El triángulo «Lealtad masónica» de Montijo. Su proyección en la vida cultural y social de la villa

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Este trabajo lo publiqué en 1991, ampliado, en mi libro “Masones y republicanos en Montijo (1808-1936), su proyección en la vida cultural y política de la Villa”, y lo expuse en el VI Symposium Internacional de Historia de la Masonería Española, organizado por el Centro de Estudios de la Masonería Española dependiente de la Universidad de Zaragoza, el día 1 de julio de 1993, que después se publicaría por dicha Universidad.


Situación de la Villa durante la Restauración
Montijo se encuentra situado en el centro de Badajoz y Mérida, comu­nicado por carretera y ferrocarril con las dos principales ciudades de la pro­vincia, lo que ha influido en su evolución histórica.
La Desamortización de las tierras de la Iglesia y comunales a mediados del pasado siglo provocó una concentración de las dehesas en manos de las familias con mayor liquidez -los Valdivia, los Bootello, los Mendoza, los Rodríguez, los Piñero- e influencia política.
Los antiguos campesinos que trabajaban desde la Reconquista esas de­hesas, con unos métodos rutinarios, se verán expulsados y expoliados por aquella burguesía latifundista, convirtiéndose en jornaleros.
Las familias arriba mencionadas obtendrían buenas plusvalías de la conversión de las dehesas en explotaciones cerealistas. La construcción del ferrocarril, que unió Badajoz con los principales mercados, hará más renta­bles esos productos y facilitará además la creación de un comercio y una modernización de las industrias locales (lagares de vino, aceiteras, electro­ harineras, etc.).
Pascual Madoz, el artífice de la segunda desamortización, había escrito en su Diccionario histórico-geográfico de Extremadura, Tomo III, G-N, pp. 384 y 385, 1844, sobre Montijo: «Es de clima extremado… se padecen tercianas e inflamatorias… Calles mal empedradas y sucias por su poca vertiente… un Hospital… una escuela pública de niños y asisten cien; tres más particula­res… asisten entre todas igual número; dos de niñas, de la misma clase… un convento de monjas, con 12 religiosas; una Iglesia parroquial… su cabildo se compone de 22 sacerdotes presbíteros…
Producción: granos abundantes de todas especies, aceite y vino. Se mantiene ganado lanar fino y basto, cabrío de cerda, vacuno y yeguar…
Industria y comercio: fabricación de costal y jerga, dos tahonas, dos molinos y una máquina de aceite. Se exportan a los inmediatos los granos y semillas sobrantes y se importan los líquidos y géneros de vestir.
Población: 3.870 almas…»
Pero con la liberalización de las tierras, el ferrocarril y la mecaniza­ción, cambió el aislamiento.
Los campesinos expulsados de sus tierras comenzarían a pasar hambre y miseria, pues sólo había trabajo en verano. Los nuevos propietarios prefe­rían contratar a jornaleros y segadores portugueses y castellanos, que acep­taban salarios inferiores, lo que provocó incendios de cosechas y de las ca­sas de los propietarios -en julio de 1873, en agosto de 1881, en febrero de 1884-, crisis de hambre y motines de asalto al pan en 1881, 1896 y 1989.
El Ayuntamiento se veía obligado en esos momentos de crisis a efec­tuar repartos de panes y comidas con el fin de parar las revueltas sociales. Los enfrentamientos con los segadores portugueses y castellanos se produ­cían de tarde en tarde -en mayo de 1873 y en mayo de 1897-.
En Montijo venía existiendo una clase artesanal subsidiaria de la agri­cultura y la construcción, que se mantuvo bien económicamente hasta que comenzó a entrar el comercio de las manufacturas procedentes del exterior. El menor coste de los productos importados y su mecanización sumió a los artesanos de Mon­tijo en una crisis. Ello provocó el surgimiento de una concepción radical entre el artesa­nado, primero a través del progresismo democrático y después a través del republicanismo, ya que la Monarquía estaba aliada con los latifundistas y la burguesía industrial.




El poder municipal durante la Restauración
Desde la Desamortización y la abolición de las jurisdicciones del Con­de de Montijo en 1835, las familias dominantes (arriba citadas) se reparti­rían el poder local.
Y tras la I República se agruparán en los dos partidos turnantes. En el Conservador estarán los Rodríguez, los Mateo, los Bautista, los Jerez o los Pinilla, y en el Liberal los Piñero, los Codes, los Bootello o los Mendoza.
Estos personajes moverían en el pueblo los hilos para comprar los vo­tos mediante el sistema del «clientelismo» (regalos de comidas, contratos de trabajo, entrega de tierras en arriendo, favores, etc.).
Con la instauración por parte de los poderes oligárquicos de España de la Restauración monárquica se prohibieron los partidos republicanos quienes tuvieron que camuflarse con otro nombre: demócratas progresistas.
El 2 de septiembre de 1881 se constituyó en Montijo el Comité Local del Partido Demócrata Progresista. Su secretario, Narciso Bravo y Mateo, republicano del 1873, será elegido alcalde en 1884 en coalición con los liberales. Era el primer alcalde republicano después de 1873, apoya­do por los artesanos y comerciantes. Realizó una labor de modernización, como la instalación de alumbrado con faroles alimentados de aceite. Después sería nombrado Juez Municipal en 1886.
En 1883, el grupo de republicanos progresistas había fundado la Sociedad Teatral «López de Ayala», que sirvió para organizar veladas literarias y grupos de teatro.
El 28 de enero de 1886 se creó el Comité Local republicano centralis­ta, integrado por Juan Antonio Codes Rodríguez -hijo de liberales-, Alonso Barragán Reinoso y Bernabé Rodríguez Mesa. Dos propietarios y un sastre. Con ellos empezaba a romperse el dominio de los partidos de la Res­tauración. A su alrededor se agruparían maestros de Instrucción, artesanos y comerciantes, y serían la avanzadilla de las ideas laicas, democráticas y progresistas, en una sociedad conservadora e inculta.
Vamos a hablar a continuación de una familia que vino de Lobón y fue un referente en Montijo desde finales del siglo XIX. Nos referimos a la de Bernabé Rodríguez Mesa. Su madre, Ana Mesa ……, librepensadora, sería una avanzada en Montijo en aquellos años.
Fernando Cortés Cortés y Manuel García Cienfuegos, nos facilitan datos de ellos en su artículo “Una tourné de Merceditas Sosa y Juan Fabre”, publicado en Crónicas de un Pueblo el 1 de agosto de 2019:
Vivían en Lobón, Ana se casó con ….. Rodríguez García (¿sastre?), y allí nació su hijo Bernabé en 1858, eran una familia de artesanos. Se trasladaron a vivir a Montijo. Otro hijo era Justo Rodríguez Mesa que nació en 1865, siete años después que Bernabé, se casó con la montijana Francisca Facundo, vivieron en la calle Puerta del Sol y tuvieron siete hijos (datos facilitados por el Registro Civil de Montijo).            Ana Mesa y su esposo tuvieron otras dos hijas: Catalina y Josefa Rodríguez Mesa.
-En octubre de 1868, la Junta provisional de Gobierno de Lobón, integrada por progresistas y republicanos, tomó el primer acuerdo de tratar de separar de su cargo al teniente de cura debido al “odio mortal que tan justamente tienen estos habitantes a Don Cristóbal Martín Lozano… a causa de que el proceder de este no está conforme con las buenas ideas y sentimientos humanitarios de que debe estar revestido todo sacerdote… el torcido proceder del presbítero Martín…”, “es enemigo acérrimo de las instituciones que felizmente han renacido…”.  Sería un cura absolutista y reaccionario, su familia era gran contribuyente, su padre había ocupado cargos municipales y en las cofradías durante el absolutismo de Fernando VII.
-El proyecto de Constitución Federal de la I República recogía la separación de la Iglesia y el Estado, las subvenciones a los cultos, los nacimientos, matrimonios y defunciones pasarían a registrarse por los Juzgados y no por la Iglesia. La Constitución canovista de 1876, en su artículo 11, declaraba religión oficial del Estado a la Católica, Apostólica y Romana. el Estado debía mantener al clero y al culto, no se permitían ceremonias públicas de otras religiones.
-En 1884 tenía Bernabé 26 años, vivía en la calle Carreras nº 42 de Montijo con su madre Ana, la hermana del padre, Marina Rodríguez García, las hermanas de Bernabé, Catalina y Josefa, solteras como el.  La sastrería «La Elegante» la tendrían en la calle El Coso (actual Antonio Maura) número 4. Cuando era mayor veía poco y tuvo que dedicarse a otros negocios para sobrevivir. En las primeras décadas del siglo XX, hasta que murió, se dedicaba a las ampliaciones fotográficas, “centro de suscripción fotos”, Comisión de Sellos de Cartas. Era intermediario de los fotógrafos de Badajoz que eran los que ampliaban las fotos. También vendía novelas.

En la revista “La Cotorra” de 1895 se publicitaba Bernabé de esta forma: “Bernabé Rodríguez, sastre, pone a disposición del público un variado y baratísimo surtido de géneros, de la acreditada casa de D. Prudencio García, de Badajoz, para trajes de caballeros.
Corresponsal de las principales casas editoriales de Madrid y Barcelona. Centro de Suscripciones. Venta de toda clase de libros. Calle Coso, 4. Montijo”
El día 21 de noviembre de 1913 murió de tuberculosis su hermano Justo Rodríguez Mesa, que vivía en la calle Puerta del Sol y tenía 48 años; dejó siete hijos. Su hermana Josefa Rodríguez Mesa falleció en Montijo en 1944.
-En 1891 aparecen vinculados al Partido Republicano y a los librepensadores locales, además de Bernabé Rodríguez Mesa, Hipólito Capote (que fue presidente de La Defensa en 1908 y el primer presidente de la Agrupación del PSOE en octubre de 1918), Juan Antonio Codes Rodríguez (tesorero), José Holguín y José Antonio García.

Manuel Rodríguez Pérez recogió una carta enviada por el republicano Cipriano Prieto en un periódico de Badajoz, de junio de 1894:  «Cónstele a un sacerdote del Montijo que, a pesar de estar empleando los medios tan reprobados, no conseguirá el objeto que se propone.                                                                          Dicho sacerdote ha tenido la osadía de decirle a una persona muy allegada a la que ha de ser mi cónyuge, que la madre no ha dado educación a su hija; que el medio que encuentra para hacerla que desista de su propósito es de expulsarla de casa, porque es preferible que se amontonen o se junten, a que se case civilmente; que no es que sienta que ella se case de esta forma.                                                                             ¿Es esta la misión que está encomendada a un representante de Cristo?  Pues cónstele a este sacerdote que estoy dispuesto a que no se insulte ni de esa forma ni de ninguna a esta persona que profesa ideas liberales. Y, por último debo prevenir, tanto a dicho sacerdote como a todos sus compañeros, que mi misión es la de propagar el libre pensamiento y, pese a quien pese, mi unión sera civilmente y ahora con mas ardor que nunca. Atentamente CIPRIANO PRIETO».

El 19 de agosto de 1894, siendo alcalde Antonio Mateo Pinilla, del Partido Conservador, se presentó en el pleno de la Corporación “una instancia dirigida al Ayuntamiento por Ana Mesa y su hijo D. Bernabé Rodríguez, para poner en conocimiento del Cuerpo Municipal a fin de que conste reconocimiento público que renuncian en absoluto a la Religión Católica, Apostólica y Romana y que son de ideas librepensadoras”. El Ayuntamiento se dio por enterado.
En la revista “La Cotorra” del 3 de marzo de 1895 se publicaba que Alonso Barragán Reinoso estaba casado con una hermana de Bernabé Rodríguez Mesa (¿Catalina?). Este matrimonio, junto con Francisco Pedro Rodríguez Gómez y Francisco Salomé Rodríguez Gómez (seguramente eran familiares de Bernabé) escribieron al Ayuntamiento comunicándole “que no pertenecen a la religión católica… y que se dé conocimiento de ello al cura párroco”. Es decir, fueron seis los que se hicieron apóstatas, además de Cipriano Prieto y su esposa.
Ana Mesa era una mujer valiente a la que no le daba miedo, en aquella sociedad conservadora, hacer públicas sus ideas agnósticas y librepensadoras. Bebió de las teorías de la francesa Louise Michel y del movimiento sufragista y de las librepensadoras de finales del siglo XIX.

Prácticamente, todas las mujeres importantes en la historia del feminismo han sido masonas: Carmen de Burgos, Clara Campoamor, Emilia Pardo Bazán, Teresa Claramunt, Ángeles López de Ayala, etc.

Seguramente habría en Montijo más mujeres que pensaban como Ana Mesa.
Para comprender como esta mujer y algunas montijanas más se hicieron librepensadoras tenemos que ver la influencia de todo un movimiento de mujeres que se desarrolló en los últimos años del siglo XIX.
Manuel Almisas Albéndiz escribe en su artículo “Feminismo: el legado de las librepensadoras. Descubriendo a Dolores Zea”, en el periódico El Plural del 4 de octubre del 2020, que la pionera de las mujeres librepensadoras fue la poetisa sevillana Amalia Domingo Soler quien fundó en 1879 un semanario “La Luz del Porvenir” en Barcelona y se volcó en apoyar la enseñanza laica y librepensadora.
En febrero de 1886 asistió en esa ciudad a un mitin de la Confederación Universal de Librepensadores ”… a partir de 1891, se sumará a esta militancia librepensadora otra mujer, sevillana también y recién llegada a Barcelona, la poetisa y dramaturga Ángeles López de Ayala, teniendo ambas una presencia constante en los mítines en defensa del laicismo en la enseñanza, el anticlericalismo y el librepensamiento barcelonés y catalán. Pero hasta ese momento no se habían propuesto organizar a las muchas mujeres que frecuentaban esos ambientes republicanos, espiritistas y masones… Belén Sárraga Hernández, de apenas 20 años de edad y natural de Valladolid, en contacto con las dos anteriores se convirtió en la presidenta de la «Asociación de Mujeres Librepensadoras» de Barcelona en febrero de 1896. Era la segunda sociedad de mujeres organizadas… se trasladara a la ciudad de Valencia. Allí se llevó la primera revista feminista que había fundado en junio en Barcelona, La Conciencia Libre, y creó por fin la «Asociación General Femenina» en 1897 con el concurso inestimable de las hermanas gaditanas Amalia y Ana Carvia Bernal, fundándose sucursales en Cádiz y Huelva, y en varios pueblos de la provincia de Valencia.
Finalmente, en mayo de 1898, Ángeles López de Ayala fundará en Barcelona otra asociación feminista y librepensadora que tendrá un próspero recorrido de más de dos décadas, la «Sociedad Progresiva Femenina», cuya presidenta de honor de por vida fue Amalia Domingo Soler. Al servicio de esta asociación feminista pondrá su diario El Progreso, que también se convirtió en «órgano de todas las sociedades femeninas y de las mujeres obreras»… la malagueña Dolores Zea Urbano, maestra de profesión, que también siguió la estela… en Barcelona de la década de 1890. Allí fue, nada menos, desde su fundación, que la Secretaria de la «Sociedad Progresiva Femenina» durante ocho años, ejerciendo de maestra laica, administradora de El Progreso, directora y profesora…
Las Dominicales del Libre Pensamiento (Madrid) fue un semanario que vio la luz en 1883, y donde todas estas mujeres colaboraron con asiduidad.”

Foto tomada de la exposición “Librepensadoras andaluzas” montada por el profesor Manuel Almisas. Se puede leer todo el contenido de la exposición en el enlace https://librepensadoras-andaluzas.blogspot.com/

Organización de la masonería en Montijo a finales del XIX
Como es bien conocido, a finales del XIX se produjo un renacimiento de la masonería en España. Los dos principales focos en Extremadura fue­ron Badajoz y Mérida. En 1880 se recoge por primera vez testimonio escrito de la existencia de la logia Pax Augusta y en 1886 funcionaba otra en Mérida. En la Pax Augusta figura como miembro el montijano José Gómez Alonso, de grado 3º, simbólico Leónidas, casado, empleado, afiliado en el período 1884-1890.
A partir de la Ley de Asociaciones de 1887 se desarrolló la masonería ampliamente. Varios vecinos de Montijo se iniciaron por aquellos años en las logias de Badajoz y Mérida.
En la Caridad Masónica de Badajoz se integró Juan Ardila Romo (de Puebla de la Calzada) en 1888-89, de profesión cesante y simbólico Volney.
En la Emérita Augusta n.º 169 se integraron Juan Ardila Romo en 1892-97, Antonio Barquero y Gallardo, en 1897-99, de profesión sastre; Alonso Barragán Reinoso, propietario, del grado masónico 1 y simbólico Martí Miquel, ingresó el 9 de octubre de 1889 y continuó hasta 1891 y en 1897; Santiago Bravo José, en 1897; Juan Antonio Codes Rodríguez, pro­pietario, en 1896-97 y simbólico Pericles; José Gragera y Gragera, propietario de Puebla de la Calzada, en 1896-97; Roque Méndez Carnerero, maestro zapatero, en 1892-97, simbólico Giordano Bruno; Bemabé Rodríguez Mesa, sastre, en 1896-97, simbólico Joaquín Sama; Bartolomé Vaca, carpintero, en 1893-97, simbólico García Vao; Francisco Romero de Castilla, profesor de Instrucción Pública, ingresó el 10 de marzo de 1980 y permaneció hasta 1891, del grado 1, simbólico Pablo.
Al final de este estudio puedes leer un resumen biográfico de cada hermano de la Orden.
Estos montijanos asistían regularmente a las tenidas de Mérida y parti­cipaban de sus actividades. Esta logia cambió de obediencia en 1893 del G.O.N.E. al G.O.E.

Tenida de la logia “Germinal 96” de San Roque, Cádiz. Foto tomada del diario digital Público, del día 30 de enero de 2015.

Como la Emérita llegó a tener muchos miembros de los pueblos cerca­nos, decidió abrir Triángulos (grupos pequeños) en algunos de ellos para hacer más eficaz su tarea. Así, en 1893 levantaba columnas el triángulo Lealtad Masónica de Montijo, integrando a los hermanos de ésta Villa y de Puebla de la Calzada.
Juan Ardilla Romo, profesor de Instrucción Pública, del grado 9, era nombrado Presidente. Lo integraban además Roque Méndez y Bartolomé Vaca.
En 1897 pierden a Bartolomé Vaca pero se incorporan Santiago Bravo, Alonso Barragán Reinoso, Juan Antonio Codes, Antonio Barquero, Bernabé Rodríguez y José Gragera.
Por profesiones, 5 eran artesanos, tres propietarios de tierras y tres maestros de Instrucción.
Y todos ellos pertenecían a los Comités Locales republicanos centralis­tas de Montijo, Puebla de la Calzada y Torremayor.

El crear un Triángulo en Montijo permitió que todos sus miembros pu­dieran trabajar en su taller sin que la distancia a su lugar de residencia fuera una cortapisa para ello. Las tenidas las hacían por las noches en casa de Bartolomé Rodrí­guez Mesa.  En ellas cantaban himnos masónicos en voz baja.
Los masones montijanos habían aprendido de las iniciativas emprendi­das por las logias de Badajoz y Mérida: periódicos, fundación de escuelas laicas, socorro mutuo, creación de Ateneos y Liceos de Artesanos, labor en los Ayuntamientos de impulso de medidas secularizadoras y de progreso, promoción de actividades culturales y científicas.
Y todo esto tratarían de aplicarlo a la sociedad conservadora montijana de finales del XIX, enfrentándose desde el primer momento con los dirigen­tes locales (latifundistas y clero) y con las clases medias labradoras, también conservadoras.

La Unión Republicana tomó un gran auge en Montijo como alternativa a las camarillas monárquicas. En las elecciones municipales de octubre de 1891 se tuvieron que unir liberales y conservadores contra ellos, ya que en las generales a Cortes del mes de marzo había ganado la Unión Republicana al liberal Cipriano G. Piñero.

En 1891 saldrían elegidos concejales en el Ayuntamiento de Montijo Alonso Barragán y Juan Antonio Codes, por la Unión Republicana, realizando una gran labor en pro del de­sarrollo y modernización del pueblo: pleito con el Concejo de Mérida por el término, reparto de obreros en el invierno entre las fincas y talleres, alumbrado eléctrico, fábrica electro-harinera, medidas secularizadoras y en pro de la cultura.

Desde que sale a la calle en Badajoz el periódico «La Región Extreme­ña» colaborará periódicamente Bernabé Rodríguez Mesa, reflejando la reali­dad caciquil y anodina de la villa.
El primer periódico conocido en Montijo salió a la calle el uno de ene­ro de 1895, gracias al tesón de los masones y republicanos. Nos referimos a la revista «La Cotorra». En ella escribían periódicamente Alonso Barragán, Roque Méndez, Juan Antonio Codes, Bernabé Rodríguez y otros.
La ideología de la revista se expresaba en el número 1: «Nuestro ob­jeto es defender lo bueno… la justicia, la buena administración, el respeto mutuo, la moralidad, el cumplimiento del deber…
Nuestro semanario guardará siempre la más absoluta independencia, no obligándose a defender escuela alguna…» (Editorial).
«… demos un paso en el camino que nos trazan las civilizaciones co­rrientes de nuestros días… regenerar nuestra sociedad decadente… colocán­dose al nivel de los pueblos cultos… muy pronto llegará el hermoso día en que arraigado en nuestro ser un acendado amor a todo lo justo, noble y bondadoso, impere entre nosotros la sublime fraternidad» (escribía Antonio Ríos).
En el número 2 decía el Editorial: «…la hermosa regeneración que se avecina y que nosotros auguramos henchidos de entusiasmo… Todos, debe­mos coadyuvar a la íntima unión, a la verdadera concordia; haciendo que se coloquen al frente de nuestras huestes los más patriotas, los más ilustrados, los más fieles defensores de la moralidad y la justicia… dirigimos nuestros esfuerzos a la dignificación social…»
En la portada del número 48 leemos: «Fervorosos creyentes de la reli­gión del trabajo que rinden culto… al progreso y la libertad; demócratas por condición y patriotas por naturaleza… inaugurar una nueva era de regenera­ción fomentando por todos los medios la instrucción, el amor al trabajo, la sociabilidad, el ahorro… y el respeto mutuo; destruir para siempre… las gue­rras entre familias, entre amigos, entre compañeros de infancia… Nuestra in­dependencia… rebosando generosidad y amor al prójimo.
Decididos a encaminar nuestro pueblo por la senda del progreso… los envidiables títulos de libre y civilizado… deploramos la falta de energía de las clases directoras, únicas respon­sables del atraso intelectual…
Los pueblos que hoy causan nuestra admiración por el entusiasmo con que caminan, alumbrados por la fascinadora luz del progreso en pos de la sublime ciencia redentora de la humanidad».
Desde el n.º 8 del periódico, de 24 de febrero de 1985,lanzarían dos ideas para que se pusiesen en marcha en el pueblo. La primera la lanzó Roque Méndez: «un Círculo sostenido por todos los gremios donde tuviesen acceso los industriales, comerciantes y la­bradores» .
En la misma revista apoyaron la idea Fernando Pérez Palomo, mancebo de farmacia, Francisco Fuentes Más, artesano y, José Cerros, cartero.
En el n.º 18, del 9 de mayo, decían estos: «viendo la indiferencia con que se ha mirado tan hermoso pensamiento… haga público nuestro fer­viente deseo porque se lleve a cabo sin demora la creación de un Centro instructivo y de recreo don de los que no la posean puedan adquirir alguna ilustración, apartando así la juventud del camino del vicio y dirigiéndola por la senda del progreso».
La idea lanzada por los republicano-masones se puso en pie a princi­pios de 1900 con el nacimiento del Círculo de Artesanos «El Progreso». En su primera directiva figuraban algunos de los que apoyaron la idea de Roque Méndez.
El artículo 2 del Reglamento del Círculo decía: «no se permite en su interior discusión sobre ningún punto religioso ni político». Vemos la in­fluencia del Capítulo II de las Constituciones de Anderson, aunque en la práctica no se cumpliese.
Lo que sí imperaba en este centro era un espíritu liberal y progresista.
Entre los ciento cuarenta y siete socios de número que había en aquel año figuraban Juan Antonio Codes, Eustaquio Codes (hermano del anterior), Bartolomé Vaca, Cipriano, Maximino y Francisco G. Piñe­ro (los dirigentes liberales del pueblo), Eduardo Núñez (maestro republica­no), Roque Méndez, Bernabé Rodríguez Mesa y muchos liberales y republi­canos.
La segunda idea lanzada desde la revista «La Cotorra» era la de «fun­dar un colegio donde recibiesen el pan de la inteligencia todos los que sin­tiesen deseos de adquirir los escasos conocimientos que poseemos.
Llegó el día de la inauguración y no vimos a nuestro lado un solo dis­cípulo”.
Su espíritu laico y republicano atemorizaba a muchos padres en aquella sociedad tan controlada y fracasaron. Pero debemos tener en cuenta que el único maestro de Instrucción Pública en Montijo, desde 1880, era masón: Francisco Romero de Castilla; y a finales de siglo impartía clases privadas el maestro republicano Eduardo Núñez “chiquito el viejo”, padre de varios hijos maestros.
A finales de 1895 cerraba su redacción «La Cotorra». En la portada del n.º 48, del 29 de diciembre leemos: «Decididos a retirarnos del perio­dismo por un lapso de tiempo más o menos largo según las circunstancias… Nos vamos porque la voz de La Cotorra no encuentra eco; se propuso como base de futuras empresas la formación de un centro instructivo, y tan hermosa idea encontró como respuesta el más completo silencio… decidimos fundar un colegio donde recibiesen el pan de la inteligencia todos los que sintiesen deseos de adquirir los escasos conocimientos que poseemos. Llegó el día de la inauguración y no vimos a nuestro lado un solo discípulo. Esta decepción era la más elocuente prueba de que nuestros trabajos eran infruc­tuosos; de que predicábamos en desierto…»
A finales del siglo XIX estaban muy extendidas las escuelas laicas en Europa y en España, pero en las zonas rurales era muy difícil entronizarlas.
En las elecciones municipales de mayo de 1897 volverían a salir elegi­dos concejales Alonso Barragán y Juan Antonio Codes. En ese año defende­rán, al igual que Bemabé Rodríguez en «La Región Extremeña», la cons­trucción de la Fábrica Electro-Harinera por los efectos beneficiosos que para los obreros tendría.
A finales de ese año no se encuentran documentos que acrediten la existencia del Triángulo Lealtad Masónica tras la desaparición de la logia Emérita Augusta.
En 1899 fueron nuevamente elegidos concejales Alonso Barragán y Juan Antonio Codes. En 1900 encontramos a Juan Antonio Codes de Teniente de Alcalde, gracias a la coalición con los liberales. En 1901 volverían a salir elegidos, y lucha­rían para que se instalase el alumbrado público eléctrico, cosa que se hizo en marzo de 1902. En 1905 vemos nuevamente a Juan Antonio Codes como Teniente de Alcalde.
Veamos a continuación otra creación inspirada por los republicanos-ma­sones en Montijo: el Centro Obrero “La Defensa”.
A finales del siglo XIX no existía aún en la provincia de Badajoz influencia del Partido Socialista. Ello se comprueba si observamos que, en el primer Congreso del PSOE de 1888, no asistieron delegados de Extremadura, ni en el cuarto Congreso de 1902 . Lo comprobamos en el libro de Manuel Tuñón de Lara «Historia del movimiento obrero español», Barcelona, Editorial Nova Se­rra, 1970.
Tras una huelga de jornaleros en Montijo, el veintinueve de julio de 1901, que terminó con éxito para los trabajadores, se animaron a abrir un círculo estable como ya tenían en Badajoz desde 1892.
Bernabé Rodríguez Mesa nos relata en «La Región Extremeña» el 23 de marzo de 1902, la creación del Centro Obrero La Defensa: «Para ello necesitaban un cicerone que les iluminase en su regenerador propósito; y héte aquí que otro individuo a quien los trabajadores consultaron, que tampoco nombro por no herir su modestia y porque tal vez lo tilden de perturbador del orden, ha venido a dar la luz que imprime vida, animación, unión y concordancia a las clases desheredadas… de las instrucciones que diera este individuo resultó la instalación del círculo obrero…».
Este cicerone pensamos que sería Juan Antonio Codes, por ser el más preparado del grupo y porque entre los simpatizantes socialistas no había ningún ilustrado.
De esta forma, el día 7 de octubre de 1901 se abría el Centro Obrero La Defensa. Se regía por los mismos Estatutos de la Sociedad Germinal de Badajoz, de tendencia republicana-anarquista, asamblearia.
Los republicanos de Montijo pertenecían al Centro, se reunían en su local y le inspiraban ideológicamente en un primer momento. Los maestros de instrucción afiliados daban clases de esperanto, «el idioma de la fraternidad universal» como se pensaba por entonces.
Alonso Barragán Reinoso escribía el 21de noviembre de 1901 en «La Región Extremeña» sobre las elecciones municipales ensalzando a los socialistas -que se presentaban por primera vez- y atacando a los conservadores y liberales.
El 4 de mayo de 1902 escribía Bernabé Rodríguez Mesa en el mismo periódico: «no solamente se benefician los intereses materiales del proletariado con estas asociaciones, sino que también se moralizan y corri­gen en sus vicios y costumbres. Orgulloso puede estar nuestro amigo el organizador de esta sociedad».
Si observamos la manifestación del 1º de mayo de 1902 en Montijo, la primera que organizaría La Defensa, vemos el simbolismo republicano-ma­són claramente.
Bernabé Rodríguez decía en «La Región Extremeña»: «… a la cabeza de la manifestación ondeaba una bandera blanca. A la mitad del séquito se os­tentaba otra bandera gualda con la inscripción siguiente: ¡Paz universal!
Después cerraba la marcha otra bandera con los colores nacionales… se dirigieron al campo de Las Eras donde, formando un círculo, compartieron amigablemente un rato». La junta directiva del Centro quedó dentro del cír­culo y tocaron la Marsellesa. No había pues banderas rojas ni se cantó la Internacional.

Formando un círculo fraternal en una tenida masónica. Foto tomada del blog Madre Logia.

En el II Congreso de Sociedades Obreras de Torre de Miguel Sesmero, el 14 de abril de 1903, representaría a La Defensa Isidoro Osario, masón-republicano de Badajoz, director de «La Región Ex­tremeña», aunque el presidente del Centro era socialista, Cipriano Prieto Guzmán (subsecretario de la primera directiva del Círculo de Artesanos «El Pro­greso»).
Entre las actividades culturales llevadas a cabo por La Defensa cabe resaltar: grupos de teatro y representaciones del género, biblioteca, clases de cultura general y esperanto, Agrupación artística-musical y conferencias.
Pero el reformismo y el paternalismo de los republicano-masones fue ale­jando a los obreros de su influencia y llevándolos hacia el socialismo desde 1903.

Realizaciones llevadas a cabo por los antiguos masones montijanos
Creemos de interés para este estudio enumerar brevemente aquellos proyectos más relevantes que fueron ideados por los antiguos masones de la villa en unión de sus jóvenes discípulos y continuadores, desde principios de siglo XX hasta la guerra civil:
-En las elecciones generales de febrero de 1918 se presentaría una conjunción republicano-socialista. Su resultado en Montijo fue de un gran avance, lo que animó a los republicanos montijanos para reemprender su la­bor. Salía de la cárcel de Badajoz Juan Antonio Codes víctima de una ma­niobra política de los conservadores.
Como el ambiente del Círculo de Artesanos era muy inmovilista por entonces, fundaron la «Sociedad pro-Cultura» que era un intento de crear en Montijo un Liceo. Realizaban veladas literarias y musicales.
-El 6 de enero de 1920 sacaban a la calle la segunda experiencia periodística, «Gente nueva». Se subtitulaba Decenario independiente y salía los días 6, 16 y 26 de cada mes. Su director era Francisco Merino (procurador y empleado del Ayunta­miento) y escribía Juan Antonio Codes.
La filosofía del grupo era regeneracionista, superadora de las luchas so­ciales de clases, democrática.
Pero las presiones de los dirigentes locales conservadores y liberales hicieron que tuviese que trasladar la redacción a Puebla de la Calzada el 16 de diciembre.
En el número 29 declaraban: « …Gente Nueva no tuvo nunca color político, ni está afiliado a bando o fracción alguna».
A finales de ese año no volvemos a tener noticias sobre el decenario.
-Pero tras un espacio en blanco volverán a proyectar otra aventura periodística. Así el 25 de marzo de 1922 se publicaba «Juventud extremeña», subtitulado «Dece­nario independiente de Literatura, Ciencia y Arte».  La redacción estaba en el domicilio de Juan Félix López, republicano, colaborador de La Cotorra y redactor también de Gente Nueva. Escribía Juan Antonio Codes.
En su número 1 leemos: «Adelante la bella y enaltecedora idea de crear en Montijo un Liceo. Un centro de cultura y recreo. Prosigan los iniciadores en su digna empresa apoyados por todo hombre amante del Progre­so y de la Civilización».
Pero el Liceo no pudo llevarse a la práctica por falta de los apoyos ne­cesarios.
El 25 de mayo del mismo año (1922) salía a la calle el último número de Juventud Extremeña.
-Otra de las ideas lanzadas por ese periódico fue la construcción de un Hospital de la Cruz Roja, para lo que abrieron una suscripción. Pero no se llevaría a la práctica.
Tras el período de inactividad de la Dictadura de Primo de Rivera, con la llegada de la II Repáblica volvería a renacer la proyección de aquellos hombres sobre la sociedad montijana.
-En 1932 crearán la «Comisión pro-cultura y progreso» integrada por las· asociaciones locales, un miembro de la Comisión Local de Primera Enseñanza y otro del Consejo Municipal. Estaba promovida por Pedro Ma­ría Quintana Gragera, presidente y compañero en la Alianza Republicana de Juan Antonio Codes , salió elegido concejal por la coalición socialista-republicana el 14 de abril de 1931.
En esta primera fase republicana, Juan Antonio Codes solicitará en el Ayuntamiento una serie de medidas secularizadoras: habilitación del Juzga­do Municipal para los entierros civiles, pedir al Ministerio de Justicia la di­solución del convento de clarisas, secularización del Cementerio Municipal, etc.
-El 8 de septiembre de 1933 salía a la calle el periódico montijano «El Avance» con una regularidad dominical. Su director era Juan Antonio Codes y su redactor-jefe Pedro María Quintana.
En todos sus números se recogía la frase: «El Avance es periódico sin norte político y absolutamente independiente», pero era innegable su ideolo­gía republicana. Este dominical desapareció en el año 1934.
-En 1933 se publicaba la revista «Agla» de promoción de la Indus­tria y el Comercio montijanos, en la que escribía colaboraciones Juan Anto­nio Codes.
-En septiembre de 1934 salía a la calle la revista «Moysa», promo­vida por el poeta liberal Rafael González-Castell y en la que escribía Juan Antonio Codes. Se subtitulaba “Revista mensual de Industria, Arte y Comercio”.
-En 1933 crearían el Círculo Recreativo Republicano, instalado en una casa del hermano de Juan Antonio Codes lindando al Ayuntamiento (donde hoy se encuentran los Juzgados). «El republicano», como se le denominaba popularmente, integraba a todas las tendencias de esa ideolo­gía (Radicales, Radical-socialistas, Socialistas, etc.).
El presidente era el farmaceútico Santiago Cea Flórez (presidente de Izquierda Republicana) y llevaba el ambigú Miguel Merino Rodríguez (socialista y alcalde unos años de la República).
Sus actividades eran recreativas -juegos, bailes, excursiones- y cultu­rales -conciertos, biblioteca, conferencias, teatros, revistas-.
No hace falta recordar que todas estas experiencias fueron segadas con motivo del golpe de Estado de julio del 36.
Durante la guerra aparecieron una mañana pintados, en la fachada del Círculo de Artesanos, los símbolos masónicos. Comenzaba la persecución contra ellos.

ANEXO

Relación biográfica de los masones montijanos

JUAN ARDILLA ROMO

Era natural de Puebla de la Calzada, profesor de Instrucción Pública. Perteneció a la logia Caridad Masónica de Badajoz en 1888-89 y a la Emérita Augusta en 1892-97.
En 1895 tenía el grado 9º y en 1897 el 18º. Fundó el Triángulo Leal­tad Masónica de Montijo el 17 de octubre de 1893 del que fue nombrado Presidente.
Casado, simbólico Volney.
Fue elegido Presidente honorario del Centro Republicano de Puebla de la Calzada, según crónica de «La Región Extremeña» del 6 de octubre de 1896 (recogido por Francisco López Casimiro en su libro Masonería y republicanismo en la Baja Extremadura. Diputación de Badajoz,1992, página 61).

ANTONIO BARQUERO GALLARDO

Era sastre, vivía en la calle Esteban Amaya. Perteneció a la logia Eméri­ta Augusta de 1887 al 99. De grado 9º. Un hermano suyo era comerciante en Sevilla.
Perteneció al triángulo Lealtad Masónica desde el 30 de abril de 1897.
Fundador del Círculo de Artesanos «El Progreso» en 1900 ( recogido por López Casimiro, página 62).
Su hermano José escribía regularmente en 1901 en «La Región Extre­meña» una sección titulada «Montijo y sus vergüenzas», de crítica local.

ALONSO BARRAGÁN REINOSO.
¿De donde proceden los Barragán de Montijo?
-En enero de 1869 era concejal demócrata en Lobón Francisco Barragán ….., fue alcalde desde mayo de ese año hasta el 1 de noviembre de 1872.
-El 24 de agosto de 1873 se eligió en Lobón un Ayuntamiento republicano cuyo alcalde era Hipólito Barragán …. que duró hasta el final de la República.
Hipólito pasó en agosto de 1874 a desempeñar el cargo de Administrador de Rentas de Montijo, por lo que se trasladó a vivir aquí dimitiendo de alcalde de Lobón.
-Alonso Barragán Reinoso nació por el año 1849, era propietario, tenía una buena formación cultural, estaba casado con una hermana de Bernabé Rodríguez Mesa y vivían en la Plaza de Montijo.
El 28 de enero de 1886 se reconstituyó en Montijo el Comité Local Republicano del que formaba parte Alonso. Compró una casa en la Plaza esquina a la calle Castelar.
En la revista local La Cotorra de 29 de septiembre de 1895 venía un anuncio que decía: “Por ausentarse su dueño, que lo es D. Alonso Barragán Reinoso, vende una casa en la calle Carrera, otra en la Plaza, que habitan los comerciantes Sres. López, y el olivar de la Centinela, de cabida de 30 fanegas de marco real”. Los comerciantes Sres. López se refería a Juan Félix López, padre de Mario, Horacio, Herminio, Aurio, etc., que era también republicano y tenía una tienda de telas. Mario construyó su comercio en las traseras de la casa, en la calle Castelar.
No sabemos por qué motivo se fue Alonso del pueblo en 1895.
-Una hija suya casó con el navarrisco Juan Gragera Quintana y vivieron en la casa de la Plaza. A un hijo le pusieron Hipólito, por lo que Alonso debía ser hijo del Hipólito alcalde de Lobón.
-En el Ayuntamiento de Montijo trabajaba durante la II República, como Auxiliar de Secretaría de Rafael González Castell, Alonso Barragán Ramos, casado con Josefa Gallego Pato. Sería fusilado por los fascistas. Era hijo de Francisco Barragán Rodríguez (¿sería hijo del Francisco Barragán alcalde de Lobón en 1872?) y de Leonor Ramos Barril, hija de Joaquín Ramos.
En 1950 compró la casa de la calle Santa Ana 12 Francisco Carretero Muñoz a los herederos de Juana Ramos Barril, que eran sus hijos Fernando y Ana Marín Ramos (soltera), Hipólito y Teresa Barragán Ramos (soltera) que eran hijos de Francisco Barragán y Leonor Ramos, y la viuda de Alonso Barragán Ramos: Josefa Gallego Pato. Todos eran vecinos de Montijo.
Pilar Barragán … vivía y era la propietaria de la casa de la Inquisición en la calle de Arcos nº 19.
Inés Barragán … casó con Francisco Delgado Melchor y vivieron en la calle Santa Ana.
Alonso Barragán Reinoso se inició en la logia Emérita Augusta el 9 de octubre de 1889, donde continuó hasta 1891. Era grado 1º y simbólico Martí Miquel. Aparece tachado en el cuadro en 1893 y vuelve en el período 1895-96. En 1897 pasó el triángulo Lealtad Masónica (López Casimiro, página 62).
Era republicano centralista de Salmerón. En enero de 1886 fue elegido miembro del Comité Local. En enero de 1891 sería nombrado secretario del Partido centralista en Montijo y en octubre de 1896 sería el Presidente (La Región Extremeña, de 9 de octubre de 1896).
En 1891 formaría parte, en el Ayuntamiento, de las comisiones de Pe­sas y Medidas y de Higiene dentro de la Plaza.
Alonso fue concejal del Ayuntamiento de Montijo en los períodos 1891 al 93 y 1895 al 97. En la revista montijana “La Cotorra” publicó el día 8 de febrero de 1895 un artículo titulado “Socorred a los pobres” donde reflejaba su idea de la fraternidad masónica.

En el Pleno de 28 de fe­brero de 1897 propuso «reunir a los mayores contribuyentes para estudiar la aflictiva situación en que se encuentra la clase trabajadora». Tenía una vi­sión paternalista de la cuestión social. Desde julio de 1897 no volvemos a tener noticias de su actividad política.
En 1901 escribía crónicas en «La Región Extremeña» sobre las eleccio­nes municipales en las que mostraba sus simpatías por los socialistas, aun­que él seguía siendo republicano.

SANTIAGO BRAVO JOSE

Perteneció en 1897 a la Emérita Augusta, de grado 1º. En ese año pasará al triángulo Lealtad Masónica (recogido por López Casimiro, página 63).
No aparece en el listado de los republicanos montijanos. Desconocemos sus datos personales.

JUAN ANTONIO CODES RODRIGUEZ.

Nació en Montijo hacia 1862, hijo de José de Codes Núñez -que fue dirigente del Partido Demócrata en Badajoz y participó en el levantamiento de 1854 a favor de Espartero­ y era propietario.
Estudió en Madrid, donde entraría en contacto con los círculos intelec­tuales progresistas y republicanos, aunque no terminó estudios superiores.
Contrajo matrimonio civil con su prima Femanda Codes, lo que le va­lió un pleito con el periódico del Obispado El Avisador a raíz de un artículo de éste titulado «Un matrimonio perruno».
De carácter afable y de pensamiento librepensador, tenía una gran bi­blioteca. Era familiar de las dos familias dirigentes de los partidos turnan­tes, Los Piñero (liberales) y los Rodríguez (Conservadores), pero se inclinó muy pronto por el republicanismo centralista de Salmerón.
En 1886 formó parte del Comité Local republicano y sería elegido Pre­sidente. A principios de 1890 fue nombrado delegado en el Comité Provin­cial de la Coalición republicana. En enero de 1981 era tesorero del Comité Local del Partido Centralista y vocal del Comité Provincial.
En 1896 sería nombrado representante de Torremayor en la Junta Pro­vincial centralista y de Montijo, y Secretario de la Junta Provincial7.
Entró de concejal en el Ayuntamiento montijano en 1891 en el que permanecería intermitentemente hasta 1905, ocupando el cargo de primer Teniente de Alcalde en 1900 y 1905 gracias a una coalición con los libera­les (dirigidos por su tío Cipriano G. Piñero).

A raíz de ser elegido Secretario de la Junta Provincial del Partido Cen­tralista sería influido para entrar en la masonería, cosa que hizo inmediata­mente en la logia Emérita Augusta, con el simbólico Pericles. En 1897 pa­saría al triángulo Lealtad Masónica con el grado 3º.
A sus hijos les puso por nombre Lealtad, Virgilio y Sócrates.
Sus artículos regulares en «La Región», «La Crónica» y «La Libertad», así como en los periódicos locales, solía firmarlos con el seudónimo Peri­cles, hasta 1936.
Fue impulsor de todas las revistas locales -desde 1895 hasta 1934-, del Círculo de Artesanos «El Progreso», del Centro Obrero «La Defensa», del Círculo Recreativo Republicano y de otras experiencias culturales. El Monte de Piedad se instalaría en su casa de la Plaza de Herradores.
En octubre de 1917 fue encarcelado durante cuatro meses, víctima de una maniobra de los Conservadores. A su salida de la cárcel de Badajoz es­cribió como autodefensa «Epílogo de un arriendo».
Perteneció al Partido Republicano Radical y murió en la cárcel de Badajoz en 1939. Estaba enterrado en el Cementerio Civil de Montijo, igual que su hijo Virgilio. La lápida de éste tenía esculpidos la escuadra y el compás, símbolos masónicos.

JOSÉ GARCIA GRAGERA

Nació en 1855 en Puebla de la Calzada, era propietario, hijo de una de las familias más poderosas de esa localidad. Estaba casado.
Se inició en la Emérita Augusta en 1896, Simbólico Gonzalo, de grado lº. Allí permaneció hasta 1897 en que pasaría al triángulo Lealtad Masó­nica (López Casimiro, página 65).
Era republicano centralista, fue elegido Presidente del Comité Local de Puebla de la Calzada en 1896.

ROQUE MÉNDEZ CARNERERO

Nació en Montijo el doce de Agosto de 1868, sus ascendientes procedían de San Vicente de Alcántara.
Era maestro zapatero-reparador y tenía un taller en la calle Cárcel en el que trabajaban bastantes empleados.
Gran trabajador, responsable y altruista. Tenía una buena biblioteca de libros sobre racionalismo, filosofía agnóstica, fábulas, estudios sobre el co­mercio, «El abogado popular», «Las ruinas de Palmira» del conde Valney, «Dios ante el sentido común», obras de Blasco Ibáñez, etc.
Se inició en la logia Emérita Augusta en 1892 donde permaneció hasta 1897. Simbólico Giordano Bruno, grado 1º (López Casimiro, página 67). En 1897 era de grado 3º.
Fundó en 1893 el triángulo Lealtad Masónica.
Promovió la revista La Cotorra en 1895 y fue socio fundador del Círculo de Artesanos en 1900.
Era republicano centralista y fue elegido secretario del Comité Local de Puebla de la Calzada en octubre de 1896 (La Región Extremeña del 6 de octubre).
No ocupó cargos en el Ayuntamiento. Cuando éste acordaba repartir los parados entre las fincas y los talleres, Roque admitía a varios en su in­dustria y en su casa.
Murió el doce de junio de 1925.

EPIFANIO RAMOS CALVO

Nació en 1860 en Montijo, soltero, em­pleado de Ja Estación de Ferrocarril en Mérida (López Casimiro, página 69).
Se inició en la logia Emérita Augusta el 20 de noviembre de 1888. En 1889 era de grado 3º y de profesión Arquitecto reparador. Al trasladarse a Badajoz ingresaría en la “Pax Augusta” en 1892.

BERNABÉ RODRIGUEZ MESA

Nació en Lobón en 1857 en una fami­lia de artesanos.
Se trasladaría a Montijo con su madre, donde abriría la sastrería «La Elegante» , se le conocía como “el maestro Bernabé”.
Soltero, de carácter afable y altruista, practicaba a diario la fraternidad con los necesitados.
Tenía una buena biblioteca en su casa de libros agnósticos y republica­nos. Era librepensador y anticlerical, íntimo amigo de Juan Antonio Codes.
En 1886 perteneció al Comité Local republicano centralista y a princi­pios de 1890 era vicepresidente del Comité Local de la coalición republica­na. En 1896 era vocal de la Junta Provincial del partido centralista (López Casimiro, página 70).
Perteneció a la Emérita Augusta en 1896-97, simbólico Joaquín Sama, iniciándose el 24 de octubre de 1896 a la vez que era nombrado vocal pro­vincial del Partido Republicano centralista, lo que indica ]a influencia de los dirigentes de ese partido en la masonería. En 1897 ingresó en el trián­gulo montijano.
Fue corresponsal del «Diario de Badajoz» y de «La Región Extreme­ña» desde 1896 hasta 1913. Sus artículos reflejaban la vida caciquil, las lu­chas obreras y las crónica sociales en el pueblo.
Impulsó la revista «La Cotorra» y el Círculo de Artesanos «El Progre­so», del que era socio de número.
En 1901 se declaraba «adicto al socialismo» aunque no dejó de perte­necer al partido republicano.
Según su sobrina Josefa Huertas, en una boda de la hermana de Bernabé cantaron éste y sus amigos, por la noche, en voz baja y cerrando las puertas de una habitación, canciones masónicas.
Según Juan Durán Barroca, en los últimos años vivía Bernabé en la plazuela de los Piñero, donde hoy está la torre de Montijo. Los vecinos hablaban de “las palmeras de Bernabé”. Era homosexual.
Moriría en la pobreza absoluta por 1916-17. Su entierro civil fue una gran manifestación popular a la que asistieron dirigentes provinciales repu­blicanos. Su tumba se encontraba en el Cementerio Civil junto a los otros históricos republicanos.
Durante la II República la Corporación Municipal le puso a la plaza de Jesús “Plaza de Bernabé Rodríguez Mesa”, la Gestora franquista restituyó su antiguo nombre.

FRANCISCO ROMERO DE CASTILLA MATUTE

Nació en 1864 en Badajoz. Era hijo de Tomás Romero de Castilla (krausista y republicano progresista, pro­fesor del Instituto de Badajoz, defensor de la masonería en «El Diario de Badajoz» en 1833).
Era profesor de Instrucción Pública y fue contratado en Montijo; el único maestro de enseñanza pública existente en Montijo en 1890. Soltero.
De ideas republicanas, ingresó en la logia Emérita Augusta el diez de mayo de 1890, de grado 2º y permaneció hasta 1891. Simbólico Pablo.
Su hermano Tomás también ingresaría en la logia el mismo año, en enero. Vivía en Mérida y puede que fuese el introductor de Francisco en la masonería, pues era simpatizante del krausismo -igual que el padre- y hermano mayor.
Escribía en «La Región Extremeña» el trece de mayo de 1902, José Barquero y Gallardo: «el profesor Francisco Romero de Castil1a, hijo del sabio y modesto catedrático de ese Instituto, D. Tomás Romero de Casti­lla… se da el triste espectáculo de estar el maestro Castilla sólo para cente­ nares de niños, sin ningún auxiliar cuando el Ayuntamiento paga dos».
Nos dice su biznieto P. Romero de Castilla, el 8 de septiembre de 2019:
“Montijo, este pueblo es el origen de la familia Romero de Castilla, allí ejerció mi bisabuelo Francisco Romero de Castilla Matute (falleció en 1907) como maestro, padre de mi abuelo Wenceslao Romero de Castilla López, (asesinado en Mérida 16/09/1936), vivían en la calle 5 Casas (hoy Doctor Gómez Ulla). Se reconocía en 1910 la labor de enseñanza del maestro Francisco… Enterrado en Mérida por su hermano Tomás en una concesión a perpetúa, injustamente arrojados sus restos mortales en 1979 al osario, expropiando el ayuntamiento su tumba para darla en subasta a un concejal de la corporación emeritense. Coincidencia desgraciada al no poder localizar ni los restos mortales del padre (Francisco) en el osario, ni los del hijo (Wenceslao) en una fosa común de las tapias del mismo cementerio.
Esta pequeña biografía se quedaría corta si no mencionase a Tomas Romero de Castilla y Peroso, padre de Francisco y de Tomas, Krausista renombrado, catedratico de Filosofía, ferviente defensor de la ILE hasta su muerte en 1910…”

BARTOLOMÉ VACA RODRÍGUEZ

Industrial carpintero.
Se inició en la Emérita Augusta en 1893. De grado 1, simbólico Gar­cía Vao (López Casimiro, página 72), permanecería hasta 1896.
Fundó el Triángulo Lealtad Masónica en octubre de 1893. En 1897 deja de pertenecer (por fallecimiento seguramente). Su hijo Juan Vaca continuó con la carpintería y el hijo de este era carpintero en La Roca de la Sierra.
No aparece en los listados del partido republicano.

FUENTES

A) Archivo Histórico Nacional de Salamanca. Sección Masonería. Leg. 590-A-3: La Logia Caridad Masónica (Badajoz). Leg. 590-A-4: La Logia Emérita Augusta (Mérida). Leg. 590-A-ll: La Logia Pax Augusta (Badajoz). Leg. 590-A-15: Masonería en Mérida.
B) Hemeroteca Provincial de Badajoz. Casa de la Cultura.
«La Crónica de Badajoz» (1864-1892).
«La Región Extremeña» (1892-1913).
C) Real Sociedad Económica de Amigos del País. Badajoz.
«La Libertad» (1931-1934).
D) Archivo Histórico Municipal de Montijo. Libros de Actas del Ayuntamiento.
Leg. sobre documentos del Centro Obrero «La Defensa».
E) Colecciones personales de vecinos de Montijo.
«La Cotorra» (1895).
«Gente Nueva» (1920).
«Juventud Extremeña» (1922).
«El Avance» (1933).
«Agla» (1933).
«Moysa» (1934).

BIBLIOGRAFIA

-DíAZ Y PÉREZ, N., Diccionario histórico-biográfico, crítico y bibliográfico de autores, artistas y extremeños ilustres, Badajoz, 1884-88.
-DíAZ Y PÉREZ, N., Ensayo histórico-crítico de la orden de los francmasones en España. Madrid, Tip. Ricardo Fe. 1894.
-Estudio Colectivo. Cien años de cultura en Montijo. Editado por el P.C.E. 1978. Gráficas Moreno de Montijo.
-FERNÁNDEZ FERNÁNDEZ, P.V., La masonería en Extremadura. Diputación Provincial de Badajoz. 1989.
-FERRER BENIMELI, J.A., Masonería española contemporánea. Madrid, Siglo
XXI. 1980.
-FERRER BENIMELI, J.A., 1728/ La masonería española 11939. Alicante.
1991. Such Serra, S.C.
-LÓPEZ CASIMIRO, Feo. Masonería y republicanismo en la Baja Extremadu­ ra. Badajoz. Diputación de Badajoz, 1992.
-MOLANO GRAGERA, J.C., Introducción a la historia del movimiento obrero en Montijo. Montijo. Gráficas Moreno, 1982.
-PECELLÍN LANCHARRO, M., Tomás Romero de Castilla. El krausismo en Ba­ dajoz. Badajoz. Universidad de Extremadura, 1987.
-Revista de Extreniadura. Nº 4. Enero-Abril 1991.
-REY VELASCO, F. y BARROSO DAVILA, A., Nicolás Díaz y Pérez. Badajoz.
Ed. Diputación Provincial de Badajoz.
-TUÑÓN DE LARA, M. y NúÑEZ DE ARENAS, M., Historia del movimiento obrero español. Barcelona. Ed. Nova Terra, 1970.

Juan Carlos Molano Gragera
Juan Carlos Molano Gragerahttp://historiasdemontijo.com
Cuando estudié la carrera de Ciencias Políticas, en la Universidad Complutense, durante los años 1968/72, tuve algunos maestros como Antonio Elorza Domínguez o Juan Trías Vejarano que me enseñaron a investigar en los archivos para elaborar aspectos de nuestra historia. Aquella semilla se fue desarrollando desde finales de los años setenta cuando volví a vivir a Montijo y continúa viva hasta el día de hoy. Espero continuarla hasta que me fallen las fuerzas y la vista. Y me gustaría que se siguiese leyendo después de “pasar a mejor vida”.

Autor

Cuando estudié la carrera de Ciencias Políticas, en la Universidad Complutense, durante los años 1968/72, tuve algunos maestros como Antonio Elorza Domínguez o Juan Trías Vejarano que me enseñaron a investigar en los archivos para elaborar aspectos de nuestra historia. Aquella semilla se fue desarrollando desde finales de los años setenta cuando volví a vivir a Montijo y continúa viva hasta el día de hoy. Espero continuarla hasta que me fallen las fuerzas y la vista. Y me gustaría que se siguiese leyendo después de “pasar a mejor vida”.

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