestros como Antonio Elorza Domínguez o Juan Trías Vejarano que me enseñaron a investigar en los archivos para elaborar aspectos de nuestra historia. Aquella semilla se fue desarrollando desde finales de los años setenta cuando volví a vivir a Montijo y continúa viva hasta el día de hoy. Espero continuarla hasta que me fallen las fuerzas y la vista. Y me gustaría que se siguiese leyendo después de “pasar a mejor vida”.

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Cuando estudié la carrera de Ciencias Políticas, en la Universidad Complutense, durante los años 1968/72, tuve algunos maestros como Antonio Elorza Domínguez o Juan Trías Vejarano que me enseñaron a investigar en los archivos para elaborar aspectos de nuestra historia. Aquella semilla se fue desarrollando desde finales de los años setenta cuando volví a vivir a Montijo y continúa viva hasta el día de hoy. Espero continuarla hasta que me fallen las fuerzas y la vista. Y me gustaría que se siguiese leyendo después de “pasar a mejor vida”.

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