PEDRO DOMÍNGUEZ DELGADO, un filólogo ilustrado de Montijo en el siglo XX

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Este artículo su publicó en la Revista de Ferias de Montijo del año 2005 con motivo de haber donado sus hermanos la biblioteca de Pedro a la Biblioteca Municipal, donde se colocó una placa en reconocimiento a dicho gesto solidario.
Muchos de los datos que expongo a continuación me fueron facilitados por sus hermanos Juan y Francisca.

El día uno de septiembre de 1935, en plena República, nacía el niño Pedro Domínguez en el seno de una familia de comerciantes. Su padre Juan tenía un comercio de comestibles en la calle Atrás y era hijo de un herrero-navajero, su madre Agustina era ama de casa.
El matrimonio tuvo tres hijos: Pedro, Francisca y Juan y vivían en la calle Reina Maria Cristina nº 35 trasladándose después al nº 2 de la misma calle.

Un gran estudiante

Pedro fue a la escuela de Dª. Trinidad hasta el curso 45-46 donde estudió el Ingreso, a la de D. José Espinosa y dio clases particulares en la casa de D. Pablo Sánchez (con él y D. Pedro Fuentes estudió el bachillerato); todas estas escuelas particulares estaban en la calle Mérida. De allí pasó a la academia de D. Francisco Pitarque (republicano de Castuera exiliado en Montijo) en la plaza de San Antonio.


D. Pablo y D. Pedro con varios alumnos. Pedro Domínguez es el primero a la derecha.

Con D. Pedro, D. Pablo y D. Antonio Bayón. Pedro está a la derecha con gabardina.

Era un niño muy listo y D. Pablo le dijo a su padre que debería hacer una carrera, pues era una lástima que no pudiese estudiar. El padre le hizo caso y lo envió a Badajoz a estudiar Magisterio, a principios de los cincuenta -duros años de hambre y privaciones- lo que suponía para la familia un gran esfuerzo económico. En la capital vivió en una pensión y le dio clases, entre otros, D. Ricardo Carapeto Burgos.
En el mes de abril de 1955 realizaron los alumnos de 3º una excursión al monasterio de Guadalupe. Terminó la carrera de maestro en junio de ese año. Después se fue a Granada a hacer Preuniversitario donde le examinó el hijo de D. Pablo Sánchez: Juan Sánchez Montes. Aprobó y se fue a Salamanca a estudiar la carrera universitaria de Filosofía y Letras.
Allí hizo dos cursos en uno y se mudó a la Universidad Complutense de Madrid donde cursó tercero y cuarto en la rama de Filología Románica. A la misma clase asistía la princesa Sofía, que después fue reina y que estudiaba Filología Hispánica.
Allí tuvo como profesores a los catedráticos: Dámaso Alonso, M. de Pereira Loureiso, T. Lacroix, J. Simón Diaz, P. Vázquez Mestre, L. Morales Oliver, J. de Entrambasaguas, R. Lapesa Melgar, R. Balbín Lueas, S. Marimé Bigorra, E. Bustos Tovar, J. Ares Montes, C. Brunetti, C. Gándara Uriarte y C. Leselbann.
Era muy estudioso y responsable, no se dedicaba a las fiestas, todo el día estaba estudiando o leyendo libros sobre la materia. No dormía apenas por las noches. De carácter introvertido y tímido en su primera etapa.

-Vamos a hacer un paréntesis para hablar de un movimiento muy interesante que hubo en Extremadura, desde 1947 y en los primeros años 50, entre los estudiantes universitarios católicos y que tuvo mucha incidencia en la vida de la región. Me refiero a las Juventudes Universitarias Extremeñas (JUEx).                                La historia detallada de este movimiento está recogida en el libro «Un luchador extremeño. La conquista del Guadiana. El Plan de Badajoz», editado por la Diputación Provincial en 1962, desde la página 391.        

A finales de 1947 se crean las J.U.Ex. con sede en Badajoz, perteneciente a la Congregación Mariana Universitaria. Uno de sus dirigentes fue Julio Cienfuegos Linares quien, junto con otros como Enrique Sánchez de León, fundarán Acción Regionalista Extremeña en 1976.

La I Asamblea de Universitarios Extremeños la realizaron en Badajoz el 27 de diciembre de 1947 y asistieron más de un centenar de estudiantes. Sus tres principios básicos eran: Catolicismo, Hispanidad y Extremeñidad. Su patrona era la Virgen de Guadalupe. El alma de esta iniciativa era el estudiante pacense de la Escuela Superior de Ingenieros de Caminos de Madrid Manuel Martín Lobo. El consiliario era el padre jesuita David Meseguer y Murcia, director de las Congregaciones Marianas de Badajoz.

En el debate de la I Asamblea destacó el estudiante montijano de la universidad de Granada JUAN SÁNCHEZ MONTES, hijo de los maestros Pablo Sánchez y Manuela Montes, “quien en sus manifestaciones, expresadas con palabra enterada y elocuente, coincide con el ideal de Hispanidad que Martín Lobo proclamara anteriormente como uno de los esenciales de la Unión, aunque concreta más el sentido de lograr familiar contacto con jóvenes hispanoamericanos. Coincide también  con Fernández Urosa en la interpretación de nuestro problema social y sus soluciones” (página 402).

El día 24 de marzo de 1951, en la Semana Santa, salió una excursión de las J.U.Ex. desde Badajoz a visitar la zona regable de Montijo. La dirigían el consiliario jesuita David Meseguer, el presidente Fernández Urosa y el secretario Manuel Martín Lobo verdadera alma del movimiento. Visitaron la Escuela de Capacitación de La Orden, varias fincas del I.N.C., el nuevo pueblo de Valdelacalzada y sus parcelas ya en regadío.

En Montijo les acompañó Juan Sánchez Montes y “visitaron las importantes bodegas de don Manuel Porras, donde fueron recibidos por el personal encargado de la casa, siendo obsequiados con sus excelentes y selectos vinos” (diario HOY del 27 de marzo).

Lucharon para que en Madrid se abriese un Centro Extremeño, y se abrió en 1950 el Hogar Extremeño, en la gran vía, donde realizaban muchas actividades culturales. También lucharon para que se crease una Universidad en Extremadura, mientras que ésto se aprobaba lucharon para que se construyese en Madrid un Colegio Mayor de Extremadura, etc.

A finales del año 1952, debido a que estos estudiantes promotores terminaron sus carreras y se pusieron a trabajar, desapareció la J.U.E. En el HOY del 27 de diciembre decían “muchos de la Juventud Universitaria Extremeña se convirtieron en profesionales, don Juan Sánchez Montes… es hoy Catedrático de Historia de la Cultura en la Universidad de Granada.”. Pero aquella semilla continuó durante los años cincuenta…

El fundador de las Congregaciones Marianas fue el jesuita de origen belga Juan de Leunis, cuando en el año 1563, funda en el Colegio Romano de la Compañía de Jesús la Congregación de «la Anunciata», con la idea de formar en los Colegios de la Compañía grupos de selectos que sirvieran de fermento en medio de la masa. Del seno de algunas Congregaciones Marianas han nacido nuevas realidades como la Asociación Católica Nacional de Propagandistas fundada en 1.909 por el jesuita Angel de Ayala.

-Volvamos a la vida de Pedro Domínguez. Como la Universidad Complutense estaba muy ajetreada por entonces, debido a las huelgas de estudiantes contra la Dictadura, se trasladó a la Universidad de Oviedo con varios compañeros por el año 1959-60. Al mes de residir allí -el 23 de noviembre de 1960- tendría un grave accidente de tráfico, un motorista se metió por la acera por donde iba Pedro con un amigo y los arrolló cayendo la cabeza de aquél en el bordillo de la acera.
Pedro se fracturó el cráneo, la tibia y el peroné, estando diez o doce días en coma a punto de fallecer, en el Sanatorio Blanco de Oviedo, dándole el alta el 22 de enero de 1961. Tardó unos tres años en recuperarse, perdió la memoria y tenía fuertes dolores de cabeza; los médicos le recomendaron que no siguiese estudiando. Sus profesores de la Universidad de Oviedo iban a visitarlo a la clínica y le decían a su madre que era muy listo y trabajador.
Mientras se recuperaba estudió por libre en Montijo y se examinó en Madrid, acabando la carrera en el año 1965.
Su primer trabajo como profesor no numerario lo tuvo en el Instituto de Enseñanza Media de Calzada de Calatrava (Ciudad Real), el pueblo de la fábrica del “Pegamento y medio”, donde ejerció nueve o diez años.
Aprobó las oposiciones en la especialidad de Lengua y Literatura y se trasladó a Sevilla, dando clases en Constantina, Osuna y Cantillana donde daba clases de 1º de Bachillerato. Vivía en la capital y se desplazaba todos los días a dar las clases.
Sus alumnos le dedicaban adjetivos como estos: “Siempre le recordaremos por su buena enseñanza”, “Con cariño de sus alumnos que no le olvidan” …


                               Con un grupo de alumnos en Cantillana.

Al final consiguió plaza de catedrático de Filología Románica (latín) en la capital del Betis, en el Instituto “Azahar” de la barriada de los Príncipes; allí ejerció hasta que se tuvo que jubilar por padecer depresiones a los 63 años, viniéndose a Montijo en el año 1998.
Le afectó mucho el tener que dejar de dar clases que era su vocación.

Sus amigos

Pedro tuvo en Montijo muchos amigos, pero los más íntimos eran Francisco Rubio de Codes, Manuel Molano Franco, Hipólito Piñero, Juan Durán Barroca, Alonso Pinilla, Antonio Gutiérrez, Andrés Merino, Antonio del Viejo, Francisco López, Alejo Mendo, Pedro Zambrano, Juan Maria Concepción, García Capote, … Cienfuegos. También eran amigos Juan Acevedo Bautista, Pedro Calvo, Eulalio …, Julio Gragera, Martín Muñoz, Fernando Regalado, Francisco Carretero, Luís López, D. Pedro Gragera, … Cordero, … Jimenez, Juan Delgado, Santiago Mendo y su cuñado José Luís Rodriguez.
Pedro se mantuvo soltero toda su vida, sus únicos “vicios” eran el café, el tabaco y el viajar (viajó por toda España y muchos países de Europa, América, Palestina, etc.).

Un católico practicante

Pedro era un creyente practicante, en su adolescencia y juventud perteneció en Montijo a las Juventudes de Acción Católica (J.A.C.) por los años cincuenta donde militaba dirigido por los sacerdotes D. Antonio Bayón y D. José París.
Se reunían en su sede, que estaba en la calle Sánchez Ribera, en los altos de la casa de Catalina Barroca (donde estuvo también la primera sede del Círculo de Artesanos).

Los montijanos de las JAC en la plaza. Vemos a Pedro el tercero a la derecha asomado.


D. Antonio Bayón y D. José París con las las J.A.C. Vemos a Pedro abajo el tercero a la izquierda.

De allí saldría la idea de abrir una escuela nocturna para jóvenes analfabetos; algunos miembros de las JAC, como Pedro, daban clases desinteresadamente en los locales del Frente de Juventudes, en los bajos de la Plaza de Abastos, a más de cien personas.
Era como persona muy sencillo y humilde. Debido a esta formación religiosa siempre practicó la caridad hacia los más necesitados, era muy filantrópico con los pobres (en Madrid iba periódicamente a la residencia de San Felipe Neri a ayudar a los ancianos, en Sevilla lo conocían los menesterosos por su generosidad hacia ellos). Él no le daba importancia a estas obras.

Acto de despedida del consiliario de las JAC Antonio Bayón, por presiones del párroco José Zambrano, en 1953. Vemos a Pedro Domínguez el segundo por la derecha. Foto de VISAM.

Los jóvenes de las JAC junto con los trabajadores de la empresa Colonias afiliados a la Hermandad Obrera de Acción Católica y el teniente coronel de las Colonias Máximo Briones Blanco, en el acto de inauguración de la HOAC de Montijo a la salida de las Escuelas Padre Manjón. Año 1954/5, foto de VISAM.

Artículo publicado en el periódico de las Colonias «El Canal» dando cuenta de la inauguración de la HOAC. Publicado por Manuel G. Cienfuegos.

Un buen futbolista

A Pedro le entusiasmó desde bien pequeño el deporte del futbol y lo practicó con pasión. Cuando era joven, a principios de los cincuenta, jugó en el equipo montijano del “Agla”, uno de los varios grupos que jugaban en el campo del Santa Maria organizados por el Frente de Juventudes, que sirvió de transición cuando desapareció el club montijano y que fue creado por Julio Gragera gracias a la ayuda de las J.A.C. de D. Antonio Bayón.


En un equipo el día 1 de octubre de 1952. Vemos a Pedro, con 17 años, arriba el tercero a la derecha.

Pedro era célebre por sus “zumbios” al balón destacando como buen futbolista. El 24 de enero de 1954 fueron a Mérida a jugar contra el “H.O.A.C.”, el 14 de marzo del mismo año jugaron en el Santa Maria contra un equipo de Puebla de la Calzada, …
Su entrenador era ………. Cerezo, vecino de Mérida, y Pedro jugaba de defensa izquierdo pues le daba al balón con el pie zurdo. En este equipo jugó con Campos, Alejo Mendo, Francisco Rubio, Paco López, … Jimenez, … Calle, Pedro Zambrano, Luís Núñez, Julio Gragera, Ramón Mayo, … Perdigón, … Pérez, Ignacio …, Alonso Pinilla, etc.
Cuando estudiaba en Badajoz jugó con “La Metalúrgica Extremeña” en el año 1955, donde competían con el San Roque y los otros equipos de las barriadas y las fábricas de la capital pacense.
En el partido jugado contra el San Roque el día 6 de febrero de 1955.

Cuando estudió en Madrid jugó con el equipo de la Ciudad Universitaria. En Oviedo iba a ser fichado por el equipo de esa ciudad cuando le ocurrió el desgraciado accidente que truncó para siempre su afición favorita.

Un practicante de yoga

A Pedro le entusiasmó durante muchos años el yoga. Cuando vivió en Madrid lo estudió en la academia de Ramiro A. Calle. Para poder sacarse el título de profesor de esta disciplina tuvo que ir a Montreal (Canadá) el mismo año en que se celebraron allí los Juegos Olímpicos.
A lo largo de su vida compró muchos libros sobre esta materia.
Él practicaba mucho esta gimnasia de relajación. Cuando se vino a Montijo en 1998 padecía de los bronquios y ya le costaba mucho trabajo hacer las posturas del yoga. Tenía proyectado viajar a Egipto pero no pudo realizarlo.

Su gran biblioteca privada

Como una de sus grandes pasiones era la lectura, a lo largo de su vida fue comprando muchos libros sobre Lengua, Literatura, Psicología, Historia, etc.
Esta biblioteca, integrada por unos 3.500 volúmenes y revistas especializadas, decidió al final de sus días que deberían pasar a engrosar la Biblioteca Municipal de su pueblo. Y así lo quedó dicho a sus hermanos.
Cuando regresó jubilado a Montijo en 1998 siguió leyendo intensamente además de dar largos paseos.

Pedro Domínguez falleció en Montijo el 28 de diciembre del año 2.000 de un infarto de miocardio.













Juan Carlos Molano Gragera
Juan Carlos Molano Gragerahttp://historiasdemontijo.com
Cuando estudié la carrera de Ciencias Políticas, en la Universidad Complutense, durante los años 1968/72, tuve algunos maestros como Antonio Elorza Domínguez o Juan Trías Vejarano que me enseñaron a investigar en los archivos para elaborar aspectos de nuestra historia. Aquella semilla se fue desarrollando desde finales de los años setenta cuando volví a vivir a Montijo y continúa viva hasta el día de hoy. Espero continuarla hasta que me fallen las fuerzas y la vista. Y me gustaría que se siguiese leyendo después de “pasar a mejor vida”.

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Cuando estudié la carrera de Ciencias Políticas, en la Universidad Complutense, durante los años 1968/72, tuve algunos maestros como Antonio Elorza Domínguez o Juan Trías Vejarano que me enseñaron a investigar en los archivos para elaborar aspectos de nuestra historia. Aquella semilla se fue desarrollando desde finales de los años setenta cuando volví a vivir a Montijo y continúa viva hasta el día de hoy. Espero continuarla hasta que me fallen las fuerzas y la vista. Y me gustaría que se siguiese leyendo después de “pasar a mejor vida”.

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