Rafael González Zoydo, director de cine y teatro de Montijo. Un proyecto inacabado

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Tenía muchas ganas de reivindicar la figura de Rafa al que conocí de cerca. Yo tenía cinco años menos que él y lo admiraba como persona y como artista, iba mucho a su casa y lo veía dibujar. Hablaba como un intlectual, daba gusto escucharle. Era alto, corpulento, rubio y tenía un estilo elegante.
Y Montijo perdió una figura del mundo del teatro y el cine que podría haber llegado muy alto.
Por ello he decidido por fin hacer esta semblanza.
Muchos de los datos que recojo me han sido facilitados por su hermana Piti González-Castell y sus amigos Mario López Delgado, Jerónimo Delgado Mourelo, Francisco Barrera Pimienta y Eduardo Fausto Molano Gragera.

I. Su infancia.

Rafael era el hijo menor de Rafael González Castell (Madrid, 6 de agosto de 1885 – Montijo, 6 de enero de 1965), intelectual español del siglo XX, especialmente reconocido como poeta pero que también cultivó otros géneros literarios, así como el dibujo y el humor gráfico, sobre todo, a través de la realización de caricaturas publicadas en las más prestigiosas publicaciones de su época. Se casó en 1927 con Margarita Zoydo Duque, Maestra de escuela. Tuvieron seis hijas y un hijo (Concepción, Margarita, Ana, Eulalia, Consuelo, Piedad y Rafael).
Los abuelos paternos de Rafael González Zoydo eran el jurista Marcial González de la Fuente, Presidente de la Sala Primera del Tribunal Supremo y Diputado por Valencia en cinco ocasiones entre 1886 a 1905, siendo nombrado Subsecretario de Justicia en 1893 y Ministro de Gracia y Justicia en julio de 1894 (BOE de 28/07/1894) y de Salvadora Castell Quintana (datos recogidos de WikipediA, biografía de Rafael González Castell).
Rafael González Castell fue sometido a un Consejo de Guerra, en Mérida, el 8 de abril de 1939, que acabó con una condena a pena de prisión de doce años y un día. Por ello permaneció recluido en la Prisión Provincial de Badajoz (situada en el Palacio de Godoy) hasta el 18 de agosto de 1940, fecha en la que, tras ser revisado su caso, fue declarado inocente y rehabilitado en su condición de Secretario de Administración Local, primero en Fregenal de la Sierra donde sólo estuvo seis meses y luego en Oliva de la Frontera, volviendo finalmente a Montijo en 1946 al quedar vacante la Secretaría Municipal que, por oposición, había ganado y que injustamente le habían arrebatado, años atrás.

Su hijo menor Rafael González Zoydo nació en Montijo el día 23 de noviembre de 1942.
Como decíamos arriba, vuelve la familia a Montijo en el año 1946 y, cuando tiene edad, Rafael fue a la Escuela Unitaria de D. Fausto Ardila que estaba en los altos de Morilla, en la calle Antonio Maura (allí también estuvo de maestra de niñas D. Margarita Zoydo). Ese mismo maestro lo preparó para hacer el Ingreso del Bachillerato.

Las hermanas de Rafael, menos Concha que ya estudiaba Magisterio cuando volvió la familia a Montijo en 1946, estudiaron en la academia o colegio privado “Nuestra Señora del Pilar”, creado en la posguerra por los exiliados republicanos aragoneses D. Francisco Pitarque Pardos y su padrastro D. Ramón González, que estaba en la plaza de San Antonio. Admitían a niños y niñas lo que era novedoso en aquellos años del primer franquismo. El primero impartía las asignaturas de letras y el segundo las de ciencias. El sacerdote D. Ignacio Llanos daba clases de Latín y Religión.

D. Ignacio había muerto ya en el año 1946 y vivió en la misma casa donde vivirían a partir de ese año la familia González Zoydo.  El  profesor de religión de Margarita y Laly fué D. Antonio Herrera y el de Piti D. Antonio París. 

D. Francisco y D. Ramón eran muy amigos de Rafael González Castell.
Rafael se cría pues en una familia de escritores, artistas y amantes del teatro (tanto su padre como sus hermanas Concha, Margarita y Ana hacían teatro en Montijo desde la guerra civil hasta los años cincuenta), lo que le influirá poderosamente en sus inquietudes y aficiones desde bien pequeñito.

Testimonio de Mario López Delgado: “Lo conocí desde pequeño, el era un año mayor que yo. Su madre Dª. Margarita me compró por los Reyes un cochecito que fue aquél año el único juguete que me cayeron los Reyes Magos, pues había mucha necesidad en las familias.
La pandilla de Rafael la formábamos los hermanos Vicente y Ramón Melara, Julio Sosa, Antonio Marín, Pedro Gragera, Antonio Mendez, Joselito el hijo del que fue en los años ochenta pregonero del Ayuntamiento, Juan Carlos Moreno el de Telégrafos, Pedro Morilla (era nieto de Morilla el que fue Juez de Paz y lo llamaban sus amigos Periquín “el escamas” porque tenía una enfermedad en la piel), José María Álvarez Cerro, Ricardo Martín hermano del dueño del bar España (Alejandro) y yo.
Jugábamos al balón en el corral de Rafael y en el Paseo, también jugábamos a Policías y Ladrones por las noches. Eramos malísimos y traviesos. También jugábamos al fútbol en los equipos del Frente de Juventudes.

Equipo de futbol infantíl. Vemos a Rafael abajo a la derecha. Foto de Mario López Delgado.

Era un artista, pintaba, hacía unos dibujos bonitos, raros (como aquellos donde representaba a varias personas jugando al billar con sus propias cabezas), y caricaturas.»

Recuerdos de Francisco Barrera Pimienta: “Siempre fue un personaje extraño… no tengo constancia de que fuese a la escuela Padre Manjón donde yo estuve, tampoco tengo constancia que estuviese más tarde en la academia de Pitarque donde estudiaba mi hermano Santi. En esa Academia estaba su hermana Laly… No me consta que asistiese a la Escuela de Artes y Oficios, a la cual yo iba, especialmente porque tenía una profesora de dibujo artístico, Dª. Patrocinio, muy buena… Tampoco tengo constancia de que fuese a la escuela de Guzmán…
Recuerdo que la casa de Rafael tenía un corral muy grande y una habitación destartalada destinada a los juguetes de Rafael, juguetes que oíamos que procedían de Mérida, unos nuevos y otros ideados por él o reparados, que parecían nuevos.
Hubiera sido en su juventud un buen Ingeniero Industrial como lo fue Leonardo con sus dibujos de guerra, que le fueron tan interesantes a los Sforza al nombrarlo Ingeniero Militar.
Estábamos tan entusiasmados con él que algunos hicieron le hicieron la propuesta de que inventase algo para ir a la Luna. A mi juicio su cabeza la empezó a tener muy bien amueblada.
Cuando íbamos a su casa yo empecé a percibir que su madre, Dª. Margarita Zoydo, era muy activa. A su padre lo vi casualmente una vez, en una sala grande con muchas estanterías de libros.
Habría que indagar si su madre fue la que formó intelectualmente a ese niño desde su infancia…
Tampoco recuerdo que hubiese jugado a los bolindres o a policías y ladrones, tampoco de que jugase a la “pelota” como decíamos…”.

Me aclara Piti González algunos aspectos que tiene escritos en sus memorias «Recuerdos desordenados»: «Los juguetes nos llegaban de Madrid, regalados por mis primos, nos surtían de juguetes para los pequeños (mis primos hermanos eran de la edad de mi madre). Leonardo Colomer, propietario y titular de los importantísimas farmacéuticas Colomer, y Leo estaba casado con mi prima Mercedes, que era hija de la hermana mayor de mi padre, nos querían muchísimo. Estos juguetes eran siempre nuevos y direrentes a los conocidos por aquellos años. El «encargado» de romperlos era Fernando García Serrano, al parecer no podía resistir la tentación de destrozarlos. Fernando superaba ese término: «llego, veo y rompo» parecía ser su lema».

«A los «bolis» jugaba hasta conmigo en los «guás» que se formaban en el primer patio, el de flores y cemento. Y a los espadachines con las espadas que nos hacíamos con las tablillas de las piezas de tela que recogíamos de la tienda de Horacio.»

«En esta casa hemos crecido en el ejemplo de amor, unión y honestidad de nuestros padres. Margarita Zoydo Duque siempre fue un baluarte. Su firmeza de espíritu, su grandeza de alma, su generosidad desde el corazón, hicieron que siempre fuera el timón que llevara el barco familiar a buen puerto.

Margarita Zoydo salvó a Rafael del fusilamiento, al que estaba ya nominado el la lista oficial, por injurias. Salvó la familia mientras Rafael estaba preso en Godoy (la antigua cárcel de Badajoz) por injurias. Enterró a su pequeña hijita Consuelo, en la soledad con el esposo preso por injurias. Ha sido siempre nuestro ejemplo y referente. Nunca nos impuso unas normas de vida. Su sola presencia era nuestra norma y nuestro ejemplo. Nunca quiso influir severamente en nuestras decisiones, sabíamos que su espíritu nos acompañaba en todo momento».

II. Su etapa en el colegio Salesiano de Puebla de la Calzada (1954-1960).

Testimonio de Eduardo Fausto Molano Gragera: “A Rafael no le gustaba mucho estudiar ni practicar deporte. El tenía alma de artista como su padre, era bohemio, le gustaba mucho dibujar y escribir.
Estudió el Bachillerato en el Colegio Salesiano María Auxilidora de Puebla de la Calzada, pertenecía al 2º curso que tuvo el colegio desde su creación, junto con Pedro Gragera, Ramón Melara, José Luís Sánchez Pinilla, Manuel Bello, Domingo “el peinado”, Leopoldo Polo de Vargas, yo, etc. A pesar de sus inclinaciones por la literatura, Rafael era de Ciencias.”


Foto de SANFER del curso de los Salesianos. Vemos a Rafael en la segunda fila desde abajo, el tercero a la izquierda.
En el boletín que editaba el colegio, llamado “Cumbre”, en el número del 26 de abril de 1959 viene Rafael en una foto durante la procesión del Domingo de Ramos:

                                             Vemos a Rafael a la derecha con jersey blanco.
En la Fiesta del Padre Director celebrada el día 5 de abril organizaron, entre otras actividades, una novillada. En la crónica aparecida en el boletín se dice “…y, sobre todo, Zoydo y don Emilio en un mano a mano capaz de llenar las plazas…”. ¿Era ese Zoydo nuestro Rafael? Su hermana Piti nos lo aclara: «Sí. A Rafa le llamaron Zoydo en el colegio desde el principio porque Gonález había más.»
En las páginas centrales viene una foto donde se ve ¿a Rafael? entrando a matar a la novilla. Su hermana Piti nos dice: «No puedo asegurar que sea Rafa quien entra a espada. Más lo identifico con el que aparece al fondo a la derecha, vestido todo de claro, con las manos en las caderas.»



Hablaban también en “Cumbre” de “nuestra Compañia de teatro, catalogada entre las noveles de aficionados”. El Cuadro Artístico representó el día 8 de marzo de 1959, fiesta de Santo Domingo Sabio, en el Cine Antúnez de Puebla de la Calzada, “la chispeante comedia llena de gracia e intriga” “Un testamento original” de Carlos Llopis. Rafael González Zoydo formaba parte de esa compañía.
Pertenecía, dentro del colegio, a las Compañías del Santísimo Sacramento integradas por alumnos de Secundaria. Era un grupo selecto que se centraban en una acción formativa, social y apostólica, el grupo más comprometido; ayudaban a dar el catecismo con los más pequeños en cosas sencillas que le encomendaban; organizaron un Círculo Misionero, iban los sábados al barrio más humilde de San Roque a llevarles a los pobres víveres, medicina y dinero; hicieron un viaje a Guadalupe y colaboraban en la formación y el deporte. Estaban a cargo del catequista salesiano D. Gonzalo Márquez.


 Foto de SANFER, de la Compañía, el 24 de mayo de 1960, saliendo del colegio. Vemos a Rafael el quinto desde la derecha, atrás.

Rafael formaba parte del grupo de danzas folklóricas del colegio, interviniendo en las fiestas de éste, etc. Lo integraban 12 alumnos varones y los entrenaban miembros de los Coros y Danzas de Badajoz.


Bailando “El candíl” (Rafael es el que está en el centro de cara) el día 7 de mayo de 1960, estaba siendo filmado por un equipo del NO-DO. Después bailaron el “Ave María” que fue filmado por unos operadores italianos dirigidos por un padre Salesiano. Foto de SANFER.


                       Rafael acompañando a los equipos de futbol juveniles. Fotos de Mario López.
Continúa Eduardo Fausto Molano: “Rafael tenía mucha relación con el hermano franciscano Valentín, del convento San Antonio de Montijo.
A finales del último curso del Bachillerato superior, en el mes de mayo de 1960, el salesiano D. Gonzalo Márquez (que daba clases de Dibujo) organizó una excursión a Cáceres para visitar un colegio de Formación Profesional a la que fueron varios alumnos del curso de Rafael, incluido él, Pedro Gragera, Manuel Bello, Paco Gómez Bravo, Eduardo Fausto Molano, etc.

                              Fotos cedidas por Eduardo Fausto Molano. Rafael es el más alto.

A comienzos de los años 60 existían en Montijo varios equipos del Frente de Juventudes, uno de ellos era el “Nuestra Señora de Guadalupe” a quienes acompañaba siempre Rafael González Zoydo aunque no jugaba. Lo integraban Leopoldo Polo, Aurelio Mejías, … Gordillo, Ciriaco…, Roque Mendez, Tomás Holguín, José Luís Sánchez, Casimiro Aunión, Francisco …, Mario López, Pedro Gragera.”


 Fotos de los equipos de fútbol cedidas por Mario López. Arriba vemos a Rafael a la izquierda y abajo a la derecha. Fotos de VISAM.

Acompañando a los Juveniles en una salida. Vemos a Rafael el tercero por la izquierda de perfil. Foto cedida por Mario López.

Dice Piti González-Castell: «Rafa los acompañaba en calidad de «mister» pues, cierto que nunca jugó al futbol «con los pies», pero las reglas las sabía como el mejor entrenador y creo recordar que los entrenaba con la teoría. Esto me comentaba algunas veces Casimiro Aunión alabando su honestidad: «era un fenómeno» para entrenarlos, pero que nunca quiso jugar «ni para estorbar» porque decía que ganarían con juego sucio y eso no era deportividad.»

Testimonio de Mario López Delgado: “Cuando eramos jóvenes jugábamos en los equipos de fútbol del Frente de Juventudes, sobre todo en el “Virgen de Guadalupe”, que lo organizó el padre franciscano Valentín del convento de San Antonio. Rafael no jugaba, no tenía agilidad, por lo que no practicaba ningún deporte, pero los acompañaba siempre.
Jugamos en el campeonato que organizaba el Colegio Salesiano de Puebla de la Calzada. Casimiro Aunión Sierra le decía a Rafa que participase en el equipo, “tú estorba” a los contrarios, esa sería su misión, pero Rafa no cedió.
Lo del teatro y el cine lo tenía bien metido en su cabeza, era su obsesión. A finales de los años cincuenta escribió una obra de teatro para ensayarla y estrenarla en Montijo, estuvimos ensayando bastante tiempo en los locales del Frente de Juventudes, dirigidos por las hermanas de Rafael: Ana y Laly. Era un musical y los actores teníamos que cantar y bailar. No intervenían chicas. Rafael tenía mucha fe en mí como actor porque era por entonces muy popular en Montijo y la comarca debido a los papeles cómicos que había interpretado.
Rafael era un adelantado en el pueblo, su estilo era humorístico, solía meter en los guiones cosas graciosas, de un humor fino. Lo había aprendido de su padre D. Rafael González Castell.
Quería comprar cámaras y aparatos para rodar cortometrajes y nos proponía a los amigos que los financiásemos entre todos. Me decía “vamos a comprar un toma vistas”… pero yo no tenía dinero.
Antes de irse a estudiar a Madrid en octubre de 1960, estaba muy enamorado de una muchacha de Puebla de la Calzada, era rubia con los ojos azules, alta igual que él. Rafa me decía “Mario yo estoy muy enamorado de ella”. Bailaban en los matinés del Baile Iglesias y él iba a la Puebla a verla.”

Su hermana Piti conserva una fotografía bailando Rafael con ella.

                                Ensayando una obra. Foto cedida por Mario López.

                                    Entregando trofeos un Día de San Fernando en la O.J.E. Foto de VISAM.
Recuerda Piti Gonzálaz-Castell: “Rafael formó en Montijo un grupo de teatro, ensayaban en los locales de la OJE la obra de Calderón de la Barca El gran teatro del mundo, un auto sacramental que pertenecía al género dramático. El tema fundamental que articula este auto de Calderón es el tópico literario del mundo como un teatro donde cada ser humano representa un papel social.
Rafael tenía una visión muy innovadora del teatro, quería representar esta obra en la escalinata de la Cruz del parque municipal, utilizando juegos de luces y sombras.”

Nos dice Francisco Barrera: “No recuerdo que Rafa hubiera ido con nosotros con “las niñas”, en bicicleta, por la carretera de Torremayor, yo jamás lo ví montando en una bicicleta. Sé que leía tebeos de los de entonces. No lo encontraba en ningún “guateque” en casa de alguno de nosotros. Tengo fotografías de entonces y no figura en ninguna.
Sí cumplió con la costumbre de asistir a la Misa del Domingo en San Antonio… Fuimos a estudiar Bachillerato a Puebla de la Calzada y sólo lo veíamos esporádicamente. No lo considerábamos un “bicho raro”… Lo que teníamos claro era su formación intelectual que le permitía ser un líder en la sombra…”

Nos esplica Piti González-Castell:  «Al colegio iban en bicicleta todos los alumnos de Montijo, además iban juntos, en grupo.  Los guateques me supongo que serían cuando Rafa ya estaba en Madrid… o simplemente no le gustaba ese tipo de reunión en las que «queríamos ser mayores y no sabíamos serlo».       Es indudable que en casa se compraba todo tipo de tebeos, publicaciones semanales de cuentos o revistas y a todo lo que fuese lectura, y también es cierto que teníamos abierta la puerta de aquella extraña biblioteca de comic a todos los amigos que quisieran leer. Digo extraña, porque estaba formada en el zaguán, en el hueco de una escalera, junto a la puerta de la calle.»

III. Su vida en Madrid (1960-1965).

Continúa Piti: “Se fue a Madrid a estudiar. Primero se hizo Delineante titulado en CEAC (Centro de Estudios de Aparejadores por Correspondencia), que era el primer centro de formación profesioal a distancia de España para ofrecer formación a jóvenes españoles que querían pasar el examen de ingreso en la escuela de Aparejadores.
Aprobó y después se matriculó en la Escuela de Aparejadores de Madrid; a sus padres les decía que asistía regularmente a las clases, pero a lo que se dedicaba realmente era al cine y al teatro, su verdadera vocación y pasión.
Se juntaba mucho con José Martín Recuerda que tenía una tertulia famosa en Madrid, a ella asistía Rafael.

(Biografía de José Martín Recuerda publicada en WikipediA (Granada, 17 de junio de 1926 – Motril, 8 de junio de 2007) fue un dramaturgo español.
Licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad de Granada, a partir de 1947 comenzó a ejercer la docencia, primero en Granada, como profesor adjunto de Lengua y Literatura española en el Instituto Padre Suárez, y posteriormente, en el año 1965 en Madrid, en el Instituto Ramiro de Maeztu, en la Sección Filial nº 11 de Santa Cristina del Hogar del Empleado. En los años cincuenta fundó y dirigió el Teatro Español Universitario de Granada. En aquella época empezó a escribir teatro, y en 1954 estrenó su primera obra, La llanura. Más tarde vendrían éxitos como El teatrito de Don Ramón (obra estrenada en el Teatro Español el 29 de abril de 1959, por la que se le concedió el Premio Lope de Vega de 1958), Las salvajes en Puente San Gil (estrenada en 1963 en el Teatro Eslava de Madrid, bajo la dirección de Luis Escobar) que se hizo película en 1966 dirigida por Antoni Ribas con Adolfo Marsillach, Ana María Tejeiro, etc., Como las secas cañas del camino (estrenada en 1965), Las ilusiones de las hermanas viajeras (estrenada en 1973), El caraqueño (estrenada en 1968), El engañao (escrita en 1972, por la que recibió su segundo Premio Lope de Vega) y Las arrecogías del beaterio de Santa María Egipciaca (estrenada en Madrid en 1977, protagonizada por Concha Velasco y dirigida por Adolfo Marsillach). En 1966 se exilió voluntariamente de España. Residió primero en París, donde fue profesor de la Universidad de La Sorbona, y más tarde marchó a Estados Unidos para impartir clases en la Universidad de Washington y en el Humboldt State College de California. Regresó a España en 1971.)

Continúa Piti sobre la obra Las salvajes en Puente San Gil: «En el curso 1961-62, en el Teatro Estudio de Madrid, donde yo estudiaba, la representamos como teatro de cámara en presencia del autor. Más tarde, sobre la década de los 70, ya estaba yo casada y seguía viviendo en Madrid, surgió la institución del Teatro Nacional de Cámara y Ensayo.»

«Rafael solía ir a los estrenos de las películas.
En Madrid realizó cortometrajes, que financiaba él en su integridad. Tenía un grupo de teatro, el galán era Jerónimo Delgado, montijano y primo de Mario López Delgado, y la actriz Mariví Navarrete, música que tocaba el arpa y perteneció después a la Orquesta Nacional.  Ella y mi hermano Rafa se tenían una gran admiración rayana en el amor.
Filmó y registró un cortometraje, había varias carpetas en las que Rafael había guardado sus guiones de cine y teatro, y sus apuntes para nuevos proyectos.
Tenía una visión originalísima del cine y el teatro, si hubiese podido culminar su vocación habría sido un Almodovar.
Cuando salimos ambos de Montijo a Madrid para estudiar, Rafa estaba matriculado en Aparejadores y yo en Arte Dramático, y vivimos con mis padres solo el primer curso de 1961, en Antonio Arias 10 -3º, pues mi padre empeoró y mi madre no podía cuidarlo sola, entonces Rafa tomo habitación en una pensión de estudiantes en la calle Conde de Xiquena y yo en una residencia de señoritas en la colonia del Viso, regida por monjas.
Por entonces yo trabajaba en Madrid en una empresa constructora y estudiaba en la Escuela de Arte Dramático. Me contrató la actriz Mercedes Prendes, pero me dijo que tenía que olvidarme de mi familia de Montijo y entregarme totalmente al teatro, cosa que yo no quería y lo dejé.
La empresa donde trabajaba yo necesitaba un Delineante y, por mediación de mí, contrataron a Rafael, pero al poco tiempo dejó de ir con regularidad al trabajo, hasta que lo despidieron. Cosa que a mí me dolió mucho.
Rafael vivía en una pensión, no asistía a las clases de Aparejadores, se dedicaba a ver cine, escribir guiones (dejó varios escritos) y dirigir su grupo de teatro. Ello le fue obsesionando cada vez más y nuestra madre le reprendía, no comía apenas…. Nuestra madre sabía como era…”

Nos dice Francisco Barrera: “Cuando yo fuí a hacer Económicas a Madrid lo veía alguna vez en verano en el pueblo, nos escogió para hacer la Revista de Ferias de 1963… Brillaba con una formación intelectual que nosotros percibíamos, aunque nunca lo manifestamos, es más ni se nos ocurría preguntar qué estudiaba…”

Mario López Delgado cuenta que “Cuando estaba en Madrid Rafael se encontraba muy metido en el mundillo del cine y el teatro que era lo que le gustaba, su verdadera vocación.
Fue el primer joven que se vio en Montijo con melena y barba larga, lo que suponía que la gente conservadora se riese y burlase de “su pinta”” (hay que recordar que los Beatles se hicieron famosos desde el año 1963 y muchos jóvenes europeos adoptaron su estética rompedora).

El Círculo Cultural de Jóvenes de Montijo
Gracias a la apertura de España al exterior con el turismo y a los Planes de Desarrollo comenzó a cambiar la mentalidad de la juventud en Montijo, que empezó a ser contestataria, pero dentro del sistema (no criticaban a las autoridades locales o nacionales). Y esa reforma de las mentalidades empezó a notarse algo en el aspecto cultural. Un grupo de jóvenes estudiantes y empleados se ponían en contacto en las vacaciones, pues muchos de ellos pasaban el resto del año fuera de Montijo.
Y organizaron el “Círculo Cultural de Jóvenes de Montijo”, cuyo alma y motor era Rafael González Zoydo.

                                             Foto cedida por Francisco Barrera.

En el verano de 1963 se propusieron realizar la Revista de Ferias dándole un enfoque culturalista y progresista. Sus integrantes habían pertenecido en su mayoría al Colegio Salesiano de Puebla de la Calzada. La ideología del grupo editor era católica, tenían un consiliario: el joven sacerdote Manuel Molina Coto. El director era Rafael y los redactores Julio Gallego Codes, Francisco Barrera Pimienta, Leopoldo M. Polo de Vargas, Tomás Holguín Pedraja, Casimiro Aunión Sierra, Roque Mendez Román, Eduardo F. Molano Gragera.

                                                     Portada de la Revista de Ferias.
Decían “Estamos preocupados por la situación del panorama cultural de Montijo”. Su programa era: “… Este es el motivo por el que un grupo de jóvenes nos hemos reunido con inquietud, con deseos de buscar un mayor desarrollo cultural y social para nuestro pueblo y su comarca… y, alzamos nuestra voz y abrimos nuestras filas, para que todo aquél que sienta como nosotros sentimos, se nos una hacia el camino del progreso… nos duele que las críticas de bares y casinos que el hombre, a veces, con gran razón hace, se quede en vergonzosos cotilleos.
En vez de cotillear vamos a construir con la verdad y la valentía aunque una y otra duelan a los que viven el falso mundo de la explotación material del ser humano.
Invitamos a todos a “un mundo mejor”, en el que el amor reine y la humildad sea su más fiel vasallo.
… Sentimos aún, frescamente en nuestras mentes y corazones el hundimiento y olvido en que cayeron aquellos que anteriormente han pretendido dar pasos semejantes a los nuestros… La sociedad que los aniquiló, por no perder la costumbre, se enfrentará otra vez a los aguafiestas del engaño; como si tuviéramos derecho a hacer oir nuestra voz.
No deseamos combatir los males sociales directamente, esto provocaría el odio, preferimos ahogarnos con la abundancia del bien”.
En la revista escribía un artículo Rafael González Zoydo titulado “La puerta de la Vega”, que era parte de su novela titulada “Gabardino”. También venía un artículo llamado “Breves comentarios cinematográficos” escrito por el.
Terminaba la revista exponiendo el proyecto de publicar periódicamente otras a lo largo del año, pero no volvió a realizarse nunca más.
Dos años más tarde, el sacerdote Manuel Molina creó en noviembre de 1965 el “Club 09”, pero en él no participó Rafael González Zoydo.

Testimonio de Jerónimo Delgado Mourelo: “En su etapa de Madrid, Rafael tuvo un amigo íntimo con el que compartía a diario inquietudes, pasiones y proyectos, era yo (era primo hermano de Mario López y cuya familia vivía en Madrid). Nos conocimos de niños en Montijo de niños pues mi padre me enviaba a Montijo con mis primos, los López Delgado, y me juntaba con la pandilla de Mario y Rafael. Jugábamos en casa de Rafael.
Recuerdo que a Rafa le gustaba mucho dibujar.
Yo intervine un tiempo breve en una obra que estaba dirigiendo Rafael en Montijo, “El gran teatro del mundo”, en los locales de la O.J.E., aunque yo tuve que volver a Madrid.
Rafael y yo estuvimos un tiempo trabajando como delineantes en una empresa constructora, que estaba en la calle Fuencarral, donde trabajaba Piti la hermana de Rafa, cerca de la Plaza de España, cuando vivió aquél en mi casa. Realizamos un proyecto que no nos lo pagaron…
Rafael escribió un guión teatral llamado “Viejo Moncho” donde relataba las peripecias de un hombre mayor inadaptado. Yo formé una compañía de teatro de aficionados en la Escuela de Maestría Industrial de Delineantes, que estaba en la calle Floral, llamada Teatro Español de Delineantes (T.E.D.)
Una de las obras que ensayamos y representamos la dirigió Rafael, era la famosa “Don José, Pepe y Pepito” de Juan Ignacio Luca de Tena. Como actores estábamos María Victoria Navarrete (que estudiaba Arte Dramático y tocaba el arpa, era muy simpática y dicharachera, le gustaba a Rafa y vivía en el Madrid Antiguo, calle de La Palma), yo, etc., y la estrenamos en el teatro del Parque Móvil. Era por el año 1963.»

Nos aclara Piti González-Castell que ella trabajaba en la empresa COMIL S.A. , era la secretaria de Dirección, era la empresa más importante que construía en Madrid, en el año 1965 tenía obras en los Campos Elíseos de París.
En el ABC de Madrid se publicó esta reseña:
“DON JOSÉ, PEPE Y PEPITO EN EL TEATRO DEL PARQUE MOVIL”
En el Teatro del Parque Movil, organizado por los alumnos de la Escuela de Delineantes Profesionales, se representó la ingeniosa y divertida pieza teatral en tres actos, original de Juan Ignacio Luca de Tena “Don José, Pepe y Pepito”, puesta en escena por un grupo de aficionados de la Escuela, bajo la cuidada y acertada dirección de Rafael González Zoido, con la colaboración de María Victoria Navarrete, alumna de la Escuela de Arte Dramático, que en el papel central de la obra alcanzó una interpretación realmente sorprendente expresando su difícil personaje con desenvoltura y buen arte. Muchacha de encantadora belleza, reveló cualidades artísticas muy sobresalientes para llegar a convertirse muy pronto en actriz de grandes posibilidades.
A su lado destacaron, en una labor muy entonada Mercedes Pérez Jimena, Maribel Santos y Rosa María Parrondo. En los papeles masculinos Fernando Tous, Juan Jerónimo Delgado y José de Castro Barragán compusieron un trío familiar muy convincente.
La concurrencia muy numerosa premió con calurosos aplausos la labor de estos jóvenes interpretes.
Al final de la representación se celebró un animado fin de fiesta con intervención de destacados artistas, y la actuación de la Tuna de la Escuela de Delineantes cerró con toda brillantez esta interesante y grata velada”.


                                                          Fotos cedidas por Jerónimo Delgado.

La familia González Zoydo vivía entonces en Madrid en la calle Antonio Arias nº 10, ubicada entre Ibiza y Saiz de Baranda, junto a Goya y el Retiro, en el barrio de Salamanca.

Prosigue Jerónimo: “Por entonces vivía la familia de Rafael en la calle Ibiza, por Pacífico y yo por Embajadores. Paseábamos por la zona de Cuatro Caminos por las noches charlando sobre nuestras inquietudes con respecto al teatro y el cine.
La madre de Rafa, Margarita Zoydo, estaba preocupada porque su hijo no acababa de centrarse en sus estudios de Aparejadores.
También les dirigió Rafael los ensayos de la obra “Un tranvía llamado deseo”, del escritor norteamericano Tennessee Williams. Solicitamos y conseguimos el patrocino de la embajada de EE.UU. quienes nos enviaron a una actriz para asesorarnos. Pero no llegaría a estrenarse, fué un proyecto de Rafa inacabado…
Con esa compañía no rodó Rafael ningún documental, aunque lo tenía en su mente como un proyecto para presentarlo en la Escuela Oficial de Cinematografía. Pero la economía de Rafa era muy escasa para dotarse de un equipo de cine. El quería ser independiente económicamente de la familia y no quería grabarla. Por ello buscaba obras donde los vestuarios y la tramoya fuesen muy básicos.
Rafael no terminó la carrera de Aparejadores porque su gran vocación era el cine y el teatro, aquello lo hacía obligado por sus padres que querían que se labrase un porvenir estable. Rafa iba de vez en cuando a Montijo y desaparecía…”

IV. Vuelve enfermo a Montijo (1965-1966).

                                 Rafael el día del Domund. Foto cedida por Mario López.
Mario López Delgado recuerda: “Rafael enfermó, empezó a tener sombras en el pulmón, una mancha en la pleura, inicio de la tuberculosis. Los médicos le dijeron que tenía que hacer reposo absoluto y se vino al pueblo.
Pero Rafa decía que él no podía estar mucho tiempo en la cama y pedía insistentemente que lo operasen. Y falleció en la operación… La familia hablaba que se lo había cargado el anestesista”.

Nos dice Piti la hermana de Rafael: “Al final se puso enfermo y se fue a Montijo donde estuvo hasta que falleció en la operación que le realizaron el día 7 de febrero de 1966. Tenía tan solo 23 años. Mi padre había muerto un año antes, el día 6 de enero de 1965.
Mi querido hermano fue sin duda un joven lleno de proyectos que la vida no le permitió realizar, tuvo mucha prisa la muerte en llevárselo sabiendo que causaba tanto dolor a mi pobre madre; no se apiadó de Margarita Zoydo Duque quien, tan solo un año antes, había llorado a su esposo Rafael González Castell, por el que tanto había luchado ella sola contra las fuerzas enemigas que se lo arrebataron injustamente, dejándola sola, desprotegida, desamparada con cinco niñas, la pequeñita no había cumplido un año de edad. Margarita luchó y venció como había vencido en todas las dificultades de su vida. Pero no pudo rescatar a su querido hijo Rafa, el más pequeño y único varón, con el que compartí mis juegos infantiles siendo, tan solo 18 meses menor que yo. La verdadera víctima de tanto dolor fue mi madre de mi alma, que está vez no pudo salvarlos”.
Jerónimo Delgado recuerda: “Por el año 1965 me fui a hacer el Servicio Militar, Rafa no la hizo y cogió una enfermedad pulmonar. Murió en la operación; la familia hablaba que la culpa fue del equipo anestesista de Cristóbal Martínez Bordiú, el Marqués de Villaverde, yerno de Franco, que fue el que le operó.»
En Wikipedia leemos en su biografía: “…Aunque la propaganda franquista lo presentaba como uno de los mejores cardiólogos del mundo, años después de su muerte su propio hijo Francis reconoció que su padre «quizá no era el mejor médico de España». Si bien es cierto que tuvo interés profesional participando en congresos de medicina y ofreciendo conferencias,​ consta que desarrolló extensamente otras actividades como el tráfico de influencias (promovió la importación de las motos Vespa, lo que le valió el apodo de «marqués de Vespaverde», pues al principio todas eran de este color), la participación en negocios fraudulentos (actuó de testaferro para el consorcio nazi Sofindus durante la posguerra española)​ y la buena vida (por lo que también se le llamaba «marqués de Vayavida»). Ello no le impidió acumular cargos muy bien remunerados en numerosos hospitales públicos por los que apenas aparecía. Fue el primer cirujano español en efectuar un trasplante cardíaco, en septiembre de 1968; el paciente murió horas más tarde… La maledicencia popular aseguraba que Martínez-Bordiú «mató más en La Paz que su suegro en la guerra».

-Piti: “Rafael era un bohemio y así vivía la vida, pero al final esta le pudo”.
-Mario: “Rafa era una bellísima persona, era el bueno de la pandilla, el mejor de todos nosotros, no le gustaba hacer daño a nadie, nunca le escuche una palabra malsonante. Después de morir Rafa, yo no era capaz de entrar en su casa porque me ponía a llorar”.
-Jerónimo: “Ha sido mi mejor amigo, con el que podía hablar de todo y aprender de él. Su pasión era el cine y el teatro. Era muy buena persona, doy fe de ello. Pocas veces lo vi cabreado, yo le picaba pero Rafa me daba una voz y ya está. No era rencoroso ni egocéntrico, no le gustaba hablar de él, era muy sencillo.”

Montijo no puede olvidar a personas como Rafael que pudo haber llegado muy alto en el mundo de las bellas artes.








Juan Carlos Molano Gragera
Juan Carlos Molano Gragerahttp://historiasdemontijo.com
Cuando estudié la carrera de Ciencias Políticas, en la Universidad Complutense, durante los años 1968/72, tuve algunos maestros como Antonio Elorza Domínguez o Juan Trías Vejarano que me enseñaron a investigar en los archivos para elaborar aspectos de nuestra historia. Aquella semilla se fue desarrollando desde finales de los años setenta cuando volví a vivir a Montijo y continúa viva hasta el día de hoy. Espero continuarla hasta que me fallen las fuerzas y la vista. Y me gustaría que se siguiese leyendo después de “pasar a mejor vida”.

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Cuando estudié la carrera de Ciencias Políticas, en la Universidad Complutense, durante los años 1968/72, tuve algunos maestros como Antonio Elorza Domínguez o Juan Trías Vejarano que me enseñaron a investigar en los archivos para elaborar aspectos de nuestra historia. Aquella semilla se fue desarrollando desde finales de los años setenta cuando volví a vivir a Montijo y continúa viva hasta el día de hoy. Espero continuarla hasta que me fallen las fuerzas y la vista. Y me gustaría que se siguiese leyendo después de “pasar a mejor vida”.

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