Un montijano en la guerra civil

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PRESENTACIÓN

En este artículo relato las memorias que recogí de mi padre desde que yo era bien pequeño hasta que falleció. Entonces apenas le prestaba atención, pero más adelante fui comprendiendo la difícil época histórica que le tocó vivir y las secuelas que le dejó para el resto de su vida. Una época muy convulsa donde las clases sociales españolas y extremeñas chocaron frontalmente.
Y cada uno actuó, por regla general, según el lugar donde se encontraba, la clase social a la que pertenecía, las amistades que tenía y las creencias que le habían inculcado desde niño.
Repetía constantemente, para que quedase memoria para la posteridad y para que no se repitiese nunca más, “las guerras son muy malas, pero todavía mucho más las guerras civiles. Hay que evitarlas por todos los medios”.
A él le gustaba mucho hacer fotos y se compró una cámara Agfa, Box 6×9, 45, que se fabricaba en Alemania. Había que hacer las fotos colocando la cámara a la altura de la cintura y mirando el objetivo desde arriba.

Durante la guerra civil llevó siempre su cámara consigo y realizó una colección amplia de tomas en los lugares donde estuvo. Cuando sale él en las fotos es porque un compañero se las hacía.


SUS RAÍCES FAMILIARES

Juan María Molano Calvo nació en Montijo el día 30 de septiembre de 1908 en el seno de una familia de labradores de vieja raigambre montijana. Ello le condicionó a lo largo de toda su vida.
Pertenecía de lleno a la clase social de los labradores, que venían trabajando desde muy antiguo las tierras del término de Montijo y colindantes, al principio como arrendatarios -al ser terrenos de la aristocracia, de la Iglesia o comunales-, después fueron comprando trozos.
Su vida era de duro trabajo, austeridad y ahorro severo con el fin de destinar los beneficios a la compra de senaras de tierra e ir formando un “capital”. Para ellos su máximo anhelo era ir comprando tierras con el fin de garantizar un futuro desahogado a su familia y conseguir un mayor estatus social (aquella sociedad rural del siglo XIX y XX era muy clasista y existía una gran separación entre las clases, el casamiento entre personas de diferentes sectores era muy difícil y provocaba el rechazo de las familias que tenían el mayor estatus). Su máxima aspiración era llegar a ser grandes propietarios y poderse relacionar con esa clase dominante.
Para conseguirlo había que ahorrar todo el dinero que se pudiese. Y ¿de donde salía esa plusvalía? Pues, por un lado, de vender los productos al mayor precio posible y, de otro, de pagar jornales muy ajustados a sus trabajadores. Y, desde comienzos del siglo XX en que se creó en Montijo la Sociedad de Obreros Agrícolas “La Defensa” y comenzó a organizar movilizaciones reivindicativas, chocaron cada vez más entre los patronos y los obreros.
La mentalidad de los labradores y sus familias era muy conservadora y católica, además del gran apego que tenían hacia la propiedad de la tierra. Mantenían una distancia “respetuosa” hacia sus padres (le llamaban de Usted), la autoridad y el autoritarismo era una seña de identidad. Una mentalidad bastante diferente a la de los industriales o artesanos que eran progresistas.
La desamortización de las dehesas comunales y de la Iglesia (1836 a 1855) y su puesta en cultivo privado por los labradores provocó un gran aumento de cereales hasta el año 1860. La subida brutal de los precios del trigo y la harina desde el año 1846, unido al bajo nivel de salarios que pagaban a los jornaleros, permitió que los labradores y los propietarios ahorrasen bastante dinero que lo destinaron a comprar tierras y construirse buenas casas. Así se fueron formando los grandes capitales agrarios a mediados del siglo XIX.
La Guardia Civil fue creada en 1844 para proteger en ese momento las tierras y bienes de aquellos que las habían comprado en la desamortización, contra las represalias de los antiguos campesinos comuneros (que provocaban incendios de cosechas, robo de productos, etc.).


          Foto realizada por Francisco Gragera Tejeda.
-Los abuelos paternos de Juan Molano Calvo fueron Juan de Dios Molano Romero, labrador, y María Quintana Machío procedente de una familia de propietarios de tierras. Juan de Dios fue en los años ochenta del siglo XIX concejal del Ayuntamiento de Montijo por el Partido Conservador canovista cuando era alcalde Bartolomé Rodríguez Bautista; era amigo de Manuel María Albarrán y García-Marqués, jefe del partido en la capital pacense; formó parte de la Comisión encargada de solucionar el pleito con la ciudad de Mérida por el aprovechamiento de los pastos de las dehesas comunes, para lo que fueron a Madrid a entrevistarse con Antonio Maura con el fin de que les defendiese, y a Badajoz, en los años 1883 y 1884.
Fue uno de los fundadores de la Comunidad de Labradores en 1902 y ocupó en ella cargos directivos.
Uno de sus hijos fue Eduardo Fausto Molano Quintana, padre de Juan Molano Calvo.
-Los abuelos maternos de Juan eran Pedro Calvo Coco y Ana Gómez Fernández. Pedro provenía también de una familia de labradores. Antecesores de él tenemos a mediados del siglo XIX a Miguel Eugenio Calvo que había sido uno de los 37 electores a Cortes de Montijo que pudo votar, según la restrictiva Ley de 18 de marzo de 1846 del Partido Moderado, donde sólo votaban los que tenían bastantes propiedades; fue alcalde de Montijo en 1859/60. Pedro Calvo Rodríguez era 2º teniente de alcalde en 1875 tras la restauración monárquica, y llevaba varios años de concejal por el Partido Conservador.
En 1897 eran concejales por la Unión Liberal sus hijos Toribio y Miguel Calvo Coco,Toribio era alcalde en 1900 gracias a un acuerdo entre los liberales y los republicanos. El día 18 de mayo de ese año tuvo lugar una gran manifestación en Montijo dando las gracias a Antonio Maura por haberle ganado el pleito a Mérida sobre la ampliación del término municipal de la villa montijana.
Pedro Calvo Coco, hermano de Toribio y Miguel, se casó con Ana Gómez Fernández, era propietario de las fincas “Línea” y “El Rescarbado”, de olivares en La Centinela y Los Arenales, etc. Ana era hija de Pedro Gómez Gragera, labrador, y de Leonor Fernández Gragera, naturales de Montijo.
Pedro fue uno de los fundadores de la Comunidad de Labradores en 1902.
Una de las hijas de Pedro fue Catalina Teresa Calvo Gómez, madre de Juan Molano Calvo.


-El padre de Juan Molano Calvo, como dijimos arriba, fue el labrador Eduardo Fausto Molano Quintana y la madre la citada Catalina Calvo Gómez. Eduardo Fausto llevaba tierras en arriendo cerca de Badajoz además de trabajar las de su propiedad. Para ello tenían mozos de mulas, “aperaores”, manijeros, etc., junto a los cuales pasó su primera juventud Juan Molano Calvo.
Eduardo Fausto continuó la amistad con el jefe del Partido Conservador en Badajoz y señor de la capital pacense Manuel María Albarrán. Cuando aquél se desplazaba allí en su “mula cartujana de montar” la dejaba en las cuadras de su amigo. Formó parte en los años diez del siglo XX de la Comisión Local de Reformas Sociales, de Montijo, en representación de los patronos.

SU INFANCIA Y PRIMERA JUVENTUD

Juanito Molano Calvo pasó la infancia en el seno de una familia numerosa, pues eran ocho hermanos, vivían en la plazuela de las Monjas n.º 2. Cuando tenía seis años comenzó la I Guerra Mundial, en la que no intervino España, que duró hasta que él tuvo diez años. En los años posteriores a la contienda se benefició mucho la agricultura española pues, al haberse mantenido neutral nuestro país, pudo vender todos los productos a un precio elevado.
Fue a la escuela privada de D. Eduardo Núñez Díaz “el chiquito”, que procedía de una familia republicana. A esa escuela iban los hijos de los propietarios, labradores e industriales; el método de enseñanza era el de “la letra con sangre entra” autoritario y disciplinado.

Fotografía de la escuela de D. Eduardo Núñez. Juan está encima de maestro, en la segunda fila, el sexto desde la derecha. Archivo Juan Carlos Molano.
Pero no pudo continuar con estudios de Bachillerato pues pronto tuvo que ayudar a las faenas del campo. En ese ambiente, rodeado de mozos de mulas, “aperaores”, manijeros, etc., pasó su tierna juventud, trabajando duro en cortijos donde sólo se sembraban productos de secano (garbanzos, trigo, cebada) y viviendo alejado del pueblo de quincena en quincena.
Sus amigos de joven eran sus primos Miguel y Adolfo Molano Piedehierro, Pedro Molano Gómez, Julio y Pedro María Quintana, Bartol Rodríguez esposo de su prima Olalla Bautista Calvo, el herrador Pepe Macarro, etc.
Era muy aficionado al flamenco. En una ocasión organizó Álvaro Torres en el Teatro Calderón de la Barca un concurso de flamenco donde podían intervenir todos los que quisiesen. Los amigos de Juan Molano gritaban “que cante Juanito, que cante Juanito” porque lo hacía bastante bien (fandangos del Niño Marchena y similares), él aceptó, cantó y le dieron un premio. Cuando se enteró su padre le echó una reprimenda porque “tú no tienes que divertir a la gente, para eso están los cantantes profesionales”. Esa era la mentalidad de aquellas personas.
Otra de sus pasiones eran los caballos y las mulas. Desde bien pequeño había convivido con ellos pues en su casa había varias yuntas de mulas “de tiro”, para trabajar en el campo, además de “la mula cartujana de monta” para desplazarse de un lugar a otro y para enganchar en la serret.


Juan cuando tenía quince años montado en una mula, de pie el herrador José Macarro, en la plazuela Bravo Murillo. Archivo de Juan Carlos Molano.

Juan se fue convirtiendo en un joven labrador, acostumbrado al trabajo duro, que iba viendo a su alrededor las desigualdades de aquella sociedad tradicional extremeña de los años veinte del siglo XX. Por un lado estaban los señoritos que no necesitaban trabajar para vivir muy bien y por otro los trabajadores organizados en el Centro Obrero “La Defensa”.
Los labradores apoyaron en su gran mayoría la dictadura de Miguel Primo de Rivera desde el año 1923 porque mantenía a los trabajadores disciplinados y controlados, permitía de forma controlada a la UGT pero perseguía con saña a anarquistas y comunistas.
Cuando cumplió los 21 años se fue a hacer el Servicio Militar, al cuartel Menacho de Badajoz, en el año 1929 hasta el 31, allí demostró “dotes de mando” quizás por la costumbre que tenía de organizar el trabajo de sus empleados en el campo. Como era “cuota” no tenía que dormir en el cuartel y lo hacía en una pensión de la calle Mesones, actual San Pedro de Alcántara.
El cuartel de Menacho se había inaugurado en noviembre de 1925, acogió en su seno desde esa fecha hasta 1931 al Regimiento Gravelinas N.º 41, que había estado antes en el convento de San Agustín, y desde este año se uniría al Regimiento Castilla N.º 16 en una sola Unidad que pasaría a llamarse Regimiento de Infantería de Línea nº 16 y se establecerá en el nuevo Cuartel de Menacho. Desapareció pues el Gravelinas.
En 1929 mandaba el Regimiento Gravelinas el Coronel Julio García Aldabar y eran Tenientes coroneles: Adolfo Gallego Alfaro, José Perol Mazariegos y José Rapallo Romero (datos tomados de Álvaro Meléndez), a sus órdenes estaría Juan Molano Calvo.

Vemos a Juan a la derecha. Archivo Juan Carlos Molano.

“El uniforme de diario para paseo, según Real Orden de 31 de julio de 1926, lo componían: sombrero chambergo flexible de color caqui. Guerrera también caqui con una hilera de botones de pasta, cuello vuelto con el emblema del Arma bajo corona real, y dentro el número del regimiento. Cinturón de cuero con hebilla metálica rectangular y cifra regimental. Pantalones bombachos igualmente caquis con polainas de tela abotonadas del mismo color y borceguíes. En el tahalí de cuero negro lleva un machete-bayoneta modelo 1913. Guarnición de acero con anclajes para armar el mosquetón, el puño compuesto por dos cachas de madera cuadrillada. Hoja recta con vaina de cuero con brocal y contera de hierro.” Recogido del Libro ESPADAS ESPAÑOLAS, escrito por Vicente Toledo.
Realizó prácticas en Almendralejo. Estando en la mili coincidió con la proclamación de la II República en España. En la capital de Tierra de Barros conoció y quedó prendado de una jovencita cuyo padre era de Montijo, carpintero de la calle El Conde, pero que había emigrado a Almendralejo y se casó e instaló allí. La familia, dirigida por Juan Gómez, tenía un matadero de cerdos en la calle del Pilar.
Durante la II República se aprobó la Reforma Agraria y fueron extendiéndose las reivindicaciones de los trabajadores agrícolas, lo que asustó progresivamente a la clase social de los labradores, que poco a poco se fue radicalizando hacia la extrema derecha, lo que se llamó el fascismo rural (Leer el artículo El Centro Obrero “La Defensa” de Montijo, 35 años defendiendo a los trabajadores (1901-1936) en este mismo blog).

Juan Molano junto a “la posá de Don Jacinto” en la actual Plaza de la Constitución. Foto de ANSAMA.

Los datos que relato a continuación los publiqué en mi libro “La Falange en Montijo (1933-1945). La vida cotidiana durante la Guerra Civil y la posguerra”. Editora Regional de Extremadura. 2011.


ENTRA EN LA FALANGE

Los hermanos Gragera Barragán comenzaron a organizar la Falange en Montijo a finales de 1933 y comienzos del 34, entre jóvenes pertenecientes casi todos a las clases medias (profesionales, labradores, industriales y artesanos). Entre aquellos primeros afiliados estaban Juan y Ángel Molano Calvo (Juan entró con 26 años), su primo Pedro Molano Gómez, otro primo Pedro Zarzo Calvo, su amigo José Macarro Quintana y bastantes labradores de clase media que veían con recelo al Instituto de Reforma Agraria creado por el gobierno republicano. Nombraron primer Jefe Local al promotor del grupo Alfonso Gragera Barragán.
La Falange en Montijo se limitaba a hacer proselitismo en sectores sociales amedrentados por la fuerza que iban tomando los trabajadores, a repartir propaganda, a vender el periódico “F.E.”, y a quitar los carteles de los partidos de izquierdas. No se atrevían a realizar altercados como en otras ciudades extremeñas.
José Antonio Primo de Rivera era partidario de extender el partido por los pueblos rurales porque, según él, “sobre el sentido campesino de la vida descansa toda verdadera civilización”. En el campo estaba “la mejor España”. El pequeño y mediano agricultor, amedrentado por el movimiento obrero, se había fascistizado y era fácil de atraer por Falange.
Dice Joan María Thomás en su libro “Lo que fue la Falange”, editado por Plaza & Janés en 1999, página 33, que en los veintisiete Puntos del Programa se hacia “un tratamiento muy generoso al campo y a la agricultura, al contrario de lo que sucedía respecto de otros sectores económicos, como el industrial, al que no se hacía ninguna referencia específica. El campo era definido como “vivero permanente de España” y se postulaba se elevación “a todo trance” del nivel de vida de los que dependían de él. Para ello eran necesarias “la reforma económica y la reforma social de la agricultura…”.
José Antonio ponía gran interés en atraerse a los campesinos conservadores. Decía Carlos José López: “… En los pasados lustros fue habitual el desprecio a cuanto fuera “campo”… Clamó José Antonio en ansias de que la Era Azul del Imperio Español eleve “a todo trance el nivel de vida del campo”…. y, de veintiséis puntos que encierra el programa nacional-sindicalista, nada menos que seis están dedicados al campo, desde el 17 al 22 inclusive… Quiso el ausente librar al campesino de esa plaga terrible que agosta las cosechas, que no falta en ningún pueblo. José Antonio se propuso acabar con los usureros… “organizando un verdadero crédito agrícola”.
Impuso en el programa José Antonio la necesidad de un mayor rendimiento, “distribuyendo de nuevo la tierra cultivable para instituir la propiedad familiar y estimular enérgicamente la sindicación de los labradores.
“Falange” y “amor al campo” son expresiones de idéntico contenido…”.
A finales de 1935 decía el dimitido Jefe Provincial de la Falange de Badajoz Eduardo Ezquer Gabaldón que esta “se estaba llenando de señoritos” en lo que coincidía con Ramiro Ledesma Ramos.


EN EL FRENTE NACIONALISTA

A continuación del golpe de Estado contra la República, del 18 de julio de 1936, muchos falangistas y jóvenes derechistas de Montijo -como Juan Molano Calvo- abandonaron el pueblo para evitar que fueran detenidos en el convento de Clarisas, refugiándose en los cortijos cercanos. Desde principios de agosto en que entró la Columna Madrid por el sur de Extremadura, se fueron a enrolar en ella como fuerzas de apoyo.
Se encuadraron en Zafra, desde donde subieron junto a los militares africanos, por la Vía de la Plata.
En el diario HOY se leía: “El día 11 de agosto salió de Badajoz la primera centuria para incorporarse en Zafra a otra formada con falanges de Zafra, Almendralejo y Montijo, con camaradas de varios pueblos…”
Del libro de Julián Chaves Palacios “La guerra civil en Extremadura. Operaciones militares (1936-1939)”, Editora Regional de Extremadura, 1997, tomamos algunos datos a continuación.
En la toma de Mérida, el día 11, y su comarca participaron bastantes falangistas montijanos, entre los que se encontraba Juan Molano Calvo. Valverde de Mérida fue tomada por los falangistas cuando huyeron los republicanos después de la caída de Mérida. La IV Bandera del Tercio subió desde Torremegía por el este de la ciudad de Mérida a primeras horas de la mañana, ocupando Alange, Zarza de Alange y Don Álvaro. Pero volvieron a la zona republicana el día 19 de agosto, hasta el 13 de septiembre en que fueron de nuevo ocupadas por los sublevados. En ese tiempo había cambio de ocupantes con frecuencia, por lo que los vecinos no sabían quienes estaban dominando sus pueblos.
Una columna al mando del comandante Castejón tomó Trujillanos y San Pedro de Mérida el 16 de agosto y se dirigió el 17 hacia Santa Amalia apoyado por una escuadra de Falange de Miajadas. Allí le hicieron frente los milicianos republicanos y se replegaron a Medellín esperándolos en el puente sobre el Guadiana. Debido a la intervención de la aviación republicana la columna de Asensio tuvo que retirarse a Santa Amlia.

Foto de la toma de aquellos pueblos. Archivo Juan Carlos Molano.
La 2ª Centuria de Falange estaba mandada por el Capitán Iglesias, por el alférez Ramallo y por el capitán de la Marina Mercante Almeida. Conquistaron Alange, la Zarza, Oliva de Mérida, Don Álvaro, Santa Amalia. En este pueblo se quedarían fuerzas de la Guardia Civil, al mando de Gómez Cantos, y de la Falange, donde había varios jefes. Allí estaba Juan Molano Calvo.
A finales de agosto de 1936 era Comandante Militar de Santa Amalia el capitán Fernando López Gil. La situación bélica de esta zona se estabilizó al comenzar el otoño de ese año, quedando fijadas desde entonces las líneas del frente extremeño.
El día 13 de septiembre una columna nacionalista, mandada por el capitán de Regulares Artalejo, fue desde Mérida a Villagonzalo y tomaron el pueblo que disponía de una fábrica de harina y una central eléctrica que abastecía la comarca.
El 17 de septiembre tomaron Palomas las fuerzas nacionalistas, el 29 del mismo mes tropas al mando del comandante Lobo ocuparon Oliva de Mérida, el día 30 tropas al mando del teniente coronel Bartolomé Guerrero tomaron Cristina, Manchita, Valdetorres y Guareña. Entre los falangistas que iban al mando de Guerrero estaba Juan Molano Calvo. La 1ª Centuria de Badajoz atacó la estación de ferrocarril de Guareña donde se le enfrentaron duramente fuerzas republicanas. El 14 de septiembre ocuparon Puebla de la Reina y el 17 Palomas.
Julián Chaves Palacios dice en su libro, página 200: “La Corporación presidida por el falangista Luís Lozano García recordaba esta operación, en diciembre de 1936, en los siguientes términos: “Es preciso hacer historia del heroico comportamiento de la 1ª Centuria de Falange Española de las JONS de Badajoz, con motivo de la toma de Guareña en la madrugada del 30 de septiembre de 1936. A esta centuria le tocó entrar por la parte de la estación férrea, donde se opuso una tenaz resistencia por los rojos, debidamente parapetados en el edificio desde donde les hicieron a los falangistas unas 15 bajas entre muertos y heridos, hasta que nuestra artillería pudo bombardear el edificio…”
En Oliva de Mérida tuvieron mucha relación con los Condes de la Oliva, que vivían en su Palacio de La Zapatera, construido a finales del siglo XIX. Juan tenía en ese pueblo una “madrina de guerra” que le escribía en el anverso de estampas religiosas “No te olvido en mis oraciones, tu madrina Agueda. Oliva de Mérida, 20 de noviembre de 1936”.
A finales de ese año robaron en Santa Amalia las ropas y enseres de una casa cerrada, soldados franquistas de la compañía del capitán López Gil. Era entonces Comandante Militar de Santa Amalia el capitán Joaquín Pascual Sánchez.
El Sector de Mérida de las fuerzas franquistas estaba al mando del comandante de Infantería Mariano Lobo Navascué. El Regimiento Castilla tenía destacadas en Guareña varias Compañías, además de Secciones de Asalto y Carabineros que servían de apoyo, además de los falangistas y requetés.
El 20 de diciembre de 1936 Franco decretó la militarización de las milicias nacionales, por lo que se les sujetaba al Código de Justicia Militar y perdían toda su autonomía.

La Academia Nacional de Jefes de Centuria de “Pedro Llen” en Salamanca.
Por entonces Manuel Hedilla había solicitado al embajador alemán Von Faupel instructores nazis de la Legión Cóndor para preparar a los jefes de milicias de Falange, Hedilla quería el control político de estas. A finales de enero de 1937 la Falange inició en Salamanca los trámites para crear la Academia Nacional de Jefes de Centuria en la gran dehesa charra “Pedro Llen”, en el término del pequeño pueblo de Las Veguillas, cedida por el marqués de Llen . El Cuartel General de Franco sólo autorizó una escuela de formación de tropas, no de oficiales.
A principios de febrero de 1937 llegaban a Vigo sesenta instructores alemanes para formar cabos (Jefes de Escuadras) y sargentos (Jefes de Falanges). Pretendían formar brigadas (Jefes de Centurias), pero Franco no lo autorizó porque chocaba con el Decreto del 20 de diciembre. Serían distribuidos en nueve Centros de instrucción. Uno de ellos estaba en Cáceres y otro en Salamanca, donde aprenderían jefes extremeños y montijanos. Los instructores eran integrantes de la Legión Cóndor, creada por Hitler a finales de 1936 para ayudar a Franco. Era mandada por Von Faupel.
La Academia de Pedro Llen estaba dirigida por el capitán finlandés Carl von Haartman.

Foto tomada de «Una Hostia de cine» por Carl Von Haartman. Blog 7 merindades. 27 de septiembre de 2015.

Comenzó su primer curso a principios de marzo de 1937. En el participaron los montijanos Juan Molano Calvo y Francisco Torres Cabezas, obteniendo la graduación de Jefes de Centurias.
En el Archivo de Salamanca hay poca documentación de la Academia de Mandos Pedro Llen, que formó solamente a dos promociones, siendo cerrada posteriormente porque a los generales no les hacía ninguna gracia que hubiese oficiales formados fuera de la disciplina oficial del Ejército. MENCEY escribe el 12 marzo de 2007: “La Academia Nacional de Mandos de Centuria de Falange Pedro Llen, … El primer curso comenzó a principios de marzo del 37, con 50 alumnos y acabó el 8 de abril. Se impartía: orden cerrado, manejo de armas, formaciones y desfiles, orden de combate de escuadra, sección , y compañía, tiro con fusil y granadas, táctica, topografía, ordenanzas militares y educación física. Los Instructores eran Alemanes, componentes del Gruppe ¨Issendorff¨, de la Legion Condor, al mando del Tetiente Coronel del mismo apellido y dedicado a instruir a los cadetes de las Academias de Falange. En total eran 48 Oficiales y 3 Suboficiales, en equipos de 3 o 4 en cada Academia.”


Cadetes falangistas recibiendo instrucción por un instructor aleman, un cabo de la Legión Cóndor, con el fusil alemán Mauser Gewehr 98, en la escuela de formación.
«Durante 8 semanas recibían formación militar por los oficiales de la Legión Cóndor.
Uno de ellos se haría con los años tristemente famoso, Oskar Dirlewanger, por entonces Teniente, aunque llegó a España por las fechas del cierre de la Llen.
El Segundo curso, con 90 alumnos, comenzó el 12 de abril del 37, ocho de los cadetes de la 1ª promoción quedaron en la academia como auxiliares de instruccion. A los 8 dias de comenzado el curso , el dia 20, la Academia fue clausurada al haber intervenido los alumnos de la Pedro Llen en los sucesos que tuvieron lugar Salamanca el 16 de abril a cuenta del Decreto de Unificacion, que Hedilla, Jefe Nacional de la Falange, no aceptó.
El director de la Academia era el Capitan de origen Finlandes Von Haartman, a quien Hedilla dio la orden por escrito de presentarse en Salamanca con 50 Cadetes armados. Dos de los Cadetes murieron a escasos metros del Cuartel General de Franco en un intercambio de disparos con la Guardia Civil al mando del Comandante Doval…”
“… un Decreto de 20 de Diciembre de 1936, Militariza totalmente las Milicias y les quita el ultimo resquicio de Independencia que les quedaba. Las Milicias, tanto la de Falange como la del Requete, quedan bajo la Inspección del General Monasterio.
Todas las unidades tipo Batallón, Banderas de Falange o Tercios de Requetés, pasan a ser mandadas por Militares Profesionales, quedando los Mandos que hasta entonces mandaban Bandera o Tercio procedentes de Milicias como meros Oficiales.
La creación de las Academias de las Jarillas y Pedro LLen , ya en el 37, fue un pulso que le hecho Hedilla a Franco y a los Militares, una medida de mucho calado politico, fue la respuesta de los dirigentes de Falange al intento por controlar sus Milicias. Provoco muchas protestas en el Ejercito.
La misma Falange estaba dividida entre los partidarios de Hedilla y sus detractores. Estos se reunen el 15 de Abril por la noche y cesan a Hedilla, que tiene que abandonar la sede de Falange en Salamanca, queda como nuevo Jefe, Davila. Hedilla acude al Cuartel General de Franco y se entrevista con el Coronel Barroso, que se lava las manos, que los Falangistas se arreglen entre ellos. Hedilla decide llamar a los Alumnos de la Pedro Llen para ocupar de nuevo la sede de Falange, tras algunas dudas del Capitan Haartman, los Alumnos se dirigen a Salamanca. Se establece un Tiroteo entre partidarios de Hedilla y Davila, el orden lo tiene que restablecer la Guardia Civil.
…La Academia se instalo en una Gran edificacion de finales del siglo XIX, conocida como Palacio del Marques de Llen”.
Leemos en el artículo “La Falange en la finca Pedro Llen. Finaliza el curso en la Academia Nacional de Jefes de Centuria de Pedro Llen” escrito por Alaejos, S., Gil, G., Hernández, I., Muñiz, M.A., Rodríguez, P.:
“Este 8 de abril de 1937 ha finalizado el primer curso de la Academia Nacional de Jefes de Centuria en la finca salmantina de Pedro Llen. El curso comenzó a impartirse en marzo de este mismo año y muchos fueron los elegidos para participar en él por su capacidad de reacción y sus grandes méritos.
Esta academia ha servido para instruirles antes de que se marchen a combatir en el frente, y para ello han recibido clases de órden cerrado, de manejo de armas, de formación, de desfiles, de órden de combate de escuadra, de sección y compañía, de tiro con fusil y granadas, de educación física, de táctica, de tiro y topografía y de ordenanzas militares.
Algunos de estos Jefes de Centuria, miembros de esta primera promoción, han sido reclamados por Hedilla para actuar como profesores de las sucesivas promociones.
Por su parte, la Academia Nacional de Jefes de Centuria ya está preparando su segundo curso, en el que participará una promoción de 90 alumnos.» Allí estaba Juan Molano.

LOS SUCESOS DE SALAMANCA

Salamanca 24 horas.com. Javier Soria, 19 de septiembre de 2018, en su articulo “Los Sucesos de Salamanca de 1937: Cuando Franco se apropió de Falange” dice: “… los Sucesos de Salamanca de abril de 1937, un enfrentamiento entre dos facciones de Falange: La que estaba a favor de la fusión con otras fuerzas y a la dependencia de los militares; y la que se negaba a cualquier supeditación. La rivalidad… generó varios muertos en las calles de la ciudad, que en ese momento era la capital de la zona sublevada… a comienzos de 1937, la falta de un líder sólido propició una pugna entre dos tendencias. La primera estaba formada por falangistas de orígenes proletarios del Norte de España que promulgaban un falangismo revolucionario basado en iconos, como era en aquel momento José Antonio. Estaba encabezada por un mecánico cántabro de nombre Manuel Hedilla… La otra facción era el denominado Grupo de Madrid, y estaba encabezada por Sancho Dávila y Fernández de Celis, la persona que había iniciado las conversaciones para fusionar Falange con el Movimiento Carlista; así como el médico Agustín Aznar, el abogado Rafael Garcerán o el por entonces desconocido José Antonio Girón de Velasco… El día 15 comenzaron a llegar a Salamanca numerosos falangistas armados, de ambas facciones, a la vez que Hedilla, y el 16 sus principales opositores celebraron una reunión conspirativa para destituirle y nombrar un triunvirato. Los conjurados tomaron la sede de la Junta de Mando de Falange, situada en la calle Toro, y Hedilla se marchó para evitar un derramamiento de sangre y reunirse con Franco, que no le recibió… En una reunión celebrada esa noche en casa de Hedilla, Alonso Goya le solicitó su autorización para tratar de arreglar las cosas con el otro bando a través de la amistad que le unía con Sancho Dávila, con quien había compartido celda en la cárcel Modelo durante los primeros meses del alzamiento… en primer lugar, se desplazó a la finca Pedro Llen y que albergaba una academia de Falange. Allí recogió a algunos refuerzos y regresó a la ciudad, concretamente a la antigua calle Eduardo Pérez Pujol (hoy Concejo), donde residía Sancho Dávila. Armados con pistolas y granadas, el grupo de hedillistas accedió de madrugada a la vivienda del opositor y, en un confuso episodio en el que Sancho Dávila se negó a irse con ellos porque pensaba que le iban a asesinar durante el camino, uno de sus guardaespaldas, conocido como Peral, asestó un disparo a Alonso Goya en la cabeza e, inmediatamente, el hedillista López Puertas disparó a su vez a Peral… Franco apoyó a Hedilla, desplegó fuerzas de orden público y se congratuló de que recuperara el poder de Falange. Pero también se aprovechó de esta insólita lucha interna para decretar la unificación», cuenta Thomás. El 18 de abril, Manuel Hedilla fue nombrado Jefe de Falange. Un día después, Franco le traicionó y unificó bajo su mando a todas las fuerzas políticas. Hedilla no aceptó el cargo de secretario general que le propusieron y fue acusado de traición y condenado a muerte. Indultado poco después, tras salir de la cárcel en 1941 nunca volvió a integrarse en Falange y pasó a ser un símbolo de la oposición falangista al dictador… Columna Durruti relata: “…Hedilla ordena al jefe local de Salamanca, Ramón Laporta, que volviera a tomar la sede, desalojando a los ocupantes, instó al jefe de la cercana Academia de mandos de Pedro Llen, capitán provisional de origen filandés Carl von Haartman, que enviase una unidad de cadetes falangistas para asegurar su propósito. Laporta no actuó, pues se puso con su gente -unos 600- a las órdenes de Franco; von Haartman exigió la orden por escrito firmada por Hedilla. Al poco tiempo, Serralach se presentaba en la Academia Pedro Llen con la orden firmada, y entonces Haartman obedeció, presentándose él mismo en Salamanca al mando de 50 cadetes falangistas con los cuales ocuparía de nuevo el edificio de la Junta de Mando…”                                       El pelotón enviado al domicilio de Garcerán fue contenido a tiros. En ese momento intervinieron las fuerzas de Franco, que ocuparon la sede falangista y detuvieron a Haartamann, Dávila y Garcerán, acusados de provocar disturbios. Todos los falangistas candidatos a oficiales también fueron detenidos temporalmente. Mientras, el gobierno enviaba órdenes al conjunto de jefes provinciales de la Falange advirtiéndoles que no se permitirían desórdenes… Manuel Hedilla -decía el tercer resultando del juicio sumarísimo que se le hizo- abusando de que la opinión pública general aún le consideraba como jefe de la Falange, solicitó y obtuvo unos camiones, con los que intentó traer a esta capital a fuerzas de Falange destacadas en Pedro Llen para montar una guardia en los locales de la Junta de Mando, y haciendo suponer sería para imponer la falsa autoridad y adueñarse de los locales; lo que no consiguió por la oportuna intervención de la autoridad militar…”
“… Hedilla envía a sus leales a la Academia de Jefes de Centuria de la Falange para recoger a los cadetes falangistas que tomarán la Junta de Mando. … el día 23 de abril, es detenido y procesado. Y Haartman pensó de esta no salía, que le fusilaban porque él era el director de la academia falangista el día 16 de abril cuando se redujo a los madrileños. Pero, no. Fue detenido y posteriormente “recluido” en el Gran Hotel de Salamanca hasta el mes de junio cuando, por mediación de su amigo Von Faupel, obtuvo la autorización para incorporarse a la 3ª Bandera de FET y de las JONS de Burgos integrada en la 81ª División del coronel Ollo… las academias falangistas que fueron disueltas…
Haartman falleció en su finca de la Costa del Sol en 1980.…”

A Juan Molano Calvo le tocó vivir los sucesos de Salamanca del 16 de abril de 1937.-

Juan con el galón de Jefe de Centurias en el gorrillo de dos picos. Archivo Juan Carlos Molano.

La unificación de todos los partidos que apoyaban la sublevación contra la República en un partido único era reclamada insistentemente por el Ejército, Alemania e Italia. El gobierno de Franco carecía de orientación ideológica. Era fundamental contar con una doctrina política. La derecha conservadora estaba totalmente desprestigiada. Muchos oficiales del Ejército, procedentes de la clase media, eran partidarios de reformas sociales y nacionalistas.
En la Falange de Salamanca se habían infiltrado y emboscado en los Servicios técnicos nacionales oportunistas burócratas (abogados, ingenieros, etc.), que provenían de “Acción Española”, de las Juventudes de Acción Popular, del Sindicato Católico de Estudiantes, etc. Su proyecto era crear un partido único del Nuevo Estado autoritario, conservador y corporativo.
Hedilla era partidario de la unificación voluntaria con la Comunión Tradicionalista y envió a Sancho Dávila a conversar con Fal Conde a Lisboa. También negoció con Franco para que el Decreto fuese más favorable a la Falange. Aceptó en su momento el Decreto de unificación, algo que no sucedía con los legitimistas. Éstos, encabezados por Pilar Primo de Rivera, empezaron a desconfiar de Hedilla y le acusaron de entregar la Falange a Franco.
El 15 de abril Manuel Hedilla convocaba un Consejo Nacional de Falange en Burgos “en atención a las circunstancias en que actualmente se desenvuelve la organización interna de FE de las JONS, que evidentemente sufre aguda crisis de autoridad, disciplina y relajación de los principios nacional-sindicalistas…”. A dicha reunión asistió José Luna, Jefe Territorial de Extremadura. (97)
El 16 de abril, varios miembros de la Junta de Mando falangista acordaron la redacción de un pliego de cargos contra Hedilla: “…ineptitud manifiesta del camarada, acusada por su analfabetismo, que le obliga a caer en manos de los sicarios más insolventes y de los hombres más peligrosos para el Movimiento de quienes se siente prisionero…” “la integridad de la Falange, hoy está en peligro, debido a los manejos del camarada presidente…” (98). Por lo que acordaron destituir a Manuel Hedilla y nombrar un triunvirato. Previamente habían concentrado cerca de Salamanca a escuadristas sevillanos y a la centuria madrileña, fieles a Agustín Aznar, con el fin de ocupar violentamente la Jefatura Nacional de Falange y eliminar a cuarenta y siete hedillistas, imitando la noche de los cuchillos largos de Alemania donde Hitler mandó asesinar al ala izquierda del partido, las S.A.
Esto provocó los graves incidentes de la noche del 16 de abril, en Salamanca, en la que murió un parlamentario enviado por Hedilla en casa de Sancho Dávila asesinado por un escolta de éste, que acabó desacreditando a la Falange a los ojos de Franco. Éste, encargó el decreto de unificación a su cuñado Ramón Serrano Suñer ante la incapacidad de las facciones de FE de llegar a un acuerdo. Franco le dijo a Hedilla que no reconocería más jefe de Falange que a él mismo.
Dos compañías de la Guardia Civil cercaron el cuartel donde estaba la Centuria de Madrid y las milicias salmantinas. Franco dio la orden de detener a Sancho Dávila y a Garcerán.
El 18 de abril se reuniría el Consejo Nacional de Falange convocado por Hedilla en un ambiente muy tenso. El Jefe Nacional dijo que la intención del triunvirato era destituirlo, ya que tenían la intención de asesinarlo junto a cuarenta y siete camaradas.
Dice Stanley G. Paine: “De los 22 consejeros presentes sólo 10 votarían a favor de Hedilla; algunos consideraban una locura desafiar al Cuartel General de Franco eligiendo su propio jefe al margen de éste, pues consideraban que la jefatura de Franco era inevitable y solo les cabía pactar las condiciones”.
Los cadetes de la Pedro Llen estuvieron presos en Salamanca hasta el día 27 de abril en el que los trasladaron a Ávila. Francisco Chomón Ruíz estaba en la promoción de jefes de centuria en la academia Pedro Llen y fue encarcelado por rebelarse contra la unificación de la falange. El y otros cuatro jefes fueron encarcelados en Ávila. Uno de ellos, Couto, fue condenado a muerte, aunque no se ejecutó. 
El día 18 de abril le escribía su padre a Juan Molano una carta preocupado por su situación, le informaba que su hermano Ángel estaba hospitalizado en Badajoz y no podía levantarse de la cama en diez días. Terminaba “que Dios te guarde de todo mal. Arriba España”. El día 28 le escribía una carta Juan a sus padres comunicándoles que se encontraba bien y que no tenía noticias de ellos, y el 7 de mayo le contestó su madre informándole que le había escrito dos cartas, una el 17 (al día siguiente de los hechos de Salamanca) y otra el 23, y un telegrama el día 27, pero no se las habían entregado, “por tu carta sabemos que estás bien, que te han trasladado a Ávila; me mandas a decir si siguen los cursillos o si se han terminado pues aquí dicen que se han suspendido…Viva Cristo Rey”.
El 11 de mayo le escribió su padre comunicándole a Juan que había recibido ese día seis cartas suyas y un telegrama juntos, y le extrañaba que Juan no había recibido las suyas porque se las habían devuelto a él. El 16 de mayo le vuelve a escribir su padre a Ávila después de recibir una que le escribió Juan el día 9 y como, al parecer, no recibía las cartas suyas le aconsejaba que las certificase para que no se perdiesen. El padre recibió un telegrama de Juan del 27 de abril “notificándome que te marchabas a Avila… que Dios te guarde de todo mal…” y varias cartas devueltas.
El 27 de junio le escribían sus padres donde le informaban que recibieron una carta suya del día 21, le decía su madre: “… mandaste preguntar por la cosecha, pues ha quedado mediana y ya ha sacado la máquina algún trigo pues la siega ya está terminada… a ver si puedes mandarme tres cordones del Santísimo Cristo de la Batalla… cuando vengas, que Dios quiera que sea pronto… quiero mandar a decir una misa… Recuerdos del teniente Oliveros que dice que estuvo contigo en Avila y el capitán Fernández Mayoral, dicen que tienen muchos deseos de verte.”.
Su padre escribía también en la carta y le decía: “Juan, el día 27 por la mañana estuve hablando con el padre de Paco Torres para ver si había noticias por cartas de su hijo y me dijo que hacía mucho tiempo que no escribía. Le dije que estábamos lo mismo, que no sabíamos nada de tí… le dices a Paco Torres que su padre y todos están bien…”

La gran masa de afiliados a FE aceptaron la unificación, pero no la jerarquía y los camisas viejas.
La oleada de dirigentes derechistas que caerían a partir de entonces en la FET, provocaron las protestas de los falangistas legitimistas; Manuel Hedilla rechazaría la oferta de Franco para ocupar la jefatura de la Junta Política del Movimiento, presionado por Agustín Aznar, Pilar Primo de Rivera y los legitimistas de Madrid. Por lo que sería detenido el día 25 de abril, junto con una serie de mandos de la Falange.
El Auto de Procesamiento del 29 de mayo acusaba a Hedilla de que el 8 de abril, en unión de otros mandos de Falange, intentó “… desplazar del mando civil y del poder político de la España nacional a S.E. el Jefe del Estado y Generalísimo, Excmo. Sr. D. Francisco Franco… hasta obligarle a reasignar los poderes que habrían de pasar a un adicto incondicional de la Falange”. Se les acusaba de preparar la “actuación clandestina y de rebeldía armada de la Falange Autónoma y sin unificar” (101).
Hedilla y los jefes que le eran afectos promovieron un movimiento de protesta contra el Decreto de Unificación; el 22 de abril había enviado telegramas a los Jefes Provinciales diciéndoles que sólo le obedecieran a él.
Los cadetes de la Escuela de Pedro Llen quedaron detenidos en Salamanca hasta el día 27 en que los trasladaron al Monasterio de Santo Tomás, en Avila, donde estuvieron tres meses retenidos hasta que fueron devueltos a sus frentes militares gracias a la intervención de mandos de la Falange como José Antonio Girón de Velasco.
En el Consejo de Guerra celebrado el 5 de junio en Salamanca fueron condenados por un delito de “adhesión a la rebelión”. A Hedilla le caería la pena de muerte, pero Franco lo indultó el 9 de julio. Se ordenó cerrar la Academia Nacional de “Pedro Llen”. Los jefes de centuria recluidos en la Academia (entre los que se encontraban los montijanos Juan Molano Calvo y Francisco Torres Cabezas) fueron trasladados en un convoy custodiado por la Guardia Civil al convento Santo Tomás, de Ávila, donde permanecieron arrestados tres meses. En esa operación, el Jefe Nacional de Milicias, general Monasterio, intervino pistola en mano contra cinco amotinados.
Serían procesados 1.521 falangistas opuestos a la unificación (102). El 19 de julio de 1937 Franco indultó a los condenados en el primer proceso. Las sentencias contra los hedillistas estaban influidas por los círculos franquistas más reaccionarios que temían las reformas sociales preconizadas por el sector más puro de la Falange. Desde que comenzó la guerra hubo entró en F.E. un aluvión neofalangista que esperaba convertir la Falange en un partido conservador. Entre los conjurados contra Hedilla los jefes de Extremadura estaban indecisos.


PRESO EN EL MONASTERIO SANTO TOMÁS, DE ÁVILA

La institución de los dominicos se distinguió por su integrismo católico y jugaron un gran papel para justificar el régimen de Franco. Prestaron sus conventos de Salamanca y Ávila para alojar las tropas nacionalistas y alemanas.

-Victor de Mercado Gacimartín escribe en su artículo “La Legión Cóndor en Ávila”, “El aeródromo militar Cruz de los Llanos” lo siguiente: “En Ávila tenía la Legión Cóndor un aeródromo, la Cruz de los Llanos. Su cuartel estaba en el convento de Santo Tomás. En un bombardeo republicano contra posiciones del bando franquista en Ávila capital y, concretamente, contra el monasterio de Santo Tomás, albergue  – como se dice más adelante – de la Legón Cóndor y sede de la Escuela de Alféreces Provisionales,… Su principal lugar de alojamiento en la ciudad  fue el Monasterio de Santo Tomás, señalando el historiador abulense José Belmonte que «en su recinto y para uso de los legionarios alemanes se instaló, en una de las aulas del Claustro de los Reyes, una capilla protestante»; y añade, con humor: «los de la ‘Cruzada’ y los propios dominicos, todos, hicieron oídos sordos a la instalación de esa capilla luterana; tanta lucha antiluterana comandada casi siempre por la orden de Predicadores (llamados así o dominicos), para ahora (entonces, me refiero) en su mismo templo dominicano tolerar y soportar el montaje de una capilla protestante». Además de una escuela de alféreces provisionales.



Plaza del Mercado Grande en  Ávila. Al fondo la Legión Cóndor. Los legionarios alemanes se mostraban continuamente de forma engreída y arrogante ante aquellos con quienes coincidían en sus paseos y desfiles por las calles de Ávila.


Monasterio de Santo Tomás, claustro del Silencio o de los Difuntos, porque los frailes se enterraban allí. Los balcones del pórtico de la primera planta están decorados con yugos y flechas que eran los símbolos de los Reyes Católicos.

Juan Molano a la izquierda con otro compañero en el patio del Silencio, arriba asomado a la ventana. Archivo de Juan Carlos Molano.



Juan Molano en el huerto del monasterio. Al fondo se ve a dos dominicos. En el reverso de la foto escribió “Recuerdos de mi paso por la prisión de Ávila”. Archivo de Juan Carlos Molano.

Fotos de Juan en el huerto del monasterio, con sus camaradas. Archivo Juan Carlos Molano.


VUELTA AL FRENTE DE MEDELLÍN

Tras salir en libertad del monasterio de Ávila tras la resolución del 19 de julio, Juan Molano Calvo fue devuelto al frente extremeño, a su Centuria de la Falange en Santa Amalia, con el escalafón de Brigada. Tenía entonces 28 años.

En la foto de Juan vemos en su gorrillo y en el pecho el galón de Brigada. Foto Pepe, Badajoz. Archivo de Juan Carlos Molano.

Juan Molano llevó siempre durante la guerra, en su cartera, una postal de la Virgen de Barbaño. En la foto vemos el reverso. Archivo Juan Carlos Molano.


Vista panorámica de Medellín realizada por Juan desde la sierra de enfrente. Archivo Juan Carlos Molano.

Desde la creación del frente extremeño en el otoño de 1936 hasta bien entrado el año 38 apenas hubo guerra en esa zona, sólo escaramuzas aisladas de poca monta. Dice Julián Chaves en su libro, página 228: “… sin duda, la operación de mayor importancia de las sucedidas hasta entonces acaeció entre los días finales de marzo e inicios de abril (de 1937)… en el sector de Medellín… posiciones republicanas situadas entre Santa Amalia y Medellín, donde destacaba por su especial ubicación la sierra de Yelbes…” Como los republicanos no tenían artillería, los franquistas planificaron un ataque a finales de marzo de 1937. Dice Julián Chaves en la página 229: “A un Batallón del Regimiento Castilla al mando del comandante Álvarez y a la 6ª Bandera de Falange a las órdenes del capitán Luengo se encargó de la operación, que se emprendió el 31 del mencionado mes. Ese día, tras fuertes enfrentamientos, ocuparon la sierra de Yelbes, con lo que las fuerzas nacionales quedaron muy cerca de Medellín…”
En mayo de 1937 se creó el II Cuerpo del Ejército franquista mandado por el general Saliquet. Estaba integrado por dos Divisiones, la 21 se encargó del frente extremeño de la provincia de Badajoz, estaba mandada por el teniente coronel Cañizares, tenía su Cuartel General en Almendralejo. Bajo su mando estaban la II y IV Banderas de F.E.T.
El capitán Adolfo Rodríguez Algarra, comandante militar de Fregenal tras el golpe, en junio de 1937 se encontraba destinado en Santa Amalia al mando de las milicias de Falange.
El 27 de julio de 1937, recien llegado Juan Molano de Ávila, hubo un enfrentamiento en Santa Amalia. El Jefe de la Bandera era el capitán de la Guardia Civil Manuel Luengo Muñoz, el Jefe Accidental de la 1ª Centuria de FET era Rafael Gómez Llofriu, y el Comandante Militar Adolfo Artalejo.

Tropas en el frente nacionalista, fotos tomadas por Juan Molano. Archivo Juan Carlos Molano.

En la foto de arriba pone en el reverso: «En Santa Amalia, en la Zorra».

Juan Molano montado a caballo. Archivo Juan Carlos Molano.

Juan con varios camaradas en el río Guadiana, junto a Medellín. Archivo Juan Carlos Molano.

Regresando en burro desde la sierra de Medellín a Santa Amalia. Archivo Juan Carlos Molano.

Lavando la ropa en el río y tendiéndola. Archivo Juan Carlos Molano.

La oficina de la comandancia estaba por entonces llena de militares y falangistas. Dentro de la tranquilidad que había en el frente, en la segunda quincena de agosto de 1937 el Ejército franquista tomó la Sierra de Enfrente, cerca de Medellín. Angel D. Martín Rubio dice en “Aproximación a la estructura sociológica de la Falange de Badajoz antes de la Guerra Civil”: “En noviembre de 1937, una vez alcanzada la estabilidad defensiva, se produce una integración de los voluntarios en unidades completas tipo batallón (Banderas de Falange) dentro de las Divisiones que guarnecían el frente. La 2ª. Bandera de Badajoz nació en noviembre del 37 con las Centurias de Falange que habían guarnecido el frente del Guadiana en el sector de Santa Amalia, tenía 21 oficiales y 758 números de tropa. Intervino en el avance de agosto de 1938 sobre Cabeza del Buey y, a finales de ese mes, en la formación de una línea de contención. Pasó después al frente de Córdoba”.
Allí estaba Juan Molano Calvo como brigada.
A comienzos de 1938 planificó el mando de la 21ª División nacionalista la conquista de la carretera de Don Benito y la confluencia de los ríos Guadiana y Guadamez; esta operación se extendió durante el mes de enero bombardeando Medellín el día 20 (Julián Chaves, página 239).


Visita de los jefes provinciales de la Falange: Arcadio Carrasco, Luís Marzal Albarrán, etc., a las trincheras de Medellín. En la foto de Antonio Pesini, que se publicó en el diario HOY de Badajoz, vemos a Juan Molano Calvo abajo.

En el reverso de la foto de arriba pone: «Frente extremeño, Santa Cruzada. Faustino Rincón, Juan Molano y Juan Hurtado. 14 de febrero de 1938».


Celebrando el Carnaval en febrero de 1938 en las trincheras de Medellín. Archivo Juan Carlos Molano.

El día 11 de febrero escribió una carta su padre a Juan Molano Calvo, su hermano Ángel estaba con él en el frente (Juan lo puso en Intendencia para que no tuviese que luchar). Juan le había preguntado en otra carta a su padre que a ver si podían comprar garbanzos para el frente y el padre le contestó que había hablado con labradores como José Bautista y Pedro Calvo pero no tenían “no hay garbanzos en el pueblo casi ninguno, nada más que para la siembra” y él sí tenía muchos “pero al decir que os hace falta hoy te mando tres sacos que componen 270 kilos y, si necesitas más, manda por los que quieras”.

Línea de ametralladoras en el frente nacionalista.En el reverso pone los nombres siguientes: «Cuellar, Gallardo, José Aranda, Cristobal, Isidoro Pulido, Pizarro, Juan Nogales, José Badillo, Esteban Madera, José Herrera, Mariano Parras». Fotos del Archivo Juan Carlos Molano.

En la segunda quincena de junio desarrollaron las tropas franquistas una serie de operaciones para reducir el territorio republicano de la Bolsa de la Serena. En los primeros días de julio ordenó Negrín el envío de las tropas republicanas de Extremadura a la zona de Levante, por lo que las tropas nacionalistas atravesaron el Guadiana y se adentraron en la Serena.

En el reverso pone: «Una Sección de mi Escuadrón en la Zorra».

Las tropas nacionalistas atravesando el Guadiana. Archivo Juan Carlos Molano.

La toma de la bolsa de la Serena.                                El día 23 de julio se adentraban por Magacela y Campanario sin apenas resistencia. El 24 ocupaban las tropas franquistas Medellín y su castillo, rodeando Don Benito, cercando Higuera de la Serena y ocupando Campanario. Allí estaba Juan Molano Calvo. Se cerraba así la Bolsa de la Serena (Julián Chaves, página 250). El 10 de agosto tomaban Casas de Don Pedro, el día 13 Cabeza del Buey. El 22 de agosto comenzó una contraofensiva republicana con artillería, tanques y aviación en la zona de Cabeza del Buey, infligiendo una derrota al ejército franquista al mando del coronel Cañizares (página 256). El 28 se estabilizó el frente.

La batalla de Peñarroya -Valsequillo.                            El ejército republicano planeó una maniobra de distracción en esa zona de Córdoba y comenzó una ofensiva el día 5 de enero de 1939. Para contrarrestarlo el mando del ejército franquista ordenó tapar la brecha de Peñarroya el día 6 enviando a sus tropas de la Serena, el día 15 de enero comenzó la ofensiva franquista (página 262). La batalla fue muy dura (hubo unas 30500 bajas) y en ella intervinieron Juan Molano Calvo y otros montijanos, muriendo su primo Toribio Calvo Ramas. Terminó el día 4 de febrero.               El día 16 de marzo fallecía el padre de Juan Molano, a los 56 años de edad, lo que supuso un duro golpe para él que tenía que asumir desde entonces el papel de cabeza de familia a cargo de 7 hermanos y su madre.                       A finales de marzo se desplomó lo que quedaba de la zona republicana yéndose sus fuerzas por Ciudad Real hacia el Levante. El ejército nacionalista fue tras ellos hasta Valencia para apresarlos; dentro de aquél iba Juan Molano Calvo que llegó a Valencia cuando se acababa la guerra, el 1 de abril, mandado por el general de división Luís Orgaz Yoldi.      Antes de volver a su pueblo se le ofreció a Juan Molano que continuase en el Ejército pue tenía facultades para desempeñar eficazmente su labor y podría llegar a un alto escalafón, pero lo rechazó pues el quería dedicarse a la agricultura que era su verdadera vocación y a su familia. Posteriormente volvió a Montijo.

LA DURA POSGUERRA

Tras su regreso al pueblo sería nombrado el «camisa vieja» Juan Molano Calvo Delegado Local de Sindicatos (la Central Nacional-Sindicalista), quizas debido a la fama que traía de «hedillista» o miembro del ala social de la Falange.  El 12 de abril de 1940 decía el HOY: “Montijo. Traslado del Cuartel de FET y de las JONS.- las oficinas han sido trasladadas a la plaza de San Antonio…”, al edificio que después sería convento de los franciscanos en 1943, donde estaría la Falange durante varios años junto con la Sección Femenina y los sindicatos verticales (Central Nacional-Sindicalista).


Foto de VISAM.

Los Sindicatos abrieron allí una Oficina Local de Colocación Obrera, cuyo encargado era el caballero mutilado José Roque Redondo, que en la República había sido socialista. Era obligatorio realizar las contrataciones de trabajadores a través de ella y comunicar la finalización de los trabajos para registrarlos como parados.
El jornal de un oficial albañil de primera era entonces de siete pesetas al día, el de oficial segunda seis y media y el de peón cinco pesetas. La jornada laboral era de ocho horas y el pago debía realizarse semanalmente.
Disponían de un fichero completo de los trabajadores, donde figuraban sus antecedentes (pertenencia a sindicatos de clase, a partidos políticos, si eran reivindicativos con los patronos, etc.), con lo que el control sobre ellos era absoluto. Los Sindicatos se encargaban de gestionar todo lo relacionado con el paro, las pensiones, subsidios y cotizaciones. Controlaban también la distribución de los alimentos, expedición de Cartillas de Racionamiento, suministro a los comerciantes de productos de primera necesidad (patatas, frijoles, azúcar, etc.), venta de abonos, piensos, semillas, etc. Para que los comerciantes pudieran adquirir los productos se entregaban unos vales.
En mayo de 1940 las jerarquías de FET y de las JONS en Montijo estaban constituidas por Miguel Gómez Rodríguez Jefe Local (que fue uno de los fundadores del club de fútbol local, a comienzos de los años veinte, y del club de ajedrez en los treinta, había pertenecido a Acción Popular en la República); Hipólito Gragera Barragán Secretario Local; Bartolomé Rodríguez Rodríguez (había pertenecido a Acción Popular) Jefe Local de Milicias y Delegado Local de Ex-combatientes; Antonia Rodríguez Delegada Local de la Sección Femenina; Juan Molano Calvo Delegado Local de Sindicatos desde el final de la guerra civil.

El 15 de mayo de 1940 se procedería a la incautación de la Casa del Pueblo, que ya fue requisada en agosto del 36, situado en la calle Mérida número 40, en virtud de la Ley de Responsabilidades Políticas de 9 de febrero de 1939, pasando a fines sindicales dependientes de la Delegación Local de Sindicatos de FET.
El 20 de junio de 1940, en la Delegación Local de Sindicatos (C.N.-S.), se firmó un acuerdo con los maestros de obras de Montijo sobre los jornales mínimos que deberían pagarse a los trabajadores de la construcción. Éstos oscilaban entre las 3 y las 9 pesetas, según categoría y la antigüedad, dentro del casco urbano; cuando se desplazasen a más de dos kilómetros se aumentaría el jornal en 2 pesetas. El pago debí realizarse semanalmente.
El 13 de noviembre del 40 la Gestora Municipal acordó “que el jornal medio de un bracero en esta localidad fuese el de cinco pesetas”.
En junio de 1941 era Jefe Local de FET de las JONS Juan Molano Calvo, labrador y camisa vieja de los primeros tiempos.

Juan Molano. Foto del archivo de Juan Carlos Molano.

La Cruz de los Caídos de Montijo se inauguró el 18 de julio de 1941, Fiesta de la Victoria, en la que intervino Juan Molano como Jefe Local.
El Jefe Local accidental de FET, Luis Rivera, invitaba el 7 de octubre de 1941 al alcalde a la misa que se celebraría el día 29 en la parroquia y al acto de entrega de flores en la Cruz de los Caídos. La misa fue ofrendada por el párroco Juan Pérez Amaya y asistieron las autoridades y jerarquías. Posteriormente, “ante la Cruz de los Caídos, el camarada Juan Molano -jefe local- leyó la oración de José Antonio, oída con profundo respeto por los asistentes” (HOY del 31 de octubre). Finalizó el acto con canto del Himno Nacional y el de Falange.
A principios de 1942 los dirigentes de FET eran:
Jefe Local de FET Juan Molano Calvo y actuaba como Jefe accidental Luis Rivera.
– Delegado Local de Sindicatos Juan Sánchez Codes.
– Delegado Local del SEU Alejandro Domínguez.
– Delegado Local del Frente de Juventudes Alfonso del Viejo.
El dombenitense Eduardo Ezquer Gabaldón, caído en desgracia en la Falange tras el pulso con Arcadio Carrasco, crearía la “Organización de Recobro Nacional-Sindicalista” (ORNS), que tuvo cierta vida hasta su desarticulación en 1942, para obligar al régimen a asumir totalmente los postulados falangistas y entrar en el Eje fascista. Eduardo estuvo en casa de Juan Molano para intentar que se integrase en su organización, pero éste le dijo que no quería meterse en aventuras peligrosas en ese momento.
Juan Molano se casó en Almendralejo, con Manuela Gragera Gómez, el día 29 de abril de 1942.

El 16 de agosto un grupo de falangistas lanzan una bomba a la salida de los carlistas del Santuario de Begoña, Bilbao, cuando celebraban un homenaje a los caídos tradicionalistas en la guerra civil. Hubo cien heridos, el enfrentamiento entre la Falange y los Tradicionalistas era patente en España.

El 29 de octubre de ese año se celebró en Montijo la Fiesta de los Caídos y el aniversario de la fundación de la Falange. Por la mañana hubo un solemne funeral en la parroquia con asistencia de autoridades y mandos de FET. En la Cruz de los Caídos el Jefe Local depositó las cinco rosas simbólicas y leyó la Oración de los Caídos, interpretándose al final los Himnos Nacional y del Movimiento.
Por la tarde se celebró en el Teatro Calderón un acto conmemorativo de la fundación de Falange, “leyendo unas líneas explicativas el camarada Juan de los Ríos, delegado local de la Vicesecretaría de Educación Popular, y a continuación el camarada Hipólito Gragera, secretario en funciones de Jefe Local, dio lectura sentida y emocionada al discurso fundacional de José Antonio, siendo escuchado con respetuosa devoción por el público” que llenaba el teatro (HOY del día 31 de octubre de 1942). Ya no figuraba Juan Molano de Jefe Local, había estado en dicho cargo algo más de un año.

Dos imágenes de Juan en aquellos años. Foto Pepe, Badajoz. Archivo Juan Carlos Molano.                               En 1943 era alcalde y Jefe Local del Movimiento, Pedro Carretero Moreno, y Secretario Hipólito Gragera Barragán.
Dependiente de la C.N.S., la Obra Sindical del Hogar empezó a construir casas baratas en la posguerra. El 18 de diciembre de 1943, tras un acuerdo en la Delegación Local de Sindicatos, un grupo de afiliados (Juan Molano Calvo, Ruperto Menayo, Francisco Pilo, José María Ruiz Parejo, Mariano Aunión, José de Tena, Luis González, Juan González, Vicente Méndez, José Torres, Daniel Gallego, entre otros) solicitaban al Ayuntamiento los terrenos ubicados a continuación de las Escuelas de Artes y Oficios y a la izquierda de la carretera de La Nava, para intentar la construcción de Viviendas Protegidas de la Obra. El Ayuntamiento aprobó la petición, pero las viviendas no llegaron a construirse.
En septiembre u octubre de 1951, cuando cesó como alcalde Lucas Rodillas Picón, el Gobernador Civil propuso a Juan Molano para alcalde de Montijo, pero él renunció al cargo alegando que tenía tierras en Almendralejo y Fuente del Maestre a las que tenía que atender regularmente no pudiéndose ocupar del cargo. A continuación propusieron como alcalde a José de Tena Hidalgo, funcionario de la Oficina de Empleo existente entonces en la Hermandad Sindical de Labradores y Ganaderos.

Desde entonces Juan se dedicó a lo que realmente le gustaba que era a las tareas del campo y a atender a su familia. Y su gran pasión montar a caballo, era un centauro que se sentía muy feliz a la grupa de un pura raza español domado


BIBLIOGRAFÍA UTLIZADA

-Archivo General Militar de Segovia. Hojas de servicios de oficiales nacionales.                                                      -Archivo General Militar de Ávila.  Documentación Nacional. “Diarios de Operaciones de esta [21ª] División (enero 1938 a julio 1939).- Enero a julio 1939”. Caja (C) 1678, Carpeta (Cp) 87, Documento (D) 2.                           -Julián Chaves Palacios “La guerra civil en Extremadura. Operaciones militares (1936-1939)”, Editora Regional de Extremadura, 1997.
-Victor de Mercado Gacimartín, artículo “La Legión Cóndor en Ávila”.
-Juan Carlos Molano Gragera: “MATERIALES para el ESTUDIO de la FALANGE en MONTIJO (1933-1945). La vida cotidiana durante la Guerra Civil y la posguerra”. Editora Regional de Extremadura. 2011.
-Javier Soria, articulo “Los Sucesos de Salamanca de 1937: Cuando Franco se apropió de Falange”. Salamanca 24 horas.com. 19 de septiembre de 2018.
-Joan María Thomás en su libro “Lo que fue la Falange”, editado por Plaza & Janés en 1999.
-Servicio Histórico Militar, La batalla de Pozoblanco y el cierre de la bolsa de Mérida: Monografía de la guerra de España, número 15, Madrid, Librería Editorial San Martín, 1981. P. 247-; 357-360.

Juan Carlos Molano Gragera
Juan Carlos Molano Gragerahttp://historiasdemontijo.com
Cuando estudié la carrera de Ciencias Políticas, en la Universidad Complutense, durante los años 1968/72, tuve algunos maestros como Antonio Elorza Domínguez o Juan Trías Vejarano que me enseñaron a investigar en los archivos para elaborar aspectos de nuestra historia. Aquella semilla se fue desarrollando desde finales de los años setenta cuando volví a vivir a Montijo y continúa viva hasta el día de hoy. Espero continuarla hasta que me fallen las fuerzas y la vista. Y me gustaría que se siguiese leyendo después de “pasar a mejor vida”.

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Cuando estudié la carrera de Ciencias Políticas, en la Universidad Complutense, durante los años 1968/72, tuve algunos maestros como Antonio Elorza Domínguez o Juan Trías Vejarano que me enseñaron a investigar en los archivos para elaborar aspectos de nuestra historia. Aquella semilla se fue desarrollando desde finales de los años setenta cuando volví a vivir a Montijo y continúa viva hasta el día de hoy. Espero continuarla hasta que me fallen las fuerzas y la vista. Y me gustaría que se siguiese leyendo después de “pasar a mejor vida”.

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