Tumbas de la Edad del Cobre en la Plaza de Cervantes de Montijo. ¿Un poblado en altura del calcolítico?

-

Este artículo lo publiqué en el periódico “La Opinión de las Vegas Bajas”, Nº 0, primera quincena de febrero del año 2000. Los datos descriptivos de las vasijas y las fotos me los dio Alfonso Gómez Núñez, que trabajó en la obra que se cita como Aparejador. He ampliado el artículo original.

En el periodo del Paleolítico hubo grupos humanos en los alrededores de Montijo pues han aparecido hachas de piedra y puntas de lanzas y flechas de sílex. En el sitio de El Pedregal aparecieron hachas pulimentadas que se encuentran depositadas en el Museo Arqueológico de Badajoz. Cerca de Barbaño también han aparecido restos.
La cultura megalítica coincide en buena parte con el periodo calcolítico (que se desarrolló en el III milenio antes de Cristo), tenemos en la comarca buena prueba de las obras que realizaron los hombres de aquella época en los dólmenes del Prado del Lácara; en los que denominamos la Cueva del Moro y la Cueva del Monje, ambos en la finca de La Muela muy cerca del convento San Isidro de Loriana; en el túmulo sin descubrir aún junto al poblado de Lácara, etc. La construcción de este tipo de monumentos funerarios se llevó a cabo a finales del Neolítico o a lo largo del Calcolítico.
Dice Pablo Iglesias Aunión en su libro “Historia de la comarca de Lácara, del Medievo a los Tiempos Modernos”, editado por ADECOM LÁCARA, 2.000, página 25, refiriéndose al calcolítico: “…una cultura que desarrollará unas características propias en la cuenca media del Guadiana. Hay constancias arqueológicas por la existencia de yacimientos… en zonas como El Pedregal, El Encinar, Los Caleños ubicados en el término de Torremayor, Torre Águila y Barbaño, donde para este último han aparecido hachas y placas… Una presencia que viene dado por un tráfico de población amplio y el comercio de metales con las zonas atlánticas, explicarían estas manifestaciones… la espada pistiliforme (que tiene una hoja ancha en la base, se estrecha para volver a ensancharse y luego cerrarse en la punta) hallada en las cercanías de Montijo. Igualmente el museo arqueológico de Badajoz conserva un hacha pulimentada, de doble bisel, realizada en diorita, procedente de El Pedregal. También un hacha grande del mismo material que la anterior, redonda y de corte recto, que apareció en los alrededores de Montijo…”

Es de sobra conocido, por los estudios históricos realizados sobre nuestra Villa, que el origen del casco urbano de Montijo comenzó en la actual Plaza de Cervantes (anteriormente denominada Plaza Pública y Plaza del Conde).
Cosa lógica, pues esta zona, junto con el Piquete, es un promontorio elevado sobre una llanura fluvial que en otros tiempos se inundaba completamente por el agua del río Anas.
Hace años han aparecido restos de una villa romana en la parte norte de dicha plaza y donde se encontraba el bar El Rincón de Pepe.
En la plaza pública se construyó la Casa de la Encomienda en el primer tercio del siglo XV sobre edificaciones de épocas anteriores, la Iglesia de San Isidoro y otras dependencias de los señores de nuestra villa. Allí se celebraban los mercados y las fiestas populares hasta que, a comienzos del siglo XVII se construyó la Plaza Mayor, hoy de España.
Pero hasta hoy los historiadores no habían descubierto restos humanos anteriores a la invasión romana. Pues bien, cuando comenzaron las obras de construcción del bloque de pisos de la calle América (situados detrás de la Plaza de Cervantes), en noviembre de 1984, al cortar el terreno las máquinas para realizar los cimientos observó el encargado de la obra, Sebastián Peralta Jiménez, una hilera de 9 o 10 pocetas esculpidas en la roca que se metían en los corrales de las casas de la Plaza citada.
Las pocetas tenían planta circular, en forma de tinaja, y estaban excavadas en la roca de piedra gneis (una roca metamórfica compuesta por los mismos minerales que el granito: cuarzo, feldespato y mica, pero con orientación definida en bandas, con capas alternas de minerales claros y oscuros.). La cavidad era sobre un metro de fondo por 80 ctms. de ancho y estaban rellenas de piedra troceada del mismo gneis.

                                                       Foto de Alfonso Gómez Núñez.
En la única poceta que estaba más cortada, situada en la vivienda número 5 de la plaza, apareció un recipiente cerámico o vasija de 12’5 ctms. de alta, de forma globular similar a las que aparecieron en el yacimiento de Guadajira, color marrón tratado con engobe negro de oxidado irregular, llena de huesos pequeños que se destruyeron al destaparse.

                                                  Foto de Alfonso Gómez Núñez.
Ese tipo de cerámica es general en la zona de la cuenca media del Guadiana.
Se trata de un vaso del período calcolítico (de transición entre el neolítico y la Edad de Bronce), parte de un ajuar funerario de una sepultura circular (rundgräb), silo de enterramiento individual de dicha época (el inicio del Calcolítico en Extremadura se fija en el III milenio antes de Cristo).
No se sabe aún cuantas sepulturas, vasos y restos humanos habrá en la zona que estudiamos ya que se tuvieron que volver a enterrar al encontrarse ubicadas en los corrales de las casas de la Plaza de Cervantes.

           Ajuar de la tumba 40 de Los Millares, Almería. Tomada del Blog artehistoria

Nos encontramos pues ante una necrópolis de cistas, perteneciente a un poblado en alto sin amurallar, integrado por cabañas de planta oval o circular con una base delimitada por piedras o simplemente excavada en el suelo y un alzado vegetal revestido de barro.


                           Ilustración tomada del blog Tras las huellas de Herodoto.                            http://herodotohistoriant.blogspot.com

Este yacimiento no estaba aislado de su entorno pues había bastantes cerca de él.
¿Qué restos del período calcolítico han sido descubiertos cerca de Montijo?
Se han estudiado ya dos yacimientos: uno en Guadajira, a unos 7 u 8 kilómetros en línea recta del aquí estudiado y otro en la finca de La Pijotilla, 5 kilómetros al sur del de Guadajira. Víctor Hurtado Pérez estudia detalladamente el primer yacimiento en el libro “Homenaje a Cánovas Pesini”, editado por la Diputación de Badajoz en 1985.
En Guadajira existen tumbas colectivas, de tradición megalítica, aunque aparecen ya algunas individuales con forma de cista, posteriores a las de La Pijotilla, sobre el 1.500 antes de Cristo. En estas tumbas, además de los huesos humanos, suelen encontrarse vasos de varias formas con paredes estrechas, de pasta compacta bruñida, de unos ocho centímetros de diámetro, falanges decoradas, puntas de flechas de sílex e ídolos-placa con figuras humanas.
Solían cubrirse con un túmulo de tierra. Este tipo de tumbas del Calcalítico Pleno aparecen también en el distrito alentejano de Évora, existiendo distintos focos culturales del sudoeste.
Víctor Hurtado Pérez y Leonardo García Sanjuán, del Departamento de Prehistorio y Arqueología de la Universidad de Sevilla, en su trabajo “La necrópolis de Guadajira y la transición a la Edad del Bronce en la cuenca media del Guadiana”, publicado en 1994, nos dicen que “… ese poblado está situado en el espolón occidental del cerro que es idóneo para la situación de un poblado de esa época…
… próximo al asentamiento del Castillo de Alange, se encuentra el poblado amurallado de La Palacina,»el más importante dentro de la comarca de Mérida durante la fase campaniforme»
… el asentamiento de La Pijotilla, el más cercano a Guadajira, se sitúa en un terreno llano y está delimitado por un recinto defensivo de 1 km de diámetro que delimita una gran extensión de hábitat de unas 70 has de superficie. Las campañas de excavaciones realizadas en el hábitat y necrópolis de La Pijotilla sugieren que su ocupación se produce durante un periodo… abarcando el último cuarto del III milenio a.n.e. y el primer cuarto del II milenio a.n.e. En lo que se refiere específicamente al registro de la Edad del Bronce en este asentamiento, la presencia de estructuras funerarias como silos o fosas con enterramientos individuales así como el hallazgo en la zona de hábitat de materiales como un puñal con nervadura central y remache y frecuentes cuencos carenados (Hurtado, 1986;
Enríquez-Hurtado, 1986) sugiere la pervivencia de la ocupación de este asentamiento quizás incluso hasta mediados del II milenio a.n.e., aunque por el momento no hay dataciones absolutas que respalden esta suposición…”
Las tumbas de Guadajira son “Ovalada en sección, la forma de la planta era de tendencia
circular, de unos 3.5 ms. de diámetro máximo y en el arco mejor conservado se mantenía parte de la pared rocosa hasta unos 0.50 ms. de altura…Entre c. 1800 y 1600 a.n.e. se produce en la Cuenca Media del Guadiana una fuerte implantación de la inhumación en contenedores funerarios individuales y un retroceso proporcional de las inhumaciones en contenedores funerarios colectivos. El proceso de extensión en este momento de los enterramientos individuales es común a todo el suroeste de la Península Ibérica y constituye en realidad uno de los demarcadores arqueográficos más inmediatos del tránsito entre la Edad del Cobre y la Edad del Bronce. Los enterramientos colectivos no desaparecen, pero pasan a constituir una minoría frente a la extensión de los enterramientos individuales…
En lo que se refiere a la Cuenca Media del Guadiana es pues necesario comenzar a asumir la pervivencia de los asentamientos de raíz calcolítica hasta una fecha tan avanzada en el II milenio a.n.e. como es, al menos la de c. 1600 a.n.e. cuando se ha extendido ya la individualización del espacio funerario…
Un presupuesto generalmente aceptado en relación con estos enterramientos colectivos de la Edad del Cobre es que contienen unidades familiares extensas (clanes)… a partir de c. 1700 a.n.e. se produce en la Cuenca Media del Guadiana y en el suroeste peninsular una fuerte implantación de la inhumación en cámaras individuales y un retroceso proporcional de las inhumaciones en cámaras colectivas; los enterramientos colectivos no desaparecen, pero pasan a constituir una minoría frente a la extensión de los enterramientos individuales.
La regla antes predominante de concentrar los individuos de una misma unidad familiar dentro de un mismo microespacio funerario (cámara colectiva) – cuya complejidad constructiva era evidentemente la misma para todos los componentes de la unidad parental – empieza a relajarse en favor de una tendencia al individualismo…”


Recreación de una escena de alfar en un poblado calcolítico en As Pontes de García Rodríguez, A Coruña – Pablo Aparicio Resco. Copiado de info@arqueotrip.com

Por todo lo expuesto sería muy importante que el Ayuntamiento y la Consejería de Cultura, de forma consensuada con los propietarios de las viviendas de la Plaza de Cervantes, hiciesen una prospección de las tumbas para extraer los restos, levantar planos y estudiar detalladamente el yacimiento. Se contribuiría así a dar un paso muy importante sobre el origen de los primeros poblamientos en Montijo.

En la actualidad se encuentra expuesta la vasija junto con hachas de piedra, de forma permanente en una hornacina, en el Ayuntamiento. Las donó Alfonso Gómez Núñez.
Esperemos que algún día tengamos en el Museo de la Comunidad de Labradores una sección dedicada a los restos arqueológicos aparecidos en Montijo.                                                                             Dice Manuel García Cienfuegos «Juan Mateo Reyes Ortiz de Tovar en su obra ‘Los partidos triunfantes de la Beturia Túrdula’ considera que sobre el solar en el que se fundó el Montijo santiaguista, los celtíberos túrdulos establecieron por el año 315 a.C. la antigua Agla.«









 

Juan Carlos Molano Gragera
Juan Carlos Molano Gragerahttp://historiasdemontijo.com
Cuando estudié la carrera de Ciencias Políticas, en la Universidad Complutense, durante los años 1968/72, tuve algunos maestros como Antonio Elorza Domínguez o Juan Trías Vejarano que me enseñaron a investigar en los archivos para elaborar aspectos de nuestra historia. Aquella semilla se fue desarrollando desde finales de los años setenta cuando volví a vivir a Montijo y continúa viva hasta el día de hoy. Espero continuarla hasta que me fallen las fuerzas y la vista. Y me gustaría que se siguiese leyendo después de “pasar a mejor vida”.

Autor

Cuando estudié la carrera de Ciencias Políticas, en la Universidad Complutense, durante los años 1968/72, tuve algunos maestros como Antonio Elorza Domínguez o Juan Trías Vejarano que me enseñaron a investigar en los archivos para elaborar aspectos de nuestra historia. Aquella semilla se fue desarrollando desde finales de los años setenta cuando volví a vivir a Montijo y continúa viva hasta el día de hoy. Espero continuarla hasta que me fallen las fuerzas y la vista. Y me gustaría que se siguiese leyendo después de “pasar a mejor vida”.

Compártelo

Entradas recientes

Categorías populares

Suscríbete

Suscríbete y recibirás notificación de las nuevas entradas del Blog


Loading

error: Content is protected !!